Final Fantasy VIII celebra 20 años de historia con una remasterización que mejora el ritmo del juego original y plantea una leve renovación visual. ¿Resulta suficiente? Lo comprobamos tras haber probado la remasterización que Square Enix ha planteado para consolas de nueva generación y PC.
El videojuego Final Fantasy VIII fue lanzado en PlayStation como una de las últimas obras de Square antes de su fusión con Enix. Aquel J-RPG gozaba de una pureza conceptual encomiable y unos valores de producción sobresalientes para la época. Introducía numerosas secuencias de animación, una historia memorable, personajes para el recuerdo y elementos jugables que recuperaban la esencia del mítico FFVII (su remake se lanzará en 2020), mientras realizaba sus propias aportaciones, principalmente a través del nuevo sistema de enlaces.
Fue un título muy esperado tras el éxito de Final Fantasy VII, y por ello a nadie extraña que consiguiera un enorme éxito de ventas. A esto contribuía que PlayStation estaba aún más asentada en el mercado, pero no cabe duda de que Squaresoft puso mucho empeño con todas sus grandes figuras: Tetsuya Nomura en el plano artístico, Nobuo Uematsu en las composiciones, Kazushige Nojima en la historia y Yoshinari Kitase en la dirección. Un equipo de ensueño que firmaba uno de los mejores momentos de la compañía japonesa.
La llegada de Final Fantasy VIII Remastered, una remasterización para PlayStation 4, Xbox One, Nintendo Switch y PC se plantea como la mejor oportunidad para comprobarlo. Un título que realiza leves reformas sobre el plano visual, y que presenta algunas novedades de interés para mejorar el ritmo jugable. Una celebración del 20º aniversario de un videojuego del que a continuación repasamos tanto su historia y atributos, como si se ha hecho justicia a través de la remasterización que nos propone Square Enix.
Final Fantasy VIII, el regreso de un clásico
Final Fantasy VIII fue desarrollado por Squaresoft (antes de la fusión con Enix) y lanzado al mercado en el año 1999. Es importante tenerlo en cuenta. Vivíamos por aquel entonces en la época del CD como formato, que permitía introducir escenas de animación de las que abusaron -literalmente- casi todas las compañías de videojuegos. Tener las mejores cinemáticas era un elemento de atracción para los usuarios, que entre exploración y batallas, podían deleitarse con minutos y minutos de secuencias que les ayudaban a meterse mejor en la historia. Sin ir más lejos, la escena inicial de FFVIII está considerada como una de las más icónicas de la industria del videojuego.
Estas secuencias eran muy importantes en FFVIII para contar su argumento, centrado en la figura de Squall, un estudiante que pretende convertirse en un SeeD para proteger al mundo. El concepto fue creado por Yoshinari Kitase, con la implicación de Nomura y Nojima, que sugirieron una temática escolar, compuesta por personajes de la misma edad. La trama evoluciona en un determinado punto a un romance que da lugar al verdadero núcleo de la trama, con implicaciones dramáticas importantes… y muy emocionantes, como suele ser habitual en la saga Final Fantasy. Los críticos del momento aplaudieron la construcción del guión, con un desarrollo interesante y momentos memorables.
A nivel jugable descansaba fuertemente en lo establecido anteriormente en Final Fantasy VII, con el mantenimiento del Active Time Battle (ATB) como sistema de combate. Obviamente, se recibieron novedades. La principal fueron los enlaces con los Guardianes de la Fuerza (GF) que permitían mejorar atributos ofensivos y defensivos, así como determinar el tipo de acciones a usar en cada contienda. El esquema resultó algo difícil de comprender en su día, y en la actualidad con este remaster aún se siente como si estuviese mal explicado. No obstante, no deja de ser interesante y supone una de las diferencias relevantes con respecto a FFVII.
Otro rasgo significativo la encontramos en el plano artístico, con la decisión de optar por un diseño más occidentalizado (concretamente europeo). El diseño de personajes, que seguía corriendo a cargo de Tetsuya Nomura, abandonó la estética "deformed" practicada en anteriores entregas para obtener figuras con proporciones realistas.
Final Fantasy VIII Remastered, ¿qué aporta la remasterización?
Evidentemente, una remasterización no es lo mismo que un remake, y es algo que Square Enix deja muy claro en la propia denominación del título. Por ello, como remaster que es, supone una mejora en la calidad de los gráficos y el sonido como consecuencia de su paso a un nuevo formato, en este caso el de consolas en alta definición como PlayStation 4, Nintendo Switch, Xbox One y PC. Un salto muy leve, puesto que los cambios son realmente mínimos.
Está reconocida como una de las mejores entregas de la saga Final Fantasy
El formato de imagen se mantiene en 4:3 durante el juego, algo explicable por el hecho de que se han mantenido los fondos prerrenderizados del escenario (difícil de escalar, a no ser que se vuelvan a hacer desde cero, con lo cual ya estaríamos hablando de un remake). Esto da lugar a un efecto borroso en los decorados, situación más o menos apreciable dependiendo de la parte del juego en que nos encontremos. En mejor lugar quedan los modelos de personajes, enemigos y algunos objetos de entorno, que sí que se notan mejorados, con más detalle que en la versión original de PlayStation (mejorar gráficos 3D en este caso no requería crearlos desde cero, sino aprovechar los existentes). Existe por tanto un salto de calidad entre fondos prerrenderizados y elementos 3D. Esto se traduce en una falta de armonía visual que empaña la apreciación final del remaster.
Como aspectos positivos, se han integrado una serie de opciones que afectan a la manera en que progresamos en la aventura. Final Fantasy VIII dura en torno a las 40 horas, un juego largo, así que parece todo un acierto que Square Enix haya añadido a este remaster la opción de incrementar la velocidad de juego (velocidad x3). Esto hace que exploración y combates puedan superarse a un gran ritmo, acortando el tiempo necesario para que, sobre todo los veteranos, rememoren el estupendo guión de FFVIII.
Otras opciones que se pueden activar en cualquier momento son la posibilidad de jugar sin encuentros aleatorios, para no tener que estar batallando cada dos por tres. También destaca la posibilidad de hacer las batallas más fáciles, con la barra de vitalidad siempre al máximo, así como la de acción, con lo cual no hay necesidad de esperar para el siguiente ataque. Como es evidente, no son las mejores alternativas si eres nuevo, pero están aquí por si en algún momento te ves superado por el ritmo de juego. Han pasado muchos años y los videojuegos han cambiado mucho, con lo cual veo estas opciones con muy buenos ojos. Son un acierto.
FFVIII en la actualidad, ¿merece la pena?
Es complicado establecer si merece o no la pena jugar a Final Fantasy VIII hoy en día. Todo depende del tipo de usuario que seas. Probablemente si eres un auténtico fan de los J-RPG con cierta solera (que viene de la etapa de los 90) no deberías perdértelo, especialmente si no lo jugaste en su día. Está reconocida como una de las mejores entregas de la saga Final Fantasy, con una historia que fascinó a los que lo jugaron en su día. Evidentemente, tienes que saber a lo que vienes, así como reconocer el valor histórico del juego, sin esperar algo que haya superado bien el paso del tiempo.
En el resto de casos, FFVIII Remastered es un título cuya recomendación resulta más compleja. Su precio no es muy elevado (19,99 euros) pero el nivel de contenidos es mínimo. No hay extras en forma de artworks, comentarios de los desarrolladores o documentos de creación… Es decir, no existe un valor añadido para revivir el clásico, un aspecto que denota la poca dedicación invertida por Square Enix en uno de sus videojuegos más queridos. Y es una pena. Los fans se merecen algo más que un simple remaster con gráficos renovados y tres opciones para mejorar el ritmo de juego.
La propia compañía japonesa remarca que la finalidad de este lanzamiento es celebrar el 20º aniversario del juego de rol, pero me temo que en esta ocasión no han estado a la altura. Evidentemente, siempre es mejor tener la posibilidad de jugar a estos clásicos, algo que significa una bonita forma para preservar la cultura lúdica. Sin embargo, considero que el esfuerzo invertido ha sido mínimo. Lo malo es que no es la primera vez, pero para aquellos que aún así quieran adentrarse en Final Fantasy VIII, adelante, es la mejor opción disponible en la actualidad.