¿Qué pasa últimamente con los nombres o títulos de los videojuegos?

¿Qué pasa últimamente con los nombres o títulos de los videojuegos?
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¿DOOM 4? No, DOOM. ¿Call of Duty: Modern Warfare 4? Tampoco, Modern Warfare a secas. ¿Red Dead Redemption 2? ¡Pero si es el tercer Red Dead! La industria del videojuego está empeñada en volvernos locos con los nombres y las numeraciones. Recordemos los casos más curiosos.

También hay situaciones en el cine y la literatura pero, para lo mejor y para lo peor, en los videojuegos acostumbramos a llevar las cosas siempre un paso más allá. Hoy quiero hablar de algo tan trivial, pero también tan importante, como es lo relacionado con los nombres de los títulos futuros y pasados y, más concretamente, sobre esa corriente actual de convertir lo de las numeraciones en un auténtico lío con el que a menudo es difícil tener claro de qué juego concreto estamos hablando dentro de una saga. ¿Qué motivos llevan a los distribuidores y/o desarrolladores a cambiar algo que generalmente debería funcionar tan bien como el 1, 2, 3, 4, 5 y 6? A veces hay razones más o menos fáciles de entender, y en otras ocasiones está relacionado con una forma de pensar que roza lo incomprensible.

En algunas circunstancias trataré de explicar los motivos de algunas de estas apuestas mientras que, en otras, todo el asunto será tan indescifrable que me limitaré a contar qué pasó, cuándo pasó y qué consecuencias trajo. Pero no pienses que la cosa se limita a videojuegos, también he reservado un trocito final para las videoconsolas con algunos casos descacharrantes como la obsesión planetaria de SEGA que quería lanzar todo un universo de videoconsolas con los nombres más improbables y menos recomendables desde un punto de vista comercial. Es un reportaje simpático, no esperes reflexiones sesudas sobre todo el asunto y, especialmente, no te pongas de mal humor porque hable de alguna marca por la que sientes cariño. Yo también lo siento por todas las franquicias que figuran en este especial pero reconozco que, a veces, hacen las cosas algo complicadas.

¿Qué pasa últimamente con los nombres de los videojuegos? La cosa se ha puesto fea en los últimos años; pero, si lo repasamos, veremos que lo de los nombres rarísimos y las numeraciones absurdas no es algo exclusivo de los tiempos más recientes.

Occidente: problemas con las secuelas

¿Qué pasa últimamente con los nombres o títulos de los videojuegos?


Hay muchos ejemplos, y algunos de ellos ya los tenemos sobre la mesa. Por ejemplo, Call of Duty: Modern Warfare, que se lanza este mismo año y que supone la cuarta entrega de los spin off de Modern Warfare, es decir que debería ser Modern Warfare 4. Aunque el hecho de ser un reinicio justifica la ausencia del número. Esto no deja de tener un vínculo curioso con el pasado porque el primer Modern Warfare fue, de hecho, el cuarto Call of Duty. No te culparé si tienes que leerte otra vez el párrafo desde el principio, yo he tenido que asegurarme dos veces de que lo estaba poniendo correctamente. ¿Al quitar el 4 del nuevo juego quería Activision eliminar la posible confusión entre Call of Duty 4: Modern Warfare y Call of Duty: Modern Warfare 4? Imagínate a tu suegra tratando de explicarle al vendedor de tu tienda de juegos favorita que quiere regalarte el nuevo CoD de este año. El día de tu cumpleaños vas a abrir el envoltorio y te vas a encontrar el de 2007, y lo sabes.

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Lo de Gears 5 también es un buen ejemplo de cómo tratar de hacer las cosas más sencillas para la gente, en esta ocasión con éxito. En The Coalition saben de sobra que el aficionado no habla de "los Gears of War", sino que juega a "los Gears". Y, ¿qué han hecho? Ni cortos ni perezosos se han llevado por delante toda la segunda parte del nombre y lo han dejado en Gears 5. El propio Rod Fergusson lo explica muy claramente. "Gears of War sigue siendo el nombre de la franquicia, pero vamos a hacer toda una familia de productos a su alrededor y, de este modo, tenía más sentido acortar el nombre: Gears 5, Gears Pop, Gears Tactics… Además, siempre lo hemos llamado Gears, así que nos parecía bien simplificar su nomenclatura", declaraba el mandamás de la franquicia.

Rockstar se metió en un callejón con difícil salida cuando después de Red Dead Revolver sacó Red Dead Redemption. Esto, como siempre en estos casos, generó después de su lanzamiento innumerables rumores sobre una posible tercera entrega que respondiera a Red Dead Revolution, Red Dead Revenge o cualquier palabra que se nos ocurriera y quedara medianamente bien. La cosa es que Rockstar no se complicó la vida y lo llamó Red Dead Redemption 2, a pesar de que es una tercera entrega de la saga pero al mismo tiempo también es una precuela, y se dejó de Red Dead 3, Red Dead Revengeance y demás historias.

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Hay muchos casos también de series que sufren reinicios o cambios radicales que parecen animar a sus responsables a enredar con los nombres. De esto tenemos ejemplos a patadas, por ejemplo entre los recientes el de la coletilla Infinite para el que debería ser Halo 6 y uno de los más interesantes es el de Prey. El original es todo un título de culto de Human Head Studios para PC y Xbox 360, y el propio estudio trabajó en un Prey 2 que finalmente tuvieron qué cancelar. ¿Qué pasó para que tuviéramos otro juego del mismo nombre 11 años después? Los mismos chicos de Arkane Studios reconocen que ellos, en realidad, trabajaban en otra cosa que, salvo la presencia de extraterrestres, no tenía nada que ver con el universo de aquel título de la generación pasada. Sin embargo, no tenían claro cómo llamarlo, la oportunidad de hacerse con ese nombre pasaba por ahí y se animaron. ¡Así de sencillo!

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También hay que pensar en cómo se ha gestado el asunto del último God of War, otro que entra más o menos dentro de la lógica. La cosa es que después de God of War 3 llegó Ascension, que rompía con la numeración habitual de la franquicia. Entonces se planteó un interesante dilema en Sony Santa Monica. La cosa estaba clara dentro del estudio en cuanto a que querían romper con lo visto hasta la fecha, tanto es así que se plantearon hasta fulminar a Kratos. Con un cambio de ambientación tan radical, el debut de un coprotagonista como es Atreus o el hecho de que el protagonista está notablemente envejecido, tenemos entre manos abundantes cambios para este episodio. Así que, de este modo, se puede explicar fácilmente optar por el nombre de God of War, a secas que, eso sí, plantea interesantes dilemas no solo para los siguientes capítulos que van a aparecer dentro de este contexto nórdico, sino también por el nombre que se empleará cuando se aborden otras mitologías.

Esto es para hacer las cosas más fáciles, y lo aplaudimos, pero no es la primera vez que, por ejemplo, un estudio reconoce que se ha equivocado con los cambios y, en ocasiones, han acabado siendo más complicados. id Software, sin ir más lejos, tenía una numeración normal, estupenda y muy clara hasta que llegó la que tenia que haber sido el cuarto capítulo de su serie estrella: DOOM. Respondió al escueto nombre de DOOM, a secas, aunque ellos mismos reconocen que lo llaman internamente DOOM 2016 para evitar confusiones con la entrega original de 1993. Esto, provocó que para explicar el nombre de DOOM Eternal el propio estudio texano pronunciara una frase que casi nos lleva al colapso: "entonces empezamos a decir que, si el siguiente a DOOM 2016 fuese ‘Doom 2’, entonces el resultado a partir de ahora sería "Doom 2 + año de publicación". ¿Lo has entendido? Yo tampoco, pero al final lo llamaron DOOM Eternal. ¿Sientes que la cabeza te va a explotar? Espera un momento, que vienen los japoneses.

Japón: Siempre en vanguardia

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Capcom también ha hecho de las suyas. Cronológicamente la saga Street Fighter es un desbarajuste fenomenal en términos numéricos. Con decirte que argumentalmente Street Fighter Zero (en occidente Alpha) va entre Street Fighter 1 y 2 debería bastarte, pero también es muy curioso que Street Fighter IV vaya en términos narrativos entre el segundo y el tercero, y que el quinto se sitúe entre el cuarto y el tercero. Menos mal que no los jugamos por la historia. Siguiendo con la lucha, aunque ya de manos de SNK Playmore, no deja de llamar la atención también que de King of Fighters 2000, 2001, 2002 y 2003 pasáramos a KOF XI, XII, XIII y XIV.

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Los juegos de la serie Kingdom Hearts también son un fascinante ejemplo de cómo complicarse la vida hasta extremos que rozan lo paródico. Kingdom Hearts lanzado en 2002 es la primera parte, de acuerdo. Kingdom Hearts 2 no reinventa la rueda y se lanza cuatro años después con ese sencillo añadido numérico al final del nombre. ¿Después? Se desencadena el apocalipsis. Nombres kilométricos, numeraciones indescifrables para cualquiera que no sea fan, y títulos tan deliciosamente rimbombantes como Kingdom Hearts HD 1.5 + 2.5 ReMIX, Kingdom Hearts HD II.8 Final Chapter Prologue o mi absoluto favorito y ganador de la batalla de nombres por un demoledor K.O.: El insondable Kingdom Hearts 358/2 Days.

Otro caso curioso es el de la franquicia Final Fantasy, que acumula tantísimas entregas a sus espaldas que ya las numeraciones se acumulan de las formas más divertidas. Ahora vamos por Final Fantasy XV, eso ya lo sabes, pero hay toda una enrevesada relación de cifras por delante. Si tienes las mínimas dotes de aritmética sabrás que después del 1, va el 2, luego el 3 y después el 4. Pues con los primeros FF, por cuestiones regionales, la cosa no era tan sencilla. Algunos de los juegos no salieron de Japón, con lo cual su distribución en occidente empezó a ponerse confusa. Final Fantasy IV, por ejemplo, por algún motivo pasó a llamarse Final Fantasy II en EEUU. Mientras que Final Fantasy VI pasaría a llamarse Final Fantasy III en occidente. En su momento podía parecer algo más o menos lógico, pero seguro que con tantas entregas ya por aquel entonces empezaban a sospechar que quizá no fuera buena idea de cara al futuro.

La cosa se pone realmente divertida cuando hablamos de algunas de las entregas más complejas y recientes. Por ejemplo, FF13 inauguró la Fabula Nova Crystallis, que comprendía a su vez varios videojuegos: El propio XIII, pero también Final Fantasy Type-0 de PSP y Final Fantasy XIII-2 (cómo gustan en Japón los guiones) que salieron un año después; así como el fallido Lightning Returns: Final Fantasy de 2013 o Final Fantasy Agito de 2014, y ya para móviles. Final Fantasy XV, que de hecho es la entrega más reciente, también pertenece a este universo, pero en medio estuvo Final Fantasy XIV que es un MMORPG que, en realidad, no tiene demasiado que ver con todos los anteriores en términos de universo.

Hardware: no subestimes a los fabricantes

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En Sony, por ejemplo, no se complican la vida. PlayStation 1, 2, 3, 4 y la futura PS5 es lo más aburrido que nos podemos imaginar, así que no nos interesa para este especial. En cambio, si nos ponemos a hablar del resto de compañías, las que toman riesgos con los nombres, la cosa se pone muy interesante.

Por ejemplo, Nintendo no es amiga de las numeraciones, sino de palabras muy descriptivas de lo que son sus productos. Lanzas la consola NES en 1983 y revolucionas el mercado. Así que, ¿qué hay mejor que una NES? Pues fácil, una Super NES. ¿Tienes una videoconsola de 64 bits con la que marcar la diferencia? Nintendo 64. No hace falta que te expliquemos la lógica que hay detrás de Wii (We - Nosotros) y Wii U (We You - Nosotros Tú), ¿verdad? Switch también explica muy bien solo con su nombre su condición de consola híbrida. Es un buen ejemplo de no usar numeración y apostar por nombres muy claros.

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En Microsoft no tienen, por su parte, una estrategia muy clara en este sentido. Arrancaron con la misteriosa nomenclatura de Xbox para su debut en esto de las videoconsolas: un ejemplo muy acertado y un nombre que se ha convertido en una institución. El problema con su sucesora es que se lanzaba a la vez que PlayStation 3, y los ejecutivos de Redmond pensaron que a su lado una Xbox 2 quizá sonaría a algo de potencia inferior: ya sabes, porque 2 es menos que 3. Así que se animaron con Xbox 3…60. Eso permitía salvar esa generación, pero planteaba un problema interesante para la siguiente.

Comenzaron todo tipo de cábalas para ver cómo llamarían a su tercera generación de consolas, y muchos apostaban por un Xbox 720 que, siendo honestos, no parecía muy buena idea. Pero, como nota curiosa, la posibilidad cundió mucho y, por ejemplo, en la película Acero Puro de Hugh Jackman (ambientada en un futuro cercano), hay una escena en un estadio donde pelean robots y cuya platea está empapelada de publicidad de Xbox 720. Finalmente el convenientemente defenestrado Don Mattrick y su equipo decidieron que como iba a ser un sistema "todo en uno", ¿qué mejor que llamarla Xbox One? De repente, lo de tener en el nombre un número inferior a la competencia ya no era tanto problema. Estoy deseando saber cómo van a llamar a Xbox Scarlett.

Pero, nuevamente, mis favoritos vuelven a estar en Japón. Un país donde tienen una facilidad innata para complicarse la vida de formas que parecen imposibles. Hablamos de mi compañía favorita de la infancia, SEGA. Ahora están de capa caída y solo sacan software (aunque tienen marcas de indudable calidad), pero hubo un momento en la primera mitad de los 90 en el que lograron plantar cara a Nintendo e incluso superarles en algunos años determinados. No obstante llegó un momento en el que tenían tal lío de videoconsolas que el aficionado no sabía cuál comprar: En un mismo año llegaron a coincidir en las tiendas Master System, Mega Drive (con sus accesorios 32X y Mega CD), Game Gear, Saturn e incluso una cosita que se llamaba SEGA Pico y que era una especie de miniconsola para niños.

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Como puedes imaginar, el cacao era mayúsculo y el comprador acabó haciendo que SEGA pagara el pato. No se recuperó de esta y la, por lo demás, extraordinaria Dreamcast acabaría siendo el último clavo de su ataúd. Sin embargo, tenía un montón de cosas en cartera para lanzar con nombres de… ¡planetas! SEGA Saturn ya sabes que es la única que llegó a salir a la luz como tal, pero por el camino se canceló SEGA Neptune (que iba a ser una mezcla de Mega Drive y 32X), tampoco vio la luz SEGA Jupiter (que no debe ser confundida con el 32X aunque tenga algunos puntos en común). También hubo muchos otros para prototipos y nombres en clave. SEGA Mercury fue Game Gear a nivel interno durante mucho tiempo, SEGA Venus era como se conocía a SEGA Nomad (una MD portátil que solo salió en América) y SEGA Pluto era el descacharrante nombre de uno de los prototipos de Saturn. Lástima que se dejaran SEGA Uranus, había una gran oportunidad de negocio ahí.

Como ves, hay situaciones en la que las franquicias de videojuegos más numerosas y las videoconsolas con varias máquinas a sus espaldas prácticamente obligan a hacer las cosas un poco más enrevesadas de lo que la lógica invitaría. Sin embargo hay otras ocasiones en las que parece completamente incomprensible cómo hemos llegado a determinados extremos. ¿Qué otros casos te han llamado la atención a ti de los últimos tiempos? Cuéntanoslo en los comentarios del artículo.

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