Ubisoft vuelve a sorprender con un notable videojuego de estrategia civil que retrata con espectacularidad la Revolución Industrial. Crea, gestiona y expande un imperio comercial en un juego divertido y adictivo como pocos. Análisis de Anno 1800.
Empiezas a jugar y cuando te das cuenta... ¡han pasado horas! Así, sin más; en un abrir y cerrar de ojos has dedicado toda una tarde a construir, gestionar y expandir un imperio. Y ahí sigues, como si nada, pues siempre hay algo nuevo que descubrir, nuevos desafíos a los que hacer frente y construcciones a las que dar vida. Así que juegas, sin descanso, y crecen las excusas; los "enseguida acabo" que nunca terminan, que se alargan eternamente, porque si algo se puede decir de Anno 1800 es que es divertido a rabiar. Para el que juega, claro, pero también para el que simplemente observa; para el que disfruta con el bellísimo apartado artístico que atesora este videojuego de estrategia civil desarrollado por el veterano equipo de Blue Bytes y Ubisoft. Es un juego apasionante, de los que enganchan, de los que te hacen disfrutar como ese niño que no quiere que la fiesta acabe nunca. Por eso tras horas de esfuerzo, de obrar milagros, algo tan simple como inaugurar un zoológico, ¡con los animales que tu mismo has atrapado!, resulta tan emocionante.
Tomando como referencia la Revolución Industrial que tuvo lugar en el siglo XIX, crear de la nada un gran imperio de ultramar es una de esas experiencias que ningún aficionado a la estrategia debería perderse por nada del mundo. El punto de partida es el de siempre. Con unas cuantas monedas de oro y unos pocos materiales de construcción en la bodega del barco, Anno 1800 propone algo tan fascinante como crear, gestionar y expandir una ciudad… a la que pronto seguirá otra, y otra, ubicadas todas ellas en islas lejanas, con sus propias particularidades; con recursos y materias primas imposibles de localizar en otros lugares. Así que comercias, intercambias bienes para que los habitantes de una ciudad puedan disfrutar de los lujos de sus vecinos y a la inversa. Y creces; creces sin cesar hasta que las aguas del Viejo Mundo se te quedan pequeñas y te embarcas en la mayor de las aventuras, ¡a América!, para descubrir nuevas formas de expandir tu poder. Lo haces, y sonríes, y disfrutas mientras te dejas llevar por la emoción. Esto es solo el principio.
¿Tu mejor arma? El comercio
Construyes casas, los ciudadanos llegan, y con ellos las exigencias. Quieren comer, y vestir bien, y tener donde disfrutar de una buena fiesta con alcohol. Se lo das, y les haces felices, y con ello consigues que puedan mejorar su estatus social; que pasen de ser meros campesinos a obreros. Nueva carga de responsabilidad que, claro, vendrá acompañada de nuevas exigencias. Se acabó el comer pescado y beber whisky rancio. Pan recién horneado, embutido, cerveza… y luego carne enlatada, abrigos de piel, bicicletas y más, mucho más, pues cuanto más crece la ciudad más lo hacen los engranajes que la sustentan. Porque esto, amigos, no es tan fácil e inmediato como construir una panadería para dar pan a todo el que lo pida.
Necesitas cultivar los ingredientes, trabajarlos, combinarlos entre sí antes de obtener el resultado final. Así una y otra vez, sin cesar, con montones de materias primas que se relacionan entre sí en una delicada cadena de producción que debe funcionar con la precisión de un reloj suizo. Y es genial. Resulta increíble cómo poco a poco, sin darte cuenta, la acción de Anno 1800 se vuelve más y más compleja, más grande y por momentos incluso caótica, y sin embargo rara vez sientes que pierdes el control de la situación. Hay mucho trabajo por hacer, muchísimos frentes a los que atender de forma simultánea, pero el videojuego de Ubisoft se las ingenia para que esta sea una experiencia divertida y, sobre todo, amigable. Tiene mérito.
La experiencia resulta apasionante. Sobre todo porque el videojuego no deja de crecer
Hasta la fecha, mejorar el nivel de vida de los ciudadanos tenía como resultado que pagaran más impuestos y poco más. ¿Eran felices? Mejorabas su hogar ¡y a seguir recaudando! Esto cambio en Anno 1800. Aquí nos encontramos con una mano de obra fragmentada que se especializa en distintas labores, y aunque el objetivo es el mismo, esto es, llevar a los ciudadanos al máximo nivel progresando al ritmo que lo hace la ciudad, no podemos hacerlo con todos ellos. Tiene lógica. Los campesinos que se transformen en obreros abandonarán los campos, dejarán su anterior actividad para dedicarse a otros menesteres, así que necesitas cubrir sus vacantes para seguir adelante.
La experiencia resulta apasionante. Sobre todo porque el videojuego no deja de crecer, de plantear nuevos desafíos, de introducir más y más materias primas con las que trabajar, ¡algunas incluso procedentes de América! Así que no basta con tener una sola isla, pues no todas ofrecen los recursos que necesitas. Hay cultivos o minerales que solo se encuentran en zonas muy concretas, y eso obliga a expandirse, a navegar en busca de nuevos territorios donde asentarse. O bien comerciar, claro, que no estás solo en el mundo. Así que construyes barcos mercantes y los envías a explorar las aguas, pero te atacan piratas, o facciones rivales, y debes defenderte; así que construyes fragatas, y las usas como escoltas, además de fabricar armas con las que proteger tu territorio con la fuerza de los cañones. Y sigues, y no te detienes, porque tu ciudad crece, y también las exigencias de tus cada vez más ilustres ciudadanos. Y es mejor tenerles contentos.
Si nos pasamos de la raya y les hacemos trabajar más de la cuenta o, simplemente, no les ofrecemos lo que piden, los ciudadanos podrán ir a la huelga. No es algo que vaya a tumbar nuestro imperio, pero en momentos puntuales de la partida una manifestación puede romper ese preciado equilibrio que hace que todo funcione a la perfección. Lo mismo ocurre con los incendios o las enfermedades. Hay que gestionar bien los recursos, sí, pero también es importante construir una ciudad en la que no falte de nada; que sea bonita, que ofrezca diversión y en la que los ciudadanos estén cubiertos ante cualquier imprevisto. Los habrá, claro, aunque echo en falta más situaciones que rompan un poco con la monotonía. Hay tareas secundarias con recompensas especiales, pero estas son tan simples, tan básicas, que pronto caerán en el tedio. Y las haces, claro, porque la recompensa merece la pena; pero esperaba algo más de un videojuego que a veces peca de conservador.
Destaca su modo historia, no tanto por el relato, sino más bien por el emocionante ritmo de la acción que plantea
No pido una experiencia al estilo Frostpunk, con sus brutales decisiones morales, pero decepciona un poco que ya sea en el Viejo Mundo o en América la forma de actuar sea exactamente la misma. Cambia el estilo visual, la música y las materias primas con las que trabajas, pero la esencia es idéntica. Todo es igual. Se siente como una oportunidad perdida, pues habría estado genial enfrentarse a tribus nativas en América o a diversas problemáticas relacionadas con la explotación de los recursos naturales. No es el caso, y aunque en cierto modo decepciona, algo tiene Anno 1800 que poco te importa. Es tan divertido, tan emocionante ver crecer tus ciudades, que juegas y juegas durante horas y lejos de aburrirte, sigues tan emocionado y contento como el primer minuto.
Crees haberlo visto todo y de repente desbloqueas un nuevo nivel de ciudadano, de los cinco disponibles en Europa, mas tres en América, y crecen las ganas de seguir jugando. Unos minutos más y termino, te dices a ti mismo; acabo de construir el museo y ya sí que sí me despido. Pero no lo haces. Sigues jugando, las horas vuelan, y no hay fuerza terrenal capaz de despegarte del ordenador. Y eso dice mucho en favor de un videojuego que no se olvida de introducir novedades tan interesantes como las Expediciones. En una época de descubrimiento, de vivir aventuras en tierras desconocidas, Anno 1800 nos propone superar una serie de misiones basadas en el texto y las decisiones, en el tipo de barco que controlamos y la tripulación y recursos que con ellos viajan. ¿Ha habido problemas y tienes heridos? Si en el barco viaja un médico podrás tratarlos si no… puedes intentar proseguir el viaje sabiendo que la moral de la tropa estará por los suelos.
Hay bastantes misiones del estilo con algunos relatos de lo más interesantes, y lo mejor son las recompensas, pues gracias a estas animales para el zoológico, o preciadas obras de arte con las que llenar las salas del museo. Hay otras formas de obtener estos objetos especiales, que también permiten mejorar la productividad de las fábricas, reducir costes o animar a la gente. Detalles que ayudan a dotar de una mayor riqueza estratégica a un videojuego que es pura adicción. Además ofrece opciones más que suficientes para tenerte horas y horas delante del PC. De entrada destaca su modo historia, no tanto por el relato, que es bastante típico, sino más bien por el emocionante ritmo de la acción que plantea.
De principio a fin te verás cumpliendo misiones de aquí para allá mientras aprendes a jugar, mientras crece tu ciudad, y cuando alcanzas el clímax y te enfrentas a la batalla final, el videojuego aún tiene muchísimo más que ofrecer. Pero ahora sabes jugar, eres experto, y tienes oportunidad de descubrir otras nuevas opciones tan interesantes como la posibilidad de comprar acciones en las islas rivales para, con dinero, lograr apoderarte de esas tierras. ¿Prefieres ir al grano? La guerra es la solución aunque, como es habitual en la serie, la lucha no es su punto fuerte. Hay muy pocos barcos entre los que elegir y a la hora de combatir, tampoco es que haya mucha estrategia.
La táctica de lanzar todos los barcos al ataque, al unísono, en plan bestia, es la mejor solución en la mayoría de casos, y es una pena. Puedes equipar diversos objetos para mejorar las estadísticas de combate, pero no resultan fundamentales más allá de los enfrentamientos online, cuando mides tus fuerzas contra otros jugadores que, esta vez sí, pueden tratar de sorprenderte con tácticas de guerra más ingeniosas. Pero no es que Ano 1800 haga mucho por ello. El videojuego de Ubisoft también peca de ser poco claro a la hora de ofrecer detalles sobre cuánto recibes por cada recurso con el que comercias. Y es grave en un juego que centra gran parte de su acción en el comercio.
También me habría gustado encontrar una interfaz de usuario más clara, mucho más amigable, relacionada con este mismo aspecto. Muy pronto tendrás que construir una gran flota de barcos mercantes para que viajen de una a otra isla intercambiando bienes, pero a veces puede ser tedioso controlar este flujo comercial. Las rutas comerciales pueden fallar por muchos motivos, y mientras gestionar la ciudad es una experiencia gratificante, no lo es tanto andar controlando al detalle el movimiento de tus barcos; observando si los almacenes están llenos o faltos de ciertos recursos. El que no puedas establecer tu mismo las rutas de los barcos para, obvio, evitar zonas dominadas por los piratas, es otro detalle que ensombrece el resultado final. No lo suficiente como para perder las ganas de seguir explorando sus contenidos, y a esto contribuye su increíble apartado audiovisual.
Anno 1800 es un videojuego hermoso, que enamora con la belleza de sus escenarios, con la vida que desprenden sus ciudades. Y tiene detalles geniales. Aunque el ritmo de la acción puede llegar a ser abrumador, aunque a veces hay mil y una tareas que debes llevar a cabo sin pausa, el juego de Ubisoft te invita a detenerte por unos instantes para simplemente a observar. Contemplar a los trabajadores en las fábricas, a los agricultores en los campos de maíz, trigo o algodón; a los cerdos retozando en el fango o las alpacas comiendo en sus granjas. Mires donde mires encontrarás detalles geniales, de los que te dejan embobado. El trabajo de los artistas de Blue Bytes es tan genial que incluso verás cómo la gente progresa al ritmo de tu ciudad; cómo pasan de vestir harapos a llevar sus mejores galas, a usar bicicletas, carruajes lujosos o incluso trenes. Y no menos espectacular es la banda sonora que nos acompaña a lo largo de la partida. Con melodías de una factura bellísima, lo único malo que se puede decir es que a veces peca de ser algo repetitiva; se echa en falta algo más de variedad, aun cuando la música es distinta en Europa y el Viejo Mundo.
La acción de Anno 1800 también puede resultar caótica en momentos puntuales
La acción de Anno 1800 también puede resultar caótica en momentos puntuales. Demasiadas cosas por hacer, demasiados frentes por abarcar sin opción de pausar la acción para tomar decisiones. Hay que reaccionar rápido, pero cuesta hacerlo cuando hay misiones con tiempo, cuando atacan a tus barcos mercantes, o algunas cadenas de producción se han visto afectadas por una huelga u otra catástrofe. Y lo peor es que a veces, mientras intentas solucionar estos problemas, no dejan de salir ventanas emergentes con mensajes vacíos de otras facciones que agradecen el comercio, o que están felices, o tristes, ¡o que quieren tirarse un buen pedo!, y te agobias; y te estresas cuando debería ser justo lo contrario. Que a veces intentaba reaccionar a una misión principal pero lejos de poder cumplirla, en pantalla tenía el mensaje de unos ciudadanos hablando de problemas menos acuciantes. El precio a pagar por disfrutar de un gran juego de estrategia civil.
Crear, gestionar y expandir un gran imperio comercial a través de los mares es una experiencia divertida y emocionante como pocas. Anno 1800 sabe sorprender al aficionado creciendo sin cesar, ofreciendo más y más materias primas con las que jugar, obligándote a salir de tu entorno para explorar nuevas islas, ¡viajar a América!, y seguir creciendo. Y lo haces, durante horas, muchas horas, porque es un videojuego tremendamente divertido.
Comprar Anno 1800- Es genial cómo se relacionan tantísimas materias primas y la industria que las rodea
- La mano de obra fragmentada es una gran decisión de diseño
- Impresionante recreación visual de la Revolución Industria. ¡Es un juego espectacular!
- Las expediciones son un buen añadido, como la opción de manipular la prensa
- Gestionar las rutas comerciales puede ser algo caótico. Se echa en falta más información
- Es un videojuego exigente en lo técnico, aunque el resultado merece la pena
