Análisis de StarCraft 2 Legacy of the Void. La Batalla Final por Aiur

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La trilogía StarCraft II llega a su fin de manera brillante con otro genial juego de estrategia en tiempo real que te hará vibrar de emoción con la épica de su acción y su apasionante argumento. El Jerarca Artanis y su ejército Protoss se embarcan hacia la batalla definitiva, y solo tú determinarás el destino del universo. ¿No es suficiente? Adéntrate también en su vertiente multijugador y muestra a otros jugadores quién es el rey en el campo de batalla.

Terminó. Llegó a su fin la trágica epopeya interplanetaria que a tantos aficionados a la estrategia en tiempo real ha tenido en vilo desde el ya lejano 1998. Toca decir adiós al Comandante Raynor, a la implacable Kerrigan, al siempre enigmático Zeratul, y a tantos otros personajes memorables con los que hemos compartido penas y alegrías durante tantísimos años. Pero se lo decimos felices, sonriendo, pues Blizzard ha conseguido que Legacy of the Void sea el digno colofón final que merecía una obra de la envergadura de StarCraft II. No era tarea sencilla. Las expectativas eran altísimas y en estos casos, sean videojuegos de renombre, sagas literarias o series de televisión, cumplir con todos los aficionados parece imposible. Aunque esta, "imposible", es una palabra ajena a los padres de Warcraft o Diablo. Y lo han vuelto a demostrar.

Con un pulso narrativo excepcional y un diseño de misiones digno de elogio, hablar de Legacy of the Void es hacerlo de uno de los mejores y más espectaculares juegos de estrategia que recordamos. Todo en él brilla con luz propia. Desde la épica de su campaña para un solo jugador pasando por su impactante puesta en escena, la visceralidad de su acción, o lo apasionante de su vertiente multijugador, que además incorpora nuevas e interesantes opciones cooperativas. Así que sí. Su llegada supone el triste adiós a una era; a una época en la que este universo de ciencia ficción ha escrito con letras de oro algunas de las mejores páginas del género. Pero esta despedida sirve sobre todo para darse cuenta de la grandeza de StarCraft. Una saga imprescindible que, aunque sea por un tiempo, se despide de nosotros como solo los mejores saben hacer: con una obra que será recordada por muchos, muchos años.


Épico desenlace

El dios oscuro Amon. Llevamos cinco años oyendo hablar de él. De las terribles profecías que auguran el fin de la vida a manos de este ser que desde las sombras ha engendrado un ejército de criaturas híbridas para que cumplan su voluntad. A ellas nos hemos enfrentado guiando los pasos de Terran y Zerg en Wings of Liberty y Heart of the Swarm respectivamente, pero será la Gran Armada Protoss la encargada de poner punto y final a los planes de aniquilación de este ser ancestral protagonizando una campaña memorable que sorprende por la épica de su acción. Y no exageramos.

La Batalla Final por Aiur


Charlar con los aliados en la Lanza de Adun nos permitirá ahondar más en la cultura Protoss. En el Consejo de Guerra, además, personalizaremos a nuestras tropas.
Charlar con los aliados en la Lanza de Adun nos permitirá ahondar más en la cultura Protoss. En el Consejo de Guerra, además, personalizaremos a nuestras tropas.


Con una fuerte sacudida, como si de un terremoto se tratase, Legacy of the Void nos sumerge casi de inmediato en un conflicto bélico de proporciones titánicas del que resulta difícil escapar. Esta es la batalla final; el encuentro definitivo contra un ser muy superior al que no le importa lo más mínimo acabar con mundos enteros con tal de alcanzar sus objetivos. Y esta épica, ese aire a tragedia griega que define al juego, nos encanta. Adoramos la fuerza y pasión de su argumento. Lo bien que hila una historia que empieza muy alto, con la Gran Armada Protoss tratando de cumplir un sueño, el de recuperar su mundo natal, para poco a poco sumergirse en un ambiente más oscuro, de lucha desesperada por la supervivencia, que nos hará sufrir incluso por la vida de personajes icónicos del universo StarCraft.

El tono de la historia es también muy distinto al de sus predecesores; más grandilocuente que personalista aun cuando el Jerarca Artanis se ha convertido por méritos propios en uno de los mejores personajes de este universo de ciencia ficción. Hay mucho que conocer acerca de este héroe y otros tantos nuevos personajes pertenecientes al siempre enigmático pueblo Protoss. Pero el leitmotiv de la historia, el eje que hace avanzar la acción, no tiene nada que ver con sentimientos como el amor, las ansias de venganza o la búsqueda de redención que guiaron a Raynor y Kerrigan. Legacy of the Void es ante todo una gran epopeya espacial que define a la perfección la sempiterna lucha entre el bien y el mal. Y lo hace con mucha inteligencia, jugando bien sus cartas en lo que se refiere a sorpresas y giros argumentales.

Su pulso narrativo es excepcional y el diseño de misiones digno de elogio

La galaxia entera está al borde de su aniquilación y frenar tal cataclismo requerirá de medidas desesperadas. Todo el mundo lo sabe aunque nadie quiera verlo, y por eso la propia evolución emocional de los héroes es también otro de los grandes atractivos de este capítulo final. Hay algunos personajes estereotipados, es verdad, pero los temas que se tratan, la forma en la que se plantean ciertas crisis, y sobre todo ver a los Protoss romper con algunas de sus tradiciones ancestrales con tal de sobrevivir a la aniquilación denotan tal nivel de madurez narrativa por parte de Blizzard, que a veces es imposible no emocionarse con lo que se muestra en pantalla.

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Acción sin igual

Si Raynor contaba con la Hyperion y Kerrigan viajaba a través de la galaxia junto al enjambre Zerg, Artanis y los suyos se valdrán de la poderosa estación de combate Lanza de Adun para hacer frente a las fuerzas de Amon. ¡Y de qué manera! Porque este vehículo de combate tendrá un papel primordial en el propio desarrollo de la acción, apoyándonos desde el espacio con toda clase de ventajas tácticas. Las más llamativas, claro, tienen que ver con la posibilidad de atacar las posiciones enemigas con rayos de energía de todas las formas y colores imaginables; pero también hay mejoras que nos llevarán a paralizar el tiempo, a agilizar los procesos productivos de ciertas estructuras, convocar tropas de forma instantánea, o extraer gas vespeno de forma automatizada por citar solo algunas.

Cuanta más Solarita recojamos cumpliendo misiones secundarias, a mejores habilidades especiales y mejoras de la Lanza de Adun tendremos acceso.
Cuanta más Solarita recojamos cumpliendo misiones secundarias, a mejores habilidades especiales y mejoras de la Lanza de Adun tendremos acceso.


Con la llamada Solarita como principal materia prima, que obtendremos al cumplir objetivos secundarios, será cosa nuestra decidir antes de cada misión con qué mejoras damos el salto al campo de batalla. Lo que es importante tener en cuenta pues sin la ayuda de la Lanza de Adun algunas misiones pueden volverse muy cuesta arriba. Y no es una exageración. Los enemigos son ahora más inteligentes que nunca. Atacan con mayor diligencia sabiendo dónde y cuándo golpear, e incluso se aprovecharán del escenario para atormentarnos con mayor virulencia. Se notan por tanto mejoras en la inteligencia artificial, que nos pondrá las cosas muy difíciles incluso en el nivel de dificultad Normal. Cosa que nos encanta, por cierto.

Los Colosos son una de las unidades de asalto más poderosas de los Protoss. Esta forma les permite sortear obstáculos, pero podría perder esta ventaja a cambio de aumentar su poder de ataque.
Los Colosos son una de las unidades de asalto más poderosas de los Protoss. Esta forma les permite sortear obstáculos, pero podría perder esta ventaja a cambio de aumentar su poder de ataque.


Aunque si hablamos de grandes virtudes la más destacada en Legacy of the Void tiene que ver con su excelso diseño de niveles. Ya lo vimos en los dos capítulos anteriores de Starcraft II. Cada mapa, cada misión se siente única; distinta a las demás, introduciendo constantemente nuevas mecánicas de juego que nos obligarán a adaptarnos sin descanso a las condiciones cambiantes del campo de batalla. Luchas contra el tiempo, misiones de supervivencia, de infiltración, asaltos masivos, batallas casi sin recursos, conquista y defensa de puntos clave del mapeado… aunque algunas de estas situaciones ya las hemos vivido en Wings of Liberty y Heart of the Swarm, Blizzard merece todo el reconocimiento del mundo por diseñar una extensa campaña con cerca de 25 misiones capaces de dejarte sin aliento una y otra vez.

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La base jugable es siempre la misma, esto es, recolectar materias primas, construir edificios y adiestrar a las tropas; pero el gran logro de StarCraft II es que a diferencia de otros juegos del estilo, siempre te fuerza a probar nuevas estrategias, a sacar provecho de los recursos a tu alcance sin que en ningún momento sientas que estás haciendo una y otra vez lo mismo. ¡Aunque en el fondo lo estés haciendo! Y a esto ayuda también la espectacularidad y la intensidad de su acción. Porque Legacy of the Void es un no parar. Un sinfín de enfrentamientos contra enemigos que atacarán en masa una, otra y otra vez, obligándonos a actuar con tal presteza que en ocasiones asusta incluso el trepidante ritmo con el que se desarrollan las contiendas.

Pero no penséis que por ello este es un juego menos estratégico que otros exponentes del género. Hay muchas opciones tácticas a nuestro alcance. Muchas mejoras que investigar y muchas formas de combinar a las distintas unidades bajo nuestro mando, a las que por supuesto podremos personalizar ligándolas a distintos clanes Protoss que les conferirán habilidades únicas. Y vaya si se nota. Porque en base a estas elecciones, modificaremos radicalmente el comportamiento de muchas de estas tropas, otorgánodles un papel más ofensivo, de apoyo, defensivo, de lucha a distancia, capacidad para pasar inadvertidas, o lo que sea. Y lo mejor es que esta elección no es permanente. Se puede modificar antes de cada misión acudiendo al Consejo de Guerra en la Lanza de Adun.

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Conquista compartida

La campaña de Legacy of the Void es puro espectáculo. Uno que os llevará completar en torno a las 15 o 18 horas dependiendo del nivel de dificultad seleccionado. Pero esta supone solo el principio de algo más grande: el multijugador. Para muchos el gran protagonista de StarCraft, y con razón, pues son incontables las horas de entretenimiento que uno puede encontrar si se deja llevar por la épica acción de estas batallas competitivas. Cierto es que hablamos de un título bastante exigente que puede llegar a asustar a los recién iniciados, pues hay jugadores con años y años de experiencia acumulada. Pero Blizzard ha hecho muy bien los deberes creando una sólida plataforma de juego en la que cualquiera puede encontrar rivales de su nivel, participar en torneos, cumplir misiones diarias, y mil opciones más que nos encanta.

Las Adeptas Protoss, el Asolador de los Zerg y el tanque Ciclón para los Terran son las nuevas unidades que se suman a la batalla.
Las Adeptas Protoss, el Asolador de los Zerg y el tanque Ciclón para los Terran son las nuevas unidades que se suman a la batalla.


Sobre las nuevas unidades que introduce el cierre de la trilogía StarCraft II, lo cierto es no son muchas en número, aunque su papel en las batallas sí nos parece de lo más divertido. También se agradecen los cambios efectuados sobre unidades ya conocidas como los Gestadores Zerg, que ahora tienen un papel más activo en los combates. Nada de cambios radicales, es verdad, pero tampoco esperábamos nada así. Menos cuando el multijugador de StarCraft II ha demostrado funcionar tan bien estos últimos años. ¿Se rompe el equilibrio entre unas y otras facciones? Todavía es pronto para decirlo pues hacen falta muchas más horas de combates; pero en líneas generales no se le pueden poner pegas a esta modalidad más allá, insistimos, de la ausencia de un mayor número de tropas adicionales.

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Es digno de mención que a Blizzard no le haya temblado el pulso a la hora de cerrar este arco argumental sin dejar cabos sueltos

Por otro lado, Legacy of the Void añade dos nuevas opciones de juego cooperativo que nos parecen realmente atractivas. Por un lado están las misiones cooperativas, que nos invitarán a combinar nuestro ejército con el de otro usuario -cada uno escoge a un comandante de los seis disponibles- para sobrevivir a cruentas batallas contra la inteligencia artificial mientras cumplimos misiones de lo más divertidas. Y por otro también tenemos el Modo Arconte, que básicamente cede el control de un ejército a dos usuarios: uno dedicado a la guerra y el otro a la gestión de la base. Opción que también nos gusta lo suyo por abrir el universo online de StarCraft a esos aficionados que por unos u otros motivos tenían miedo de dar el salto en solitario.

¿Qué más? Pues todo lo que ya tenía StarCraft II, que no es poco: montones de logros por desbloquear, el editor de niveles que nos da acceso a un sinfín de contenidos adicionales creados por otros aficionados, la opción de rejugar misiones en niveles de dificultad más elevados, etc. Y todo ello con un acabado gráfico espectacular que mejora lo ya visto en capítulos anteriores, con escenarios más detallados, mejor diseñados, y con muchos más efectos visuales de por medio. Explosiones, rayos, zerg estallando en mil pedazos… tan impactante es la acción de Legacy of the Void, que a veces cuesta creer que hablemos de un juego de estrategia. Y lo mismo se podría decir de sus secuencias cinemáticas. Son puro espectáculo. Técnicamente imponentes, con una narrativa brutal que para sí quisieran muchas películas, y una puesta en escena de infarto. Sin olvidarnos de su épica banda sonora y excelente doblaje al español.

La Batalla Final por Aiur


Por todo esto lo volvemos a decir. StarCraft II dice adiós, pero lo hace por la puerta grande, con un capítulo final que cierra sorprendentemente bien la historia de esos héroes a los que conocimos hace ya más de 15 años. Puede que alguno se sienta un tanto decepcionado por el desenlace en sí, ya decíamos que es difícil contentar a todo el mundo; pero es digno de mención que a Blizzard no le haya temblado el pulso a la hora de cerrar este arco argumental sin dejar cabos sueltos ni nada por el estilo. Así pues… ¿merece la pena comprarlo? ¡Sí! Pero no solo Legacy of the Void, sino la trilogía al completo, pues hay pocos juegos de estrategia que alcancen el nivel de excelencia de esta saga. Una obra inolvidable.

Imprescindible

Obra maestra
La Batalla Final por Aiur

StarCraft 2: Legacy of the Void

Por: El equipo de 3DJuegos
Obra maestra

Legacy of the Void supone el final de muchas cosas. Con él termina las andanzas de algunos de los personajes más carismáticos de la industria del videojuego. Pero ante todo pone fin a una era que ha hecho disfrutar a millones de jugadores durante más de 15 años. Era difícil, pero StarCraft II no podía tener mejor punto y final. Tanto si hablamos de su campaña, tan épica y espectacular que parece mentira que hablemos de un título de estrategia; como de su faceta multijugador, donde la obra de Blizzard continúa siendo uno de los grandes reyes.

Comprar StarCraft 2: Legacy of the Void
  • El diseño de misiones y la épica de la acción. Hay pocos juegos de estrategia así
  • Su argumento es genial. Bien trabajado, con personajes memorables y un gran final
  • Las nuevas unidades. No son muchas, pero funcionan bien y dan mucho juego
  • Tan adictivo como siempre. El multijugador promete brindar años de entretenimiento
  • Las misiones cooperativas y el modo Arconte. Se agradece mucho su inclusión
  • Espectacular en lo audiovisual. El juego te mete de lleno en su acción
  • Se echan en falta más unidades adicionales
  • La campaña repite algunos esquemas jugables de Heart of the Swarm
Jugadores: 1-8
Idioma: Textos en español y voces en español
Duración: 15-18 horas + multijugador incalculable
Ver requisitos del sistema
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