Queda muy poco para que podamos disfrutar en Nintendo Switch de Animal Crossing: New Horizons, así que Nintendo nos ha preguntado por la saga y en 3DJuegos tiramos de nostalgia para contaros por qué la marca Animal Crossing es tan especial para algunos de nuestros redactores más aficionados a la serie.
Paso a paso, entrega tras entrega, la serie Animal Crossing ha terminado convirtiéndose en una de las más populares y exitosas de Nintendo. Razones no le faltan, pero por si alguno tenía dudas, en 3DJuegos hemos optado por contaros la experiencia personal de tres de nuestros redactores, que abren sus -hipotecados- corazones para rememorar todos esos momentos mágicos que han disfrutado con Animal Crossing a lo largo de los últimos años. No hay mejor momento para ello, teniendo en cuenta que en muy pocas semanas podremos disfrutar del prometedor Animal Crossing: New Horizons en Nintendo Switch.
Desde el lanzamiento del primer juego a principios del siglo XXI, hemos tenido oportunidad de vivir grandes aventuras rodeados de unos animales entrañables: las opciones de decoración, el cultivo, la pesca, la caza de insectos o incluso la búsqueda de fósiles. En este colorido universo de Nintendo no hay lugar para el aburrimiento, y con cada nueva entrega descubres más formas de pasarlo en grande con sus aldeanos. De preocuparte simplemente de tu hogar pasamos a gestionar todo un pueblo en Nintendo 3DS, y ahora… ¡una isla! Con muchas más opciones de personalización, la idea de diseñar tu propia ropa, fabricar nuevas herramientas de trabajo o crear un bonito jardín con tumbona incorporada nos hace desear con más ganas e ilusión el que sin duda va a ser uno de los juegos más importantes de 2020. ¡Pero hoy toca rememorar viejos tiempos!
En este contenido ofrecido por Nintendo encontrarás nuestras opiniones personales sobre la serie, pero este artículo no tendría sentido sin vuestra participación, así que os pedimos que también vosotros compartáis con la comunidad de 3DJuegos las razones por las que sois fans de la saga Animal Crossing. ¿Cuál fue tu primer juego? ¿La entrega con la que más disfrutaste? ¿Y qué esperas de su nuevo episodio en Nintendo Switch? ¡Estamos deseando conocer vuestras historias! Además, porque con premios todo es un poco más interesante, tienes la oportunidad de ganar un peluche de 20 centímetros de Keke de Animal Crossing. ¡Pero presta atención! Si haces trampas te equivocarás.
Una saga que es puro amor
Alberto Pastor
Todavía recuerdo con mucho cariño mi primera vez en el mundo de Animal Crossing con ese título de GameCube que tanto se hizo de rogar en Europa. Porque sí, en aquel entonces Nintendo pensó que a los europeos nos interesaría más el curioso Doshin the Giant, un simulador de dios muy en la línea del recordado Black & White de Lionhead, en lugar de disfrutar de una apacible vida virtual en compañía de animalitos entrañables. Qué equivocados estaban, y qué acierto fue rectificar y lanzar un Animal Crossing: Población: ¡en aumento! que, a la postre, sería la puerta de entrada para que millones de jugadores de todo el mundo terminaran cayendo rendidos a los encantos de esta saga. Yo el primero.
Si algo me maravilló en aquel entonces fue su capacidad para, día tras día, sorprenderme con nuevas actividades. La llegada del verano, fiestas como la Navidad o la Pascua, las primeras nevadas ¡o el día de mercado!, con Juana visitando la aldea cada domingo por la mañana. Era mágico; una manera de olvidar el estrés de los estudios y el día a día… para sufrir otro tipo de estrés. Porque ojo, había que pagar la hipoteca a Tom Nook, además de tener buenas relaciones con los vecinos, aumentar la variedad de cultivos o decorar tu casa de la mejor forma posible. Pero lo hacías encantado, ¡y nunca te cansabas!, porque Animal Crossing no permitía que te aburrieras de ninguna de las maneras. Canela, Colmillo, Sócrates, Aquilino… ¡hay tantos buenos vecinos!
La llegada de la saga a consolas portátiles, y especialmente New Leaf de Nintendo 3DS, terminó por atraparme en las redes de una franquicia que es, por encima de todo, puro amor. No hay otra forma de describir unos juegos que con muy poco logran hacerte sonreír bobaliconamente con su tierna inocencia; con todo ese cariño que desprenden sus protagonistas. Un simple “Buenos días, ¡cuanto tiempo sin verte!” te alegra el día. Tanto que a veces parece imposible no responder directamente a la consola. Animal Crossing es tan humano, tan puro en las emociones que transmite, que te hace sentir parte de su colorido mundo virtual. Por eso, cuando pasas una temporada lejos de él la vuelta puede ser demoledora. “Pensaba que hice algo y ya no querías ser mi amigo”, te dicen algunos; “Lo siento, Aníbal se mudó del pueblo y no se pudo despedir de ti”, comentan otros. Es demoledor. Y parte de la grandeza de Animal Crossing. Consigue que de verdad te importen tus vecinos, el mundo en el que habitas, y es extraordinario.
Una vida virtual de ensueño
Rebeca Oliva
Caía la noche un 5 de enero de 2007. Como cada año, y ya por tradición, mi familia (padres, hermanos, tíos, primos y un largo etcétera) acudíamos a casa de mis abuelos para cenar y esperar a los Reyes Magos (que, al parecer, y según los adultos, en aquel barrio sus tres majestades acudían antes). Demasiado bien debía de haberme portado aquel 2006 para que la sorpresa de esas Navidades fuera una Nintendo DS con el juego Animal Crossing, que había salido a la venta unos meses atrás.
Poco a poco fui descubriendo un nuevo mundo en mi consola. Una vida paralela donde podía llevar a cabo una estancia tranquila, lejos de los tediosos deberes de la escuela. Cuidar diariamente a mis vecinos, pagar una hipoteca, ir a la cafetería a disfrutar cada semana de los conciertos de Totakeke, descubrir las constelaciones de la mano de Estela o la fauna que me rodeaba con Sócrates. Hasta me hice inseparable de un energético pájaro carpintero que le encantaba el deporte: Jota. Y, cómo no, no podía faltar el reunirme cada tarde con mis amigos al salir del colegio para divertirnos (y robar fruta) en sus respectivos pueblos.
Desde entonces nunca he faltado a ninguna entrega, acompañándome en etapas diferentes de mi vida: Let’s go to the City, Amiibo Festival, New Leaf, e incluso el lanzamiento para móviles Pocket Camp. Cada título era una nueva experiencia cargada de aventuras inconcebibles cuyo único límite era mi imaginación. Y eso es lo que hace especial a esta saga, la infinita posibilidad de crear otra vida, estrechar lazos con tus vecinos y aventurarte en un mundo desconocido. Y Animal Crossing: New Horizons será otro capítulo que todos los fans no nos podremos perder. Quién sabe cuántas nuevas aventuras nos aguardan.
La grandeza está en los pequeños detalles
Mario Gómez
Comencé a jugar Animal Crossing de niño, en GameCube. No fue mi primer juego social, pero sí que era diferente, y muy raro. Había algo incomprensible en los "cuernos" del personaje, la forma en la que se retorcían los giroides, en los diálogos, y en todo el juego. Pero de algún modo, ese aura de extrañeza me hizo ver todo desde una perspectiva distinta: en Harvest Moon o los Sims, yo estaba por encima de mi propio avatar, simplemente tenía que decirle qué hacer. Aquí, más bien, estaba descubriendo un universo y unas personalidades totalmente nuevas, y que al mismo tiempo me hacían sentir como en casa.
Cada nuevo Animal Crossing se ha esforzado mucho por dar la bienvenida a los nuevos jugadores, por ser más encantador que el anterior. Pero siempre me ha gustado ese estilo único que tiene hasta hoy, esa forma de sorprenderte con cualquier detalle o chiste que no te esperas en absoluto, que se sale de la tangente. Es un juego de observación y apreciación, y creo que cuanto más raro eres en la vida real, mejor encajas en este mundo.
"Si pruebas algo nuevo, deja de ser nuevo, tío", dice un personaje. "No me gusta verte triste, aunque sea de broma" dice otro. "Creo que me sentaré aquí a esperar a que venga un camión de tacos y me de un taco delicioso" comentan por otro lado. Es absurdo, es inteligente, y te aprecia por el mero hecho de estar ahí. Nunca te va a tratar como si fueras la repanocha, sino simplemente, como uno más entre esos animales tan particulares. Es difícil de describir, y precisamente eso lo que hace de Animal Crossing un juego tan especial.
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