No proliferan los juegos con dinosaurios como protagonistas. Hubo un tiempo en la década de los noventa que con el auge de Jurassic Park estos saurios eran absolutos protagonistas, pero aparte de los juegos basados en la trilogía (dentro de poco tetralogía) o en Turok, últimamente no hemos visto mucho a estos animales prehistóricos en el presente. Por eso cuando escuchamos hablar por primera vez de TheHunter: Primal, estábamos entusiasmados. Se mezclaba ese género tan de modo de supervivencia con la caza indiscriminada de los reyes del pasado.
Leer sobre TheHunter: Primal es mejor que jugarlo: somos un nuevo colono, que a lo Avatar o Evolve, debe limpiar un planeta de estos animales para comenzar la colonización. Se nos explica (agradecidamente en nuestro idioma) que nuestros delitos criminales no nos han dado mucha más opción, y que si logramos nuestro objetivo seremos absueltos. Si no lo hacemos, o morimos (más bien lo último) nuestros descendientes estarán condenados a repetir nuestra mala suerte.
Así, llegamos en una cápsula al planeta. En realidad, ya aparecemos allí. Y con ayuda de un localizador, tendremos que rastrear y cazar a todas las bestias posibles. Hacerlo nos generará mejores recursos que con los que empezamos: un mero machete y algún punto del mapa desbloqueado para investigar. Pero en las primeras partidas, nuestro objetivo será deambular en busca de cajas con mejores armas y munición para estar más preparados ante la amenaza inminente.
Empieza la caza
Una vez listos para marchar, podemos escanear huellas o excrementos de dinosaurio y seguirles la pista. Si les herimos será mucho más fácil localizar su sangre, porque huirán a una velocidad inalcanzable cuando son heridos. Y, si somos persistentes, lograremos nuestra pieza.
Es una premisa magnífica, una de esas ideas que sobre el papel no pueden ser más atrayentes. Pero aquí es donde empiezan los problemas con el trabajo puesto en TheHunter: Primal. Como muchas otras obras de la nueva era, nació bajo el apelativo de "Early Access" o "Acceso Anticipado", el tan temido sistema que provoca tantas alegrías como decepciones. Y en el caso de TheHunter, tenemos que hablar sin duda de decepción.
Pero aquí está la gran dicotomía del asunto. Bajo el sello de Early Access tendríamos que catalogar a Primal de título "prometedor", un juego que poco a poco iría consiguiendo mejorar y llevar a la realidad todas esas ideas que maneja. Entonces, ¿cuál es el problema? Principalmente, que ya no es un Early Access. Hace escasos días, el juego decidió dar el salto a título de lanzamiento sin apenas aportar cambios significativos desde su anterior condición. Sí, se añadieron nuevos saurios, alguna que otra mecánica y se pulió el acabado gráfico general.
Y es que cuando uno se sienta y se dispone a jugar, la sensación es de estar ante un título al que le queda mucho tiempo todavía de desarrollo. No estamos hablando de un defecto en concreto, de una característica que empaña el resto del desarrollo y que a lo mejor se corregiría en un futuro parche, por ejemplo. Estamos hablando de un juego a medio terminar, y esa sensación es constante.
La experiencia de rastreo de animales y recursos se convierte en una incontable cantidad de horas perdidas recorriendo la más absoluta nada. El mundo que nos rodea luce con buen aspecto, tal y como podéis comprobar en las imágenes, pero está completamente vacío. Salvo por algunas plantas venenosas, champiñones y rocas por el suelo, no hay nada interactivo que nos ayude a sentirnos que estamos sobreviviendo en un entorno hostil. Tampoco posee además las características más básicas de un juego de crafteo, donde podamos utilizar los elementos del terreno para construir recursos, así que nuestras primeras horas de partida (porque cuando mueres vuelves a comenzar de nuevo) se basan en localizar las balizas con recursos y comenzar a rastrear los dinosaurios, un trabajo que en pocos momentos se antoja divertido.
No es divertido por el tiempo que se emplea en los largos y largos paseos. En las pocas cosas que hacer en el camino, salvo evitar posibles amenazas. Por la barra de energía que nos permite correr una muy limitada y absurda cantidad de tiempo. Y cuando ya lo tienes todo y empieza la temporada de caza, volvemos a entrar en la misma dinámica al disparar a un dinosaurio que sale corriendo a cientos de metros de nosotros en un santiamén, al que tenemos que volver a rastrear.
No importaría para nada si estas mecánicas fueran efectivas o si hubiera cierta progresión de nuestro personaje, pero ni siquiera jugar con otros cazadores convierte la experiencia en algo más placentero. Ayuda a cazar y casi diríamos que lo hace completamente necesario para los dinosaurios más grandes, pero la poca interacción sigue patente en el componente multijugador. Todo ello por no hablar de las constantes caídas del servidor, que pueden llegar en el momento más inoportuno.
En un juego donde los dinosaurios deberían ser los mayores protagonistas, TheHunter parece en ocasiones ocultaros. Para hacer que la mecánica de rastreo funcione, el número de estos es tan escaso que casi choca con el planteamiento narrativo, pues no supondrían una amenaza tan grave para una colonización. Pero ignorando esta cuestión, ya que aquí la historia no es ni mínimamente importante, es más dudosa su variedad que su cantidad.
La experiencia de rastreo de animales y recursos se convierte en una incontable cantidad de horas perdidas recorriendo la más absoluta nada
Apenas encontrarás distintas razas de estos animales prehistóricos. Están los famosos Tyrannosaurus Rex, Triceratops y Velociraptor, por supuesto, a los que se le unen unos extraños, pero verdaderos, Utahraptor y Quetzalcoatlus. Pero centrémonos en este último, porque es el que más miga trae en los primeros compases de nuestra caza. Las mejores zonas suelen encontrarse en llanuras altas, y es donde planea esta especie de dinosaurio alado. Quizá conozcáis su más famoso homólogo, el Pteranodon. Su ataque consiste en agarrarte por los aires y dejarte caer, lo que suele traducirse en una muerte no sólo casi segura, sino lenta. Muy lenta.
No sólo eso, este dinosario está considerada por la comunidad como el enemigo más claramente descompensado del juego, y aunque algunas actualizaciones lo han aligerado un poco, lo cierto es que sigue siendo insoportable. No sólo es muy difícil de disparar, sino que únicamente tiene una oportunidad y en ocasiones, aunque aciertes, no morirá, por lo que los reinicios están asegurados y es casi mejor evitarlo.
Hay poco que salvar de TheHunter: Primal en el estado en el que se encuentra. Sus gráficos son efectivos, con un ciclo día-noche que ayuda un poco a dar variedad al asunto, y un motor que permite cierta extensión de terreno con abundante vegetación y una iluminación atractiva. Las animaciones, en cambio, son bastante ridículas y toscas y prácticamente no se genera tensión en los enfrentamientos con los dinosaurios y sobre todo con el T-Rex, al que por cierto, no funciona el quedarse quieto sin moverse.
TheHunter: Primal es una ocasión perdida, y nos da realmente lástima que sea así, porque queríamos disfrutar de un juego de dinosaurios y la mezcla con el nuevo tipo de juegos de supervivencia supone una idea excelente. Lo mejor que se puede decir de él es que es (era) un buen Early Access, y si se hubiera mantenido en esa condición, lo seguiríamos afirmando a día de hoy. Pero hay una gran diferencia entre poner o quitar esta etiqueta, porque si los desarrolladores consideran que este juego está terminado, entonces nosotros no podemos más que considerar que este juego es fallido.
TheHunter: Primal es una muy buena idea que hubiera funcionado si los desarrolladores hubieran seguido trabajando en él una buena temporada más. El hecho de haber salido a la luz liberándose de la etiqueta de Early Access no se antoja nada prometedor para el futuro del juego, del que si bien seguirá contando con algunas actualizaciones, no ha demostrado estar, ni de lejos, terminado. Sus mecánicas no se han acabado y su lento desarrollo denota que faltaba mucho trabajo por hacer. Desconocemos la razón por la que se ha decidido dar por concluida su etapa de desarrollo, pero bajo estas características, no podemos recomendar su compra.
- Sobre el papel, una buena idea
- El uso del rastreador… si las distancias no fueran tan vacías
- El juego está, a todas luces, inacabado
- Sus mecánicas están incompletas y sin pulir
- Un mundo con un fuerte componente de exploración, prácticamente vacío
