Un fallo ¡y estás muerto! Así es esta desafiante aventura de acción 2D a medio camino entre los clásicos Castlevania y los roguelike. Lucha, muere y aprende pues, como veremos en el análisis de Dead Cells, la experiencia es divertida y muy adictiva.
Mueres, ¡gritas con furia!, y sigues adelante. Nunca te rindes, nunca te desanimas. Por dura que sea la batalla; por crueles las muertes sufridas a manos de unos monstruos implacables, brutales en sus acometidas, siempre quieres más. Es la gran virtud de Dead Cells, una desafiante aventura de acción 2D que sus creadores definen como "el hijo ilegítimo de los roguelike y las aventuras de estilo metroidvania", ¡un RogueVania!, que es un apelativo que le viene como anillo al dedo. Combina lo mejor de ambos géneros y a esa unión le añade una pizca de esencia Souls; el toque perfecto para hacer de este un videojuego de los que dejan huella. Lo pruebas y ya no piensas en otra cosa; a pesar de su dureza, de su extremo nivel de dificultad, de una u otra forma, siempre tienes ganas de intentarlo "una vez más; será la definitiva, la buena". No suele ser así. Esta obra del estudio independiente Motion Twin suele acabar mal, muy mal; con tu sangre derramada por las frías estancias de un lúgubre castillo que en los últimos días se ha convertido en mi nuevo hogar. ¡Qué pesadilla!
Lo he intentado de mil y una maneras distintas; he probado nuevas armas y habilidades especiales, distintas formas de encarar la acción… y de una u otra forma siempre acababa igual, ¡muerto!, con mi caballero tendido en tierra y todas sus pertenencias echadas a perder. A veces es frustrante, ¡mucho!, pero cuesta rendirse cuando entiendes que en Dead Cells cada fracaso te vuelve más fuerte. Cada vez llegas más lejos, cada vez lo haces mejor, y tras horas de sufrimiento, de emocionantes combates contra una gran variedad de monstruos, alcanzas el éxtasis. ¡Lo has conseguido!, has sobrevivido a esta cruel carnicería. Las sensaciones no podían ser mejores. Así de bueno es este adictivo videojuego de acción que también en lo visual sorprende de manera espectacular. El trabajo pixel art es digno de toda alabanza: los escenarios, el diseño de los enemigos, ¡las animaciones!, los efectos visuales como explosiones y chorros de sangre y vísceras; todo en esta obra independiente muestra un acabado espléndido, y sorprende todavía más cuando te das cuenta que al iniciar la partida, todo el mapeado se genera de forma aleatoria.
Un viaje de no retorno
Por norma general cuando los escenarios se crean de forma procedimental su diseño no suele ser el más inspirado, pero el caso de Dead Cells es distinto pues todo su mundo se ha diseñado "a mano". Hay varios modelos del tenebroso castillo así que cada vez que inicias un nuevo recorrido, cada vez que comienzas el asalto, se dibuja ante ti un gran y oscuro escenario de batalla con personalidad propia. Motion Twin se queda así con lo mejor de ambos mundos: por un lado el diseño de niveles está a la altura de lo esperado en un videojuego de estas características, pero sin grandes alardes tampoco; y por otro, con la apuesta por los contenidos procedurales, en lugar de "confiar en la fórmula clásica de memorizar" los mapas y la posición de los enemigos, se premia la capacidad del jugador para adaptarse a los muchos peligros que acechan en las sombras. No es baladí dada la facilidad con la que mueres y todo se reinicia.
A los enemigos les basta con dar un par de golpes para poner fin a tu vida. Es dramático. Cualquier arma que lleves encima se perderá sin remedio. Las bombas, trampas, torretas… y tantas otras reliquias que con tanto sudor y esfuerzo has saqueado del castillo desaparecerán sin más. Y lo mismo ocurre con las mejoras de nivel, con esos puntos de habilidad que te permiten potenciar tus atributos físicos en tres categorías distintas ligadas al tipo de armas y artilugios a los que puedes recurrir, aumentado el daño, reduciendo los tiempos de reutilización y potenciando la salud entre otras ventajas. No hay segundas oportunidades en Dead Cells a no ser que tengas un talismán que te confiere una vida extra, y no es que abunden muchos. Los puedes comprar si tienes suerte y los encuentras en tu viaje, pero no os recomiendo depender de ello. Es mejor combatir con fiereza; conocer a fondo a los enemigos y golpearles donde más duele en el momento justo, tras un bloqueo in extremis con el escudo o, si te van más los arcos y armas arrojadizas, atacando a distancia mientras te mueves con gran agilidad por el escenario. Puedes saltar, aprovechar el escenario para cubrir tus pasos, rodar incluso por el suelo para esquivar golpes y contraatacar. Aunque no es especialmente complejo, el sistema de combate es puro espectáculo; una danza mortal que puede llegar a hipnotizarte gracias a su sangrienta belleza.
En Dead Cells cada fracaso te vuelve más fuerte
La tensión que se respira durante estos duelos es también digna de mención. Sabes que un fallo puede llevarte a la tumba y los enemigos buscarán con tesón cumplir esa amenaza. Los hay que atacan cuerpo a cuerpo, que pueden embestirte con gran celeridad, y los que golpean desde la distancia; hechiceros, arqueros, plantas que generan trampas bajo tus pies, y monstruos que al morir dejan caer tras de sí un reguero de bombas. También hay enemigos especiales, la élite en este infierno 2D, que os lo harán pasar condenadamente mal. Ya no es solo que golpeen con más fuerza, es que también invocan muertos vivientes y pueden teletransportarse de aquí para allá a gran velocidad. ¡Es una pesadilla! Pero una que emociona, que te hace disfrutar de cada segundo con Dead Cells. He echado en falta algo más de variedad en estos enfrentamientos y también algún villano final extra, pues estos no abundan, aunque bien es cierto que estas batallas pueden ser épicas a un nivel extremo.
Desafiante como pocos, habrá quien en momentos puntuales de la partida se sienta abrumado, que sienta la necesidad de abandonar la partida, pero Dead Cells es un videojuego que tienta e invita a seguir disfrutando de su acción. Y lo harás porque, al final, es la destreza quien manda; es tu habilidad y no la aleatoriedad o la fortuna la que determina si vives o mueres. ¿Qué pasa si lo haces? Vuelta a empezar… con matices. Durante la partida los enemigos dejarán caer unas células, que son la moneda de cambio a usar entre fase y fase para desbloquear mejoras permanentes. La opción de acumular pociones de salud, retener algo de oro al morir, la capacidad de impregnar de fuego ciertas armas o comenzar el viaje con otras especiales de gran poder; poco a poco en Dead Cells lograremos que nuestro desdichado protagonista tenga más probabilidades de éxito. Lo que más aprecio es el componente táctico que desprende esta obra. Sí, los combates son frenéticos y por momentos alocados, pero dependiendo de las armas que uses, y de los mutágenos que sumes a tu cuerpo, tendrás que afrontarlas de una u otra forma. Siempre tienes opciones; distintas formas de afrontar la lucha, y me encanta. ¿No te funciona la táctica de espada y escudo? Prueba con un arco, o coge un hacha y elimina a tus enemigos de un solo golpe. No acaban aquí las bondades de Dead Cells.
Me encanta el diseño artístico, que se ve acompañado de una gran banda sonora
El videojuego de Motion Twins alberga muchos secretos. Hay portales mágicos, zonas secretas, que te retan con desafíos de una dureza extrema a cambio de obtener suculentas recompensas; también, al margen de los cofres del tesoro, otros que están malditos, que a cambio de sus piedras preciosas y armas especiales, te castigan de la peor forma posible: un golpe antes de acabar con diez enemigo ¡y estás muerto! Detalle que aumenta la tensión y, al final, en base a cómo te sientas, te lleva a afrontar la acción de una u otra forma. Lo más destacado es que hay cerca de 50 ítems especiales que se pueden encontrar y, luego, mejorar con las células de energía. Y eso son muchas horas de juego, horas de combates sin cuartel. También hay una historia de fondo; una oscura trama que desgranaremos paso a paso, indagando en las profundidades del castillo. Me gusta. Si bien lo que se cuenta no es original ni sorprendente, hay mucha intriga en una aventura que también destaca por su impecable puesta en escena. Me fascinan las animaciones del héroe y los enemigos; la variedad de escenarios, la contundencia de nuestros ataques, las explosiones, cómo reaccione el escenario a nuestras acciones… y me encanta el diseño artístico, que se ve acompañado de una gran banda sonora y textos en español.
Lo bueno de Dead Cells es que es tan intenso, tan emocionante en su acción, que cuesta no engancharse. Lo decía antes. Una vez empiezas la partida ya no quieres parar; no al menos hasta alcanzar el final del recorrido y demostrar a todos que nadie puede contigo. Incluso hay retos diarios que pondrán a prueba vuestra destreza, comparando vuestras actuaciones con las de otros aficionados. Pura adicción. Y aunque no es fácil, aunque la lucha puede ser extremadamente dura, es una experiencia que merece la pena vivir.
Los fallos se castigan con una dureza terrible, ¡puede ser dramático!, pero Dead Cells es tan intenso y emocionante en su acción que poco importa morir una y otra vez, caer en combate y perder todas las armas y tesoros acumulados hasta el momento. Esta aventura RogueVania combina lo mejor de los clásicos Castlevania con la esencia de los roguelike, y lo hace con una elegancia envidiable, con un gran apartado visual y frenético sistema de combate que te hace disfrutar como pocos juegos consiguen.
- Intenso sistema de combate con gran variedad de armas y objetos especiales
- Gran estilo pixel art. El diseño de escenarios, monstruos y las animaciones
- Desafiante y adictivo. Siempre quieres echar una partida más
- Se echan en falta más enemigos finales
- El diseño de niveles está bien, pero no sorprende como otros títulos del estilo
