Todos tenemos nuestras filias, y si los videojuegos que caen en nuestras manos las tienen, pues oye, sus problemillas se te hacen más llevaderos. Tengo que dejar esto claro antes de hablar de Eternights. El motivo es que el título no es ninguna virguería técnica. De hecho, gráficamente parece de la generación de Playstation 3 o de Playstation 2. Sus mecánicas jugables están algo rotas, y tiene puzzles que se pueden trampear muy fácilmente.
Y no solo eso, la traducción al español es bastante malilla. A veces introduce palabras propias de nuestro territorio, en otras ocasiones de LATAM, luego mete alguna localización que ni sé de dónde sale… Sin embargo, tiene algo que a mí me encanta. Es un videojuego japonés con adolescentes en el fin del mundo. A mí dame eso y poco más necesito para estar contento.
Su rollo es parecido al de los manga Gantz o Dragon Head. No es que en Gantz el mundo se vaya a acabar, pero los protas mueren en la segunda viñeta del manga. En ambos trabajos, ocurre un suceso catastrófico que lleva a sus personajes al límite y los hace actuar de formas extrañas. En el caso de Eternights, casi todos los humanos se han convertido en demonios, se han levantado unos grandes muros que separan Tokio del resto del mundo y dos diosas han iniciado una dura batalla entre sí.
Ligué con una popstar mientras mato demonios. Lo normal para un lunes
Solo puede quedar una de las dos, y la que resista será la que remodele el mundo a su gusto al final. Nosotros nos aliamos con una, nos da un brazo mágico y nos pide que cumplamos una misión para que ella salga victoriosa. Eso nos conduce a a una batalla contra el bando contrario, los demonios y todo lo que nos encontremos en nuestro viaje.
Pero aquí no acaba la cosa. ¿Qué es lo más divertido de los manga sobre el fin de mundo cuando hay escolares de por medio? Sí, los romances. Tokyo se ha ido a la porra, pero estos zagales tienen dieciséis años y las hormonas mandan. Casualmente, además del prota y su amigo sobrevive la idol más sexy del momento, los tres se encuentran por azares del destino y forman pandilla para ayudar al héroe.
Esto da pie a un triángulo amoroso curioso y divertido. Estás tú y colega echándole ficha sin parar a Yuna y ella os manda todo el tiempo a paseo porque sois unos pervertidos babosos, asquerosos e idiotas. ¿Y por qué Yuna no se va sin más? Porque los necesita para sobrevivir. Además, la idol tiene un extraño poder curativo de origen desconocido. Si es que la trama, aunque sea una idiotez, engancha.
Eternights sabe jugar sus cartas para que te interese qué va a ocurrir con sus protas
Eternights alterna muchas conversaciones con decisiones. Con cada contestación que demos mejoraremos atributos como la aceptación, lo que nos acercará más o menos a nuestros objetivos románticos. También tocará explorar mazmorras y pelear. Estas batallas son en tiempo real. Avanzamos, aparece un grupo de enemigos y les damos candela.
He de reconocer que aunque el tono del juego sea grueso y muy pueril, con excesivos chistes sobre porno, pitos y tetas, es gracioso. Lo de que a unos chavales les interese más ligar que sobrevivir siempre me ha hecho gracia en estas situaciones. Sobre todo porque puedes trolear a tu colega hasta límites locos.
Lo peor del juego es su ejecución mecánica en los combates. El sistema de lucha está roto; así, sin más. La clave de todas las batallas es la esquiva. De vez en cuando, un enemigo parpadea con un destello rojo. En ese momento, toca esquivar. Si lo haces bien, el tiempo se detendrá y podrás castigar a tu rival a placer; sí, como en Bayonetta. He dicho que está roto porque puedes activar este tiempo bruja dando volteretas sin parar. Tarde o temprano, un enemigo parpadeará, y el tiempo se detendrá. Le falta muchísima finura.
El combate tiene buenas intenciones, pero le falta mucha profundidad
No siempre se puede abusar de esto, claro está. El problema es que no esquivar significa que tu barra de vida baje muchísimo, así que Eternights te obliga a esperar, esquivar y luego atacar. Eso hace que las batallas no sean muy divertidas y se hagan muy repetitivas. Tampoco hay mucha variedad de enemigos, y ni la calidad gráfica ni técnica es excelente, por lo que todo lo que es explorar mazmorras y pelear se me ha hecho un poco bola.
Por eso, lo chulo es lo otro. Las risas, las conversaciones, los vínculos sociales que se van formando, cómo la evolución de las relaciones se transforma en beneficios para las batallas, y también cómo la trama se va desarrollando a través de ellas. Ahí está lo interesante de Eternights, en saber cómo se resuelve todo y en cómo estos muchachos consiguen salir adelante. Es la parte del título donde está la buena mezcla entre Gantz, Dragon Head, Persona 5 y Scarlet Nexus, y el motivo por el que sigues adelante, pese a todo.
Es una pena que las peleas, el diseño artístico, el músculo gráfico o la forma de plantear sus situaciones jugables sea tan flojilla. Ya que, a poco que os gusten sus referentes, os interesará saber qué nuevos personajes aparecen, cómo les da por ligar los unos con los otros o cómo evoluciona esta historia apocalíptica. Como material para un manga funciona, pero como videojuego tiene bastantes altibajos. Es decir, si este tipo de historias están entre vuestras filias, seguro que Eternights os hará pasar un muy buen rato, pese a todo.
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