Reúne a dos amigos una y otra vez en este notable juego de puzles donde la lógica más absoluta impera en la resolución de sus rompecabezas. Montones de objetos por recolectar, gran cantidad de niveles que superar y, sobre todo, un gran apartado artístico, redondean el resultado.
Las plataformas de distribución digital han permitido que el género de los puzles florezca como nunca, ofreciendo cada año gran cantidad de títulos capaces de seguir sorprendiendo. Ilomilo de Xbox Live Arcade sigue esta tónica al desmarcarse de la línea que parecía predominar dentro del género, que es la de ofrecer rompecabezas basados en el uso de la física. Y es que este entrañable juego apuesta por una sucesión de puzles basados en la lógica, y en los que nuestro objetivo principal será reunir a los dos protagonistas, Ilo y Milo, recorriendo una importante cantidad de retorcidos niveles cúbicos.
El camino de dos
Desean reunirse una y otra vez; ayudémosles. Con este objetivo siempre en mente, Ilomilo apuesta por una mecánica de juego en la que deberemos combinar las acciones de ambos protagonistas -que podremos controlar de forma individual pulsando un único botón-, para sortear los diferentes retos que plantean los cada vez más intrincados tableros de juego.
El diseño de los niveles resulta en este punto francamente bueno, con una sucesión de pruebas cada vez más complicadas que nos harán estrujarnos los sesos constantemente. Sobre todo, porque aunque los niveles pueden parecer muy lineales a primera vista, no en vano suelen ser caminitos formados por hileras de figuras cúbicas, la posibilidad de desplazarnos por las seis caras de estos cubos hace que la acción adquiera un carácter sumamente interesante y suponga un reto francamente divertido.
En nuestro camino encontraremos distintos cubos especiales que serán los que otorguen riqueza a la acción. De este modo, empezaremos probando las alfombras mágicas, que nos permitirán pasar de un lado a otro de los cubos. Rápidamente se sumarán unos cubos portátiles que cada protagonista podrá portar a la espalda, para colocarlos donde deseen. Con ellos, como os podéis imaginar, podemos crear caminos sobre zonas sin suelo, aunque nos gustan sobre todo los retos en los que debemos usar a los dos protagonistas para pasar cubos de un lado a otro. Así, por ejemplo, Ilo puede usar uno de los cubos extensibles (al colocarlos se expanden como un puente) poniéndolo justo delante de él, para que Milo, situado en el lateral del escenario, pueda usar el camino creado y llegar a una zona inaccesible anteriormente. Igualmente, Milo puede dejar un cubo en el camino, esperar a que Ilo lo recoja, lo use para llegar a una nueva zona de juego, y luego recuperarlo para emplearlo en otro lugar.
Posteriormente, encontraremos cubos que actuarán como plataformas móviles, desplazándose en línea recta de un lado a otro. Algunos que rotarán permitiéndonos cambiar de plano constantemente, e incluso otros que al quedarnos quietos sobre su superficie, nos engullirán para escupirnos por el otro lado. Pero a estos debemos sumar también una serie de obstáculos que nos van a hacer meditar todavía más nuestros movimientos. Hablamos, por ejemplo, de esos cubos que esconden en su interior a unos simpáticos monstruos de calcetín que nos arrebatarán las mochilas de cubo si pasamos por encima de sus casas, u otros enemigos que al acercarnos a ellos, nos cortarán el paso. Llegará un punto en el que incluso nos encontraremos con seres que irán moviéndose de un lado a otro en busca de alimentos (manzanas), teniendo que guiarles bloqueándoles el paso con cubos o nuestro propio cuerpo, a lo que debemos añadir la posibilidad de montar sobre ellos para alcanzar zonas elevadas de otro modo inaccesibles.
Afán recolector
Nuestro objetivo en Ilomilo es el de reunir a sus dos protagonistas, pero por el camino, podemos recoger una enorme cantidad de objetos coleccionables que ampliarán los contenidos de la aventura. Así pues, podemos rescatar en cada nivel (hay casi 50, contando las fases extra) a tres simpáticas criaturas, que serán las que nos den acceso a las fases bonus (que presentan desafíos algo distintos de los habituales); discos de música y fotografías, así como una serie de “monedas” que llenarán una barra de energía con la que ampliaremos la información sobre este entrañable universo. En total, puede llevarnos unas 8 horas completar todo el juego, sin contar el tiempo extra que podemos dedicar a un simpático juego bidimensional (con estética de 8 bits) que sigue las mismas pautas que el juego principal.
El problema que hemos encontrado es que, por un lado, el juego se basa demasiado en el método del “ensayo y error”, restando cierto atractivo a unos desafíos que, en algunos casos, pueden tornarse algo repetitivos. Tampoco nos ha gustado que el modo de juego cooperativo en una misma consola, no suponga ningún aliciente extra para los jugadores. Y es que nos limitaremos a realizar las mismas pruebas que en el modo historia. Al menos, eso sí, intentar superar cada nivel con el menor número de movimientos posibles resulta muy retador, y es algo que puede aumentar las horas de juego considerablemente.
Entrañable, con un apartado artístico encantador y una sucesión de rompecabezas cada vez más elaborado, Ilomilo es uno de esos juegos puzle que ningún aficionado al género debería dejar escapar. Es cierto que a veces la solución a los problemas no resulta del todo obvia y podemos pasarnos un buen rato probando mil y una combinaciones, pero al final, cuando contemplamos a Milton e Ilona abrazarse al completar el nivel, sentiremos que el esfuerzo ha merecido la pena y querremos más y más desafíos.
