Algo básico en toda disciplina artística es encuadrar las obras en su contexto. Lo que ahora puede parecer simple o poco atrevido, puede haber sido lo más rupturista de su época teniendo en cuenta sus coetáneos. Sin embargo, hay unos pocos casos en los que el paso del tiempo no empaña la creación; y precisamente eso es lo que me ha pasado en mi segunda partida a GTA V.
La primera, como la de muchos, fue en 2013 al poco de su lanzamiento. Mi Xbox 360, después de lo que me parecieron (y posiblemente fueron) horas de instalación, fue la plataforma en la que viví la aventura de Michael, Trevor y Franklin.
Desde entonces he jugado a GTA V, pero principalmente a GTA Online. Ahí he podido comprobar el porqué del éxito del modelo, la enorme cantidad de contenido disponible y lo divertido del cooperativo. Pero ha sido ahora, cuando no tenía mucho juego actual pendiente, y gracias al hype por el reciente tráiler de GTA 6, me animé a darle una segunda vuelta completa a la quinta entrega de Grand Theft Auto.
GTA V no envejece como el resto
El tiempo ha sido benévolo con GTA V, y desde el plano visual se explica muy rápido. La versión de PS5, que es donde lo he jugado, es un alarde visual incluso a día de hoy. Resolución, tasa de frames y asuntos como las mejoras en las luces le da un subidón que le hace un juego equiparable a los triple A actuales. Quizás podíamos pedirle un poco más a nivel facial, especialmente viniendo de Red Dead Redemption 2 también de Rockstar, pero GTA V cumple en este apartado.
Donde tenía más miedo era en el plano jugable, que posiblemente se podía haber quedado anticuado. A decir verdad, el 90% del juego es conducir y disparar, y las dos cosas son funcionales. Quizás tenga más sentido hablar del diseño de misiones, que brilla en los puntos álgidos como los golpes con más vehículos y herramientas concretas como armaduras o taladradoras, por citar alguna.
Grand Theft Auto V brilla en los puntos álgidos como los golpes
Hace unos minutos vi por redes sociales un meme sobre Like a Dragon. En metraje del vídeo se ve como un personaje apunta a Ichiban con una pistola mientras el jugador acciona "saltar escena"; tras el corte, pasamos a controlar al personaje en una carrera de karts. Aunque esté preparado, se antoja real dentro del mundo Yakuza de Ryu Ga Gotoku. Es algo similar a lo que pasaba en los buenos episodios de Los Simpsons, que empezaba de una forma, discurría de otra y acababa con un final completamente distinto.
En GTA V, sin entrar en la chanante locura de Like a Dragon, pasa esto mucho. Imprevistos, personajes que aparecen para romper el ritmo, o un giro narrativo que no esperabas. Aunque no siempre requiere un cambio en la forma de jugar las misiones, sí que altera su ritmo y juega con las expectativas del usuario. Eso se logra con minijuegos casi "yakuzeros" como tatuar un miembro en una espalda, o el yoga, pero también con vehículos distintos o aproximaciones posibles a misiones.
Pero, lo que más ha mejorado en esta segunda partida a Grand Theft Auto V es justo en lo que no me había parado a pensar durante la primera. La historia en sí es bastante simple y un cúmulo de clichés, pero es la forma de contarla, la narrativa, y asuntos como la interpretación, lo que me ha parecido excelente.
Y quizás la mayor clave es que hace 13 años mi inglés aún me obligaba a andar leyendo los subtítulos y acababa por romper el ritmo de juego. Ahora, eso no es un problema, y ha ganado muchísimo. Poder apreciar los acentos o los matices de interpretación de los distintos personajes, así como no tener que repartir mi materia gris entre jugar y leer, ha hecho ganar muchos enteros a GTA V.
También puedo hablar de cosas que no me han convencido, como el aspecto RPG que te anima a realizar algunas actividades como conducir, correr o disparar para mejorar estas aptitudes para cada uno de los tres personajes. Por no hablar de cómo algunas bromas se han quedado antiguas, en parte porque la realidad ha superado la ficción (a saber qué hace Rockstar con una USA post Trump).
Pero fuera de eso, GTA V se ha impuesto frente a una biblioteca de cientos y cientos de juegos de la que dispongo. No es para menos, porque Grand Theft Auto V, a día de hoy, sigue siendo mejor que un 95% de ellos, por poner una cifra.
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