¿Sabías que hay explicación a por qué tantos estudios de videojuegos empiezan por A?

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¿Alguna vez os habéis preguntado por qué el nombre de tantos estudios de videojuegos en Estados Unidos empiezan por la letra A? No es un detalle menor; tiene su explicación. Todos ellos fueron protagonistas de una batalla campal por ser los primeros en el listín telefónico. Por absurdo que parezca, hubo una época en que se consideraba que esto era importante.

Cuando Nolan Bushnell fundó Atari en 1972, jamás hubiera podido imaginar que con ese nombre desataría, muchos años más tarde, la que a mí me gusta llamar la Guerra del Alfabeto. El emprendedor norteamericano había elegido el nombre de su empresa por su procedencia nipona, cuya cultura admiraba, que a su vez era una de las muchas denominaciones empleadas en el milenario juego japonés del Go. Elegir aquel nombre tuvo un efecto colateral: aunque en ningún momento había sido el objetivo de Bushnell, quien había barajado otros apelativos como Sente o Hanne, al empezar el nombre por A, la empresa pasó a estar en lo más alto de los listados alfabéticos en ferias y eventos. Además de gozar de un lugar privilegiado en el listín telefónico. Un detalle, aparentemente sin importancia, que en realidad le fue de cierta utilidad a la empresa años más tarde.

Avancemos en el tiempo hasta finales de esa misma década. El negocio fundado por Bushnell había conseguido convertirse, en poco más de un lustro, en una empresa multimillonaria cuyas cifras causaban vértigo. Es la época de mayor esplendor de Atari, que firmaba obras maestras una detrás de otra, tanto para los recreativos como para el mercado doméstico. Es más, en aquellos primeros años del Silicon Valley, Atari parecía la empresa ideal para labrarse una carrera. Presumieron de una cultura empresarial abierta, en la que no se exigía a sus empleados vestir traje, se celebraban habitualmente fiestas, y la libertad para desarrollar ideas era total. El problema es que, detrás de toda esa fachada, los desarrolladores de Atari estaban muy quemados. No se les permitía, entre otras cosas, acreditar sus nombres en sus juegos. Y sus sueldos, pese a que la empresa contabilizaba cifras de miles de millones, eran bastantes paupérrimos.

¿Sabías que hay explicación a por qué tantos estudios de videojuegos empiezan por A?

Atari pasó a estar en lo más alto de los listados alfabéticos en ferias y eventos

Cuatro de los principales empleados de la división doméstica de Atari decidieron que estaban hartos de aquella situación. David Crane, Larry Kaplan, Alan Miller y Bob Whitehead, quienes aseguraban que su producción suponía más de la mitad de los ingresos de Atari, se plantaron ante su presidente, Ray Kassar, exigiendo mejores condiciones de trabajo. Esta historia merecería su propia columna, pero resumamos en que Kassar no dio su brazo a torcer. Así, con la ayuda del abogado Jim Levy, los cuatro desarrolladores abandonaron Atari a mediados de 1979 para fundar su propio estudio. Era un movimiento muy osado, pues en aquella época no existían todavía las desarrolladoras independientes. Cada empresa desarrollaba para su propia consola y no aceptaba a terceros en sus catálogos. Se presentaba ante ellos un panorama incierto, pero estaban decididos a seguir trabajando en proyectos revolucionarios para Atari 2600. Eran la primera third party de la historia y estaban decididos a hacer historia. Y para demostrar que ellos estaban por encima de Atari, eligieron un nombre que apareciera antes que el suyo en el listín telefónico. Así, el nombre elegido fue Activision.

La historia está lejos, muy lejos de terminar. Activision vivió durante aquellos primeros años de los ochenta una auténtica edad de oro. Pese a los continuos litigios con Atari, sus desarrolladores inundaron el catálogo de Atari 2600 de joyas como Stampede, Kaboom!, River Raid o el mítico Pitfall!. Pero aquel sueño no duró mucho. La Crisis del 83, como se ha contado en tantísimas ocasiones, destruyó el mercado del videojuego en Estados Unidos, dejando a Activision al borde de la bancarrota. El estudio consiguió sobrevivir a duras penas, diversificando su obra, aunque se temió por su viabilidad hasta bien entrados los años noventa. Viendo que su empresa hacía aguas por todas partes, en 1984 dos de sus fundadores originales, Alan Miller y Bob Whitehead, abandonaron el barco para fundar un nuevo estudio, cuya producción estaría dirigida exclusivamente, por lo menos en sus primeros años, a ordenadores como el Commodore 64 o el Apple II. El nombre que eligieron, efectivamente, estaba pensado para estar alfabéticamente por encima de Atari y Activision: Accolade.

¿Sabías que hay explicación a por qué tantos estudios de videojuegos empiezan por A?

Es probable que penséis que inventarse un nombre con el único objetivo de demostrar cierta superioridad frente a tus viejos compañeros, ni que sea alfabética, es un poco infantil. Pero durante los años ochenta aquello pareció convertirse en una obsesión. Unos años más tarde, por ejemplo, tres ex-empleados de Activision, Greg Fischbach, Robert Holmes y Jim Scoroposki, decidieron fundar su propia empresa de distribución de videojuegos, que con el tiempo acabó también desarrollando sus propios proyectos. Su nombre, Acclaim, fue una vez más elegido para destacar en el listín telefónico por encima de los demás. No fueron los únicos; David Crane, ex-fundador de Activision, junto a su compañero Garry Kitchen, abandonaron el estudio en 1986 para fundar otra empresa, Absolute Entertainment, la cual podría decirse que ganó la Guerra del Alfabeto, pues nadie consiguió imaginar un nombre alfabéticamente "superior". Aunque ganar aquella peculiar guerra le sirvió de poco; pese a producir juegos míticos como A Boy and His Blob, la empresa cerró sus puertas a mediados de los noventa.

¿Quién ganó entonces la Guerra del Alfabeto? Supongo que Activision

Podríamos concluir que cuando años más tarde Garry Kitchen y David Crane fundaron Skyworks Technologies, una de las primeras empresas dedicadas a la publicidad en los videojuegos, decidieron olvidarse de aquella chiquillada de inventarse nombres para aparecer antes que nadie en el listín. Aunque también es cierto que para entonces casi todos los que alguna vez tuvieron algo que ver con toda esta historia ya habían abandonado la industria. De hecho, salvo Activision, y Atari en nada más que nombre, todas estas empresas ya habían desaparecido. ¿Quién ganó entonces la Guerra del Alfabeto? Supongo que Activision, aunque durante los años noventa cambió su nombre, durante un tiempo, por el de Mediagenic. No fue hasta principios de los noventa cuando su actual CEO, Bobby Kotick, devolvió la empresa a su nombre y grandeza originales. Por lo que, a mi juicio, nadie ganó la Guerra del Alfabeto; aunque haya quedado para el recuerdo como uno de los momentos más surrealistas de la historia del videojuego.

Una lectura:



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  • Aunque este legendario libro de Steven L. Kent no ahonda en este tema exactamente, sí que es una de las mejores publicaciones de historia de nuestro mundillo y, además, sí trata la creación y auge de algunos de los estudios que mencionamos en el texto. Es una compra obligada si te interesa todo esto de los videojuegos.
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