Los autores de Dishonored y Prey trabajan en un shooter cooperativo de vampiros que no se olvida de la historia, como es propio de todos los trabajos de Arkane. Sin embargo y aunque apunta muy buenas maneras, es un tipo de juego que se aleja del estilo al que nos había acostumbrado este reputado estudio propiedad de Bethesda y Xbox. Con buenas ideas y grandes promesas, ¿qué podemos esperar de Redfall?
La conferencia de Xbox en este no-E3 que estamos teniendo arrancó fuerte, con uno de los juegos esperados para este año y que, junto a Starfield, se ha retrasado para la primera mitad del que viene. De Redfall solo teníamos hasta ahora un tráiler cinemático, pero todos imaginábamos un poco en qué consistiría. El gameplay extendido que tuvimos en la conferencia lo confirma: se trata de un shooter multijugador en el que cuatro héroes de distintas clases tendrán que cooperar para acabar con la amenaza vampírica que se ha cernido sobre el pueblo de Redfall. Incluso han tapado el sol y todo, teniendo la deferencia de poder disfrutar de un juego de vampiros sin que siempre sea de noche.
Lo siento, pero no me voy a esconder al hablar de Arkane, un estudio que adoro desde los tiempos de Dark Messiah of Might and Magic (lamentablemente no jugué en su día a Arx Fatalis) y al que he seguido la trayectoria todos estos años, cumpliendo siempre con experiencias tan satisfactorias, y sobre todo originales, como Dishonored o Prey. Eran de los pocos estudios que seguían atreviéndose a experimentar en esa filosofía de diseño (más que género, como dice Raphael Colantonio) que es el immersive sim. Y nada de esto veo en Redfall. De hecho, para mi en Deathloop ya se fue viendo este cambio de tendencia hacia que las armas fueran más protagonistas y los poderes menos y más limitados, tanto en cantidad como en posibilidades. Pero incluso habiéndome dejado algo frío, Deathloop todavía tenía un pase, con múltiples formas de completar una misión de maneras creativas (aunque luego fuera siguiendo un orden estricto en el que seguir ese "loop"). En Redfall, sin embargo, no veo nada de ese espíritu Arkane que tanto me atraía, y que se formaba con un excelente diseño de niveles, rico en posibilidades según nuestros estilos de juego.
Aquí, sin embargo, el núcleo de la experiencia radica en la clase de personaje y cómo apoyarse entre sí para defenderse de las hordas vampíricas. Un poco a lo Left 4 Dead, para que nos entendamos, aunque con un hilo narrativo que creo que acompañará mejor a la experiencia. Pero las semejanzas siguen ahí: cuatro clases de héroes, que además son bastante típicas: el francotirador con la habilidad de camuflarse, el trampero que, bueno, pone trampas en el escenario, el ingeniero acompañado de su robot y la clase mágica, con algún poder sobrenatural que acompañar a las armas.
Ni siquiera vi nada de ese fabuloso diseño de niveles tan reconocible de Arkane
Es que ni siquiera vi nada de ese fabuloso diseño de niveles tan reconocible de Arkane, salvo en los compases finales donde el juego denota que no se limitará solo al pueblo de Redfall, sino también a algunos escenarios algo más surrealistas que le darán variedad. Pero, con todo, tampoco creo que la culpa sea de Redfall. Incluso aunque se haya visto tentado por las armas de colores y rareza y estas mecánicas que cada vez me aburren más, me parecería un juego interesante y creo que puede sorprender. Lo que pasa es que no quiero que Arkane se dedique a hacer shooters multiugador. Es tan simple como eso.
Veréis, cada vez son menos los estudios legendarios dedicados a la experiencia single-player offline. Hemos tenido escarceos e intentos de apuntar a la moda online a algunos desarrolladores y, en líneas generales, no ha salido bien el intento. A BioWare se le encargó perder años con Anthem, si es que os acordáis todavía de lo que es Anthem. A Crystal Dynamics se le encargó el proyecto de Marvel's Avengers y, en un dossier de la propia Square-Enix, reconocieron que tal vez no había sido lo ideal forzar a un estudio single-player a hacer un juego como servicio.
Es lo mismo que si me preguntáis por el multijugador de The Last of Us que prepara Naughty Dog. ¿Pueden hacer un buen trabajo? Seguro. ¿Serían capaces incluso de hacer algo distinto? No lo dudo. ¿Me interesa? Ni remotamente. Lo que quiero de Naughty Dog es que siga explorando las capacidades de nuestro medio para contar historias que pueda jugar solo, sin meterme en una comunidad online en la que cada vez tengo menos tiempo para practicar (y sencillamente, me atrae menos que disfrutar de un mundo y una historia a mi ritmo).
Así que no es problema de Redfall, que puede ser un grandísimo videojuego, sino de perder en el camino el espíritu de Arkane. Y, lamentablemente, me hace desear que Redfall no funcione, porque le daría la razón a Bethesda de que este era el camino que la compañía debía seguir para el estudio con sede en Austin y Lyon. Que a sus juegos les faltaba "chispa" y por eso no vendían tanto. Que lo que necesitaban es un poco más de acción, un poco más de armas y un poco más de online.
Tiendo a pensar que en Bethesda no podían sostener mucho más tiempo la libertad que exigía Colantonio
Hace dos años, Raphaël Colantonio, fundador de Arkane, abandonó la compañía para crear un nuevo estudio. Y viendo lo ocurrido (un poco) con Deathloop y ahora también con Redfall, a veces tiendo a pensar que en Bethesda no podían sostener mucho más tiempo la libertad que exigía el creativo francés, porque lamentablemente, juegos como Prey o Dishonored son alabados por crítica y público, pero no venden tanto como a muchos nos gustaría. No se aprecia en el jugador medio el cariño y el esfuerzo que supone hacer un immersive sim. Quizá, con esta nueva Bethesda amparada por Xbox y el Game Pass, el factor “número de ventas” no sea tan importante (Game Pass ha demostrado muchas veces que es una buena plataforma para probar experiencias y salirse de la zona de confort) y, gracias a eso, es posible que el día de mañana Arkane vuelva a ser el estudio que recuerdo. Si no, pues tendré que buscar su filosofía en otros juegos, como Gloomwood.