Análisis de Please Knock on My Door. Cierre después de entrar

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Tras Please Knock on My Door se oculta uno de los juegos más personales que hemos probado en los últimos meses. Desconocido y sin pretensiones, esta obra trata un tema tan complicado e importante como la depresión de forma respetuosa y valiente.

En esta casa he tratado en varias ocasiones el conflicto entre mecánicas y narrativa, no sólo porque es un tema apasionante, sino por la necesidad que hay de que dos de los grandes pilares del videojuego moderno lleguen a casar algún día. Que sean capaces de amoldarse el uno al otro y no sólo vivir juntos en habitaciones separadas. Porque, pese a la probada existencia de este medio, el de los videojuegos, como contenedor de mensajes que abordan temas psicológicos y sociales, muchos desarrolladores continúan tropezando a la hora de mezclar estos con las propias mecánicas de juego.

En estos casos, siempre me acuerdo de las palabras de Eiji Aonuma a la hora de explicar la narrativa en Breath of the Wild, uno de los aspectos menos conseguidos del título en mi opinión, para el que es, probablemente, mi juego del año. Aonuma cree que siempre que añades narrativa estás sacrificando jugabilidad. La una no puede coexistir junto a la otra, sino que va en detrimento de la misma. Como la noche y el día. Pero sólo hace falta echar unas horas a un ejercicio como Please Knock on My Door para darse cuenta de no tiene por qué ser así. Un ejemplo más que prueba la existencia de la narrativa jugable, ese oxímoron de los videojuegos que, sin embargo, se prueba cada día más real.

En términos generales, Aonuma tiene razón. Un juego es muy divertido cuando te da siempre el control, como cualquier arcade; y su historia fluye plácidamente cuando te lo quita o lo simplifica, como hace cualquier Walking Simulator. Please Knock on My Door, sin embargo, no excluye las mecánicas de juego, sino que las incorpora a la hora de identificar cómo te sientes con el protagonista de esta pequeña y, a veces, tan común historia.

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Un apartamento compuesto por cuatro habitaciones y nuestro puesto de trabajo cuentan una historia con la que no es difícil sentirse identificado

En la obra de Michael Levall no tenemos nombre, porque no lo necesitamos. Y, aunque podemos llegar a intuir el conflicto del que adolece nuestro protagonista, nunca queda claro del todo. Esto es importante porque es una forma de que más jugadores se sientan identificados. Aquí, lo fundamental es el duelo. El día a día y cómo llegar al final del mismo puede ser más difícil que escalar una montaña. Esquivar las provocaciones de la mente que, como método de defensa, intenta aislarte de todo y todos los demás, sumergiéndote en un pozo de infinita ansiedad. Levall no necesita mucho más para hacernos partícipes. Un apartamento compuesto por cuatro habitaciones y nuestro puesto de trabajo cuentan una historia con la que no es difícil sentirse identificado. Mucha de ella apoyada en la figura de un narrador tan omnisciente y misterioso como revelador. Pero la verdadera historia no transcurre bajo la perspectiva cenital del apartamento, sino en la propia mente del jugador, a poco que alguna vez haya sufrido la pérdida o sentido la soledad, la incomprensión, la enfermedad o la tristeza.


Una puerta entreabierta

Utilizar mecánicas para tratar con un tema tan difícil como la depresión no es sencillo. Corres el terrible riesgo de banalizar el problema o de abordarlo irrespetuosamente, pero Please Knock on My Door, al igual que antecesores como This War of Mine, son capaces de incluir un sencillo e interesante sistema de estadísticas para gestionar la fortaleza con la que eres capaz de aguantar a lo largo del día. Afrontar el problema y no intentar escapar de él, reduce nuestra fortaleza, pero a la larga puede ayudarnos a superarlo. Pensar demasiado en él, sin embargo, nos hunde. Las tareas mundanas se sienten pesadas, pero son tan necesarias como la introspectiva para no perder el control. Y lo más importante de todo radica en el equilibrio entre todo ello. Para mantenerse a flote, mejorar día tras día, pero cada cosa a su tiempo.

La perspectiva cenital de un vacío apartamento es todo lo que necesita Please Knock on My Door para crear una experiencia emocional y compleja.
La perspectiva cenital de un vacío apartamento es todo lo que necesita Please Knock on My Door para crear una experiencia emocional y compleja.


Así, Levall crea un sistema numérico simple, pero efectivo. No es el más pulido del mundo, y en ocasiones puede llegar a confundir al jugador hasta entenderlo, pero sirve no sólo para mostrar el problema, sino para intentar ir más allá y aportar soluciones: que la depresión es un conflicto interno grave, pero del que se puede salir. Que para ello, tendrás que hacer y pensar cosas que no te gusten, y cada vez más difíciles de afrontar, pero en ese equilibrio está la victoria y la salida del oscuro túnel. Se siente real y no una mera mecánica de un videojuego, porque es fácil ver cómo el propio autor de la obra ha pasado por estas etapas en su propio vía crucis personal.

Eso no es todo. Con una partida sólo estás rayando la superficie. Si eres bueno en esto de la gestión en los videojuegos, más aún. Porque las emociones no se pueden gestionar tan fácil como nos muestran Los Sims. Si tras una partida, todo sale bien a la primera en Please Knock on My Door, duda de tu propia capacidad. Comienza una nueva y prueba a experimentar un poco más lo que significa esta condición. Créeme, el resultado te sorprenderá y no, no es un clickbait. Más allá del puro factor rejugable, hacer las cosas de otra manera cambia por completo el videojuego y es altamente recomendado, si no casi obligatorio para poder experimentar todo lo que la obra es capaz de ofrecer. Es lo que me ocurrió a mi la primera vez que jugué. Aprendí rápido el sistema y me volví bueno gestionando mi día a día. Comer, ducharme, ir al trabajo, experimentando algunos fracasos, pero llegando al final de la semana con esperanza. Pero entonces volví a empezar, cuando ya casi tenía el análisis encauzado, y decidí dejarme llevar en esta espiral que es la depresión. Descubrí entonces un juego completamente distinto, más implicado aún de lo que creía y terriblemente real. No puedo dar más detalles para no arruinar la sorpresa, pero merece la pena ver todos los finales posibles, hasta el punto de que, de no hacerlo, no sientes que lo hayas completado del todo.

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El juego oculta mucho más de lo que se ve a simple vista. Rejuégalo, permítete fallar.
El juego oculta mucho más de lo que se ve a simple vista. Rejuégalo, permítete fallar.


Esto es el Modo Juego de Please Knock on My Door. Hay dos modos más. El Modo Historia elimina los números y no afectan a las decisiones que hay disponibles, creando un camino enfocado únicamente en el argumento, mientras que el Modo Experiencia, camufla estas cifras, pero no las decisiones, para evitar guiarte por los fríos números y hacerlo únicamente por las emociones. Yo elegí para empezar el Modo Juego, porque creo que existe un futuro donde las mecánicas no tienen por qué estar reñidas con la historia ni con el mensaje y experiencias como esta lo demuestran, pero quizá el modo Experiencia sea el más real y honesto, evitando que reduzcas las emociones a la pura matemática.

Please Knock on My Door es una obra sencilla, tan íntima y personal que en ocasiones puedes llegar a sentir un extremo pudor casi al explorar los rincones más oscuros de la mente de otra persona. Quizá por ello es un juego tan necesario, porque pocos son los que se atreven a adentrarse en caminos tan fangosos como el de la mente. Es corto y simple en su presentación. Puede que, con una profundización en su mecánica, se hubiera llegado a alargar más la experiencia y lo que dura nuestra estancia en esta vacío apartamento, pero es también en esa sencillez donde radica su encanto. O quizá porque golpea. Golpea duramente en una puerta cerrada que todos llevamos dentro hasta el punto de hacerla temblar, pero que no se queda en el recibidor. También se permite ofrecer formas de abrirla y ver qué hay al otro lado del umbral.

Excelente

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Please Knock on My Door

Por: El equipo de 3DJuegos
Recomendado

Please Knock on My Door es una obra pequeña y muy personal, pero no te dejes engañar por su sencillez, también es valiente. Detrás se oculta un mensaje que cala, tratado con respeto y sin olvidarse del medio al que pertenece. Una obra comprometida con el videojuego y con los tiempos en los que vivimos.

  • El mensaje. Importante, necesario y que hace crecer al medio.
  • El sistema de números trata el tema con respecto y con buenas mecánicas de juego.
  • Comenzar una nueva partida va más allá del factor rejugable.
  • Puedes tardar en entender el sistema numérico en el Modo Juego.
  • Algo corto, aunque merece la pena ver todos sus finales.
Jugadores: 1
Idioma: Textos en inglés y voces en inglés
Duración: 2-3 horas
Ver requisitos del sistema
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