Hacedlo por Gordon

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Artifact. Llevamos años esperando a que Valve anuncie EL JUEGO, y ellos van y presentan Artifact, un juego de cartas. No digo que vaya a estar mal, seguro que es divertidísimo. Pero cuando uno ve las palabras “Valve anuncia…” espera que lo que cierra la frase sean dos palabras y un número 3. A continuación te cuento cómo veo a Valve a día de hoy, y qué posibilidades tenemos de ver a Gordon Freeman de nuevo.

Es fácil caer en el tópico de conversación de barra de bar y soltar alegremente un cuñadismo del calibre de “con el dinero que ganan con Steam, normal que no hagan juegos”. Ahora que es veranito y hace calor con una frase así se ganan aplausos y vítores fáciles en una terraza entre jarras de cerveza donde un grupo de “expertos” tan pronto pueden zanjar con dos memeces la situación de las pensiones en España, como demostrar que lo del “clausulazo” del PSG con Neymar a ellos no les hubiera cogido desprevenidos como a Bartomeu… perdón, “Nobita”. En el año 2017 expresar una opinión que no es cierta no tiene importancia alguna, lo demuestra Twitter a diario, pero si te interesa profundizar un poco (pero poco, ¿eh?) en la verdadera situación de la saga Half-Life, quizá este texto te interese.

Porque a lo mejor te sorprende que otro de los tópicos que huelen a Ducados y vino rancio y que giran alrededor de Valve tampoco sea cierto. “Desde Half-Life 2: Episodio 2 se dedican a vivir de las rentas y a hacer sombreritos para Team Fortress”. Desde que se puso a la venta aquel segundo capítulo, de hecho, han lanzado más de una docena de videojuegos. Unos mejores (la mayoría) y otros peores (muy pocos), pero con nombrar DOTA 2, Left 4 Dead 2, los Portal, Team Fortress 2 o Counter-Strike: Global Offensive ya basta para demostrar que de brazos cruzados, precisamente, no han estado. El último es ese Artifact, un juego de cartas sobre DOTA que ha hecho estallar a más de uno con UN lema que se repite cual leitmotiv musical: “¿Dónde está mi Half-Life 3?

Imagen de arte del Half-Life 2: Episode Two, la última entrega hasta la fecha de esta irrepetible saga.
Imagen de arte del Half-Life 2: Episode Two, la última entrega hasta la fecha de esta irrepetible saga.


Seamos honestos: es en 2007 cuando debió lanzarse el Episodio 3

Unos entienden con estoicismo que es la forma de trabajar del estudio. Otros piensan que se han acomodado en el éxito comercial de su plataforma digital, Steam. Mientras que los últimos lo interpretan como la clásica actitud discotequera de “hacerse el duro” para lograr la atención del sexo opuesto. Lo que está claro es que ver videojuegos de Valve lleva unos años en los que no es que esté caro pero que, desde luego, no satisface los paladares más mayoritarios. Seamos honestos: es en 2007 cuando debió lanzarse el Episodio 3, fue anunciado para entonces, pero ya por aquella época estaba acuñado jocosamente el término “Valve Time”. Una expresión que se emplea de manera informal para definir el tiempo que transcurre entre el anuncio de una fecha de lanzamiento y el momento real en el que un determinado producto se estrena. Bien es sabido que en el estudio no hay prisa por crear algo, y saben que la mejor forma de lanzar un producto al mercado es sin el reloj apretando. Es algo que, de alguna manera, recuerda a la manera de trabajar de Blizzard y su ya emblemático “se lanzará cuando esté listo” que ha caracterizado a sus videojuegos de la última década.

Portal 2 es sin lugar a dudas un gran ejemplo de los magníficos videojuegos que ha realizado Valve en los últimos tiempos.
Portal 2 es sin lugar a dudas un gran ejemplo de los magníficos videojuegos que ha realizado Valve en los últimos tiempos.


Newell y compañía no tienen problema en volver a empezar una y otra vez los desarrollos como han demostrado con títulos brillantes como Portal 2. Pero algo que es un arma de doble filo puesto que si bien es cierto que te permite mejorar la calidad jugable, también lastra tu apartado estético en un mundo que no para de evolucionar. Es decir que tú puedes parar tu desarrollo tantas veces como quieras, pero el avance tecnológico no se va a detener por ti, y lo que en unos primeros testeos internos puede ser un motor gráfico apabullante en el momento de reiniciar la producción puede quedar tan desactualizado que no sea recibido con nada mejor que una sonrisa burlona. En los videojuegos, como en ninguna otra arte, el tiempo no es que te esclavice es que directamente te atropella, y puede que haya sido uno de los muchos motivos que hayan hecho que no tengamos aún un nuevo Gordon Freeman.

De alguna manera puedo entender qué es lo que está pasando alrededor de Half-Life 3, o el Episodio 3 de Half-Life 2… o la que sea la nomenclatura que finalmente la compañía afincada en Bellevue decida para el futuro capítulo de la serie. El último videojuego de la franquicia data, concretamente, del año 2007. ¡2007! Va a cumplirse más de una década desde la llegada a las tiendas del brillante Half-Life 2: Episode 2, y las expectativas de los aficionados pueden ser tan salvajemente desmesuradas que lancen lo que lancen seguramente no vayan a cumplirlas.

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Cada año que pasa sin que tengamos un nuevo Half-Life las expectativas se vuelven más y más desmesuradas

Imagina que cierran la trilogía de episodios con un broche brutal, un juego de 10. Ya sabes cómo es internet, nunca va a estar a la altura de lo que se espera. Ni siquiera si perfeccionan la fórmula jugable del shooter en primera persona de una manera tan brutal como con HL2 en 2004 van a dejar contento a todo el mundo, porque incluso a aquel se le sacaron mil pegas y eso que la red no era tan cruel por aquel entonces como es ahora. Dejando de lado absurdas e ilógicas protestas jugables basta con recordar las campañas de odio que se levantaron por el hecho de que obligaba a emplear un Steam que era “El Mal Encarnado”, y fíjate ahora… el tiempo siempre pone a cada uno en su sitio.

Si llega el nuevo Half-Life y es perfecto pero conservador, se leerá y se oirá un “vaya mierda, no ha arriesgado nada”. Si es valiente y reinventa la saga, “vaya mierda, esto no es Half-Life”. Y si es muy bueno pero no fabuloso, “vaya mierda”, a secas... Y, un momento, párate a pensar. Imagínate a Gabe Newell sentado en su trono de billetes. ¿Te parece que tiene necesidad alguna de pasar por eso? ¿Para qué? Tanto él como el resto de la ejecutiva de Valve tiene sus fuentes de ingresos garantizadas con Steam y eso equivale, poco menos, que a nadar en fajos de dólares si lo desean (literalmente). Y, ¿sabes otra cosa? Que cada año que pasa sin que tengamos un nuevo Half-Life las expectativas se vuelven más y más desmesuradas.

Del “sabemos cómo va a acabar la trilogía Half-Life” que pronunciaba Newell en 2007 al “¿Gordon Freeman? No sé quién es ese tipo” de 2013 hay toda una retahila de declaraciones de los ejecutivos de Valve alrededor de qué demonios está pasando con el Episodio 3 y siempre son parecidas puesto que no sueltan prenda. El cuidado de sus estudios internos a la hora de no dejar escapar ni una gota de información es legendario, y es que sacarle un secreto a esa compañía es más o menos igual de difícil que conseguir que tu sobrina de 15 años te diga quién es el chico de clase que le gusta. Y, como es lógico, la gente se impacienta, y eso que no han dejado de lanzar videojuegos extraordinarios como churros. Por el camino incluso hemos llegado a oír de esa colaboración entre la propia Valve y JJ Abrams. Una que, en principio, se iba a traducir en una película sobre Portal y que también tenía posibilidades de convertirse en algún tipo de videojuego. Pero, de momento no hay noticia alguna sobre todo ello. Es el modus operandi habitual.

Ilustración realizada por DarrenGeers, uno de los muchos ejemplos que podemos encontrar en Internet sobre la figura de Gabe Newell y un supuesto tercer capítulo de Half-Life.
Ilustración realizada por DarrenGeers, uno de los muchos ejemplos que podemos encontrar en Internet sobre la figura de Gabe Newell y un supuesto tercer capítulo de Half-Life.


“Ya sabes, nos encantan esos videojuegos. Adoramos a los personajes que los protagonizaron y también sus universos y las distintas líneas argumentales… Además, no andamos precisamente cortos de oportunidades para volver a ponerlos en marcha”, declara un Gabe Newell que arroja esperanzas sobre los aficionados tan pronto como hace lo mismo con un metafórico jarro de agua fría. “Si piensas que cada una de nuestras franquicias representa una herramienta, lo que quieres hacer es escoger la herramienta adecuada para cada momento. DOTA 2 o Team Fortress lo representan bien (…). Cuando pensamos en cuáles son nuestros próximos desafíos, tendemos a escoger las franquicias que nos resultan más útiles para avanzar. Y, si no tenemos una que cumpla con los requisitos, entonces creamos una nueva desde cero”.

La visión de Newell sobre por dónde pasa el futuro de Half-Life es puramente utilitarista. En esta doctrina filosófica se marca muy claramente que la mejor alternativa entre las opciones de las que dispongamos es, siempre, la que maximice su utilidad. Valve, como cualquier empresa, ve sus videojuegos como oportunidades y, por algún motivo que sólo se me ocurre que pueda tener que ver con no arriesgarse, no acaban de ver como una oportunidad un nuevo episodio de Gordon Freeman y sus aventuras.

El más desinformado podría pensar que si bien no hay ninguna necesidad de crearlo también juega en favor de pensar que tampoco pierden nada por hacerlo. Y es que sea malo, sea bueno o sea regular va a vender tantos millones de copias como para garantizar un par de casas más para Newell… Y no precisamente un adosadito de esos que nos podemos comprar tú o yo hipotecando el resto de nuestra vida. Porque esto funciona así en cualquier negocio. ¿Te pongo un ejemplo con la música? Todos tenemos algún amigo que es tan exageradamente fan de una banda en particular que roza la parodia. En el caso del mío su fanatismo gira alrededor de Metallica, y suelo decirle: “te comprarías un disco de Metallica aunque fuera un concurso de eructos”. Él nunca lo niega porque sabe que es cierto, sencillamente se ríe y pega otro largo trago a su sempiterno White Label con Red Bull. Pero Valve no es Metallica, de la misma manera que Left 4 Dead 2 o Team Fortress 2 no son el mediocremente compuesto y cacofónicamente producido St. Anger, y “la válvula” no va a lanzar ningún videojuego que no esté a la brutal altura que se les exige y presupone.

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Cuesta dudar que en los últimos tiempos (o incluso ahora mismo) haya habido infinidad de versiones en desarrollo para un nuevo Half-Life. ¿Por qué no iban a tenerlo en marcha? Quizá en estos momentos un pequeño equipo de 10 o 20 personas trabajan en prototipos hasta encontrar algo que convenza a Newell y al resto de la cúpula directiva y que reciba una luz verde para un desarrollo completo. Pero el tiempo pasa y no perdona a nadie. De hecho mucha gente del equipo original de Valve para la saga trabaja en otros grandes proyectos o incluso se ha marchado, casi todos nombres importantes. ¿El más doloroso? El abandono de los videojuegos de un Marc Laidlaw que había escrito con brillantez el propio HL2 y sus episodios, dejándonos un glorioso cliff-hanger en el segundo que, por aquel entonces, parecía un mal menor que sólo tardaría unos meses en ser resuelto.

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Hace sólo unas semanas escribía algo en referencia a Electronic Arts y a cómo sus decisiones las dictan los accionistas y que eso siempre mete prisa y acorta plazos como ha pasado con Mass Effect. Valve no responde ante nadie. Tienen libertad total, y sólo ellos mismos son los dueños de sus decisiones. Eso deja todo en manos de que quieran hacer un Half-Life 2: Episodio 3 o un Half-Life 3 por los fans de la saga. Claro que muchos de ellos serán precisamente los que después lo despellejen en internet, haya o no alguien que escuche sus venenosos testamentos de 140 caracteres.

Pero, ¿sabes qué? Que esos pocos amargados con sus antorchas del odio harán más ruido que nadie, pero no hablarán por todos. Gabe, entiendo tus reticencias, pero si no queréis hacerlo por nosotros al menos hacedlo por Gordon. Él nunca dijo una palabra.

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