Alberto Lloria
EditorLa industria de los videojuegos está llena de rivalidades legendarias, muchas de ellas creadas y alimentadas por los propios jugadores en base a las conocidas "guerras de fandoms". Sin embargo, también existen disputas reales, como la de Katsuhiro Harada y Tomonobu Itagaki. Ambos creativos japoneses, figuras míticas y queridas dentro del género de los fighting games, han sido vistos como adversarios, protagonizando una disputa que trascendió en entrevistas y publicaciones donde se lanzaban críticas abiertamente. No obstante, Harada ha querido aclarar la verdadera relación entre ambos, asegurando que, más allá de las apariencias, la rivalidad fue en gran parte una estrategia de promoción.
Durante años, el director de Tekken y el creador de Dead or Alive se han lanzado todo tipo de declaraciones que parecían indicar una enemistad feroz, con menciones que daban la impresión de que ambos estaban listos para resolver sus diferencias en un ring. Sin embargo, aunque su imagen pública los muestra como figuras imponentes, con gafas oscuras y expresiones serias, en realidad son dos personas mucho más afables, al menos en lo que respecta a su relación mutua.
Harada e Itagaki pasaron del odio al amor, aunque siempre hubo respeto mutuo
A través de su cuenta en Twitter—donde, si conoces a Harada, sabrás que es muy activo—, el creativo de 54 años recordó cómo la competencia entre Tekken y Dead or Alive fue intensificada por las declaraciones de Itagaki en los medios. El desarrollador de Tecmo utilizaba entrevistas y artículos para criticar la saga de Bandai Namco, llegando incluso a dedicar dos páginas completas en una revista a ataques directos. "Llegó a criticarme y cuestionar aspectos del diseño de Tekken. Era solo una de las muchas estrategias que empleaba, pero no la única", explicó Harada.
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A pesar de estos enfrentamientos públicos, la relación entre ambos no siempre fue tensa. Harada reveló que, en 1998, recibió una invitación de Itagaki que podría haber puesto los pelos de punta a cualquiera: "Ven a mi oficina en Tecmo. Y ven solo, sin nadie más". Sin embargo, lejos de ser una trampa, el encuentro tenía otro propósito: Itagaki quería mostrarle una versión en desarrollo de Dead or Alive 2. La reunión sirvió para relajar la tensión entre ambos, aunque la rivalidad mediática continuó en eventos como el Tokyo Game Show de 1999, donde Itagaki declaró abiertamente que su juego "destruiría" a Tekken.
Con el paso de los años, la competencia evolucionó hacia una relación de respeto mutuo. Harada relató que, en encuentros posteriores, Itagaki reconoció la importancia de Tekken en la industria y cómo su éxito obligó a Dead or Alive a mejorar constantemente. "Una de sus diversas tácticas consistía en atacar deliberadamente a Tekken para atraer la atención de los medios", recordó el padre de la saga. Sin embargo, más allá de estas estrategias, ambos compartían un objetivo común: elevar el estándar de los juegos de lucha y consolidar el género en el mercado global.
Katsuhiro Harada (izquierda) y Tomonobu Itagaki (derecha)
Hoy en día, Harada recuerda su rivalidad con Itagaki con nostalgia y gratitud. Aunque el creador de Ninja Gaiden lleva años alejado de los focos tras el fracaso de Devil's Third, su impacto en la industria sigue presente. El propio Harada menciona que la relación entre ambos es tan buena que, desde 2008, Itagaki solía llamarlo al final de cada año borracho, una tradición que, lamentablemente, ha cesado en los últimos tiempos. Ahora, con su estudio Itagaki Games en silencio, muchos fans esperan que algún día vuelva para "pelear" mediáticamente con su viejo amigo en favor de un nuevo gran juego.
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