El estudio Exit Plan Games lanzó Bang-On Ball: Chronicles hace año y medio en Early Access; un plataformas 3D que, según sus creadores, homenajea a los grandes referentes del género de la era de los 32-bits, como Mario, Sonic o Crash, aunque los más veteranos encontraréis parecidos razonables con otros juegos míticos como Gex: Enter the Gecko. ¿El resultado? Uno de los plataformas más divertidos y encantadores de los últimos tiempos.
Rodando voy, rodando vengo
La trama de Bang-On Ball: Chronicles, como podéis imaginar, es una mera excusa para sumergirnos en su alocada premisa. Somos Bob, una bola que acude a los estudios de grabación de su actor favorito; una vez allí, tiene la oportunidad de colarse en los rodajes de sus películas y sumergirse en sus escenarios. De esta forma, recorreremos cuatro pequeños mundos abiertos (eso sin contar el estudio que sirve a modo de lobby, que también tiene su miga) basados en la era vikinga, la carrera espacial, la edad de la piratería y el Japón contemporáneo; por supuesto, todos estos mapas tienden a representar sus diferentes periodos de la forma más absurda y tontorrona posible, en el mejor de los sentidos.
Bang-On Ball: Chronicles se basa en tres fundamentales y exitosos pilares: la jugabilidad, el humor y su diseño de niveles. Jugablemente, estamos ante una fórmula muy reconocible, pero igualmente eficaz; manejando a Bob, que podrá rodar a toda velocidad, embestir y (doble) saltar, recorreremos los escenarios para cumplir los objetivos que nos proponga cada mundo. Normalmente, suelen consistir en enfrentar a un cierto número de jefes finales y derrotarlos, debiendo para ello buscar previamente algunos objetos o no.
Mientras cumplimos estas misiones, tendremos que recorrer escenarios bastante grandes y, sobre todo, rebosantes de vida y detalles. Nos tocará combatir mucho, ya sea embistiendo o aplastando a los enemigos, o usando objetos que encontraremos en nuestra aventura. El combate es sencillo, pero eficaz, gracias especialmente a su divertido sistema de físicas y a la gran capacidad de destrucción de los escenarios.
Además, aunque la mayor parte de objetos que encontremos para personalizar a Bob sean estéticos, algunos de ellos nos darán habilidades especiales para la exploración o el combate. Podremos usar ambas ¿manos? con escudos para protegernos, pistolas, cascos propulsores… solo el aliciente de encontrar algunos de sus numerosos y variados cosméticos es suficiente para lanzarse a explorar, pero si además algunos dan habilidades especiales, la diversión está servida.
Algunas de estas capacidades nos permitirán volver a mundos anteriores a completar secciones que antes no podíamos. Por si fuera poco, Bang-On Ball: Chronicles también incluye en su cóctel jugable algunos puzles que, sin pretender ser The Witness, sí que dan mucha variedad y siempre resultan entretenidos.
Da pie con bola en todo lo que se propone
Otro elemento muy reivindicable de Bang-On Ball: Chronicles, más allá de su espíritu nostálgico, es su apuesta total por el humor. Desde el principio del juego, las reacciones del resto de bolas y la capacidad de interacción con los escenarios nos arrancarán una sonrisa. A poco que empecemos a perdernos por su mundo y explorar sus detalladas localizaciones, encontraremos ocurrentes referencias a la cultura pop por doquier; desde grafitis que recrean escenas de películas de los Monty Python a inesperadas transformaciones de nuestro protagonista, Bang-On Ball: Chronicles mantiene la capacidad para sorprender y maravillar al jugador durante toda su campaña, y más allá.
Sin embargo, el título no alcanzaría los enormes niveles de calidad que atesora sin su enfermiza atención por el detalle, llenando sus mundos (de un tamaño considerable, además) de eventos opcionales, objetos que desbloquear y zonas que explorar. La densidad de detalles a nivel jugable, o de scripts únicamente destinados a arrancarnos una sonrisa, está a la altura de los mejores.
Sin llegar al punto de buscar una jugabilidad emergente, es cierto que se vuelve difícil ir a los objetivos que debemos cumplir sin distraernos. Podemos encontrar la posibilidad de conseguir un cosmético que nos encanta, pero necesitaremos más orbes, por lo que podemos quedarnos amargando la existencia a campamentos enemigos para conseguirlos o buscar cofres; sin embargo, mientras buscábamos cofres, encontramos una cueva que nos permite invocar a un animal legendario que derrotar, y de repente descubrimos que hay varios más por la isla. Partidas de ajedrez con reglas extrañas, un puzle con los arcos de Stonehenge… Bang-On Ball: Chronicles sabe cómo estimular nuestra curiosidad de forma constante.
Bang-On Ball: Chronicles mantiene la capacidad para sorprender y maravillar al jugador durante toda su campaña, y más allá
A estos mapeados enormes y repletos de secretos y cosas que hacer, se le suma un tratamiento especial a cada uno de ellos, aprovechando su ambientación para introducir nuevas mecánicas. Por ejemplo, en el mundo de la carrera especial, tendremos que elegir el país por el que tomamos partido, teniendo casi dos mundos en uno que explorar; en el mapa pirata, se nos da la posibilidad de surcar un archipiélago lleno de islas que no tienen que ver con el objetivo principal, con nuestro propio barco hinchable personalizable. ¡Y cómo no voy a amar un juego que dedica parte de un nivel a representar El castillo de Takeshi, pruebas incluidas!
Si tuviera que hacer una comparativa con referentes del plataformeo, diría que Bang-On Ball: Chronicles tiene el encanto y la creatividad de Sackboy: Una aventura a lo grande, la atención por el detalle de Super Mario Odyssey y el sentido del humor de Astro’s Playroom. Si a eso le sumamos unas sensaciones maravillosas a los mandos, con un control muy responsivo y gustoso a la hora de controlar a una bola, tenemos una opción muy recomendable dentro del género.
Un juego casi redondo
Yendo rápido a superar su campaña principal, Bang-On Ball: Chronicles puede completarse en aproximadamente 7 u 8 horas, pero os aseguro que os será extremadamente complicado no dejaros llevar por su promesa de exploración y diversión relajada y sin complicaciones. En cada mundo también tendréis jaulas que romper y rollos de película que encontrar, normalmente ocultos tras desafíos especiales de puzles, combates o plataformeo. Si encima pretendéis conseguir todos sus elementos de personalización, la duración del juego puede duplicarse.
Si queréis más contenido, podéis desbloquear un área de arcade con varios minijuegos divertidísimos, como bolos o partidos de fútbol. Y si pensabais que esta propuesta ya pinta bien en solitario, ¿qué os parece si os digo que podéis jugarlo en cooperativo? Bang-On Ball: Chronicles cuenta con coop local a pantalla partida con otra persona, u online con otros cuatro jugadores.
La única pega que puedo encontrarle a Bang-On Ball: Chronicles es que al intentar acometer tantos géneros, alguno de ellos se ve resentido por su excesiva sencillez. Por ejemplo, las secciones de plataformeo, a pesar de que en los últimos compases y en la exploración secundaria pueden complicarse un poco, por lo general se siente un apartado al que se le podría haber sacado más partido.
Eso repercute también en que su dificultad no es nada elevada, prevaleciendo siempre su espíritu disfrutón. Como curiosidad, han incluido a modo de guiño la mecánica de recoger la mitad de tus orbes cuando mueres a lo Dark Souls. También cabe destacar que el juego no viene traducido a nuestro idioma, pero no hay diálogos y sus textos son muy básicos, por lo que no debería ser un impedimento para disfrutarlo.
A nivel técnico, Bang-On Ball: Chronicles ofrece un apartado visual colorido y un mundo gigantesco lleno de elementos con los que interactuar o destruir, todo ello manteniendo una gran fluidez y pudiendo moverse en un equipo modesto (hemos podido analizar su versión de PC). Su apartado sonoro, por contra, aunque cuenta con efectos de sonido muy variados y divertidos, tiene algunas melodías que pueden volverse irritantes increíblemente rápido. Además, me sorprende lo pulido que está el juego, no habiendo encontrado en mi partida ni un solo bug.
Bang-On Ball: Chronicles bien puede ser uno de los tapados del año. Una aventura de exploración y plataformeo imprescindible para los amantes del género, especialmente para los que vienen de la vertiente más añeja del mismo. Una delicia a nivel jugable, rebosante de contenido y detalles, y con la búsqueda de la diversión más pura por bandera. Estamos ante un juego redondo (juas).
Comprar Bang-On Ball: Chronicles- Sus protagonistas recuerdan a los que podemos ver en las viñetas de Countryball.
- Es un plataformas 3D con elementos de puzles, plataformeo y acción.
- Sus cuatro mundos introducen, no solo ambientaciones diferentes, sino también mecánicas únicas.
- Presenta opción de disfrutarse tanto solo como en cooperativo, local u online.
- Además de su historia principal, podemos desbloquear una galería arcade con varios minijuegos.
Ver 1 comentarios