Hasta que no probéis Super Mario Run, no os daréis cuenta de lo que realmente es, de lo que significa, de lo poco que os lo esperábais. Es uno de los saltos más sorprendentes que ha dado el fontanero en su historia, y eso ya es mucho decir.
Siempre he creído que los juegos de plataformas protagonizados por el fontanero han sido, por encima de todo, de habilidad. Sortear obstáculos, acabar con enemigos, realizar saltos ajustados, retarte a ti mismo para conseguir la mejor puntuación… Super Mario Run sorprende porque hace todo eso de una manera conocida, pero al mismo tiempo única.
Me he quedado perplejo al comprobar que es muy fácil de manejar, pero al mismo tiempo tan hardcore como tú quieras. Y no te has equivocado de artículo, hablamos de un juego para móviles. Los recorridos tienen monedas y enemigos colocados con calidad "pixel-perfect" para que tu puntuación se vaya al garete en el momento en que pulses una milésima de segundo más tarde la pantalla (o con menos intensidad). Precisión absoluta, pero también un diseño de niveles asombroso.
Ya lo decían en Nintendo, y no han mentido. Aquí han trabajado los gurús de la compañía, nada de subalternos. Se nota muchísimo. Aunque parezca un New Super Mario Bros maquillado, al final sólo queda el estilo gráfico. Todo lo demás se siente como un nuevo videojuego, con una filosofía distinta. Tal es así, que diría que aquí lo de menos es que llegues hasta el banderín. Lo que importa es lo que hagas entre medias, tu calidad como jugador y cuántas monedas recojas. Está hecho para lucirse, para que el que esté a tu lado alucine con tu proeza plataformera.
Un Super Mario para lucirse
Mario rara vez se para en este juego, siempre avanza. Incluso si se encuentra goombas y no haces nada, los pasa por encima como si fueran potros de gimnasio. Sólo tienes que pulsar la pantalla, toques precisos para que salte más o menos. Está resuelto de forma espléndida. Y a pesar de esta simpleza, se siente complejo, porque no hay respiro, porque todo está genialmente ajustado.
Hay bloques que al saltar sobre ellos nos llevan más lejos. Hay otros que simplemente nos detienen hasta que decidamos seguir. Algunos cambian nuestra dirección. Podemos rebotar en paredes, darnos un impulso en el aire o saltar más alto tras acabar con enemigos si pulsamos en el momento preciso. No es una experiencia recortada. No faltan acciones. Más bien, la sensación es que se añaden incluso más. El salto de Mario hacia los móviles es muy natural.
Otra razón para creerlo es que tenemos los clásicos mundos. Hay seis, sumando entre todos 24 niveles. Las tres primeras fases son gratuitas, pero el primer castillo ya nos hace pasar por caja si la experiencia nos ha gustado. Por ello, no puedo hablar en este punto de lo que nos encontraremos, si la dificultad se hace más o menos elevada. No obstante, no me preocuparía demasiado. Tal y como está planteado, no es su prioridad. Si mueres, lo único que pasa es que Mario pierde tiempo al salir de su burbuja. Super Mario Run es un juego hecho para no frustrar al gran público, mientras incita a los más veteranos a protagonizar partidas perfectas.
Partidas que son más espectaculares de lo que parece. Los sonidos icónicos de coger monedas, aplastar enemigos y saltar forman un virtuoso concierto que ilustra lo bien que lo estás haciendo. Eso se une a los efectos visuales, a lo colorido que es… Resulta extraordinariamente gratificante, incluso aunque seas un poco torpe. Estoy convencido de que cualquiera podría liarse a dar toques y sacar algo positivo de aquí.
Pero lo más sorprendente no es esto, sino que encima tiene profundidad. El modo carreras pone de manifiesto que aquí lo importante es lucirse. Se trata de una competición con otro jugador (online asimétrico) en que deberás superar su actuación: recoger más monedas, realizar mejores acrobacias, derrotar enemigos… En fin, obtener una mejor puntuación. Si lo logras, más y más Toads se unirán a tu reino. Incluso podrás arrebatar Toads a tu contrincante. No me lo esperaba de Nintendo, porque es cruel, pero lo aplaudo… Es una buena idea.
Es un juego para móviles que cualquiera querría tener en su consola
Los Toads que consigas sirven para levantar tu reino, subir su nivel y experimentar una progresión más allá de rescatar a Peach en los clásicos niveles. Tienes edificios, elementos decorativos y hasta personajes desbloqueables. Se pueden usar monedas clásicas, pero también de colores (más difíciles de obtener). Es como un juego de gestión metido dentro de un juego de plataformas. Y lo mejor es que las partes conviven y se complementan. Si superas más niveles, más posibilidades tienes para que tu reino crezca. La simbiosis parece perfecta.
Al final, tiene pinta de ser un completo vicio. Por cierto, el juego funciona a buen rendimiento, y vi la opción de escoger entre dos grados de detalle visual: uno para la mejor calidad y otro para el más óptimo rendimiento. Han pensado en todo. Sorprende lo cuidado que está. Ahora sólo queda que salga el próximo 15 de diciembre (de momento en iOS) y lo haga sin problemas. Pero visto lo visto, dudo que el salto de Mario se quede corto. Más bien, es un salto sorprendente… y que desde luego no me esperaba. Es un videojuego para móviles, pero que cualquiera querría tener en su consola.