El ratón Tilo se pasa por Xbox One y PS4 para vivir grandes aventuras en el encantador mundo creado y habitado por simpáticos ratones y no tan simpáticas ratas. Divertido y emocionante, en el análisis de Ghost of a Tale te presentamos un videojuego de lo más recomendable.
Lo ves y cuesta no quedar prendado de sus gráficos, de su singular y bello apartado artístico, pero cuanto más avanzas en la aventura, cuanto más te sumerges en los misterios que se ocultan en su encantador mundo de ratones y ratas, más disfrutas y más entiendes lo especial que es Ghost of a Tale. Es una aventura con mayúsculas; un videojuego que emociona, que sorprende, y que demuestra que no es solo hermoso por fuera. Así que sí, cuesta no celebrar que un título de estas características se haya adaptado al fin a Xbox One y PS4, aún cuando a nivel técnico el videojuego de SeithCG no termina de rendir del todo bien en consolas, con más ralentizaciones de las que me hubiera gustado encontrarme incluso en las versiones de PS4 Pro y Xbox One X. A pesar de ello, no ensombrecen el trabajo de un equipo que con esfuerzo, dedicación y mucha, mucha pasión, han dado vida a un título que merece mucho la pena.
La historia de Ghost of a Tale comienza con el pequeño ratón Tilo, un bardo que ha sido encerrado en una celda de la fortaleza Altos Derruina sin saber muy bien por qué. Poco a poco iremos descubriendo el mundo que nos rodea, tanto lo que sucede en la propia fortaleza como las leyendas más importantes que impregnan de magia este pequeño mundo. Todo para encontrar a nuestra mujer, Merra, el objetivo principal. En el camino, encontramos un entorno poblado de ratas y alguna que otra criatura. Por lo general, serán los enemigos de los que tendremos que escondernos pero otras nos ayudarán tanto en nuestra misión como en conocer más del trasfondo y la ambientación del juego, proporcionándonos datos de gran relevancia para entender mejor el mundo que nos rodea.
¿Un cuento de hadas? No, de ratas
Hay un sinfín de posibilidades en Ghost Of A Tale, pero lo que nunca podremos hacer es pelear contra los enemigos. Esto no es para nada un juego de acción. Para sortear, entonces, los peligros deberemos hacer uso del sigilo. Esto significa permanecer fuera del alcance de visión de las ratas-soldado y escondernos en todo tipo de armarios, baúles y huecos para pasar inadvertidos. Eso sí, a medida que profundizamos en la aventura, el sigilo comienza a perder importancia. Esto es debido a que su sistema de infiltración no es tan profundo como para sostenerse toda la aventura y llega un momento en el que correr de los enemigos puede llegar a ser más útil y rápido que ocultarse de ellos. Además, gracias a la armadura de soldado, uno de los muy diferentes disfraces que encontramos a lo largo de la aventura, pasaremos desapercibidos delante de los enemigos sin ningún problema.
Bueno, salvo un problema muy concreto, y es que nos moveremos absurdamente despacio. Puede parecer poco importante este hecho, pero realmente se sufre si quieres atravesar los escenarios con la armadura pesada. Más adelante en el juego podrás mejorarla para moverte algo más ligero, pero aún así sigue siendo muy lento en comparación con el resto de trajes. Si esto fuera un juego en el que el sigilo fuera la mecánica primordial, el resultado final quedaría algo más deslucido. Pero no lo es. Es un juego de exploración.
Hablando de los trajes que nos podemos agenciar, lo cierto es que son muy variados y curiosos de conseguir, pues cada una de sus partes está bien oculta por todo el escenario (algunas realmente escondidas). Cada uno de ellos tiene unas ventajas sobre los otros. Por ejemplo, el de ladrón nos permitirá recorrer los escenarios con mayor sigilo. Otros nos permitirán realizar misiones especiales. Con todo, la recolección de todas las partes de los trajes se antoja más como una misión secundaria que como algo realmente necesario para alcanzar el final, ya que salvo la armadura, la cual sí es obligatoria, el resto no terminan de despuntar. Sin duda, se les podía haber sacado mucho más provecho.
Es un juego para contemplar, para recorrer de esquina a esquina
Se ha querido dar algunos tintes de rol a Ghost of a Tale, aunque para nada lo puedo clasificar realmente como un RPG. Únicamente subiremos de nivel a poco que vayamos realizando misiones y encontrando objetos clave por el mundo, lo cual nos permitirá mejorar nuestra barra de salud y energía, que van de la mano. Esto significa que si nuestra vida se ve reducida, también tendremos menos energía para correr y escapar. Gracias a algunos personajes que nos echarán una pata, podremos lograr habilidades especiales que nos permitirán detectar mejor los objetos, por ejemplo, o resistir más una caída entre muchos otros.
Repito: esto es, sin duda alguna, una aventura y exploración. Lo más importante será abrirnos camino a través de todos los obstáculos, puertas cerradas bajo llave y pasadizos secretos que nos cortan el paso. Descubrir todos los atajos terminan por abrir un mapa que, si bien en su extensión no es nada comparable a un juego de mundo abierto actual, sí se antoja suficiente. Pero sobre todo, y más importante, está bellamente perfilado. El diseño de este mundo es sorprendente, aprovechando correctamente la verticalidad para descubrir nuevas zonas y conectar todas entre sí.
La misión principal de Ghost Of A Tale es relativamente sencilla y nos durará en torno a las 12-15 horas. En ella, recorreremos todos los escenarios disponibles en el juego, pero será gracias a las abundantes misiones secundarias cómo realmente llegamos a exprimir al máximo cada área. Algunas misiones son muy sencillas, es cierto, y nos pondrán en la repetitiva tarea de recolectar ingredientes, objetos... Pero muchas otras son muy interesantes y nos ayudarán a sumergirnos mejor en el mundo del Tilo y encontrar algunos de los objetos clave o partes de los trajes. Completar todas las misiones secundarias puede añadir un buen puñado de horas más, llegando perfectamente a la horquilla de las 20-25 horas. Eso sí, si completas todas puedes llegar a terminar algo cansado de recorrer todo el mapa del juego.
Bello mundo en miniatura
Tu aventura comienza en un oscuro calabozo, mugriento, desolador… y aún así el videojuego te enamora con su gran puesta en escena. Porque incluso en un lugar así Ghost of a Tale continúa siendo un juego hermoso. El diseño de personajes, de escenarios y las graciosas animaciones de las ratas y ratones son algunos de los aspectos más llamativos de un juego que, por desgracia, en consolas no termina de ir tan fluido como cabría esperar.
Las ralentizaciones nunca llegan a arruinar la experiencia, pero sí pueden entorpecer algo la acción. Otro detalle que sorprende son los juegos de luces y sombras, que ambientan perfectamente las zonas más cerradas, como las alcantarillas y las catacumbas, mientras que el ciclo de día y noche da dinamismo a los lugares abiertos, como el patio de la fortaleza, el bosque o la costa, que dan lugar a bellas estampas.
La luz es realmente importante para la travesía de Tilo, ya que algunos eventos sólo pueden activarse por el día o por la noche. Algunos personajes cambiarán de localización dependiendo de la hora del día y otros nos pedirán que esperemos un determinado tiempo para recoger un objeto. Asimismo, tendremos que hacer uso de nuestro pequeño farol y candil para iluminar zonas oscuras y abrirnos camino o descubrir objetos en el suelo que de otra forma (por mucho que subamos la gamma del juego) no podremos recoger. La cámara, eso sí, puede ser también un problema a veces, dificultando ciertas acciones en espacios cerrados.
El diseño de su mundo es sorprendente y aprovecha muy bien la verticalidad
Pese a que Ghost Of A Tale hace muy bien muchas cosas como el gran diseño tanto de niveles como artístico, completamente evocador, es el conjunto lo que realmente me ha maravillado. Es difícil encontrar un ejemplo en otro videojuego que sea exactamente igual a lo que este nos propone y eso es algo digno de admiración. La sensación de explorar libremente (y libre también de indicadores de cualquier tipo), sin que nadie nos ayude con algunos objetos muy difíciles de encontrar y algunas misiones que te hacen estrujarte bien el cerebro y repasar concienzudamente cada uno de los escenarios, es algo que se ve poco en los videojuegos actuales sobre todo sin el añadido de un fuerte componente de acción, que el juego no necesita en absoluto. Esta es una obra para contemplar, para recorrer de esquina a esquina como el ratón que somos, escapando de las opresoras ratas y descubriendo cada uno de los secretos y misiones secundarias que esconde la fortaleza de los Altos Derruina. Un juego de ratones, sí, pero con alma.
Ghost of a Tale es un juego especial. Una obra muy personal con un increíble diseño de niveles y artístico que te sumerge perfectamente en el mundo que propone. Tiene algunos fallos técnicos y podría ser más redondo en los compases finales, pero su propuesta es tan original y bien llevada que deja maravillado a cualquier jugador que se acerque a él sabiendo lo que está buscando. Un juego lleno de magia y encanto, que huye como su propio ratón protagonista de la acción rápida, para centrarse expresamente y profundamente en la exploración.
Comprar Ghost of a Tale- Gran diseño de mapeado que se retuerce verticalmente para conectar atajos y secretos
- Muy buen diseño artístico con personajes encantadores y animaciones bien cuidadas
- El mundo, la historia y la ambientación está lograda y nos hace querer saber más
- La cantidad de secretos y misiones secundarias, muchas que animan a ser completadas
- Se podía haber sacado más provecho de algunos trajes y las canciones que tocamos
- Algunos problemas técnicos que pueden ser más o menos engorrosos
- El sigilo no es muy profundo y poco a poco queda relegado a un segundo plano
