Dicen que la curiosidad mató al gato, pero aquí ha resultado en un divertido e interesante homenaje a Metroid, que recupera el espíritu con que se hacían los videojuegos de antaño. Con un equipo reducido, los desarrolladores de doinksoft nos sorprenden con un más que notable videojuego. Os lo contamos en nuestro análisis de Gato Roboto.
Podríamos preguntarnos si Gato Roboto supone algo más que otro homenaje a la saga Metroid. En el seno de este videojuego indie encontramos su clásico diseño laberíntico, la obtención de poderes que nos permiten alcanzar lugares inexplorados y una dificultad que en algunos casos tiende a estar bastante equilibrada. Todo parece respetar las bases originales, pero hay detalles que pueden cambiarlo todo y hacerte pensar que lo que estás jugando no es un clon más.
El juego destaca por una cuidada representación visual monocromática y mucho sentido del humor. Pero si hay algo que hace única a la obra de doinksoft es que casi todo lo que hace, lo hace bien. Es un juego que puede superarse en unas 4-5 horas, pero su diseño de juego está bien pensado y resulta lo suficientemente variado como para dejar un buen sabor de boca cuando lo terminas. No tardarás mucho en hacerlo. Yo, al menos, no podía parar de jugar. Y no sabía si era por la estética retropixel, la magnífica respuesta a los mandos, la potente sensación de progresión… o tal vez por la combinación de todas estas cosas.
En particular, lo he visto como una curiosa retrospección visual hacia la era de los microordenadores de los 80, presentado con la fluidez y gracia de movimientos actual. Eso, combinado con un esquema jugable inteligente, preciso, sin fisuras, lo convierte en uno de los indies más recomendables de lo que llevamos de año, y una cita ineludible para los amantes de este particular género. Por cierto, por unos ocho euros, poniendo de relieve la política de relación-precio que ha mantenido Devolver Digital para este lanzamiento en particular.
El gato que se creía Samus Aran
Gato Roboto comienza con un pretexto absurdo, como prácticamente todo lo que veremos en la aventura. Kikies un simpático gato que, como buen gato, siempre la está liando. Mientras su amo viaja hacia una nueva misión interestelar, no se le ocurre otra cosa que posarse sobre el teclado y forzar un aterrizaje en un planeta desconocido. La nave se queda atascada y el amo de Kiki queda atrapado en su interior. ¿La solución? Por supuesto, dejarlo todo en manos del felino, al cual controlaremos para encontrar la manera de salir de este lugar.
Aquí es donde encontramos una de las mejores virtudes del juego, ya que no sólo controlamos a Kiki en su forma habitual, sino a bordo un mecha, o incluso un submarino. Esto establece distintas dinámicas de juego, desde las más plataformeras, a las más tendentes a la acción. Los disparos son predominantes, pero no menos importante es saber orientarse a través del mapa o tener habilidad a la hora de controlar los saltos de nuestro gatito, con alguna que otra sección de trampas que me recordó al mítico Super Meat Boy.
Aunque seas un simple gato, te sientes poderoso
Hay muchos subjefes, pero también jefes finales que homenajean a clásicos como los de la saga Megaman, básicamente porque presentan una pauta de conducta invariable, que además se complementa con un cierto grado de desafío. No extraordinario, pero sí suficiente como para que te haga resoplar en alguna ocasión. Y lo cierto es que me resultó agradable, gracias a puntos de guardado frecuentes, que evitan ese típico castigo que te hace llevarte las manos a la cabeza. Los desarrolladores de doinksoft han sabido minimizar el riesgo de frustración. Es uno de sus mayores logros a nivel de diseño de juego.
El planteamiento del mundo subterráneo que recorremos es otro de los grandes aciertos. Resulta importante consultar el mapa para orientarnos en un avance ramificado, típico de los metroidvania, del cual lo más interesante es que va ampliando horizontes a medida que conseguimos nuevas habilidades. ¿Cañones? ¿Esquive? ¿Doble salto? Lo interesante es cómo el juego va planteando retos que requieren el talentoso uso de estas opciones, dando lugar a un flujo de juego bien construido, el cual te hace sentir una potente evolución. Aunque seas un simple gato, te sientes poderoso.
Otro factor bastante bien resuelto es el de la progresión. Podemos mejorar nuestro contador de vida, pero también hallar coleccionables en forma de nuevos estilos visuales para el juego. Por defecto, es en blanco y negro, pero podemos hacer que se vuelva monocromático en tono sepia, café, uva… Un pequeño detalle, aunque curioso, dentro de un estilo artístico muy particular, el cual hace fusión entre gráficos ochenteros y una tasa de frames realmente fluida. Es un planteamiento atrevido, pero que tiene sentido, ya que al final Gato Roboto recupera el estilo de hacer juegos de otra época, con escasa duración pero dificultad competente.
Hasta el propio formato de pantalla trata de no ocupar todo el marco visible. Se reduce y deja unos amplios márgenes negros para constatar, junto al blanco y negro, su añoranza hacia un tiempo pasado, en que los equipos de desarrollo se basaban en un puñado de programadores y un bajo presupuesto (si es que existía).
Señalar que lo hemos jugado en Nintendo Switch. Funcionamiento fluido, sin nada que destacar, salvo que se juega tan bien en modo televisor como portátil. Es recomendable, eso sí, hacer uso de cascos, para apreciar en toda su magnitud una banda sonora para nada despreciable, que imita a Metroid en ese intento por poner melodía a tu soledad en un lugar recóndito de la galaxia. Sí, esta vez estás con un gato, y tus enemigos serán ranas, abejas, robots… y hasta un ratón. Pero, ¿qué sería de un videojuego sin sus clichés? Aquí los hay, y lo mejor es que están por algo. Si le dais una oportunidad para descubrirlo, creo que no os defraudará.
Gato Roboto es más que un homenaje al clásico Metroid. Es una aventura con humor, una potente variedad, buena sensación de progresión, muy interesante exploración y combates desafiantes. Dura poco más de cuatro horas, pero no podrás dejar la consola en lo que tardes en completar una de las aventuras más gratificantes que vas a encontrar este año en territorio indie. Así que no le busquéis tres pies al gato. Jugadlo.
- Un homenaje a Metroid, pero con estilo propio
- Buena sensación de exploración, con un mapa laberíntico de diseño inteligente
- Variedad de mecánicas, con plataformas, disparos, habilidades y jefes
- El sentido de humor, simplemente fenomenal… y muy bien traducido al español
- Su apartado visual monocromático dota al juego de un aura especial
- La música se adapta muy bien al clima de exploración en un mundo desconocido
- Aunque bien diseñado, el concepto podría haber dado más de sí
- La duración puede hacerse algo escasa y no posee apenas rejugabilidad
