Hay juegos que por su escasa publicidad no reciben la atención debida, aunque la merezcan. Este es otro de esos títulos, una aventura artísticamente sorprendente, con escenarios de arquitectura imposible y unos puzles que juegan ingeniosamente con las tres dimensiones. Os contamos en nuestro análisis de Manifold Garden por qué es el cambio de perspectiva que necesitas.
Este videojuego iba a llamarse en un principio Relativity, no por casualidad. Es el nombre que recibió uno de los trabajos más populares del artista holandés M. C. Escher. En él podía observarse una arquitectura que desafiaba las leyes de la gravedad, con escaleras imposibles que se proyectaban en distintas direcciones y ángulos, las cuales acababan interconectadas en un ejercicio geométrico soberbio, pero al mismo tiempo inquietante.
Manifold Garden plantea de alguna forma la solución a cómo recorrer ese tipo de construcciones, permitiendo que nos movamos a través de distintos planos de gravedad. No importa ni quiénes somos, ni qué hacemos en ese fascinante mundo arquitectónico. En lo nuevo de William Chyr lo importante es la forma antes que el contenido, porque precisamente el contenido son las formas geométricas que deleitan a nuestra vista a cada paso que damos.
Es difícil de expresar con palabras, pero lo que hace grande a este juego son sus construcciones infinitas que parecen pasadas por las lentes de un caleidoscopio. La escala de un mundo tan grande que genera vértigo es la mejor definición para un juego de exploración y puzles que busca el deleite visual en un grado superior a la interacción. Resulta algo muy fuera de lo convencional, pero si consigue atraparte dentro de sus perfectas líneas e infinitos polígonos, te aseguro que te proporcionará una de las experiencias más únicas que jamás hayas vivido en un videojuego.
Manifold Garden, cuestión de perspectiva
El desarrollador William Chyr manifiesta haberse inspirado en el brutalismo, un estilo arquitectónico que se identifica con construcciones geométricas basadas en la repetición. Manifold Garden apoya la inmensidad de sus paisajes en ese simple concepto, el de repetir una estructura a lo largo y ancho del espacio infinito del juego. Es una de las primeras cosas que compruebas. Si te caes, nunca mueres, sino que vas a parar al mismo lugar en que estabas.
Resulta curioso cómo Chyr emplea este recurso para generar una potente dinámica de juego, la cual se combina con la posibilidad de alterar la gravedad para caminar sobre cualquier plano disponible. Aparte, estos planos se identifican cada uno con un color, como si fueran un cubo de Rubik. Interesante planteamiento que da lugar a una componente de exploración puzlera muy innovadora, al hacernos jugar con la perspectiva para resolver distintos rompecabezas espaciales.
Así, la psicodélica representación geométrica de escenarios queda respaldada por algunos retos más o menos desafiantes, casi siempre satisfactorios. Es un videojuego hecho para que muchas veces te sientas perdido entre tanto eje espacial. No obstante, centrándote, orientándote y a veces desquiciándote acabarás superando un viaje que da para unas 4-5 horas. Suficientes he de decir, dado el planteamiento realizado.
Busca el deleite visual en un grado superior a la interacción
Chyr defiende que estuvo trabajando en este proyecto durante unos siete años, y a pesar de que pueda resultar excesivo, hay que considerar que el diseño de juego es lo suficientemente brillante e intrincado como para creérselo. Además, se trata de una producción indie que no busca rédito comercial, sino manifestarse artísticamente… y eso siempre implica esfuerzo.
Sobre esto, comentar que lo mejor de Manifold Garden es su apartado artístico, el cual combina distintos estilos pertenecientes a reconocidos autores como Tadao Ando, Frank Lloyd Wright o Tsutomu Nihei. Quedarse perplejo observando la arquitectura de las construcciones es lo más común en un videojuego minimalisticamente complejo. Esto, unido al uso de una paleta de colores suave, pero armoniosa, da lugar a un acabado gráfico que técnicamente hay que decir que incluso intenta sacar partido de los PC más potentes gracias a varios grados de calidad (configurables al vuelo desde el menú de pausa).
Esto indica que detrás hay mucha más programación que fuerza bruta. Es un trabajo de ingenio, muchísimo, que brilla adicionalmente por una banda sonora que trata de ser minimalista, pero que aún así -y de forma sorprendente- consigue destacar sobre el resto. Se adapta mágicamente a cada nueva situación, de forma que tus acciones se ven acompañadas por nuevos acordes. Sensacional.
Por todo ello, no creo que sea justo destacar cosas como que el juego sea corto o algunas de sus partes resulten algo repetitivas. Tal vez le habría venido bien algo más de puntería a la hora de dejar claro lo que tienes que hacer, o que sus mecánicas tuviesen mayor variedad. Sin embargo, después de todo piensas en lo convencional que es a veces el mercado del videojuego, y te alegras de que existan juegos que se salgan de lo habitual para ofrecer una experiencia, que además de artística, tiene alma. Y eso creo que es algo de incalculable valor.
Manifold Garden trasciende más allá del videojuego para convertirse en una representación artística de la arquitectura imposible, a imitación de lo que hizo el holandés M. C. Escher. Una brillante aventura de exploración y puzles que brilla por su minimalista pero sorprendente apartado audiovisual, el cual deleita a cada paso que recorremos. Sin duda, una de esas obras que te encantarán si eres un amante de la creatividad y la innovación.
- Mecánicas de exploración y puzles bien conjugadas y bastante innovadoras
- Una representación arquitectónica grandilocuente y técnicamente sorprendente
- Visualmente irreprochable, con un gusto inmenso por el uso de líneas y colores
- La ambientación musical acompaña en todo momento al minimalismo visual
- Le falta algo de variedad en sus mecánicas puzleras
- Se echan de menos coleccionables o algún elemento que mejorase la profundidad
