Lo prometido es deuda. Bethesda y Panic Button cumplen con el port para Switch de uno de los shooters más relevantes de la actualidad. Un port más que digno que lleva toda la acción de esta ucronía nazi a la pantalla de Nintendo Switch. Te contamos todos sus detalles en el análisis de Wolfenstein II: The New Colossus.
Todavía ahora dudo un poco si es que Panic Button está encontrándose cada vez más cómoda con estos ports para Nintendo Switch, tras su buen hacer con Doom y Rocket League, o es que Wolfenstein 2: The New Colossus es un juego que se adapta mejor a las especificaciones de la máquina. En mi análisis de Doom destacaba el gran trabajo del estudio en la realización de esta conversión, pero no podíamos obviar los sacrificios que se habían tenido que hacer para lograr mover el juego con tal suavidad.
No es tarea fácil, ya que al trabajo de reducción visual hay que mantener al máximo posible la constancia la tasa de cuadros, en los que se sacrifican por pura necesidad los 60 frames por segundo. En el caso del shooter de id Software era un trabajo difícil, que derivó en algunos momentos demasiado borrosos, en los que la imagen era demasiado borrosa. Al fin y al cabo, Doom es un shooter en el que la velocidad es imperativa, y aquí encontramos una clave fundamental para entender el trabajo de Wolfenstein II. El de Machine Games es un juego cargado de acción también, pero los tiroteos se resuelven con un ritmo de movimiento algo más pausado, a ras del suelo, sin tanto salto y doble salto e incluso apoyándote en el sigilo en algunas ocasiones.
Este ritmo más "tranquilo" (repetimos, sigue siendo un juego lleno de acción) ha permitido a la desarrolladora elaborar el mismo proceso (junto a unos cuantos trucos más bajo la manga) que en su anterior shooter, sin que se note tanto el descenso de la resolución dinámica. La hay, y sigue reduciendo el muestreo de píxeles desde los 720p en el modo portátil hasta unos bajos 360p en muy contadas ocasiones, en las que la acción es algo más rápida. Pero no quiero ser alarmista, porque no he visto tan acusado ese amasijo de píxeles que provoca el sacrificio de la resolución precisamente por lo que comentaba anteriormente: la obra de Machine Games lleva otro ritmo, que se adecúa más a las virguerías de programación de Panic Button. Lo digo porque no quiero quitar mérito a la desarrolladora, que seguro ha aprendido unas cuantas lecciones de sus anteriores trabajos, pero una de las cosas que me sorprendieron del desarrollo de los niveles de Wolfenstein II, a diferencia del primer Wolfenstein su primera parte, es que muchos de sus escenarios transcurren en interiores. Incluso cuando nos llevan a las calles, suele ser una secuencia rápida o más narrativa para volver a adentrarnos en una base de paredes de hormigón.
Siempre pensé que MachineGames diseñó así Wolfenstein II para centrarse en el diseño de niveles clásico y puro, mientras mostraban un apartado técnico mejorado y más enemigos en pantalla, pero sea como sea, esta característica hace que la versión de Nintendo Switch tenga que sufrir menos en sus escenarios. Los niveles cerrados lucen correctamente y aunque la imagen general es menos nítida, por supuesto, que la de las otras consolas y ordenador, apenas veremos esos momentos en los que se convierte en un verdadero borrón en pantalla, lo cual permite disfrutar de la acción sin contemplaciones. Es cuando salimos a la superficie cuando puedes encontrar algo más de carga gráfica, pero no resulta en ningún momento molesto.
Un coloso portátil
Eso sí, la calidad de imagen, por mucho que se mantenga estable, no puede quedar tan limpia como en sus otras versiones y siempre veremos un aspecto general algo difuminado, sin anti-aliasing, con texturas de menor calidad, iluminación más baja al igual que la resolución. En la pantalla de Nintendo Switch, al ser más pequeña, todos estos efectos parecen menos importantes, mientras que las técnicas utilizadas para estabilizar esta conversión se aprecian menos. En el televisor, por el contrario, puede percibirse más las bajas especificaciones a las que se han tenido que optar para mover el juego de forma fluida. Es más fácil apreciar la compresión de texturas que cambian ante tus ojos, los dientes de sierra y la falta de nitidez.
¿Cómo afecta esto a la jugabilidad? Mentiría si dijese que no lo hace. En la pantalla de la Switch a veces cuesta detectar a enemigos que están bastante lejos de nosotros, sobre todo si se encuentran tras una cobertura o en sombra. El manejo de las armas también puede verse afectado por los 30 frames por segundo. En mis partidas, me he encontrado algo más incómodo sosteniendo las dos armas a la vez si tengo que apuntar con algo más de precisión, por lo que he tenido que optar por llevar una sola y apoyarme algo en el autoapuntado para salir ileso de algunas situaciones, pero incluso aunque seas veterano en la franquicia, puedes tardar en encontrarte lo suficientemente cómodo para no morir de vez en cuando. En dificultades más altas, incluso, y aunque no hay nada que el jugador dedicado no pueda superar, hay que contar con estas desventajas en comparación a sus versiones para otras plataformas.
Wolfenstein 2 es un port muy digno para Nintendo Switch
Para solventar estos problemas, la versión de Switch se beneficia del control por movimiento, algo que ya hemos visto en otras conversiones como la de los Resident Evil Revelations a la plataforma, y que ayuda a alcanzar ese plus de precisión final, necesario para apuntar correctamente a algunos enemigos. En el caso de los Revelations era quizá más útil que en este Wolfenstein pues era más necesario hacer tiros a la cabeza y el ritmo mucho más pausado todavía. Aquí, ayuda a contrarrestar el retroceso del arma y apuntar algo mejor desde la cadera. Además, puedes utilizarlo tanto con los Joy-Con como con el mando Pro.
En resumen, Wolfenstein 2 es un port muy digno dentro de las características de Nintendo Switch, aunque no habría estado de más incluir la serie de DLCs disponibles junto al juego original. Incluso con algunas asperezas, lo de Panic Button con sus conversiones a Switch no deja de lanzar un claro mensaje a otras compañías de que sí, se pueden portear más juegos de esta generación a la máquina de Nintendo de los que hay. No puedo evitar pensar en ese port de Resident Evil 7, que Capcom parecía querer sacar en Switch y que al final optó por una versión para la nube. Los rumores comentan que la versión para dock no andaba todo lo bien que debería. Quizá las compañías necesitan más estudios como Panic Button, porque haciendo verdaderos malabares gráficos ha logrado trasladar un baluarte técnico a Nintendo Switch con resultados satisfactorios. Y queremos más.
Panic Button ha logrado trasladar toda la acción de Wolfenstein II a Switch con éxito. Gracias a su experiencia con Doom y a que Wolfenstein no requiere tanta velocidad como el shooter de id Software, el port es bastante más sólido que su anterior trabajo con Bethesda. Pasamos de los 60 a los 30 frames por segundo y con una carga gráfica menor, sí, pero son los sacrificios necesarios para tener este gran shooter del año pasado en la máquina de Nintendo.
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- Toda la acción del juego original
- Aunque por cuestiones técnicas es necesario, perdemos los 60 fps
- No hubiera estado de más incluir los DLCs hasta la fecha
