La clásica saga MicroMachines recibe un heredero espiritual en la forma de Toybox Turbos, título que recupera gran parte de la jugabilidad establecida en dicha franquicia hace ya muchos años. Y el resultado es bastante interesante dentro de lo que cabe.
Los usuarios de consolas de 8 y 16 bits así como otros dispositivos clásicos seguro que recuerdan con cariño la serie MicroMachines. Esta franquicia de Codemasters dio la campanada en su momento debido a su endiablada jugabilidad, en la que nos proponía controlar a los pequeños coches de juguete mientras recorríamos decorados muy imaginativos desde una perspectiva aérea picada. Bien, pues después de mucho tiempo en la nevera Codemasters ha querido recuperar dicho espíritu con Toybox Turbos, título que recuerda muchísimo a la producción de la que os hemos estado hablando hasta ahora en muchos sentidos, cambiando eso sí los MicroMachines por vehículos de juguete.
De esta forma y a lo largo de 18 circuitos debemos pisar a fondo con una amplia gama de vehículos diferentes, que llegan a superar la treintena. Eso sí, para ello debemos ir ganando el derecho a desbloquearlos, y para ello es necesario ir ganando el mayor número de carreras posible e ir recolectando las monedas que están repartidas por los trazados. Deportivos, camiones, autobuses escolares o taxis son algunos de los vehículos que podemos llegar a controlar, cada uno con pequeñas diferencias de manejo, velocidad y aceleración.
Ya que lo hemos mencionado, debemos significar la sencillez que ostenta el sistema de control, que puede ser dominado en pocos instantes de juego por cualquier usuario. Y esto es algo fundamental en un título de esta naturaleza, que está orientado a un cuantioso número de jugadores y que ofrece diversión en familia.
Acelera y compite
Uno de los valores más seguros que posee este título es su modo multijugador. Hasta cuatro participantes simultáneos pueden verse las caras en emocionantes competiciones motorizadas online u offline, las cuales tienen lugar en los escenarios "caseros" más curiosos que podáis sospechar. El fregadero de la cocina, la mesa en la que se preparan tartas y dulces o una mesa de billar son algunos de los lugares en los que tienen acomodo dichas pruebas.
La diversión que arrojan las competiciones es bastante significativa, consiguiendo picar lo suyo a poco que nos metamos en faena. Es cierto que a medio plazo el título puede quedarse un poco corto en cuanto a sus opciones, posibilidades e incluso número de recorridos, pero aún así el multijugador que ostenta este arcade de velocidad es realmente bueno y le otorga una longevidad bastante pronunciada.
Parte de culpa de su notable jugabilidad tiene que ver con el desarrollo en sí de las carreras. En ellas debemos demostrar que somos tan buenos derrapando, saltando y esquivando obstáculos como, también, empleando los numerosos ítems que es posible ir recogiendo a medida que pisamos el acelerador. Turbos, martillos de gran tamaño que machacan a los rivales o ametralladoras son algunos ejemplos de ello, objetos que condicionan bastante el devenir de las competiciones en las que tomamos partido. Y eso repercute favorablemente en la diversión que se puede llegar a experimentar en cada sesión de juego.
Como suele suceder en este tipo de arcades de conducción, si optamos por jugar en solitario el título sigue resultando entretenido pero, queramos o no, pierde algo de gracia en relación a lo expuesto en el modo multijugador competitivo. Y eso que los diferentes torneos que ofrece el título están conformados por una generosa variedad de pruebas, ya sean carreras estándar, contrarreloj, uno-contra-uno, etc., aunque ninguno de ellos sorprende.
En cuestiones técnicas, se trata de un título bien resuelto que no pretende volvernos locos por sus gráficos. Lo más destacado es la suavidad a la que se desarrollan las pruebas, así como el notable diseño que muestran los escenarios, que a pesar de no ser los más imaginativos jamás contemplados en un juego de estas características cumplen de sobra con su cometido. Y algo similar sucede con el acabado sonoro, que está conformado por una banda sonora simplemente adecuada y efectos de sonido variados y constantes.
Sin ser el mejor representante del género ni, mucho menos, el más profundo, por lo menos esta nueva incursión de Codemasters dentro del terreno de los juegos arcade de velocidad es satisfactoria. Además debido a él nos ha embriagado un ligero aire de nostalgia retro.
Codemasters ha querido rendir un pequeño homenaje a una de sus series más recordadas y disfrutadas por cientos de miles de jugadores, MicroMachines. Y lo ha hecho con un título algo limitado y no especialmente original en ningún aspecto concreto pero que, por lo demás, se las ingenia con suficiencia para entretenernos, especialmente si jugamos con nuestros amigos.
- Su modo multijugador competitivo pica bastante
- Velocidad para todos los públicos
- Buena gama de vehículos controlables
- Los 18 circuitos se quedan algo justos
- Si jugamos en solitario pierde intensidad
- Gráficamente es muy simple y las pistas no sorprenden
