El estudio Phoenix Labs, formado a partir de veteranos de BioWare y Riot Games, lanza por fin la versión final de su primer juego, Dauntless. Nos adentramos en las Islas Fragmentadas para plantar cara a sus imponentes Behemoth, y perder la noción del tiempo en el proceso. Enfúndate el yelmo y coge tu martillo. Análisis de Dauntless.
¿Te gusta Dark Souls? Si eres un enamorado de las obras de FromSoftware como un servidor, tal vez hayas experimentado esa sensación de curiosidad escéptica que tengo cada vez que se anuncia un juego de fantasía oscura, con muchos planos incomprensibles o sobrecogedores, y un sistema de combate pausado, centrado en el cuerpo a cuerpo, medido cuidadosamente para que entiendas que tu oponente es muy superior y que cualquier paso en falso se castiga con dureza. En esos momentos pienso "mira, no nos vamos a engañar. Esto es Dark Souls. Y así de primeras me flaquea en esto y lo otro. Me espero a ver cómo sale". Luego se lanza el juego, y pasa lo que pasa: con sus más y sus menos, no está mal, pero lo comparas con el primero y ahí ya sale perdiendo.
Con Monster Hunter ocurre con menos frecuencia, pero también pasa: ahí tenemos Toukiden o God Eater, además de otros "cazamonstruos" perdidos en PSP y PS Vita. El más sonado de los últimos tiempos es sin duda Dauntless, de Phoenix Labs, que llegaba hace unos días a PC, PS4 y Xbox One. Lo cierto es que el historial de Dauntless es más largo de lo que parece: el juego se anunció en 2016, y en 2017 se brindó a los usuarios de PC la posibilidad de adquirir un paquete de fundador o apuntarse a fases de pruebas para comenzar a jugar desde su propia lanzadera como acceso anticipado. Siendo jugador de Monster Hunter desde hace muchos años, lógicamente tuve esa sensación de curiosidad escéptica de la que hablábamos antes, así que lo probé. Me bastaron un par de horas para soltar el mando y decir "tal vez más adelante, cuando esté más pulido".
Al igual que muchos de vosotros, en los últimos días he pasado bastante tiempo en larguísimas colas para entrar al servidor, cazando Behemoths y creando armas y armaduras del varios tipos. ¿Cómo ha evolucionado el juego en todo este tiempo? ¿Qué puede aportarte si ya juegas a Monster Hunter? ¿Es posible disfrutarlo sin pasar la tarjeta de crédito? Literalmente, responder por ti mismo a todas esas preguntas no cuesta nada, porque es un free to play. Pero si quieres ahorrarte tiempo y algo de espacio en tu disco duro, continúa leyendo nuestro análisis de Dauntless.
Date prisa, ¡vamos a cazar!
Dauntless no es en absoluto un juego pretencioso. Va directo al grano. Tienes una aldea llamada Ramsgate donde se encuentran todos los mercaderes y donde nos preparamos para cada misión, y aparte tienes los mapas en la que transcurren los objetivos. No hay cinemáticas, y la poca narrativa que tenemos se encuentra en breves textos que acompañan a los mercaderes cuando nos asignan misiones. Punto pelota. De hecho, el juego se toma muchas molestias para garantizarnos que podemos saltar a la acción sin más rollos previos.
Dauntless no busca ser un videojuego pretencioso y va directo al grano
Entras al juego, abres el mapa (sin animaciones intermedias) seleccionas la misión que quieres hacer y listo, estás en matchmaking. El proceso no toma más de un par de segundos, y mientras esperas a que comience la partida puedes aprovechar para coger misiones o actualizar tu equipamiento. De hecho, todo es tremendamente rápido, cómodo y sencillo. Cada mercader tiene solo uno o como mucho dos menús de opciones muy simples, y no se te interrumpe en ningún momento con diálogos obligatorios ni animaciones toscas. Podrías no leer nada y guiarte por el juego simplemente por iconos. Todo es tan inmediato que tener que correr durante cinco segundos para llegar al herrero ya parece un castigo.
Tal vez parezca que estamos hablando de un nivel muy alto en el que el jugador no necesita ningún tipo de guía, pero lo cierto es que Dauntless es así desde el principio. El juego arranca pidiéndonos hablar con los mercaderes (lo justo para que sepas dónde están y qué hacen) y con unas tareas muy simples para ponernos en acción cuanto antes. Los primeros Behemoth a los que nos enfrentamos llevan la etiqueta 'lesser' (menor), y prácticamente constituyen el tutorial del juego. Dan lo justo para aprender los controles, el combate y algunos detalles como el daño elemental o la rotura de partes para conseguir materiales adicionales. De hecho, Dauntless es un juego tan directo que estamos convencidos de que si sabes exactamente qué estás haciendo y en qué orden haces cada pieza de equipamiento, puedes llegar a lo que consideramos 'endgame' en un par de tardes.
En este punto, nos hacemos una pregunta inevitable: ¿es Dauntless un juego excesivamente ligero? Bueno, por un lado valoro muy positivamente la idea de limpiar todos los obstáculos y dar protagonismo a la acción pura y dura, pero al mismo tiempo reconozco también que durante las primeras horas fue difícil mantener el interés. Los primeros Behemoth a los que nos enfrentamos tienen muy pocos recursos para ponernos las cosas difíciles. Tampoco son espectaculares, ni rápidos, no interactúan con el escenario, no tienen pistas musicales llamativas ni mecánicas imaginativas o divertidas. ¿Dónde está la chicha del juego? ¿Por qué querríamos dedicarle horas a un juego así?
Por suerte, Dauntless sí que tiene un gran sentido de la progresión, y si eres capaz de no aburrirte mientras completas los primeros encargos, encontrarás que nuestro catálogo de Behemoth aumenta rápidamente, y cada vez que se expande, aporta algo nuevo. Si los primeros Behemoth se defienden torpemente con coletazos, los que verás cuando lleves cinco o diez horas dejarán trampas eléctricas en el suelo, y más tarde encontrarás a otro que se hace invisible, y vuela, y te infecta con un estado elemental que no conocías. Para cuando llegues a los Behemoth que se teletransportan y que invocan torretas, te estarás preguntando si estás jugando al mismo juego de antes. Y entonces llegará otro que te lleva a una dimensión alternativa para envenenarte mientras aparece y desaparece entre portales hasta que lo derribes con un contraataque. Bueno, te haces a la idea de por dónde vamos, ¿no?
Esa es la magia de Dauntless, es lo que te mantiene pegado a la pantalla durante horas y horas. El juego no te hace perder mucho tiempo recolectando materiales ni haciendo misiones obligatorias. No nos permite decorar una casa, ni mejorar una granja para cultivar nuestros propios recursos, ni coleccionar criaturas pequeñas como Monster Hunter: World. Pero al menos sí que te anima a planificar qué armas y armaduras debes fabricar o mejorar para hacer frente a los Behemoth que te pide tu misión actual, y reunir los materiales necesarios se va haciendo progresivamente más divertido. Y más exigente, también. Verás, fabricar un arma o armadura es muy fácil, y mejorarla a +5 también. Pero luego el juego nos pide materiales que se consiguen específicamente en misiones de rango más alto, y además tienen un tope diario, con lo que querrás hacerlas todas para maximizar tus recompensas… e incluso de este modo solo podrás mejorar tu equipamiento unos niveles más, porque cuando llegues a otro tope, te pedirán materiales de un nivel superior.
Siempre tienes un objetivo en mente. Te mueves porque al hacer esta misión te darán un material que te permitirá mejorar una armadura, esa armadura te permite llegar al poder recomendado de una misión más difícil de un Behemoth que te permite forjar un arma con el elemento que necesitas para hacer otro Behemoth de la misma misión que te han dado… ese es el rollo. Todo es rápido e inmediato. El factor RNG es más suave que en otros juegos, casi siempre se premia tu tiempo y tu dedicación para romper partes de monstruos y tienes la seguridad y garantía de que vas a progresar si haces tal o cual cosa. Además, a niveles muy altos tienes decenas o cientos de desafíos que perseguir para canjear por núcleos con recompensas para mejorar nuestro equipamiento. Dauntless engancha. Pero para disfrutarlo tienes que perdonarle lo simple y soso que es en otras cosas.
Misiones, monstruos y equipamiento
Venga, vamos de una vez al meollo del asunto. ¿Cómo es hacer una cacería en Dauntless? Al igual que el resto del juego, tiene más bien poco misterio. Hay numerosos mapas con distintos biomas (una tundra, un desierto, un bosque, etcétera) cuyas principales diferencias son meramente visuales. Es posible jugar las misiones en solitario, pero lo normal es ir con más jugadores y separarnos al principio hasta dar con el objetivo. Mientras tanto, cogemos algunos materiales que nos ayudarán a elaborar pociones y potenciadores de velocidad. Después, notificamos a los demás disparando una bengala y comienza la pelea.
Los Behemoth, por lo general, están diseñados con una IA relativamente torpe pero lo suficientemente bien diseñada como para ponernos las cosas difíciles cuando se enfadan, por lo que hay que aprender a "bailar" con nuestra presa. Algo totalmente esperable, claro. Conforme encontramos enemigos más poderosos, iremos viendo efectos y mecánicas únicas que involucran agentes externos o modifican parte del mapeado. Así que incluso si la IA no siempre va a por el que está recuperándose cómodamente en una grieta de éter, en realidad el juego tiene sus maneras de garantizar que estamos atentos.
También influye el hecho de solo tener cinco pociones de curación al principio de cada misión, por lo que si vamos a lo loco sin vigilar el poder recomendado o con el elemento que no toca, lo pagamos caro. Aunque se nos puede revivir si caemos, conforme vamos fallando se llena un medidor de peligro, y al llegar al estado crítico, la misión llega a un punto de muerte súbita en el que o terminas, o se acabó lo que se daba. Dauntless no es un juego cruel con el jugador torpe, pero al menos sí te pide que estés atento, que no te duermas en los laureles, que te tomes en serio tanto la preparación como la ejecución.
Tenemos seis tipos de arma que dominar (espada, martillo, hacha, hojas dobles, pica y repetidoras) cada una de ellas con un planteamiento muy simple y algo de complejidad para el que esté dispuesto a dedicarle atención. Todas ellas resultan familiares si ya has jugado a Monster Hunter, aunque tienen su propia personalidad. Por ejemplo, la pica tiene similitudes con la lanza de MH, pero no nos permite protegernos con un escudo y además es muy ágil. Aprender sus pros y sus contras se vuelve más importante conforme avanzamos, porque si quieres hacer tal desafío igual necesitas saber qué arma aturde al monstruo de turno; o si necesitas tal material a lo mejor debes romper una parte para la que tu arma no sirve.
Por otro lado, tenemos el hecho de que tanto armas como armaduras se pueden personalizar de varias maneras. Podemos alternar piezas de diferentes conjuntos, teñirlas o usar la función de 'transmog' para darle el aspecto de otra que nos guste más. También es posible instalar células y mods que añaden efectos pasivos y activos de toda clase. Estas van cobrando más importancia conforme progresamos, así que cuando creas que ya no te quedan misiones por hacer, mira las armas y armaduras que te faltan y empieza a personalizar cada una para hacer tareas distintas. En el momento de redactar estas líneas, las misiones más altas tienen nivel de peligro 17, pero siendo un juego como servicio, no nos extraña que Phoenix Labs ya estén cociendo algunas aún más duras a nivel interno.
Tanto los monstruos como las armaduras admiten un margen de imaginación muy superior
La principal pega que tenemos al respecto en este sentido es que tanto los monstruos como las armaduras admiten un margen de variedad e imaginación muy superior. No podemos evitar sentir que cada Behemoth no es mucho más que un lagarto o armadillo cubierto de fuego o hielo, más o menos del mismo tamaño, y visualmente las armaduras también apuestan por una dirección tal vez demasiado genérica. Hay algunas como la del Nayzaga que sí le echan algo más de originalidad, pero en líneas generales estamos ante típicos caballeros y exploradores sin demasiada personalidad. Tal vez sea algo que deban tocar en el futuro, pero puesto que hay gustos para todo, lo consideraremos como un fallo menor.
Monetización y apartado técnico
Como ya hemos comentado, Dauntless es un juego free to play y, francamente, no sentimos que nos fuerce a gastar dinero en ningún momento. Es cierto que la tienda está presente en los menús y en cada mercader de Ramsgate, pero solo comercializa con objetos cosméticos y un pase de caza (idéntico al pase de batalla) que nos da recompensas gratuitas de vez en cuando simplemente por jugar. Pensamos que esto podría ponerle las cosas difíciles a Phoenix Labs en algún punto, eso sí. Si has jugado a Fortnite, sabrás que los jugadores que tienen el pase de temporada acceden a muchos desafíos y recompensas exclusivas, por lo que quien no compra el pase está un poco fuera de onda.
Fortnite tiene esa forma sutil de animar al jugador a comprar aunque sea un solo pase de batalla, incluso si después ahorra paVos del propio pase para comprar el siguiente Dauntless no hace eso. Se conforma con ofertar el pase de caza de élite cuando iniciamos sesión, e incluso si lo examinamos detenidamente veremos que la mayoría de recompensas son máscaras y gestos que no usaremos demasiado. Tal vez pienses, "¡mejor para mí!" pero también nos hace cuestionar cómo evolucionará Dauntless con el tiempo si no logran recaudar lo suficiente.
Por otra parte, para hacer el análisis del juego usamos la versión de PC, que antes tenía su propia lanzadera y que ahora está disponible únicamente en Epic Games Store. Nos sorprende que en ordenador estemos limitados a 60 FPS por defecto, aunque es posible editar manualmente un archivo de la carpeta de instalación para eliminar el tope. Tenemos opciones básicas para configurar separado algunos elementos como calidad de texturas, sombras, distancia de dibujado, una caja para activar la sincronización vertical e incluso una barra para ajustar el campo de visión. También tenemos alguna que otra comodidad genérica para ajustar el chat de voz y texto y mapear los controles a nuestro gusto. Lo justo y necesario, sin demasiados alardes.
También queremos resaltar que Dauntless es el primer juego que se estrena con verdadero juego y progresión cruzadas, sin limitaciones. Veremos jugadores de todas las plataformas en Ramsgate y durante las misiones, independientemente de si usan mando o teclado y ratón. No hay PvP que divida las comunidades, y también podemos escribir y gestionar nuestra escuadra entre amigos de cualquier plataforma. Además, el juego nos indica con un icono desde dónde está jugando cada jugador para que sepamos si puede tener algún tipo de limitación (como por ejemplo la ausencia de teclado para escribir).
Por último, indicamos que el juego se ha estrenado con pocos, pero muy molestos 'bugs' y problemas que pueden chafarnos la experiencia durante los primeros días. Por ejemplo, aún encontramos largas colas para entrar en los servidores de forma ocasional, y muy a menudo el botón de acción no termina de responder, lo que resulta muy molesto. A veces también vemos un tirón ocasional o un personaje que se queda atascado en el mapa. Son problemas típicos pero que deberían solucionarse pronto.
Dauntless peca de ser algo simple y poco inspirado en algunos momentos, lo cual es un problema muy grande para alguien que rivaliza con el público de Monster Hunter. Necesita más profundidad en las misiones y no estaría mal darnos algo más que hacer cuando no estamos pegándonos con los Behemoth, pero incluso con estos fallos, es un juego que consigue engancharnos, y eso dice mucho y muy bueno de él. Tiene un gran sentido de la progresión, alguna criatura capaz de sorprender y sabe cómo mantenernos pegados a la pantalla conforme acumulamos horas. Es posible que no te convenza, pero si te gusta esta clase de juegos, definitivamente merece la pena darle una oportunidad.
- Fabuloso sentido de la progresión y buena curva de dificultad
- Acción rápida, directa, ininterrumpida. Va al grano
- Muchas posibilidades (y comodidades) para personalizar nuestro personaje y equipo
- Los Behemoth necesitan un poco más de variedad e imaginación
- Aparte de cazar y mejorar equipo, no hay prácticamente nada que hacer
- Algunos problemas técnicos muy molestos que afean su lanzamiento
