Cris Tales nace como un homenaje a los JRPG clásicos que tiene en el viaje temporal una de sus mayores fortalezas. ¿Cómo ha resultado ser al final? Sin significar un título absolutamente recomendable, sí que posee ingredientes que podrían interesar a los entusiastas del género. Os lo explico todo en este análisis.
Hacer un buen JRPG no es nada sencillo. Tienes que idear una buena historia que enganche hasta el final, con personajes y situaciones (a poder ser, memorables). También es importante contar con una buena exploración y un sistema combativo tan interesante como adictivo. Por supuesto, todo esto acompañado de un equilibrio en la progresión, con un buen número de horas de juego y un ritmo que incite a seguir jugando.
Cris Tales tenía la intención de emular al reputado género del rol japonés, pero desgraciadamente se ha quedado a medias y no cumple algunos de los aspectos que comentaba anteriormente. Quitando el apartado artístico, que es sencillamente una genialidad, y un sistema de viajes en el tiempo muy inspirado, creo que como RPG resulta bastante plano. Y es una pena. La desarrolladora colombiana Dreams Uncorporated se nota haber depositado mucha pasión, bebiendo de clásicos del género como Persona o Paper Mario, pero no ha conseguido rematar una obra que se queda en una magnífica idea sin una destacada ejecución.
¿Qué ha ocurrido? Básicamente, detecto cuatro problemas. La narrativa no es lo suficientemente potente como para atrapar, la exploración resulta poco estimulante al estar muy guiada, los combates se sienten algo carentes de ritmo y, lo que más me ha molestado, hay problemas técnicos con pantallas de carga frustrantes. Es un juego que en la preview me hacía presagiar lo mejor, pero a la larga el título ofrece inconsistencias que, no obstante, no deberían alejarte definitivamente de él si eres un incondicional de los combates aleatorios y por turnos. Sigue leyendo para que te explique los pros y los contras que podrías encontrarte.
Jugando con el tiempo
Cris Tales es la típica epopeya de bien contra mal. No hay nada malo en eso. Grandes sagas como Dragon Quest se han apoyado en este recurso con resultados maravillosos. En este caso, nos ponemos en el lugar de Crisbell, una maga del tiempo con la capacidad de ver tanto el presente como el futuro, que se tendrá que enfrentar a la Emperatriz de las Eras, un maquiavélico ser con la intención de sumir al mundo en un cataclismo. Mucha fantasía en una aventura que no haremos solos, sino al lado de una serie de aliados que se irán uniendo a nuestra causa.
No diré que la trama está mal llevada, pero tampoco destaca como homenaje al género JRPG. Hay bastantes conversaciones, no pocos personajes, algunas situaciones emocionantes… pero mentiría si he echado en falta un mayor esfuerzo por meterme dentro de la malvada conspiración que levanta la narrativa. Al menos tengo que reconocer que el arte empleado para los diálogos es sublime y que además el juego está completamente traducido en español (con unas más que correctas voces en inglés).
La forma de contar la historia es a través de un avance bastante guiado, en que vas moviéndote por un mapa del mundo que tampoco ofrece demasiadas posibilidades de exploración. Normalmente todo consiste en ir a visitar a un personaje clave, obtener una misión y visitar una localización o mazmorra hasta enfrentarte a algún tipo de jefe. He echado de menos esa libertad que aportan otros títulos del género, pero al menos un diseño así de encorsetado sirve para que exista un cierto equilibrio a la hora de subir niveles de experiencia.
Creo que se podría haber prestado más atención a la experiencia de usuario
Y sí, tendrás que grindear (al menos un poco). No obstante, los combates no serán poco frecuentes, así que no debes preocuparte mucho a este respecto. Se trata de encuentros aleatorios, muy al estilo clásico, y debo advertirte de que puede que sean más frecuentes y numerosos de lo que te esperas. Nada que objetar a esto, no es malo de por sí. Sin embargo, este enfoque se ve altamente perjudicado por unos tiempos de carga demasiado largos y frecuentes (cuando entras y sales de los combates), así como un sistema combativo no todo lo depurado y fluido que me habría gustado.
Hoy en día, hasta videojuegos tan clásicos como Dragon Quest XI incorporan opciones para acelerar las refriegas. Cris Tales confía tanto en su target, el jugador clásico de JRPG, que no se preocupa demasiado en ello. Aquí entra en juego la tolerancia de cada usuario, pero es algo que debes considerar. Así que al final todos estos elementos consiguen que la experiencia no sea óptima y que cuando lleves unos cuantos combates empieces a notar que todo se hace un poco cuesta arriba. A esto se suma que no existe autoguardado, y que la forma de guardar tampoco es la más clara que existe.
En general, creo que se podría haber prestado más atención a la experiencia de usuario (esas características Quality of Life que tanto abundan hoy en día). Por ejemplo, el sistema combativo se apoya en los ataques por turnos, con un bonus de ataque y defensa cuando presionas el botón en el momento oportuno: muy al estilo de Paper Mario: The Origami King, por ejemplo. El juego se oscurece una fracción de segundo para indicarte el momento óptimo, pero es una decisión de diseño cuestionable. No existe apenas tiempo de preparación ni de reacción. No es intuitivo en muchas ocasiones, y eso es al final algo que perjudica a un sistema de combate que, por otro lado, tiene importantes puntos a favor.
Crisbell posee unos interesantes poderes como cronomaga, que consisten en poder acceder al pasado y al futuro. Esto tiene implicaciones tanto en la exploración como en las batallas. Por ejemplo, imagina que envenenas a un enemigo y acto seguido lo envías al futuro: recibirá daños por el paso acelerado del tiempo y muy probablemente morirá en un único turno. Además, cada enemigo tiene una versión dependiendo de si está en el pasado, en el presente o en el futuro, dando lugar a una profundidad combativa muy bienvenida. De esta forma, puedes convertir a un lobo en su versión de cachorro y despacharlo a placer, o llevar a un robot a un futuro en que sus piezas se habrán deteriorado.
El sistema de viaje entre pasado, presente y futuro está muy inspirado y es lo mejor del juego, sin duda. En particular, me parece una proeza técnica y artística la forma en que se divide la pantalla: en tres franjas (pasado, presente y futuro). De esta forma, puedes ver en tiempo real cómo cambian escenarios y personajes entre épocas. Por ejemplo, hay un lugar en que podrás comprobar cómo las inundaciones y la contaminación causan estragos en una época futura. También tendrás situaciones en que si ayudas a determinados personajes, podrás ser consciente de cómo cambian sus vidas.
Todo esto es tremendamente satisfactorio, aunque a la larga he sentido que el sistema se siente algo desaprovechado. Ya que se trata de una clave identitaria de Cris Tales, considero que los viajes temporales se podrían haber explotado más, tanto en las batallas como en la exploración. Me refiero sobre todo a que no hay demasiados puzles que resolver, y además la capacidad de movimiento en el pasado y el futuro se hace a través de una pequeña rana (Matías) con una limitadísima capacidad de movimiento.
Pero quitando la poca fluidez de los combates y estas limitaciones en la exploración, estamos ante un juego con clarísimas referencias JRPG que los propios creadores resumen en juegos como Final Fantasy VI, Valkyrie Profile, Bravely Default o Chrono Trigger. En particular, el juego presenta algunas ramificaciones narrativas que dependen de ciertas actividades secundarias. No son demasiadas, pero sí las suficientes como para ayudar a una progresión que se basa también en obtener nuevas habilidades y equipamiento. Todo esto da para una duración que se sitúa en torno a las 25-30 horas, aunque un enfoque completista podría darnos algún tiempo de juego adicional.
En cuestiones visuales es un juego maravilloso
Pero lo dicho, lo mejor de Cris Tales es su apartado artístico, y no es poco aliciente para jugarlo si te has quedado fascinado con las imágenes que has visto hasta ahora. El juego presenta pequeñas y puntuales ralentizaciones que ensombrecen el resultado, pero en cuestiones visuales es un juego maravilloso. Las localizaciones son preciosas y los personajes poseen mucho carisma en sus diseños, también por la parte de las animaciones. Se inspira en la cultura de Colombia, con mucho colorido y unos tonos que tienden a ser llamativos. De hecho, la protagonista Crisbell es una especie de reinterpretación de la princesa Disney, pero en versión colombiana.
Buenas impresiones me he llevado también con la banda sonora, muy ambiental durante la exploración, y muy cañera cuando aparecen los combates. En este aspecto sí que me ha recordado a los grandes RPG de los noventa, que era una de las intenciones que perseguían los desarrolladores. Con esta base, habría deseado un mayor acierto en cuestión de disfrute y mecánicas, puesto que por todo lo demás la idea jugable es poderosa y realmente innovadora. Un título que podría haber llegado a más, pero que aun así puede suponer una alternativa para aquellos que no puedan dejar escapar ningún juego de estilo JRPG.
Cris Tales no es un mal homenaje a los JRPG, pero tampoco uno que se pueda recomendar con los ojos cerrados. Posee una mecánica de viajes temporales formidable, con inventiva, además de un apartado artístico simplemente fantástico. Sin embargo, sus combates están lejos de resultar fluidos, la exploración se siente algo descuidada y la narrativa no es tan absorbente como requiere un juego del género. Aun así, si eres un entusiasta de los RPG y no puedes perderte ninguna aventura, puede que aquí encuentres, con sus "peros", un juego interesante y que te proporcione una visión única sobre el género.
Comprar Cris Tales- La idea de los viajes temporales y cómo está implementada es genial.
- Un apartado artístico formidable, tanto en lo visual como en lo sonoro.
- La trama tiene un buen punto de partida, pero su desarrollo no es muy atractivo.
- La exploración es bastante limitada, hay pocos puzles y no muchas misiones secundarias.
- Los tiempos de carga pesan mucho sobre la exploración y, sobre todo, los combates.
