Ha pasado toda una generación desde la última entrega numerada de Gran Turismo, pero, con la séptima edición, Polyphony Digital se ha volcado en hacer el juego más completo hasta la fecha. ¿Lo consigue? Descúbrelo en el análisis de Gran Turismo 7.
Cuando analicé Gran Turismo Sport comparé el juego en su lanzamiento con el famoso circuito de Nürburgring. Sport parecía únicamente su zona sur mientras que aún le faltaba expandirse con el gigantesco tramo norte. Era fácil prever que Gran Turismo 7 sería ese juego que completaría el circuito, porque la base de Sport era ya muy férrea y solo necesitaba no olvidarse del contenido, que siempre ha sido la carrocería de la obra de Yamauchi. La diferencia es notoria: de las 22 pistas y 162 vehículos en el lanzamiento de Sport pasamos a los 90 circuitos y 420 coches que hay en Gran Turismo 7. Es el 25º aniversario de la saga y había que estar a la altura. Y, después de tanto tiempo, es bueno comprobar que la séptima entrega lo está. Este juego es un hermoso museo del pasado, presente y futuro de la famosa saga de conducción. Un extenso viaje por sus modalidades más singulares, por el interés en que el jugador no solo disfrute, sino que aprenda y por la competición online seria y respetuosa.
Dice Yamauchi en una carta a la prensa que hay una razón por la que el modo Carrera se toma su tiempo para desarrollarse. Bueno, lo de modo Carrera lo digo yo, porque el juego nos lleva a una Cafetería para, a través de una serie de menús, ir compitiendo poco a poco en diversas categorías que el juego tiene que ofrecer. El autor entiende que, si vas a recorrer esta modalidad, o bien eres principiante o quieres repasar y aprender sobre el mundo de Gran Turismo. Está claro que los expertos entrarán directamente en el online, pero, según Yamauchi, "el mundo del automovilismo para la sociedad ha cambiado mucho con el tiempo. Ya no podemos asumir con optimismo que todo el mundo tiene esta cultura del automóvil."
Creo que tiene razón. Hay demasiada oferta en nuestro mundo moderno y conseguir nuestra porción de atención no es nada sencillo. A través de una serie de personajes, la cafetería nos permite conocer la historia y las características técnicas detrás de cada una de las escuderías y modelos que incluye el videojuego. Es difícil no prestar atención cuando estas escenas son tan buenas e interesantes. El modelado de los coches es apabullante y la presentación de cada una de estas escenas no tiene rival.
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Pero sí, como dice Yamauchi, la progresión del modo individual es lenta. Eso quiere decir que no tendrás todo el contenido desbloqueado desde el principio, sino que te lo tienes que ganar. Irás logrando coches y circuitos, pero también desbloqueando las diferentes licencias, misiones, modalidades, características del menú, hasta llegar a los coches más veloces y eventos distintos como el Rally. Es un proceso que puede llevar unas 30 horas en total, porque Gran Turismo 7 quiere que lo saborees y salgas de él más sabio y más habilidoso.
Esta progresión tiene más de RPG que del clásico campeonato en un juego de conducción. Cuanto más progresemos, más serán los requerimientos que nos pidan los menús de la cafetería. Lo clásico en Gran Turismo, vaya: sacarnos licencias, probar las misiones y tunear el coche para conseguir Puntos de Rendimiento que marcan el verdadero potencial del vehículo (su nivel). No será tan sencillo como usar el nuevo coche que hemos conseguido, sino que habrá que retocarlo para ser verdaderamente competitivos. Esto significa que las carreras del modo Campaña son muy adaptables y, aunque dependen también de tu habilidad, también de la potencia de tu coche, por lo que tendremos que invertir muchos créditos en mejorarlo. A veces, incluso, en lo contrario: reducir su rendimiento para poder participar con él según las restricciones de la carrera.
Con la excepción de Astrobot que me parece casi insuperable, es la mejor experiencia que he tenido con el DualSense
Es una buena forma de estructurar el modo individual. El problema aquí, sin embargo, es que los menús no ayudan mucho porque son lentos y engorrosos. El juego está lleno de ellos y cada función tiene su lugar muy definido… demasiado; lo que hace que des muchas vueltas por ellos que podías haberte ahorrado. Por ejemplo, ¿quieres saber qué coche necesitas para competir? Entra en Campeonatos, elige Continente, elige circuito y descúbrelo. Vaya, ahora necesitas tunear el coche. Tienes que salir al menú principal (pasando por todos los submenús y hacerlo). ¡Anda, se te ha olvidado cambiar el coche a tunear! Pasa por el Garaje primero, cambia el coche y ve de nuevo a la Tienda de Modificaciones. Aquí tendrás que ir una por una viendo las piezas y cuáles mejoran el vehículo y cuáles no. Una vez, por cierto, pasé por alto que no había "equipado" el coche correcto y gasté muchos créditos mejorando el que no era. Bien, ahora ya puedes competir.
En general, vas a poder avanzar bien por el modo individual adquiriendo una larga colección de vehículos de distintas marcas y épocas. Puede que en algún momento tengas que conseguir algo de dinero si has derrochado demasiado mejorando un vehículo anterior. Es casi como una especie de grindeo en los juegos de rol. Y, por supuesto, hay vehículos carísimos que te tendrán ansioso por conseguir más créditos. Quizá aquí las misiones podrían haber ayudado más. Son pruebas geniales, que nos plantean retos cada vez más complicados y concretos, pero no dan demasiado dinero y es casi más fácil repetir un campeonato para aumentar nuestra cartera.
La potencia con control
Desde hace unos años que tengo volante, mi experiencia con los mandos en los juegos de conducción más orientados a la simulación es muy escasa. Siempre los pruebo y los hay mejores y peores, pero, al final, termino volviendo al volante. Con el DualSense, en cambio, la experiencia ha sido muy sorprendente. Si había un juego que tenía la obligación de trabajar el sistema de vibración y la función de los gatillos adaptativos, ese era Gran Turismo 7. Con la excepción de Astrobot que me parece casi insuperable, es la mejor experiencia que he tenido con el DualSense. El mando representa muy bien la interacción con el entorno, con las imperfecciones del terreno y los pianos, mientras que los gatillos representan el bloqueo de las ruedas y los cambios en el comportamiento del motor. Está constantemente mandando información útil al jugador que sabe cómo interpretarla.
Pero no solo ha logrado una buena implementación de las características, es que además la precisión a la hora de usar el stick es la mejor que he visto. Sabe ajustar bien la dirección, tratando de ignorar los movimientos bruscos y el contravolante del poco recorrido que tienen las palancas. Lo cierto es que a veces demasiado. Comparado con mi volante, diría que hace algunas acciones sin el control de tracción bastante más sencillas a la hora de estabilizar el vehículo; pero sí creo que es ahora una opción que no solo resulta interesante, sino que, en ocasiones, cuando no quería usar volante (no soy un jugador muy experto y termino más fatigado con él) me ha gustado continuar de una forma más relajada con el DualSense. Se nota el trabajo y la compresión por parte del estudio de que, en el universo Gran Turismo, hay muchos tipos de jugadores.
Con el volante (un Thrustmaster T300RS, por cierto) he tenido sensaciones muy similares a GT Sport. La física de Gran Turismo, más o menos realista, es una de las que más disfruto personalmente y, aunque he notado algunas mejoras en el comportamiento de las ruedas, sigue manteniendo la misma filosofía con una tendencia a corregir el subviraje y tener mucho cuidado en cambio con la pérdida de control en el sobreviraje. Lo interesante es que por fin vuelven y se incluyen características a los circuitos que en Gran Turismo Sport, por ejemplo, se consiguieron con actualizaciones, pero aquí vienen de serie: la climatología está más presente que nunca y no solo en forma de lluvia. Se han tenido en cuenta muchos factores, por lo que el asfalto mojado puede afectar a algunas zonas más que a otras, secarse más rápido donde las trazadas de los coches son más frecuentes mientras que mantiene otras más resbaladizas. Se tiene en cuenta el viento, incluso, y cómo afecta a la aerodinámica de cada coche. Además, Polyphony asegura que las probabilidades de precipitación y cielos despejados de cada circuito está íntegramente relacionado con la climatología propia de la zona. Por tanto, encontrarás diferencias notorias entre circuitos que se encuentren en California y en Japón, por ejemplo. El paso del tiempo en carrera también está presente volviendo a tener esos momentos donde el amanecer nos descubre o en los que tenemos que afinar los sentidos ante la noche cerrada.
Las vistas de cámara, eso sí, siguen dejando que desear. Se entiende, porque Gran Turismo quiere que juegues sobre todo desde una vista en cabina o en primera persona del vehículo, pero la cámara trasera tiene esa implementación extraña que hace que el coche parezca detenido mientras la cámara se ocupa del movimiento. Eso sí, las opciones de regular la altura y posición dentro de la cabina se agradecen muchísimo.
Otras condiciones que se fueron implementando, como el Rally, pueden no ser nuevas, pero sí me han parecido algo más divertidas. Siguen siendo un tanto alocadas, pero se ha mejorado la sensación en tierra, a lo que vuelve a ayudar mucho el DualSense para no parecer tanto que estás deslizándote por el hielo en vez de grava. El problema quizá es que las colisiones y el comportamiento del vehículo en esta disciplina son todavía algo caóticas. Bueno, en general, lo son siempre. Los daños en los vehículos son menores y se reduce el impacto en los accidentes. Por suerte, la IA parece haber mejorado un poco y tiene ahora un poco más de voluntad para tratar de tomar decisiones según tu trazada.
Pero siempre con deportividad
Lo que antaño fue el nombre de todo un juego es ahora una categoría de muchas en Gran Turismo 7. Su multijugador está dividido en varios modos. Sport sigue siendo el principal, mientras que podemos seguir creando salas personalizadas, correr en modo local y pantalla dividida así como acudir a los nuevos lugares de reunión: un punto de encuentro que no está diseñado para competir, sino como lugar común para sacar a lucir nuestros vehículos y compartirlo con la comunidad.
Sport vuelve a ser el alma de la faceta online. Este modo rescata la filosofía de la conducción seria y respetuosa ofreciendo diversas categorías no sólo según nuestra habilidad, sino también nuestra reputación como piloto. Todo lo que el juego perdona en su campaña, aquí no pasa ni una (y hace bien). Nada de recortes, ni de golpes o toquecitos, ni mucho menos hacer el cafre al volante. El juego penaliza con tiempos en el cronómetro, con zonas de velocidad reducida y con transparencias aplicadas al coche responsable, facilitando resultados, si no perfectos, un poco más justos. De esta forma, los jugadores con más prestigio avanzan a categorías donde encuentren más pilotos como ellos.
Esta era la filosofía de Gran Turismo Sport también y la séptima entrega se beneficia sin duda de todos los kilómetros recorridos todo este tiempo desde su lanzamiento y actualizaciones. Lamentablemente, no hemos podido probarlo en profundidad ya que, a diferencia de lo que ocurrió con Sport, solo había carreras diarias habilitadas y eran siempre las mismas. Ese alma competitiva a la par que respetuosa, está ahí, pero tendremos que hacer más pruebas en el lanzamiento para ver cómo gestiona sus campeonatos y competiciones online.
Quizá es en el apartado gráfico donde más luces y sombras podemos encontrar. No hay duda de que los vehículos se llevan la palma, el fotorrealismo que presentan ha alcanzado ya unas cotas sin precedentes y, en las salas de fotografía así como las repeticiones y cinemáticas, lucen al máximo de su capacidad. Esto tiene un coste, claro está y es que las repeticiones, por ejemplo, pueden disfrutarse a 60 frames por segundo o 30 si queremos priorizar el trazado de rayos, que logra esos reflejos tan realistas en el acabado de los vehículos.
Quizá es en el apartado gráfico donde más luces y sombras podemos encontrar
Durante la carrera nos olvidamos del Ray Tracing. Aquí la estabilidad del framerate es primordial, pero lo cierto es que es durante el gameplay cuando he encontrado el apartado visual menos estimulante. La vista en cabina permite contemplar el gran detalle que tienen los interiores de cada coche, pero lo que ves al otro lado del parabrisas depende mucho del circuito. Algunos, como el Dragon Trail de Croacia y su predominante montaña, no distan tanto de la versión de Gran Turismo Sport, más allá de la resolución, la iluminación mejorada y algunos elementos. Otros, en cambio, tienen un mejor aspecto al recorrer la frondosidad de sus bosques o las carreteras de sus ciudades. Los efectos de lluvia, el agua y el barro que despiden los neumáticos a su paso quizá no sean los más conseguidos que he visto. No me ha importado tanto que un árbol o cualquier otro elemento gane en definición en las distancias cortas, pero sí creo que el hardware PlayStation 5 puede recrear unos circuitos más detallados. Quizá el motor de computación de las físicas, el paso del tiempo real y los parámetros que el juego simula y tiene en cuenta afectan a todo esto, pero hay una clara diferencia gráfica cuando estás en carrera y cuando admiras el juego desde fuera de la cabina, bien en las repeticiones o bien en las distintas cinemáticas del juego. En cuanto al ámbito sonoro, hay una de cal y una de arena: mientras el sonido 3D es muy bueno y permite tener una idea clara de por dónde se aproximan los vehículos, los efectos siguen siendo una cuenta pendiente y no siempre suenan contundentes.
Gran Turismo 7 es, básicamente, lo que tenía que ser. Por fin, después de toda una generación de por medio, tenemos de vuelta ese juego completo que ahora lo es más por el paso intermedio que fue Sport. Juntos ahora, lo mejor del juego individual y del online, conforman un título completísimo y que es una delicia dejar instalado en PlayStation 5 para tener siempre disponible. Visto el trabajo de actualizaciones constantes de Polyphony, estoy seguro además que el juego no ha hecho más que calentar. Habiendo lanzado el juego tan cerca del arranque de la generación (y podía haberlo sido aún más sin los retrasos), su vida útil durante los próximos años está más que asegurada. Con la elegancia que le caracteriza, la obra de Kazunori Yamauchi te lleva de la mano por la historia del automovilismo de una forma que embelesa y atrapa. Gran Turismo 7 aviva tu pasión, sí, pero también hace que te lo quieras trabajar más. Que te impliques en mejorar y ser un poco más competitivo la próxima vez. Con un regalo así, uno se pregunta de quién es el cumpleaños; si de la saga, o del jugador.
No hay duda de que Gran Turismo 7 es el juego más completo de la serie. Tiene todo aquello que adolece Sport en cuanto a opciones para el juego individual, con un completo modo que te lleva a recorrer la historia de las marcas y desatar la pasión por sus coches. Hay carreras, mecánicas de RPG, misiones, licencias y homenajes a la franquicia propias de su 25º aniversario. Si a ello le sumas todo el trabajo que hizo la pasada generación Gran Turismo Sport en su faceta online, dedicado a la competición respetuosa, tienes un juego con el que rodar toda la generación. Sus 420 coches lucen como nunca, aunque, en carrera, el aspecto técnico no es el más sorprendente en la elaboración de los 90 circuitos. Vuelven, eso sí, las condiciones climáticas y horarias muy mejoradas.
Comprar Gran Turismo 7- El juego más completo con modos individuales muy trabajados. Todo lo aprendido en el online de Sport, con su filosofía de carreras respetuosas, está aquí también.
- Las físicas han sido refinadas y el control con el DualSense es sorprendente, tanto por su precisión como por la respuesta háptica y de los gatillos.
- La recreación de los vehículos es impresionante en detalle, al igual que las variaciones horarias y climatológicas, pero los circuitos no sorprenden tanto.
- Los menús son algo engorrosos y hacen lenta la tarea de progresión.
- Un homenaje constante al mundo de la automoción para aprender y disfrutar de una presentación exquisita.
