Análisis de Super Mario Galaxy

Análisis de Super Mario Galaxy
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Dicen que un cielo estrellado es capaz de decir muchas cosas. El destino, el pasado, el futuro… pero lo que no nos iba a decir es que iba a ser el escenario de la nueva aventura de Mario. El fontanero se va de viaje por el espacio y lo hace para rescatar a una amada que tendrá que recuperar una vez más de las garras del malvado Bowser. Hemos tenido que esperar más de diez años para encontrarnos con el digno sucesor de Super Mario 64, pero la espera ha merecido la pena.

Era junio del año 1996 y en Japón iba a suceder un acontecimiento que cambiaría para siempre la concepción sobre nuestro entretenimiento favorito. Muchos deberíamos de recordar esa fecha, ya que fue el mes en el que salió a la venta un título capaz de revolucionar el mundo de los videojuegos: Super Mario 64. La obra cumbre de Shigeru Miyamoto supuso un antes y un después en la historia del ocio electrónico, ejerciendo una gran influencia sobre todos y cada uno de los videojuegos que aparecerían a partir de aquel entonces.

Super Mario Galaxy podría ser un ejemplo de ello, pero lo curioso es que el concepto de este título data del año 1995, un año antes de que apareciera Super Mario 64. A pesar de ello, sin embargo, las superficies esféricas no fueron aprovechadas hasta el día de hoy, prefiriendo apostar antes por la fuerza de un agua que no fue capaz de etiquetar a Super Mario Sunshine (Gamecube) como el digno sucesor de un título que por sí solo justificaba la compra de una Nintendo 64.

El videojuego que queríamos
Resulta complicado determinar si Super Mario Galaxy llega a suponer la misma revolución que en su día produjo Super Mario 64, el cual salió en un momento clave para abrir una brecha entre las dos y las tres dimensiones. Nosotros no vamos a responder a ese dilema hasta el final del artículo, pero lo que sí os vamos a adelantar es que este título es la mejor prueba de que Nintendo esta vez nos ha dado lo que más queríamos, y es que Super Mario Galaxy es, definitivamente, el digno sucesor de Super Mario 64.

Desde el primer momento en que cogimos el wiimote y el nunchuk nos dimos cuenta de ello. La respuesta a los controles del fontanero italiano nos hacía recordar aquellos memorables días en que intentábamos recopilar 120 estrellas para salvar a una princesa siempre en apuros. Las diferencias temáticas ahora serán pocas, salvo que el fontanero en estos veinte años de vida ha llegado tan lejos que ya no le basta con las tierras del Reino Champiñón, sino que ha tenido que salir de marcha por la galaxia.

Vuelven las 120 estrellas
Todo por culpa de Bowser, que vuelve para llevarse secuestrada no sólo a la princesa Peach, sino también a todo su castillo. Mario quedará relegado a un lugar perdido del espacio, donde conocerá a Rosalina, una especie de hada capaz de cumplir el deseo de ver a nuestra amada si es que conseguimos reunir, al menos, 60 de las 120 estrellas dispersas por cada una de las seis galaxias que tendremos que visitar.

¿Arriba o abajo? En ocasiones no sabremos si nuestra cabeza está realmente apuntando hacia el cielo o hacia la tierra. Realmente, esto será algo que nos traerá sin cuidado, ya que podremos movernos por las superficies sin peligro de caernos. Incluso, podremos saltar hacia otros planetas, momento en el que la fuerza de la gravedad actuará para atraernos hacia nuevas superficies.
¿Arriba o abajo? En ocasiones no sabremos si nuestra cabeza está realmente apuntando hacia el cielo o hacia la tierra. Realmente, esto será algo que nos traerá sin cuidado, ya que podremos movernos por las superficies sin peligro de caernos. Incluso, podremos saltar hacia otros planetas, momento en el que la fuerza de la gravedad actuará para atraernos hacia nuevas superficies.

El motivo está en que el poder de las estrellas será el único medio capaz de reactivar los motores del Planetarium (un cometa que nos llevará al mismísimo centro del Universo), pero que también servirá de pretexto para recordarnos que este título pretende repetir la misma revolución que consiguió aquel Super Mario 64. Como en la anterior obra maestra de Nintendo, los de Kyoto han introducido varias estrellas por cada nivel, creando una estructura de juego abierta y que nos da la opción de elegir el mundo al que ir.

Recuperando elementos del pasado
No es por tanto un juego lineal, pero tampoco un título demasiado abierto. De nuevo Nintendo ha conseguido encontrar el punto justo para permitirnos tener capacidad de elección, pero sin necesidad de darnos todos los niveles disponibles desde el principio. A la vez que vayamos consiguiendo estrellas, podremos acceder a nuevos planetas y, a medida que vayamos derrotando a los Bowser de cada galaxia, lograremos entrar en nuevos sistemas planetarios capaces de hacernos recordar cada uno de los juegos que Mario ha protagonizado hasta la fecha.

El título se aprovecha del "look" de Super Mario Sunshine. Las formas redondeadas y brillantes que vimos por aquel entonces se vuelven a repetir, pero no será la única influencia. Super Mario Bros nos dejará los bloques, los goombas, las tuberías y, sobre todo, los saltos más imposibles. A pesar de que Super Mario Galaxy se parece más a Super Mario 64 que a ningún otro videojuego, lo cierto es que recoge la esencia, incluso, de los más clásicos plataformas en 2D, enfocando en determinados momentos la cámara desde el ángulo preciso para que así quede patente.

Hay alguna que otra referencia explícita hacia alguno de los niveles finales de Super Mario 64, de la misma manera que volveremos a visitar castillos repletos de fantasmas. Los barcos voladores de Super Mario Bros 3 tampoco faltarán, así como los proyectiles que nos perseguirán a donde vayamos. Super Mario Galaxy será algo más que un mero nombre caprichoso, ya que, sin duda, representará toda la galaxia de personajes, situaciones y escenarios que a Mario le ha tocado vivir hasta la fecha.

Gravedad interplanetaria
No obstante, no debemos hablar solamente de los elementos recogidos de anteriores entregas, ya que daríamos una imagen errónea de este videojuego. Super Mario Galaxy logra tener vida propia, y lo hace gracias a un elemento fundamental: las superficies esféricas. Ellas son las responsables de hacer que el fontanero viva una experiencia nunca vista hasta ahora en ningún videojuego. La gravedad actúa y lo hace con un acierto que nos mantendrá enganchados a nuestros mandos durante horas seguidas.

Super Mario Galaxy tendrá una variedad de situaciones muy extensa. Tan pronto estaremos compitiendo con un tiburón bajo las olas del mar como surcando las aguas dentro de un circuito a lomos de una raya. Todo con tal de hacer el mejor tiempo y conseguir una brillante estrella que sumar a nuestro casillero.
Super Mario Galaxy tendrá una variedad de situaciones muy extensa. Tan pronto estaremos compitiendo con un tiburón bajo las olas del mar como surcando las aguas dentro de un circuito a lomos de una raya. Todo con tal de hacer el mejor tiempo y conseguir una brillante estrella que sumar a nuestro casillero.

Mario podrá saltar de planeta en planeta comprobando que, al hacerlo, la esfera más próxima a él lo atraerá hasta que forme parte de su superficie. Podremos verle boca abajo, de lado... pero dará igual: el control nunca se nos irá de las manos y eso es algo que tenemos que aprender a valorar. Nintendo ha vuelto a realizar un magistral trabajo de jugabilidad, permitiéndonos un control preciso sin que en ningún momento nos estorbe una cámara que, en el 99,9% de los casos, se comportará de manera ejemplar.

En busca de las estrellas
En cualquier caso, y aunque la gravedad vaya a ser protagonista indiscutible junto a las esferas, no hemos de olvidar que los mundos más "planos" (entendidos en la concepción más clásica) tampoco se desvanecerán como por arte de magia. Unidos a los entornos más galácticos iluminados por la luz de estrellas como el Sol, también nos encontraremos con mundos de lava, con tierras de hielo, con playas, con escenarios acuáticos, con castillos de fantasmas, con escenarios de juguete...

En todos ellos deberemos de adquirir, al menos, tres estrellas que nos plantearán (como en Mario 64) varias misiones que, en algunos casos, harán variar sensiblemente las fases. Tendremos que visitar cada uno de los niveles en varias ocasiones, algo que no se convertirá en una monotonía, ya que cada vez estaremos realizando una tarea diferente motivada, por ejemplo, por cada una de las diversas acciones que Mario podrá llegar a realizar.

De todo, menos fontanero
Podrá convertirse en abeja y desplegar sus pequeñas alas para volar durante unos segundos, se embutirá en su mono rojiblanco para lanzar bolas de fuego, adoptará la forma de un fantasma para flotar en el aire (y traspasar muros gracias a su poder de invisibilidad), se transformará en un muelle que le lleve a grandes alturas e incluso se pondrá un uniforme inédito que le permitirá volar y planear en el aire como hace al principio de cada una de las fases que comprende este enorme juego.

Tampoco faltarán los momentos en que tenga que lanzarse en un cañón, sumergirse en las aguas usando como vehículo un veloz caparazón o ponerse a lomos de una raya para disputar una carrera contra el reloj. Podrá incluso verse atraído hasta estrellas azules con tan sólo pulsarlas con nuestro wiimote, además de impulsarse a través de los muchos propulsores con forma de estrella que le llevarán de un lugar a otro de la galaxia.

Un wiimote galáctico y también cooperativo
Sin embargo, lo que más gustará a Mario serán sus acciones principales, de las cuales podremos disfrutar ya desde el principio de la aventura. Serán exactamente calcadas a los movimientos presentes en Super Mario 64: volverá a hacer el tripe salto, el salto hacia atrás, el lateral, podrá también agacharse, impulsarse en las paredes, dar un salto en carrera... pero no propinar puñetazos. En su lugar, hará un ataque en giro que accionaremos con un leve movimiento del wiimote, el cual acabará con los enemigos a la misma vez que nos permitirá llegar un poco más alto en los saltos.

En nuestra aventura galáctica también nos acompañará un cursor que nos servirá para recoger trozos de estrellas a través del wiimote, útiles para alimentar a los destellos que nos llevarán a mundos adicionales que ellos mismos crearán. Este cursor no tendrá una función más elaborada a no ser que cojamos el segundo mando de la consola, el cual permitirá a un segundo jugador parar rocas que vengan hacia nosotros, inmovilizar a enemigos, recoger trozos de estrellas o incluso proporcionar una ayuda adicional al fontanero para que llegue más alto en sus saltos.

Belleza sideral
Pero la verdad es que no le hará mucha falta. Con este videojuego, Mario ha tocado techo en aspectos no sólo de jugabilidad, sino también de gráficos. El usar un esquema de juego basado en una galaxia ha permitido a los desarrolladores de Nintendo plantear escenarios que, al no tener que representar más que unos cuantos asteroides, ganan una calidad de texturas nunca vista hasta ahora en una Wii. Si bien Super Mario 64 fue capaz de exprimir la consola más potente del mercado, Super Mario Galaxy ha conseguido hacer lo mismo pero con la máquina (ahora mismo) menos potente gráficamente de la nueva generación.

Los enemigos de la nueva obra de Nintendo serán de todo menos enclenques y pequeños. Un buen ejemplo de ello podría ser este enorme topo que correrá hacia nosotros mientras que buscamos una estrategia para sacarle de la tierra. Habrá que tener cuidado con nuestro contador de vida, ya que será el único límite que nos impedirá obtener una victoria segura.
Los enemigos de la nueva obra de Nintendo serán de todo menos enclenques y pequeños. Un buen ejemplo de ello podría ser este enorme topo que correrá hacia nosotros mientras que buscamos una estrategia para sacarle de la tierra. Habrá que tener cuidado con nuestro contador de vida, ya que será el único límite que nos impedirá obtener una victoria segura.

A ello no sólo han contribuido las texturas, sino también la iluminación, claro ejemplo de lo importante que puede llegar a ser un buen uso de la luz para disimular ciertas carencias gráficas. Esto lo podemos comprobar más fácilmente en un Mario que no se sabe muy bien por lo que está iluminado. Posee un aura blanco-azulada que le da un aspecto galáctico, pero sobre todo muy vistoso, verdaderamente espectacular cuando inicia sus vuelos rasantes por las superficies de los planetas.

El resto de los personajes tampoco se queda atrás ya que, además de existir una gran variedad de enemigos, todos ellos tienen formas redondeadas y coloridas. Ciempieses, arañas, koopas, goombas, robots... y enemigos gigantescos que irán desde una enorme piraña hasta nuestro archienemigo Bowser, representando en esta ocasión el puntiagudo caparazón del malvado monstruo con una cantidad de detalles que nunca habíamos visto hasta ahora.

¿A qué suena el espacio?
Es el mejor Mario jugablemente, el mejor Mario gráficamente y también el mejor Mario desde el punto de vista del sonido. Podríamos hablar de que se rescatan muchas melodías (que muchos recordaremos) procedentes de los niveles finales en los barcos voladores de Super Mario Bros 3, alguna que otra referencia a la música del primer plataformas de Mario y las clásicas sintonías al recoger una estrella que nos hace invencibles durante unos segundos.

Podríamos hablar de eso, pero no estaríamos haciendo justicia tampoco al renovado trabajo que se ha llevado a cabo. Música orquestada para un título que con cada galaxia y nivel nos estará ofreciendo una melodía diferente, a cada cual más épica y pegadiza. El apartado sonoro de Super Mario Galaxy es una delicia, también a causa de que Mario sigue expresándose con toda la gracia por la que se caracterizó en Super Mario 64. Volverá a dormirse, pero no a soñar con pizzas.

El digno sucesor de Super Mario 64
Más bien soñará con estrellas, protagonistas indiscutibles de un videojuego por el que merece la pena comprarse la Wii. No supone la misma revolución que en su día tuvo Super Mario 64, pero no cabe ninguna duda de que es su gran y digno sucesor. Es tan largo como el anterior, hasta el punto de que después de 10-15 horas de juego tengas que decir que, a pesar de haberte pasado el juego con 60 estrellas, aún te queda la otra mitad del juego, la cual será aún más difícil.

¿Mario abeja? Una de las especialidades de Mario siempre ha sido convertirse en otros animales: un mapache, una rana... ¿por qué no en una abeja? Podrá mantenerse en el aire durante unos segundos. Los suficientes, por ejemplo, como para recoger los trozos de estrella dispersos por el cuerpo de esa otra abeja gigante. ¿Quién sabe? Lo mismo nos lo agradece con creces.
¿Mario abeja? Una de las especialidades de Mario siempre ha sido convertirse en otros animales: un mapache, una rana... ¿por qué no en una abeja? Podrá mantenerse en el aire durante unos segundos. Los suficientes, por ejemplo, como para recoger los trozos de estrella dispersos por el cuerpo de esa otra abeja gigante. ¿Quién sabe? Lo mismo nos lo agradece con creces.

Incluso cuando creamos que la aventura ha acabado, nos encontraremos con alguna que otra sorpresa relativa a un personaje. No os decimos más. Ahora es tiempo de que vosotros valoréis si queréis repetir aquella experiencia de hace diez años. Por nuestra parte, sólo podemos aseguraros que Nintendo os la ofrecerá con este nuevo título. ¿Esperabas a que pasara aquella estrella que cumpliera tu deseo? Pues espérate, que el próximo 16 de noviembre llegará a España.

Imprescindible

Obra maestra

Super Mario Galaxy

Por: El equipo de 3DJuegos
Obra maestra

Super Mario 64 acabó convertido en un polvo sideral que todos recordamos pero que ahora ha sido transformado por Nintendo en una nueva estrella para darnos un producto completamente nuevo. Super Mario Galaxy es un renovado astro que brilla con luz propia y que pretende hacer revivir la experiencia que en su día disfrutamos en Nintendo 64. Lo ha conseguido. La última aventura del fontanero italiano es el mejor videojuego de Wii y un recordatorio de que merece la pena dedicar nuestro valioso tiempo al fascinante mundo de los videojuegos.

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