Análisis de Mutant Mudds

Análisis de Mutant Mudds
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Los mutantes han llegado del espacio para invadir La Tierra. ¿A quién vas a llamar? Pues no, habéis fallado. Volvemos a los ochenta para colocarnos en la piel de un niño con un bazooka y un jet-pack, a fin de enfrentarnos con un plataformas de estética y jugabilidad retro. Pura diversión y aún más dificultad en Mutant Mudds, un sensacional homenaje en formato descargable a la época de los 8 y 16 bits.

Todos los días no se ven videojuegos como Mutant Mudds. Puede que en los ochenta fueran el pan de cada día, pero en la actualidad resultan una auténtica rareza. Por ello, tiene aún más valor que el trío formado por Jools Watsham, Matthew Gambrell y Troupe Gammage (sí, tan sólo tres desarrolladores) se haya decidido a crear un videojuego con aroma a 8 bits, uno que llega a la eShop de Nintendo 3DS a cambio de 9 euros.

Y desde ya os aseguramos que es un precio que merece la pena pagar, aunque sea sólo para lo que los estadounidenses de Renegade Kid (más conocidos por crear videojuegos como Dementium o Moon) han sido capaces de conseguir con tan pocos medios a su alcance. Y es que lo que un principio iba a ser un "third person shooter" se ha acabado convirtiendo en un "scroller" plataformero que respira espíritu retro por los cuatro costados, una auténtica demostración de que sólo hace falta talento y tener las ideas claras para producir un interesante videojuego.

Mutant Mudds, haciendo de hecho honor a su condición de título de "12 bits" (como a sus autores les gusta denominarlo), da comienzo con una historia de lo más minimalista y funcional, ya que aquí lo que importa es ponerse a jugar cuanto antes. Una buena tarde vemos cómo nuestro personaje juega junto a su abuelo con la "dual screen", cuando un meteorito cae a La Tierra. ¡La invasión Muddy ha llegado, y nosotros deberemos detenerla!

Invasión retro
¿Cómo? Pues de una forma tan sencilla como salir por la puerta de nuestra pixelada casa para entrar en un mundo repleto de "sprites" donde nos defenderemos solamente con una especie de bazooka y un jet-pack. Clichés del mundo del videojuego, en definitiva, que sirven como precioso guiño a los clásicos plataformas ochenteros. Porque eso es lo que quiere ser el título de los tres diseñadores de Austin (Texas): un auténtico grito de nostalgia que, no obstante, sabe colocarse en la época actual con la inteligencia suficiente como para resultar interesante.

Puede que sea por lo sencillo en que se convierte mover a nuestro personaje, con el "stick" analógico (o pad digital), o puede más bien que se trate de su sencilla jugabilidad, basada en usar dos únicos botones: uno para saltar -manteniéndolo pulsado para flotar en el aire unos segundos- y otro para disparar. Sea como fuere, el caso es que en muy pocos segundos Mutant Mudds ya nos habrá atrapado dentro de sus simples pero potentes mecánicas de juego.

Unas dinámicas que no serán desconocidas para los más veteranos, ya que se nos plantea superar niveles dentro de un límite de tiempo -cuatro minutos- sorteando un sinfín de elementos plataformeros, desde las típicas superficies que aparecen y desaparecen, hasta superficies deslizantes o fosos de lava y pinchos que acaban con todos nuestros corazones de vida con sólo rozarlos. Eso sin olvidar los saltos ajustados y una serie de enemigos (de pautas predefinidas, cómo no) que se irán interponiendo a nuestro paso.

Mutant Mudds apuesta por las clásicas plataformas para hacernos pasar un rato tan entretenido como desafiante. Y es que da igual que estés al final del nivel. Si te matan, volverás al principio.
Mutant Mudds apuesta por las clásicas plataformas para hacernos pasar un rato tan entretenido como desafiante. Y es que da igual que estés al final del nivel. Si te matan, volverás al principio.

Pero no os creáis que todo será tan conocido. Aunque se haya visto ya en otros videojuegos de plataformas 2D, el hecho de poder desplazarnos entre planos de profundidad -aunque sólo cuando encontramos determinados propulsores- supone una incorporación muy fresca y llamativa, sobre todo teniendo en cuenta lo bien que se combina con el efecto 3D de nuestra consola.

En definitiva, un videojuego de diseño compacto, sin grandes complicaciones, pero que funciona a la perfección. Y eso a pesar de que la dificultad pueda llegar a convertirse en desesperante. La primera vez que entréis en contacto pensaréis que estábamos exagerando, pero dejad 20 minutos al juego y veréis cómo las cosas empiezan a complicarse hasta llevaros a la extenuación tras una hora y a la perdición tras un par de ellas.

Y no, Mutant Mudds no es un juego precisamente largo. Sus cuatro mundos y 16 niveles en total no os darán para muchas horas de juego... Sin embargo, obtener los 40 emblemas ya será otra historia, y es que aparte de completar las fases de principio a fin, otro reto que nos plantea el juego es conseguir las 100 monedas en cada una de ellas. Reto complicado pero que tendrá recompensa, como desbloquear armas de mayor alcance y jet-packs más potentes que nos permitan, a su vez, hallar pantallas secretas (con un reto aún mayor si cabe). Así que tenemos mucho más de lo que parece en la creación de Renegade Kid, una realmente redonda al proponernos un nivel de reto directamente proporcional a lo lejos que queramos llegar.

Uno de los aspectos más interesantes de Mutant Mudds es que podremos movernos entre distintos planos de profundidad. Eso sí, sólo cuando el videojuego nos lo permita.
Uno de los aspectos más interesantes de Mutant Mudds es que podremos movernos entre distintos planos de profundidad. Eso sí, sólo cuando el videojuego nos lo permita.

Si jugablemente nos hallamos ante un producto de alma retro, en lo audiovisual no os creáis que se hacen excepciones. Es cierto que gráficamente el juego de los estadounidenses no mueve millones de polígonos ni posee un motor a la vanguardia... ¿pero quién lo necesita cuando estamos ante un juego así? Mutant Mudds no oculta su condición ochentera y nos regala un apartado visual cargado de referencias a la época de los 8-16 bits, una en la que unos cuantos pixels podían dar forma a multitud de personajes y mundos.

El diseño de Mutant Mudds se contagia claramente de este estilo, apostando por diseños divertidos, desenfadados pero al mismo tiempo repletos de calidad, carisma y personalidad. La paleta de colores, además, rebosa buen gusto, el cual queda enfatizado por una acusada variedad de escenarios, que nos llevarán desde frondosos bosques, tradicionales parajes helados y lo más elevado de las montañas, hasta a colinas al anochecer.

Las animaciones se mueven al compás de este espectáculo de alma clásica, así como los efectos. Todo responde a un trabajo artesanal repleto de talento, que al tiempo se apoya con las últimas tecnologías, como es el caso de la pantalla 3D de la portátil de Nintendo, que otorga un volumen sensacional a la representación del famoso "scroll parallax". Hasta el sonido sabe cumplir su función, con un repertorio de melodías extenso y plagado de ritmo que supone el colofón retro a un videojuego que no puede faltar en vuestra particular estantería virtual. Puro disfrute bidimensional.

Muy Bueno

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Por: El equipo de 3DJuegos
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Lo confesamos. Nos hemos dejado seducir por Mutant Mudds, pero probablemente todos los amantes de los clásicos acabarán haciéndolo en un videojuego que es pura jugabilidad ochentera. Un grito plataformero muy retro, con una dificultad ajustadísima, un acabado excelente y, sobre todo, a un precio muy ajustado. Si quieres volver a los ochenta al tiempo que sacas partido a una portátil tan actual como Nintendo 3DS, no te puedes perder lo que tres estadounidenses acaban de conseguir: llenarnos de una alegre, colorida y muy divertida nostalgia.

Jugadores: 1
Idioma: Textos en español
Duración:
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