Cuphead llegó en 2017 para revolucionar el panorama de juegos indie. Ahora, cinco años después, vuelve a dar que hablar con una serie que no pasa desapercibida para los amantes de los videojuegos. The Cuphead Show no solo es una auténtica oda a los clásicos de animación sino que amplía el universo creado por Studio MDHR sin perder ni un ápice de esencia propia.
Obra de arte. Esa es la palabra que se me viene a la mente cuando trato de definir The Cuphead Show en un solo concepto. La obra de Chad y Jared Moldenhauer resucita, tal y como hiciera ya el juego, una tradición y un estilo que quedaron relegados a los días de los cortos de animación tradicionales de los años 20 y 30. Para un auténtico fanático que haya crecido con los Looney Tunes, Tom y Jerry, Popeye o Betty Boop, ver esta serie supone un auténtico viaje al pasado plagado de referencias míticas, y para los que no, una diversión constante y desenfrenada a través de sus 12 capítulos.
Así, tras el éxito cosechado con el videojuego (de ventas pero también de crítica como te contamos en el análisis de Cuphead), Studio MDHR ha decidido dar un paso más allá e implicarse en la creación de esta nueva obra. De esta manera, el argumento gira siempre en torno a las travesuras de Cuphead y Mugman quienes sin límites se ven envueltos en auténticos despropósitos llegando a cruzarse en los planes del Diablo. Sin embargo, lejos de lo que podríamos pensar, la serie no se basa en coger el juego y repetir sus pasos de forma algo más ampliada, más bien al revés, plantea situaciones nuevas llegando incluso a dejar de lado la continuidad narrativa en ocasiones. Sin entrar en spoilers, la cuestión del alma de Cuphead es lo que más dudas me ha planteado respecto a las dos obras, por lo que finalmente he decidido tratar a la serie como un producto totalmente independiente a nivel narrativo. Y se disfruta mucho.
No voy a negar que he visto la serie de una sola sentada. Y es que cada capítulo apenas dura 15 minutos y te deja con ganas de más por sus alocadas situaciones y por el placer de poder conocer más de ese colorido universo en el que años atrás nos dedicamos a recolectar almas para el diablo. Así, las personalidades de los dos hermanos protagonistas quedan de manifiesto, la actitud paternalista (y algo desquiciada) del Anciano Tetera o incluso la del tendero Corteza. Sorpresa a parte la aparición de Chalice, personaje que apenas hemos visto en los adelantos del próximo DLC The Delicious Last Course, como cierre de oro en un claro guiño al corto "Dos ardillas y una señorita" de 1952.
Cuphead en televisión
Y es aquí cuando comienza una retahíla de referencias que, lejos de señalar todas, dejo a vuestra discreción encontrarlas, pero que cuenta con claras alusiones a Blancanieves y los siete enanitos de Disney (1938), La Casa Encantada (1921), Fantasía (1940) o Pinocho (1940) en un auténtico trabajo de documentación y conocimiento del género increíble. Y no solo eso, también percibimos toda la esencia característica de este tipo de animación en detalles como los gestos, la representación de objetos o las temáticas empleadas. Fácilmente, podéis entreteneros buscando en cada escena los muchos easter eggs que oculta.
Lo mismo ocurre con la música, la cual destaca también por las referencias a otras obras con piezas como la Danza Macabra de Camille Saint-Saënsy que ya vimos en cortos de Mickey Mouse. Además, mantiene viva esa esencia musical de corto con pequeñas canciones en la mayoría de capítulos que generalmente sirven para introducir a un personaje. Por otra parte, destacan los sonidos de ambientación que acompañan a las acciones de los personajes muy en la línea del género siendo muy exagerados y reconocibles. Sin embargo, si encuentro un "pero" a estas alturas, es que he echado de menos ese ambiente retro en las nuevas piezas así como en la canción introductoria que el juego sí mantenía.
Aún así, esto se compensa con la inclusión de la banda sonora original en algunos momentos clave que realizó Kristofer Maddigan. Cabe destacar también que Netflix no ha escatimado recursos a la hora de poner voz a los personajes del mundo Cuphead con un estupendo trabajo de localización que ha contado con actores de doblaje como Rafa Romero, David Robles o Ana Esther Alborg. ¿Y qué decir de la puesta en escena?
Ya hemos hablado de la estética pero aún así, es interesante señalar el esfuerzo por intentar mantener una apariencia retro en casi todo momento. Esto es así mediante el uso de un filtro poroso que emula la calidad de vídeo resultante del uso de tecnología más antigua; y digo en casi todo momento, porque, en otros momentos se emplean escenarios 3D en los que se sigue una corriente estética diferente contrastando personajes y fondo que ciertamente no me ha acabado de convencer.
Mantiene el tono gamberro del juego y los cortos de animación en los que se inspira
De la misma manera, agradezco que se haya mantenido cierto tono gamberro en cuanto a la presentación de las escenas que, sin ser fuertes, no se cortan ni un pelo a la hora de mostrar brutalidad como ocurría con los clásicos. En ese sentido, sabe mantener la medida adecuada entre los valores morales actuales y el tono desbocado de estos de manera muy acertada y conectando con un rango de espectadores muy amplio. Todas las escenas con el Diablo son una gran muestra de ello. Por esta razón, The Cuphead Show es una estupenda ventana de entrada para los que no conozcan el juego y un auténtico disfrute para los que sí.
Dicho lo cual, creo que queda de manifiesto la genialidad de la obra y el cumplimiento de las expectativas que los apasionados de Cuphead teníamos sobre esta. Mantiene una serie de ideas concretas y fieles a su identidad que complementa al producto original de Studio MDHR . Basándose en los pilares más sólidos del género, consigue darles una vuelta de tuerca para mantener una personalidad propia que, lejos de decepcionar, deja los dientes largos y las puertas abiertas a una segunda temporada que espero que vea la luz algún día por la cantidad de posibilidades que han quedado sin explorar. Un producto sencillo en apariencia, pero lleno de matices y detalles, que merece la pena conocer.
The Cuphead Show es una serie que cuenta con toda la esencia original del juego y que amplía sus horizontes con un desarrollo de personajes y del mundo a la altura de su predecesor. Una puesta en escena repleta de referencias a los cortos clásicos que añaden valor adicional a una de por sí excelente obra audiovisual recomendada para todo tipo de públicos. Sin duda, una propuesta que sabe cómo reunir a los amantes del juego y al nuevo público con sus episodios breves pero muy divertidos.
- The Cuphead Show está repleta de referencias a cortos tradicionales de animación y al Disney más antiguo.
- La serie nos permite conocer más a fondo la personalidad de sus protagonistas.
- No hace falta haber jugado al videojuego para poder disfrutarla y entenderla.
- Es una historia original, no está basada en la del videojuego.
- Los fans del videojuego verán en acción a algunos de sus villanos más icónicos.
