Chaquetas de cuero, katanas y bikinis: La carrera del creador de Dead or Alive y Ninja Gaiden

Chaquetas de cuero, katanas y bikinis: La carrera del creador de Dead or Alive y Ninja Gaiden
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Tomonobu Itagaki es una de las figuras más reconocibles de la industria del videojuego, un talento creativo sin igual y un personaje tremendamente controvertido. En este especial de Funs & Games repasamos la trayectoria del legendario autor de videojuegos tan relevantes como Ninja Gaiden o Dead or Alive.

Si algo no falta en la industria del videojuego japonés es la excentricidad. Algunos desarrolladores han aprovechado la mesura imperante en la sociedad nipona, en la que sobresalir por encima de la media está mal visto, para destacar a primera vista. Lo han hecho exhibiendo personalidades muy singulares, vistiendo ropa estrambótica o mostrando que no tienen pelos en la lengua a la hora de hablar de su oficio. Ahí están figuras como Hideo Kojima, Hideki Kamiya, Katsuhiro Harada o Yoko Taro, por mencionar solo a unos pocos, para demostrarlo. Sin embargo, hay un veterano desarrollador de la industria nipona que ha destacado incluso entre todos ellos, ni que sea por combinar todas estas extravagancias en una sola personalidad.

Tomonobu Itagaki, quien fue durante años el líder del Team Ninja, es probablemente el desarrollador más pintoresco de la historia del videojuego japonés. Estamos hablando de alguien que no solo ha demostrado que no tiene pudor alguno en sus declaraciones, incluso cargando contra compañeros de la industria, sino que siempre ha aparecido ante la prensa con su aspecto de vieja leyenda del rock, acompañado de sus omnipresentes gafas de sol, las cuales, en sus propias palabras, son un recuerdo de la época en que quiso dedicarse profesionalmente al mahjong. Un desarrollador, además, que en alguna ocasión ha recibido a los periodistas en su despacho empuñando unas katanas que asegura fueron forjadas por su padre. Tras años prácticamente desaparecido, Itagaki ha vuelto a ser noticia tras anunciar la fundación de su propio estudio, cuyo trabajo, sin lugar a dudas, volverá a no dejar a nadie indiferente.

Itagaki nació en Tokio en 1967. Como otros tantos de su generación, no demostró un especial interés por el desarrollo hasta la universidad. De hecho, Itagaki se graduó en la universidad de derecho de Waseda, pero no ejerció nunca como abogado, decidiendo dedicarse al diseño de videojuegos en su lugar. Eligió Tecmo, donde desarrolló gran parte de su carrera profesional, no por ninguna razón especial, sino porque era el estudio que le quedaba más cerca de casa. Allí descubrió que se le daba bien programar, por lo que su primera colaboración fue en la cuarta entrega de Captain Tsubasa para Super Nintendo, el simulador de fútbol basado en el manga que aquí conocimos como Oliver y Benji. Su proyecto más laureado de aquella etapa fue Tecmo Super Bowl, uno de los muchos simuladores deportivos desarrollados por el estudio durante aquellos años, aunque fue en 1996 cuando llegó su gran oportunidad, cuando el estudio le brindó la oportunidad de dirigir la obra que lo encumbraría en la industria: Dead or Alive.

Chaquetas de cuero, katanas y bikinis: La carrera del creador de Dead or Alive y Ninja Gaiden

Tecmo fue en su momento uno de los grandes nombres de la industria del recreativo japonés. Lo demuestran títulos míticos de la talla de Rygar, Ninja Gaiden o Tecmo World Cup entre otros. Desgraciadamente, a mitad de los años noventa, Tecmo encadenó varios fracasos, uno detrás de otro, que menguaron considerablemente su producción. Itagaki, quien ya se había convertido por entonces en un valioso empleado de la firma, fue el elegido por su presidente, Junji Nakamura, para desarrollar un título que les salvase del apuro económico. El género de la lucha lo eligieron sus directivos, visto el enorme éxito que había conseguido SEGA gracias a las diferentes entregas de Virtua Fighter. Según Itagaki: "Virtua Fighter era considerado entonces el pináculo de la excelencia en los videojuegos. Si Gran Turismo hubiera aparecido por aquella época, me habrían pedido que hiciese un juego de estilo GT en su lugar". El título del juego, por cierto, era una referencia al estado de vida o muerte en el que se encontraba el estudio.

Chaquetas de cuero, katanas y bikinis: La carrera del creador de Dead or Alive y Ninja Gaiden


Rygar (NES) / Ninja Gaiden (NES).
Rygar (NES) / Ninja Gaiden (NES).

El problema era que Tecmo no disponía de los recursos para desarrollar una placa recreativa capaz de emular el prodigio técnico de Virtua Fighter, por lo que sus ejecutivos fueron consecuentes y adquirieron la tecnología de la propia SEGA, de forma que este primer Dead or Alive fue desarrollado en la Model 2, la placa en la que funcionaba la segunda entrega de la saga firmada por Yu Suzuki. De hecho, Suzuki es uno de los pocos desarrolladores que Itagaki ha elogiado públicamente, quien asegura le ayudó en los momentos más críticos del desarrollo del juego. Desde que apareció Virtua Fighter en 1991, muchos otros estudios habían replicado la idea de un juego de lucha poligonal, por lo que el mercado empezaba a estar saturado del género. Itagaki quería que su juego destacase entre los demás, por lo que mezcló su violencia con erotismo, delineando un plantel de luchadoras de voluptuosas formas a quienes, para más inri, podía configurarse el grado de movimiento de sus pechos a voluntad. El resultado, aunque en mi opinión rozaba lo grotesco, sorprendió a propios y extraños.

Dead or Alive funcionó tan bien que consiguió sanear las cuentas de una Tecmo moribunda. En agradecimiento, Itagaki fue ascendido poco después, y con el tiempo le ofrecieron el control de su propia división, a la que bautizaron como Team Ninja. Todos sus títulos a partir de este momento funcionarán estupendamente bien, como su esperada secuela Dead or Alive 2, la cual vio la luz a finales de 1999 en los recreativos, aunque serán sus conversiones a Dreamcast y PlayStation 2 las que mejor funcionarán. Y entonces, en un movimiento que muchos todavía cuestionan a día de hoy, Itagaki firmó un contrato de exclusividad con Microsoft, de forma que Dead or Alive 3, el cual llevó su espectacularidad habitual a otro nivel, fue exclusivo para Xbox. La mayoría de los títulos del estudio hasta bien entrado el nuevo siglo seguirán siendo exclusivos de consolas Microsoft, que teniendo en cuenta el nulo éxito que tuvieron en Japón, fue una decisión como mínimo osada. Es la época de experimentos tan surrealistas como Dead or Alive Xtreme Beach VolleyBall, en el que llevaron el erotismo de la saga a un nuevo nivel, o del reboot de la saga Ninja Gaiden, con el que Itagaki y compañía redefinieron el juego de acción moderno.

Dead or Alive 3 (Xbox).
Dead or Alive 3 (Xbox).

Dead or Alive funcionó tan bien que consiguió sanear las cuentas de una Tecmo moribunda

Por entonces Itagaki ya era la estrella del rock de la industria del videojuego. No solo sorprendía por su aspecto, sino que sus airadas declaraciones empezaron a ser la comidilla de los periodistas. Por ejemplo, cuando le preguntaron cuáles eran los cinco videojuegos que más le disgustaban, éste respondió que las cinco entregas, sin orden concreto, de la saga Tekken. O cuando en repetidas ocasiones aseguró a la prensa que consideraba a Kasumi, protagonista de la saga Dead or Alive, como su propia hija, lo que no sé cómo debió sentar a su hija en el mundo real. Itagaki ha demostrado una necesidad constante de proteger su obra, a cualquier precio, tomándose como una ofensa cualquier posible insulto a su trabajo. De hecho, consiguió que Tecmo denunciase a los hackers que publicaron una herramienta para desnudar a Kasumi en Dead or Alive 2, ya que consideraba que estaban menoscabando su dignidad.

Ninja Gaiden 2 (Xbox 360)
Ninja Gaiden 2 (Xbox 360)

Sin embargo, aquella imagen de rebelde, acompañado de aquellas declaraciones tan polémicas, pueden hacernos olvidar que Itagaki no solo es un excelente desarrollador, sino que ha demostrado ser uno de los más inteligentes y reflexivos de la industria japonesa. Su compromiso con Xbox a partir de Dead or Alive 3, que nunca funcionó en su país de origen, puede hacernos olvidar que lo que pretendía Itagaki era llegar a una audiencia internacional. El desarrollador fue uno de los primeros en criticar el egocentrismo de la industria japonesa, defendiendo en su lugar un modelo de aperturismo, en el que los videojuegos no solo fueran buenos para uno u otro mercado, sino que lo fueran en global. Itagaki nos ha regalado otras perlas de sabiduría con el tiempo, las cuales han quedado ocultas bajo el peso de sus airados titulares. De ellas, una de mis favoritas es: "Lo más importante para un líder es demostrar un buen equilibrio entre la locura y el sentido común".

Itagaki no solo es un excelente desarrollador, sino uno de los más inteligentes y reflexivos de la industria japonesa


Devil's Third (Wii U).
Devil's Third (Wii U).

La antaño buena relación de Itagaki con Tecmo se truncó a partir de 2006, cuando una empleada del estudio denunció al desarrollador por acoso sexual. Aunque fue declarado inocente, algo cambió en el seno de la corporación, pues abandonó Tecmo poco después de finalizar el desarrollo de Ninja Gaiden II. Es más, la empresa ni siquiera le dejó marcharse, pues le despidió unos días antes de la fecha en que Itagaki pretendía irse. Éste aseguró que su presidente entonces, Yoshimi Yasuda, le había difamado frente a sus compañeros, y que todavía le debían las primas que le habían prometido de proyectos anteriores. A Itagaki le acompañaron varios miembros clave de su equipo, como Yoshifuru Okamoto, Katsunori Ehara o Hiroaki Matsui, quienes siempre demostraron una fidelidad a prueba de bombas. Juntos fundaron Valhalla Studios, donde desarrollaron Devil's Third.

Tras el fracaso del juego, Itagaki desapareció de escena. Según una entrevista reciente, ha pasado los últimos años como profesor, hasta que le volvió a picar el gusanillo de desarrollar un nuevo videojuego. Nadie sabe muy bien que tiene en mente con su nuevo estudio, Itagaki Games, aunque el desarrollador ha tratado de picar la atención a Microsoft, con la que asegura estaría encantado de volver a colaborar. En estas recientes entrevistas Itagaki ya no aparece ni con gafas de sol ni con su icónica chaqueta de cuero. Según quienes trabajaron con él, aquello no era más que una pose, un disfraz que se ponía cuando aparecía algún periodista. Haya repudiado o no su imagen de marca, lo que es seguro es que Tomonobu Itagaki todavía tendrá mucho que darnos que hablar en los próximos meses.

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