Adam Jensen vuelve a la carga. El nuevo Deus Ex se llama Mankind Divided, y promete mejorar el ya de por sí fantástico Human Revolution. Implantes nuevos, situaciones de tensión máximas y un nuevo empeño por multiplicar nuestra libertad de acción en base a los tiroteos, el sigilo y las relaciones vuelven a ser clave. Prepárate para una nueva revolución de la raza humana.
Square Enix no se ha esforzado precisamente por ocultarlo. Efectivamente, su gran anuncio desgranado con un curioso vídeo interactivo era Deus Ex: Human Mankind y lo cierto es que a nadie le ha sorprendido, las pistas eran abundantes y se sucedían de forma constante. Hombres con brazos mecánicos, repetidas referencias al progreso tecnológico y a cómo la humanidad lo absorbe o repele… Reseñas constantes al rico universo de una de las franquicias más profundas en este sentido.
¿Por qué tanta expectación? No sólo porque los dos primeros Deus Ex fueron dos videojuegos formidables, especialmente el primero que estuvo a un nivel verdaderamente brutal, sino también porque la pasada generación vivimos con Human Revolution una impresionante resurrección. Con esos mimbres, y el mismo estudio afincado en Montreal repitiendo en labores de desarrollo, lo cierto es que hay motivos para soñar con una producción que repita las mismas cotas de calidad que su predecesor o que incluso las supere. Filtrado nombre e imágenes en las últimas horas, nos acercamos a la exclusiva de Game Informer para conocer todos los detalles sobre Mankind Divided. Como siempre, para ampliar información, te recomendamos la suscripción a la prestigiosa revista norteamericana.
Entre la Espada y la Pared
Primera observación importante, vuelve Adam Jensen pero lo hace a la manera en la que los desarrolladores han deseado. Si recuerdas Human Revolution y lo terminaste, te vendrá a la memoria que había varios finales y que algunos, de hecho, eran bastante oscuros. En esta ocasión los creadores del nuevo episodio se olvidan del legado del juego anterior y, por ende, de la posibilidad de importar partidas para que sus decisiones hubieran importado como algunos hubieran deseado, y traza un contexto que es el que mejor les viene para que el nuevo Deus Ex sea lo mejor posible. Uno compuesto por elementos de todos los finales del juego anterior y en el que sus creadores todavía no quieren entrar a describir mayores detalles.
Así pues el título que nos ocupa da comienzo en el año 2029, o lo que es lo mismo dos años más tarde de su predecesor. El héroe vuelve, pero el mundo a su alrededor ha cambiado durante este tiempo. El miedo y el odio hacia los humanos con aumentos (el nombre que reciben las mejoras cibernéticas o de cualquier tipo artificial implantadas en los cuerpos de seres humanos) se ha disparado tras un acto llevado a cabo por los Illuminati al final del juego anterior, y eso provoca que incluso haya campos de concentración para los que no están documentados. La de los Illuminati es una acción que no vamos a describir en demasía para evitar spoilers, pero es una que cambia a la humanidad para siempre volviéndola temerosa de los humanos con implantes.
Después de todo esto Adam, en busca de redención, se une a un equipo de élite fundado por la Interpol y llamado Task Force 29. Este grupo tiene por meta capturar y retener a terroristas, y lo hace con habilidades tan potentes como la de hackear objetos de forma remota, lanzar su temible nanoespada ahora también a distancia o rodearse en las escenas de acción más frenética con un escudo protector que roza lo indestructible.
Ese tipo de nuevos incrementos de sus prestaciones que le permiten ser todavía más efectivo en las tres facetas que le hacen brillar: El combate, el sigilo y la capacidad de relacionarse con otros seres humanos. Son sobre esos tres pivotes sobre los que vuelve a girar la experiencia de Deus Ex, y es que desde EIDOS Montreal se ha vuelto a querer ser muy respetuosos con el videojuego original que Ion Storm firmó allá por el año 2000. ¿Por qué es tan importante destacar esos elementos? Principalmente porque alrededor de su exploración se construye una experiencia de enorme libertad por parte del jugador, que de nuevo puede escoger en cualquier momento por esas diferentes vías para resolver cada situación.
Pero este grupo de fuerzas especiales, hilando con el espíritu de la saga, no es algo en lo que Jensen esté seguro al 100% de poder confiar. Eso le lleva a trabajar en paralelo en varias direcciones y permitirnos, de este modo, enorme libertad. Otra de las vías que vamos a seguir, de hecho, es la del Juggernaut Collective, un grupo activista de espías y hackers que tratan de dejar en evidencia la fuerza de los Illuminati en esta sociedad futurista y lo dañino de sus influencias. La idea es que, como siempre, en la serie, nunca tengamos muy claro de quién podemos fiarnos. Tanto el Task Force 29 como este The Juggernaut Collective son dos organizaciones a menudo contrapuestas y con objetivos enfrentados que nos obligarán a escoger en muchos momentos por qué vía queremos optar. Y ya os lo adelantamos, como viene siendo tradicional las decisiones no serán en absoluto fáciles.
Mejorando lo Presente
Sí, Human Revolution era un videojuego fantástico pero tenía sus puntos débiles. Eso no lo puede negar nadie, ni tan siquiera los propios responsables de las obra que a menudo las ven de una forma parcial que les impide corregir y mejorar. No es el caso de EIDOS Montreal que, en un ejemplo de madurez y criterio que por desgracia no presenta demasiados precedentes en el mundillo, ha sabido dar rápidamente con cuáles eran éstos: en definitiva la única forma de trabajar y perfeccionar trabajos posteriores. ¿Dónde flojeaban? Uno de los factores principales que dejaron un sabor amargo de boca fue el de los jefes finales. El mismo estudio reconoció que, por falta de tiempo, dejaron esta faceta en manos de una compañía ajena al organigrama propio lo que provocó que faltara chispa en esa parte y que mostrara una manifiesta falta de cohesión con el resto del programa en términos de dificultad y calidad de los enfrentamientos.
Para mejorar todo esto el primer paso es, precisamente, el de desarrollar todos los grandes bloques jugables internamente para asegurarse de la coherencia y, por otro lado, afianzar también el mismo respeto por la dificultad general y por el estilo abierto y cargado de posibilidades del resto del programa. Por ejemplo en el caso de los jefes finales, que los responsables del estudio reconocen que no quedaron precisamente sorprendidos por el descontento general con éstos, se va adoptar el estilo que exhibieron en el DLC para Human Revolution llamado El Eslabón Perdido, que con notable eficacia presentaba unos desafíos con “bosses” con mucho más sentido dentro del contexto general.
Lo cierto es que Mankind Divided presenta un aspecto estupendo en todos los sentidos
Lo mismo podemos decir del combate, que va a eliminar cualquier rastro ortopédico en los tiroteos o el cuerpo a cuerpo de su antecesor. Por otra parte las armas ahora se unen también a la customización general del resto de la experiencia, ofreciendo grandes posibilidades de personalizarse para el jugador. Algunas imágenes ya hechas públicas, como la que desgrana un fusil con un interfaz de elementos de alguna forma similar al de Crysis, nos llevan a tenerlo muy claro. Se pueden alterar al vuelo y en mitad de la acción elementos como el poder personalizar el tipo de munición, la forma en la que vamos a disparar (ráfagas largas, cortas, bala a bala…), el tipo de mirilla o el clásico silenciador de forma muy clara y al vuelo van a facilitar mucho nuestro manejo. La aplicación de nuestros aumentos en mitad del fragor del combate también es fundamental, con la posibilidad de acceder a blindajes como el nanoescudo Titán que nos protegerá de las balas durante un período de tiempo breve como si estuviéramos blindados. En EIDOS Montreal querían que en esta ocasión todo fuera mucho más agresivo, y eso se traduce tanto en nuestras prestaciones en combate como en la inteligencia artificial de unos enemigos más efectivos que nunca.
Lo que estaba mucho mejor era todo lo que tenía que ver con la posibilidad de cumplir nuestros objetivos pasando desapercibidos, sin duda una de las secciones más disfrutables de Human Revolution. "Con el sigilo teníamos la percepción de que si no estaba roto, ¿por qué arreglarlo? Sentíamos que lo que teníamos entre manos ya era bastante sólido", reconocen sus responsables en una entrevista concedida al portal norteamericano GameInformer. Eso no significa que no haya cambios, claro. Por ejemplo se ha recogido cierta inspiración del fantástico Dishonored, y por poner otro caso los aumentos de Adam se presentan en una rueda de muy fácil acceso al vuelo y ahora consumen una energía determinada que sólo se regenera (parcialmente) cuando dejamos de usarlos durante unos instantes. Procedemos a recuperarlas en mayor medida con aquella especie de pilas que seguro recuerdas del videojuego original y que respondían al nombre de Bio Cells. Con todo esto lo que se gana es en inmediatez y velocidad a la hora de proceder en nuestros movimientos. En un santiamén podemos estudiar el entorno utilizando nuestro método de visión para localizar objetivos a través de las paredes y, con un aumento, los podemos fijar para tener claro dónde están en todo momento y poder ir llevando a cabo ejecuciones con nuestro brazo mecánico.
De lo que todavía no sabemos mucho es de los sistemas de conversaciones, pero sí está claro que en función de nuestro proceder provocarán cambios en cómo se van desarrollando las diferentes situaciones. Así que todo esto no pinta nada mal, ¿verdad? Lo cierto es que Mankind Divided presenta un aspecto estupendo en todos los sentidos, y parece un trabajo dispuesto a mejorar algunos de los puntos flacos de Human Revolution que, a ciencia cierta y a pesar de ser un producto sobresaliente, desde luego los tenía. Lo bueno es que los chicos de EIDOS Montreal los tienen bien identificados, algo que nos permite ser muy optimistas. ¿Lo malo? Que sabemos sus plataformas, PC, Xbox One y PlayStation 4, pero todavía no se ha hecho público cuándo saldrá a la venta. No todo iba a ser bueno, ¿no?
La Pregunta