Análisis de Hard to be a God

Análisis de Hard to be a God
Facebook Twitter Flipboard E-mail

Hard to be a God parecía una de las citas imprescindibles para los amantes del rol en Pc dentro de este primer trimestre de 2008. El producto final ha quedado, sin embargo, muy lejos de lo que sus prometedores premisas daban a entender, resultando ser un juego que difícilmente contentará a los aficionados del género.

El mundo del videojuego busca sus fuentes en los lugares más insospechados. Cine, literatura, cómics, otros juegos… Así a nadie sorprende que un título beba directamente de una novela fantástica escrita por dos hermanos rusos hace más de 40 años, concretamente en 1964.

La novela en cuestión, titulada también Hard to be a God, no ha inspirado tan sólo a un videojuego, sino que también ha hecho sus pinitos en el mundo del cine con dos adaptaciones. La primera de 1990, alemana, dirigida por Peter Fleischmann; y la segunda, todavía por estrenar, de capital ruso y con el veterano Aleksei German en labores de dirección.

En 2008 nos llega la adaptación al mundo de los videojuegos de la novela, y viene de la mano de Akella y Burut Entertainment, responsables ambos de auténticos espantajos del calibre de Übersoldier, Kreed o Age of Pirates. Con este expediente no cabía ser demasiado optimistas, sin embargo la perspectiva isométrica que entronca con grandes leyendas del género, la promesa de un buen argumento y lo agradable que es siempre abordar un juego de concepto clásico nos permitían albergar algunas esperanzas. Craso error.

El Reino de Arkanar
El juego nos traslada al reino de Arkanar en el planeta Noon, donde todavía se vive en la Edad Media y donde un conflicto entre dos civilizaciones de distintas edades tecnológicas crea un cisma de difícil solución. El personaje al que encarnaremos contará con ciertos avances tecnológicos que le harán estar considerado como un ser muy superior al que les rodean, y esto le traerá, así mismo, severas responsabilidades de las que no podrá abstraerse.

El comienzo del título no puede ser más directo. Se nos planta en mitad de un campamento de entrenamiento sin explicación alguna, y se nos emplaza a aprender las primeras habilidades para dar nuestros pasos iniciales. Será el proseguir del argumento dentro de la campaña el que nos irá desvelando los diferentes misterios que se esconden tras la trama.

Hard to be a God está basado en el libro homónimo de Arkady y Boris Strugatsky; una novela clásica de la literatura fantástica con un argumento demencial pero que, cuanto menos, resulta novedoso y original.
Hard to be a God está basado en el libro homónimo de Arkady y Boris Strugatsky; una novela clásica de la literatura fantástica con un argumento demencial pero que, cuanto menos, resulta novedoso y original.

El juego adopta una forma de rol muy clásico, pudiendo escoger entre misiones principales y secundarias y obteniendo experiencia por su resolución. Los encargos pueden ser tan sencillos como el ayudar a un pastor a recoger su ganado, o tan complejos como el asesinato de grandes personalidades y el descubrimiento de la compleja trama pseudo futurista que se esconde tras el aparentemente medieval contexto. Los puntos de experiencia se reparten entre las habilidades de Arma Ligera, Arma Media, Arma Pesada y Arma a Distancia, así como entre otros parámetros como Destreza, Resistencia, Diplomacia y Conocimientos de Medicina. Al avanzar cada rama de habilidades desbloquea nuevos atributos, sin embargo se nos antojan insuficientes para un juego de estas características.

Hard to Develop a Good Game
No es que Hard to be a God sea un juego malo, es simplemente que queda sumido en la medianía por problemas de acabado y por un desarrollo excesivamente repetitivo y poco interesante a largo plazo.

El funcionamiento de las misiones es muy lineal y presenta una escasa recompensa en términos argumentales o jugables. Podemos escoger entre unos objetivos u otros, pero los secundarios carecen de interés casi por completo y los principales sufren de un reciclaje abusivo. Existen también alternativas en los diálogos a la hora de conversar con otros personajes para avanzar en la trama, pero no tienen ninguna relevancia y a parte de que son muy básicas no afectan en absoluto al devenir de las misiones.

La posibilidad de disfrazarse para obtener ciertas ventajas con respecto al resto de los personajes es una de las pocas aportaciones válidas de Hard to be a God. De hecho el inventario cuenta con una sección únicamente para diferentes atuendos, y será fundamental hacer uso de ellos para superar determinadas situaciones.
La posibilidad de disfrazarse para obtener ciertas ventajas con respecto al resto de los personajes es una de las pocas aportaciones válidas de Hard to be a God. De hecho el inventario cuenta con una sección únicamente para diferentes atuendos, y será fundamental hacer uso de ellos para superar determinadas situaciones.

El combate, elemento principal de un juego de estas características, está muy poco pulido, tanto en términos tecnológicos como conceptuales. Es totalmente plano e irrelevante, y acaba deviniendo en un corriente machacabotones en la tradición de los peores y más descerebrados Hack and Slash. Podemos usar armas de cuerpo a cuerpo o a distancia, pero rivalizan ambas en su pobre ejecución y escasa sensación de control.

Pero no sólo los combates están insuficientemente trabajados, es el control en general el que adolece de serios problemas. Por ejemplo si estamos a lomos de un caballo y somos atacados por alguna criatura mínimamente veloz, será un auténtico suplicio realizar todo el proceso de bajar del caballo sacar el arma y acertar a las bestias, pues en ese proceso habremos perdido la mitad de la energía. Esta acción de desmontar y luego atacar que debería ser sencilla, rápida e intuitiva es, como decimos, torpe; pero aún así es la única alternativa y es que el calamitoso control del équido hace totalmente desaconsejable el intentar atacar mientras lo montamos.

El juego además tiene un muy molesto sistema de “interacción” con otros personajes, ya sea para conversar, para atacarles o para recoger su lote. Deben estar justamente en frente para que sean destacados por el programa como señal previa a las acciones disponibles, y en ocasiones cuesta más tiempo del deseable el marcar el elemento o ser concreto con el que queremos interactuar.

Gráficamente Correcto
Los juegos de Pc destacan siempre por su gran número de opciones gráficas que permiten personalizar la experiencia visual hasta el punto de que se vea exactamente como nosotros deseamos. Este no es el caso de Hard to be a God, que con un puñado de parámetros solventa el trance con unas opciones dignas del peor de los ports de PlayStation 2 a compatibles. Y no es precisamente el caso, porque el juego de Burut y Akella es exclusivo de Pc.

La vista isométrica era uno de los principales atractivos del lanzamiento, pero se revela del todo insuficiente, tanto por su escasa maniobrabilidad como por el corto campo de visión que ofrece. Los problemas de clipping son abrumadores, el modelado de los personajes muy pobre y en líneas generales da la impresión de ser un juego de hace varios años. Además el título está cargado de un sin fin de Bugs de diversa índole que hacen recomendable un parche con cierta celeridad.

Gráficamente Hard to be a God es francamente flojo. Su deliciosa propuesta clásica de vista isométrica no debe distraernos de su pobre implementación y de lo anacrónico de su apartado tecnológico.
Gráficamente Hard to be a God es francamente flojo. Su deliciosa propuesta clásica de vista isométrica no debe distraernos de su pobre implementación y de lo anacrónico de su apartado tecnológico.

El lanzamiento, por si fuera poco, llega a nuestro país con la única localización de sus textos y de hecho con una traducción bastante mala, repleta de errores y con serias carencias. Algunos diálogos no se corresponden exactamente con lo que realmente dice la voz de la versión original, no suelen estar bien redactados repitiéndose palabras de forma abusiva, y hay algunos errores importantes de sustitución como puede ser el ejemplo de “Medio” por “Medicina” en la barra de habilidades.

Flojo

Sin sello

Hard to be a God

Por: El equipo de 3DJuegos
Sin sello

Hard to be a God, desgraciadamente no pasa de lo trivial. Estamos ante un título pobre, reiterativo y algo torpe en términos de diseño y acabado. Sus combates son increíblemente farragosos y el juego en si resulta hosco por la falta de precisión de sus controles. Una lástima por lo tanto, pues el juego contaba con los mimbres para convertirse, cuanto menos, en un lanzamiento notable.

Jugadores: 1
Idioma:
Duración:
Ver requisitos del sistema
Comentarios cerrados
VÍDEO ESPECIAL

12.876 visualizaciones

100 DETALLES OCULTOS de RED DEAD REDEMPTION 2

¿Qué detalles ocultos guarda Red Dead Redemption 2? En el video de hoy os presentamos más de 100 curiosidades distintas acerca de la aventura de Arthur Morgan y de John Marston que nos presentó Rockstar Games en 2018.