Análisis de Quantum Break. Jugando con el tiempo

Análisis de Quantum Break. Jugando con el tiempo
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Videojuego-serie de televisión. Curioso matrimonio el que propone Remedy con su nueva obra y que, además, funciona. Puede que Quantum Break no sea el juego del año, de hecho va a distar de serlo, pero es una interesante aventura de acción que insiste en el siempre fascinante tema de los viajes en el tiempo, convirtiendo a esa magnitud física en nuestro más preciado aliado.

El gran acontecimiento de Xbox One para la primera mitad del 2016 es el lanzamiento de Quantum Break, la gran esperanza de Microsoft en cuanto a nuevas IPs para esta generación de ordenadores y videoconsolas tras el debut de juegos como, por ejemplo, el sobresaliente Sunset Overdrive que, sin embargo, no recibió el respaldo comercial que merecía. Ahora, para lograr revertir esa tendencia con las franquicias que comienzan en este ciclo y que cada vez lo tienen más difícil frente a los pesos pesados de la industria, tiene todo a su favor para dar un golpe sobre la mesa e inclinar la balanza hacia su lado. Por un lado, disfruta de Remedy al frente del desarrollo, que es un estudio que cuenta a sus fans por legión y que además son especialmente pasionales, y por otro ha sido presentado con un apartado gráfico abrumador y una propuesta jugable de lo más sugerente.

Mimbres más que suficientes para atraer la atención de su nuevo lanzamiento ya desde su anuncio, por supuesto, pero, ¿también bastantes para lograr cuajar un producto sobresaliente como lo que se había venido anticipando? Hay cosas extraordinarias en la aventura de Jack Joyce, como unos tiroteos realmente espectaculares desde el punto de vista estético y una serie de televisión que lo acompaña con unos valores de producción envidiables. No obstante también hay otros muchos elementos que no están a la altura, incluyendo unas mecánicas shooter que en algunos aspectos parecen algo anacrónicas, y casi como abstraídas de lo que el género ha logrado en los últimos tiempos, menos partes jugables de las que esperábamos o un trabajo puramente técnico al que Xbox One le queda en ocasiones algo grande (siguiendo este enlace puedes echar un vistazo al análisis de ordenador). En definitiva, un título con fortalezas extraordinarias pero también con algunas debilidades de bulto que le han impedido llegar hasta las cotas tan altas que parecía predestinado a alcanzar.


Choque Cuántico

El tiempo “se ha roto”. ¿Puede romperse el tiempo como tal? Según la lógica de la sugerente puesta en escena de Quantum Break sí, de hecho es lo que pasa a los pocos minutos de comenzar el videojuego, y lo que da lugar a esos efectos visuales tan increíbles y a esos momentos jugables tan únicos que protagonizamos en el programa. De alguna manera es como si los coqueteos con la cámara lenta de Max Payne y el estudio psicológico de los temores más aterradores de Alan Wake se convirtieran en una sola cosa para la que es, posiblemente, la aventura más ambiciosa que se ha afrontado hasta la fecha desde el equipo comandado por Sam Lake. Sin embargo, y al igual que ya sucediera con Alan Wake, Quantum Break es un trabajo que ha sufrido muchos cambios de rumbo durante su desarrollo, y al final eso se acaba notando en muchos aspectos. Tenemos muchas ganas de ver qué es capaz de hacer el estudio finés cuando pueda disfrutar de una producción mucho más tranquila, porque si con tantos problemas ha sido capaz de ofrecer shooters tan notables como éste o la aventura del escritor que apareció en 2010, sólo podemos soñar con lo que consigan con un entorno mucho más calmado.

Jugando con el tiempo


Cuando tenemos todos los poderes y nos enfrentamos a los más brutales villanos, las escenas de acción son todo un espectáculo.
Cuando tenemos todos los poderes y nos enfrentamos a los más brutales villanos, las escenas de acción son todo un espectáculo.


Lo que ambos proyectos también comparten es el hecho de que cuentan con una historia que tiene un peso muy importante y que llega cargada de sorpresas. Es por ello que, como solemos hacer en estos casos, para evitar spoilers vamos a tratar de describir lo menos posible, centrándonos más en el cómo se nos narra todo su argumento que en qué es exactamente lo que se nos expone. Aún así podemos contar sin miedo a estropear la experiencia de nadie que en el videojuego somos Jack Joyce, un héroe no demasiado carismático pero que sirve como catalizador del conjunto de personajes que van a tener una relevancia capital para el devenir de la historia. De hecho él es el que sirve de nexo entre Paul Serene, nuestra némesis, y William, nuestro hermano. En el triunfo de uno u otro estribará si lo que prevalece es el bien o el mal. ¿En qué campo? Los viajes en el tiempo. El primero trabaja en una máquina capaz de transportarle hacia delante y hacia atrás en el tiempo y, tras un accidente en su prueba que nosotros mismos presenciamos, desencadena un cataclismo de proporciones épicas que promete acabar con el mundo tal y como lo conocemos, y que otorga a héroe y a villano poderes capaces de alterarlo a su gusto.

Paul Serene es un villano rico, complejo y no exento de carisma. Es uno de los puntos fuertes de la campaña.
Paul Serene es un villano rico, complejo y no exento de carisma. Es uno de los puntos fuertes de la campaña.


Todo eso, y lo que está por venir también, lo descubrimos a través de cinemáticas de impecable acabado gráfico realizadas con el motor del juego y, también, a través de la serie de televisión que acompaña a Quantum Break de forma directa y que es uno de los elementos más revolucionarios de la obra de Remedy. Si ha sido un acierto o un error el plantear así el estreno de su nuevo trabajo lo dejamos en manos del juicio del aficionado, nosotros sólo podemos contar que la realización tanto en los vídeos in-engine como en las secuencias más puramente “serie” es muy poderoso. Alan Wake ya comenzó a caminar en esta dirección televisiva que parece que es el centro de atención de los chicos de Remedy tras apartarse del look mucho más cinematográfico de, por ejemplo, su binomio inicial de Max Payne y, en cuanto a interpretaciones, medios y puesta en escena no tiene nada que envidiar a cualquier producto de esta edad de oro de la TV que estamos viviendo. Una gran noticia para un acompañamiento del videojuego que va más allá de ser un mero condimento, y que alcanza el estatus que merece en cuanto a tener tanta importancia como la faceta puramente jugable. Los distintos episodios, que responden al nombre de "nudos" se visualizan en streaming, es necesario conexión a internet (y de las potentes) ya sea para verlos al vuelo o para descargar el grueso de 75GB que ocupan, y su desarrollo se presenta en cuatro episodios de 20 minutos que se intercalan entre los cinco actos de los que consta el modo historia y que son, precisamente, las partes del juego que más van cambiando en función de nuestras decisiones.

Jugando con el tiempo


Y es que lo bueno de la historia es que hace un gran esfuerzo por contarnos todo lo que tiene que ver con el villano, y de hecho hasta nos permite tomar las elecciones de este último. El resultado es curioso, porque por el lado del héroe, Jack, nuestra interacción con el videojuego se limita a la de avanzar por el desarrollo lineal de la campaña explorando, disparando y superando algunas ligeras secciones de plataformas con ocasionales rompecabezas. Cuando, en cambio, somos el aterrador Paul, en general paseamos por los escenarios y asistimos a conversaciones con sus lugartenientes sin interacción alguna, no obstante tenemos en nuestra mano la toma de decisiones que de veras cambia el proceder de la aventura. Es curioso que esto quede en manos del malo, no sólo un personaje mucho más tridimensional e interesante que el propio protagonista, sino también uno más complejo y que, con las alternativas que escojamos, dibuja el proceder de la aventura. Al lector le asaltarán, sin duda, varias preguntas al hilo de esto.

Lo bueno de la historia/ es que hace un gran esfuerzo por contarnos todo lo que tiene que ver con el villano

¿Cuándo podemos elegir qué va a pasar? Al final de cada capítulo, y en todo momento entre dos opciones que suponen casi siempre diferencias muy radicales entre sí. De este modo elegimos qué va a pasar a continuación llegando a ver incluso las consecuencias de ello de forma anticipada, y permitiéndonos hacernos una pequeña idea de algunas de las consecuencias... otras son siempre imposibles de prever. ¿Cuánto cambia la campaña en función de nuestras decisiones? Mucho y poco al mismo tiempo. Mucho en el sentido de que los eventos de la serie de televisión que acompaña al videojuego están definidos directamente por eso en cuanto a qué personajes siguen vivos y cuáles no, y en cuanto a cómo son los grandes rasgos de ese eje del mal que lideramos. Poco en el campo puramente jugable, puesto que las partes protagonizadas por el héroe no sufren tan radicales cambios. En definitiva, puede que algunos se pregunten el porqué de que hayamos dado tanta importancia a la faceta argumental de Quantum Break cuando defendemos habitualmente que es una de las partes que más accesorias nos resultan de un shooter y generalmente somos muy indulgentes con ella. El motivo es claro, y es que el de Remedy no es un juego de acción al uso, es uno en el que lo narrativo tiene tanta importancia como lo jugable y que incluso reparte protagonismo entre ambas facetas casi a partes iguales en cuanto al tiempo que les dedica.

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Siendo Jack Joyce

Como en una serie de televisión al uso, los primeros compases del programa palidecen en interés en comparación con los que vivimos cuando los acontecimientos se desencadenan y comienza a fraguarse el infierno espacio-temporal que vamos a vivir. Los primeros minutos de la aventura son para presentar personajes y aportarles cierta profundidad, y también para poner de largo qué podemos hacer en su mundo. La experiencia jugable de Quantum Break se divide en tres partes bien diferenciadas. Hay una de exploración por la que ojeamos los escenarios no sólo tratando de avanzar sino también buscando dar con objetos coleccionables que nos ayuden a profundizar en la historia, o con esos elementos (anomalías temporales) que recogeremos para canjear por mejoras y que detallaremos más adelante. Hay otra vertiente que es la de las plataformas, quizá la peor conseguida del lanzamiento por los problemas de movilidad y de relación con el escenario que tiene el protagonista, y que generalmente está salpicada de algún puzle.

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La faceta puramente shooter, supone el principal elemento de interés del videojuego y donde Remedy ha buscado hacerse fuerte

Los rompecabezas son casi siempre muy sencillos, que se resuelven con un vistazo rápido y que responden a apenas dos patrones: Uno el de retroceder en el tiempo para reconstruir algún camino derruido y otro el de ralentizar un objeto que pueda hacernos daño como una puerta que se abre y cierra con violencia, por ejemplo, o usar la supervelocidad para sortearlo. Al igual que en Alan Wake, en el que la Presencia Oscura en ocasiones tomaba el control de objetos previamente inanimados para convertirlos en una amenaza contra nosotros, en Quantum Break también hay muchos elementos del escenario que son una trampa para Jack. Reeditando el claro homenaje a Stephen King que ese factor jugable suponía en la aventura de terror del escritor, en esta ocasión es el propio tiempo el que puede volver en nuestra contra estructuras metálicas, puertas automáticas o incluso partes del escenario mucho más gigantescas y majestuosas.

Más pulida resulta en líneas generales la faceta puramente shooter, que supone el principal elemento de interés del videojuego y donde Remedy ha buscado hacerse fuerte. En líneas generales el funcionamiento es el adecuado, con un empleo de coberturas por parte del protagonista que está automatizado y que, por ello, puede jugarnos alguna mala pasada ocasional pero que en el 95% de las ocasiones funciona correctamente. Las distintas armas tienen retrocesos importantes y una dispersión generosa que las hace difíciles de manejar, y eso es algo que enriquece la fórmula que se propone haciendo que haya que pensar un poco a la hora de manejar cada una de ellas y se requiera de cierta maestría en su empleo. Resulta, eso sí, tan sorprendente como reprochable la ausencia del fuego de supresión a ciegas, algo que los videojuegos con coberturas llevan tiempo implementando en sus propuestas y que aporta muchas posibilidades. En Quantum Break si queremos disparar tenemos que hacerlo asomando la cabeza, lo que en momentos como cuando tenemos la salud bajo mínimos nos impide tener la más mínima capacidad defensiva con las armas.

Jugando con el tiempo


Jugando con el tiempo


Ya sea para resolver rompecabezas o para combatir, el tiempo y su manipulación están siempre de nuestro lado.
Ya sea para resolver rompecabezas o para combatir, el tiempo y su manipulación están siempre de nuestro lado.


¿Por qué sucede esto? Seguramente sea una decisión premeditada del estudio a la hora de fomentar el uso de nuestras habilidades y es que, como ya te hemos dicho, el protagonista recibe poderes fruto del accidente que deja el espacio-tiempo patas arriba. Se gestionan de forma cómoda puesto que están asignados a los botones superiores del mando de Xbox One y a dos más de los frontales, así apretando uno u otro los accionamos y manteniéndolos pulsados optamos por sus actos secundarios. ¿Qué tenemos entre manos? Todas manipulaciones del tiempo con increíbles resultados, desde la creación de un breve escudo que es capaz de detener proyectiles hasta la posibilidad de tener supervelocidad y movernos por el escenario sin ser detectados. Hay otros más estándar como la ralentización de enemigos concretos o incluso el lanzamiento de una onda contra éstos que, cuando están aglomerados, nos pueden ofrecer extraordinarios réditos destructivos. Los primeros combates del juego, sin un control sobre poderes, son algo monótonos; pero conforme vamos avanzando y liberando todo el potencial del protagonista, éstos van ganando muchísimo en interés.

La inteligencia artificial tiene algunos problemas ocasionales, pero en líneas generales se revela como un rival de cierto nivel. Sí que es cierto que el juego en su nivel de dificultad normal es algo más fácil de lo que esperábamos, de modo que recomendamos si tenemos cierta experiencia en shooter optar por el más difícil de los tres que se ofrecen de salida. En cuanto a la variedad de oponentes no hay un número abrumador, pero sí los suficientes como para mantener la experiencia fresca con una inyección frecuente de nuevos adversarios que cuentan con sus fortalezas propias y que nos obligan a cambiar de táctica a menudo. Algunos de ellos también tienen poderes temporales, así que el reto va a ser mayúsculo, sobre todo con los gigantones, que son auténticas esponjas de balas y a los que es relativamente fácil engañar pero para los que hay que buscar siempre un punto débil como los artefactos que portan en la espalda, por ejemplo.

¿Cómo logramos ser competitivos ante tamaños desafíos que van creciendo en cuanto a dificultad? Progresando en nuestra familiaridad con los tiroteos y sus mecánicas, y también haciéndolo con la personalización de un personaje al que hacemos evolucionar poco a poco. Durante la aventura, como ya hemos dejado claro, podemos encontrar una serie de piezas que ayudan a potenciar al héroe y que funcionan como puntos de habilidad en sí mismos. Los encontramos echando un vistazo al escenario y haciendo uso de la visión temporal, que no sólo marca a enemigos y amenazas potenciales en pantalla, sino que también dispone de un pequeño radar que nos señala en qué dirección tenemos que movernos para dar con el siguiente punto. No los vamos a gastar en nada revolucionario, sino más bien en potenciar la resistencia o las prestaciones del propio Jack de cara a ser algo más eficaces sobre el campo de batalla, de modo que no son estrictamente necesarios para superar la aventura.

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Fantasía Televisiva

Desde el punto de vista visual Quantum Break es un videojuego muy espectacular, y es que si lo recordamos se postuló desde el comienzo como uno de los puntos fuertes a nivel cosmético del catálogo de Xbox One. Con el título en las manos en su versión de consola comprobamos que realmente es una belleza, pero que quizá hay algunos elementos que le han restado algo de rotundidad, aunque para percibirlos haya que fijarse en detalles concretos. Por ejemplo en cuanto a modelados el trabajo es soberbio, especialmente para su protagonista que además tiene unas animaciones faciales extraordinarias no sólo en las cinemáticas sino también en las partes in-game. Sus movimientos también son, en líneas generales, fantásticos; aunque hay algunas decisiones que sorprenden como lo poco cuidada que está la relación con el entorno, en ocasiones muy buena y en otras que deja mucho que desear. Así como la ausencia de animaciones clave, como por ejemplo la de abandonar la cobertura cada vez que disparamos, algo del todo inconcebible en pleno año 2016, pero también otras de menos importancia pero que también denotan cierta pereza por parte del estudio como lo poco cuidada que está la de recarga del arma o la ausencia de acción alguna para recoger arsenal del suelo que, por arte de magia, aparece en nuestras manos.

Jugando con el tiempo


Las decisiones se toman, principalmente, sobre la serie de televisión. Es ahí donde nuestras opciones cobran forma.
Las decisiones se toman, principalmente, sobre la serie de televisión. Es ahí donde nuestras opciones cobran forma.


En cuanto a elementos como la iluminación hablamos de uno de los puntos fuertes del videojuego, demostrando que es una de las facetas tecnológicas que más dominan en Remedy tras el gran trabajo que llevaron a cabo en este ámbito en la anterior generación con Alan Wake. Su nuevo lanzamiento es consciente de la fortaleza de la que hace gala en ese campo y siempre que puede marca músculo, convirtiendo algunas de sus secuencias en un verdadero tour de force del que el que sale mejor parado es el propio jugador. En cuanto a texturas y carga poligonal en líneas generales el resultado es extraordinario, aunque las primeras muestran cierta irregularidad con tendencia a cargarse de forma tardía y con algunas ocasionales de una calidad que no está a la altura de lo del resto.

¿El verdadero rey del cotarro? Los efectos visuales, el auténtico protagonista merced a los momentos en los que el estudio siembra la pantalla de anomalías y le da al programa la auténtica personalidad estética que de veras atesora, acompañados además de la estupenda interacción con el entorno merced a las decenas de objetos que volarán por los aires en mitad de los tiroteos. Es difícil reprochar nada al estudio en cuanto a cómo han logrado que nos sintamos dentro de cada escena de acción con todas estas sobresalientes herramientas visuales y hay detalles estupendos que ayudan a la inmersión como la relación con el entorno. A falta de ver la versión de compatibles, cuando lo que tenemos en imagen está especialmente recargado hemos visto alguna ralentización esporádica en la edición de Xbox One.

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Desde el punto de vista visual Quantum Break es un videojuego muy espectacular

En lo referente al audio nos abstraemos de la polémica de la ausencia de doblaje en el videojuego, puesto que eso no hace mejor o peor la obra de Remedy en sí misma, y nos limitamos a señalar que el título llega con la única traducción de sus textos. Eso nos permite disfrutar de una versión original extraordinaria y sufrir, en caso de que no tengamos los suficientes conocimientos de inglés, de unos subtítulos a todas luces deficientes. Nos referimos a fallos de sincronización entre las frases y las voces (especialmente dramáticos cuando nos describen con texto acciones, por ejemplo [Disparo], unos segundos antes de que suceda en imagen y destruyendo así el factor sorpresa de una muerte capital para la historia). Microsoft ha prometido que pronto estarán debidamente corregidas este tipo de incidencias con un parche en problemas, así como el hecho de que los vídeos con actores reales estén subtitulados en latino en lugar de en español de España. De este modo no tenemos motivo alguno para dudar de que también se pongan las pilas en cuanto a coordinar debidamente los textos con el ritmo de las imágenes. Algo más difícil vemos que se traduzcan todas las partes que han quedado sin trasladar a nuestro idioma en cuanto a conversaciones, diarios de audio o vídeos que encontramos en su mundo y que no cuentan con trabajo de localización alguno. Desde luego son elementos menores del videojuego y no impiden disfrutar de la trama en su rama principal, pero desde luego aportan detalles importantes sobre la historia, el contexto y el universo del videojuego y es una verdadera lástima que de momento no cuenten con traducción a nuestro idioma.


¿Por lo demás? Formidables efectos de sonido y una banda sonora musical electrónica algo agresiva pero que cuenta con el original punto a favor de que va cambiando dinámicamente con nuestras acciones en función de si disparamos, usamos poderes, nos ponemos a cubierto, ralentizamos el tiempo… No es la primera vez que vemos algo así en un videojuego, de hecho ni siquiera es la primera vez que lo vemos en un trabajo de este estudio, pero nunca con tal nivel de arriesgadas variaciones.

Muy Bueno

Sin sello
Jugando con el tiempo

Quantum Break

Por: El equipo de 3DJuegos
Sin sello

Quantum Break no es la obra maestra que muchos anticipaban viniendo de quien viene y siendo como era uno de los buques insignia de Microsoft para esta primera mitad de 2016, sin embargo quien busque un buen shooter con una historia complicada y a la que se le ha prestado mucha atención va a encontrar la horma de su zapato. Con algo más de atención por los tiroteos en cuanto a acabado y cantidad hablaríamos de un juego muy superior, pero en su estado actual no deja de ser un lanzamiento muy interesante.

Comprar Quantum Break
  • Los tiroteos son muy espectaculares en todos los sentidos
  • Visualmente es toda una experiencia
  • La historia está bastante bien y se sigue con interés
  • Si no nos interesa el argumento no tenemos tanto que rascar como esperábamos
  • Un número mayor de tiroteos le hubieran sentado bien a la campaña
  • Algunas secciones como las de plataformas o de puzles adolecen de importante falta de profundidad
Jugadores: 1
Idioma: Textos en español y voces en inglés
Duración: 8-10 horas (mínimo)
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