Es el juego de Harry Potter con el que todos hemos soñado. Análisis de Hogwarts Legacy

Hay juegos con los que millones de personas llevan años y años soñando. Y seguramente uno en el que te llegue la carta de Hogwarts y puedas perderte por el castillo, ser seleccionado para una de las cuatro casas, aprender hechizos y volar en escoba, está en el top personal de mucha gente. Hogwarts Legacynos prometió justo eso en 2020 y, tres años después, ya lo hemos podido jugar.

Juegos de Harry Potter hemos tenido una barbaridad. Cada una de las películas ha recibido adaptaciones al videojuego, consiguiendo alguna de ellas variantes de la misma trama para varias consolas tan dispares como PlayStation 1, GameBoy Advance o PC. De hecho, eso es lo que sucedía con La Piedra Filosofal; e incluso se probaban distintos géneros, como el RPG por turnos en El Prisionero de Azkaban para Game Boy Advance.

Sin embargo, casi ninguno de ellos llegaba a conseguir lo que todos los fans del mago de las gafas buscábamos. Para vivir la historia de Harry teníamos los libros y las películas, y algunos juegos que en su mayoría no acababan de conseguir lo que buscábamos. Lo que de verdad queríamos era perdernos por el mundo mágico en el que vive, ir a clases y visitar Hogsmeade el fin de semana para comprar un caldero nuevo.

Y eso lo entendió a la perfección Hogwarts Legacy. Su reciente tráiler de lanzamiento es toda una declaración de intenciones: una lechuza busca al protagonista del juego (que no dejamos de ser los propios usuarios a los mandos), para entregarle la carta que le acepta como alumno de Hogwarts.

¿Qué es Hogwarts Legacy y quién es el personaje con el que jugamos?

El videojuego de Portkey Games y Avalanche nos lleva a finales del siglo XIX, por lo que no veremos a los personajes míticos de los libros. Sin embargo, esta es una genial decisión para poder crear una historia completamente original que sirva de punto de partida. Es posible llenar de referencias el castillo y los alrededores, pero no hay una continuidad excesivamente rígida que seguir.

Podremos crear a nuestro estudiante mediante un sistema de edición de personaje, y tras esto se nos contará que somos un caso particular. Resulta que entramos al Colegio de Magia y Hechicería en el quinto curso, algo tremendamente atípico. Además, somos sensibles a la Magia Antigua, una expresión de poder que casi nadie puede siquiera percibir, y que moverá la trama principal del juego.

Dicha trama nos llevará a explorar la rebelión de los duendes, esos seres que conocerás por ser los responsables de Gringotts, el banco de los magos. Ranrok, un agresivo líder de esta raza busca entrar en guerra con los magos, y nuestros destinos se entrelazan desde el mismo prólogo de Hogwarts Legacy.

Tenemos que ponernos al día en las clases

Pero volvamos al tema del quinto curso. Esta decisión, que puede parecer arbitraria, tiene todo el sentido para el juego. El ir retrasado con respecto a nuestros compañeros hace que sea posible una progresión mucho más directa, así como permite una exploración completa de Hogwarts y los alrededores del castillo.

Nada más comenzar nuestra andadura en Hogwarts, se nos proporcionará una Guía de Campo. Esta especie de agenda mágica nos sirve como mapa, indicador de dónde tenemos que ir, diario de misiones y mucho más. Pero lo más interesante es que sirve para medir la progresión.

A la Guía le faltan hojas, las cuales están repartidas por todo el valle de Hogwarts. Este será el coleccionable principal que nos aguarda en los puzles más pequeños y los lugares emblemáticos. Con ellas, descubriremos que la Guía tiene un sistema de recompensas por desafíos.

Al conseguir un número determinado de páginas en Hogwarts, se nos otorgará un tipo de ropa concreta. Pero esto también funciona con cuestiones como acabar con una cantidad de arañas, completar puzzles de cierto tipo o desafíos de vuelo con escoba. De esta forma, podemos conseguir mejoras o contenido cosmético.

Además, al estar en quinto curso, los profesores nos pondrán deberes adicionales. La historia nos hará ir a clase de Pociones o de Defensa contra las Artes Oscuras, claro, pero también nos darán tareas extra que desbloquearán el aprendizaje de nuevos hechizos con los que ir poniéndonos a la par de nuestros compañeros.

Un RPG de mundo abierto muy sólido

Hogwarts Legacy es un RPG de mundo abierto. Comparte mucho con juegos como Horizon Forbidden West, Dragon Age Inquisition o The Witcher. Tendremos unas misiones principales que harán avanzar la historia, un montón de misiones secundarias que iremos consiguiendo hablando con los compañeros de clase o habitantes del valle, así esas tareas de colección y desafíos de la Guía de Campo.

Además, entre las misiones principales y las secundarias, contaremos con unas misiones de compañeros. Con independencia de la casa a la que nos mande el Sombrero Seleccionador, tendremos amigos en el resto de ellas. A diferencia de las secundarias, estas misiones serán cadenas de tareas a lo largo de todo el curso escolar que abordarán los arcos de personajes de nuestros amigos.

Es un tipo de secundaria más obligatoria, por decirlo de alguna manera, que se está abriendo paso en los RPG y que hemos visto en juegos recientes como el propio Horizon, o incluso Xenoblade Chronicles 3. En Hogwarts Legacy funciona a la perfección, porque justo otra de las cosas que todo fan de Harry Potter quiere es hacer amigos en el Colegio.

Centrándonos en la progresión, será posible subir de nivel para mejorar a nuestro alumno mediante un sistema de experiencia, así como desbloquear habilidades por un árbol de talentos y potenciar nuestro estilo de juego. Por no hablar del equipamiento, que nos proporciona estadísticas de ataque o defensa adicionales, así como nuevos aspectos para nuestro personaje. Eso sí, el juego nos conoce lo suficiente como para permitirnos camuflar todas los ropajes con los aspectos de otros, para que siempre podamos ir con nuestro uniforme.

Una jugabilidad basada en combates y exploración

¿Y cómo se juega? Pues lo esencial que tenéis que saber es que en todo momento podemos lanzar hechizos, los cuales sirven para el combate, pero que también tienen utilidad en puzzles. Están los clásicos Wingardium Leviosa, Accio o Incendio, y un montón más que irás desbloqueando a medida que juegues. De hecho, posiblemente sea el juego de Harry Potter en el que puedes lanzar más hechizos.

Una parte clave del juego es el combate, que nos enfrentará a otros magos, duendes y todo tipo de criaturas mágicas. En esencia, se trata de un sistema muy similar al que la saga Batman Arkham popularizó, con ataques básicos que podemos lanzar con nuestra varita, y diversas alertas sobre nuestra cabeza. Algunos ataques podrán ser defendidos con Protego, y otros directamente han de ser esquivados.

A esto hay que sumar el resto de hechizos, que han de ser seleccionados para nuestras plantillas de cuatro, y usados con el gatillo derecho y el botón asignado. De esta forma, podremos hacer combos tan vistosos como lanzar a alguien por los aires, golpearle de forma básica un par de veces, prenderle fuego y hacer que caiga con fuerza al suelo. Ah, y ya verás en tu partida como la Magia Antigua añade aún más posibilidades.

El combate es ágil, lo suficientemente profundo y tremendamente bonito de ver. Por si esto fuera poco, podemos mejorar nuestras capacidades con pociones preparadas por nosotros mismos o incluso hacer uso de plantas cultivadas en Herbología que atacarán a nuestros enemigos de forma independiente.

Y el otro pilar del juego es la exploración. Aquí el juego es tremendamente inteligente. Desde el principio podemos ir prácticamente donde queramos, pero Hogwarts Legacy sabe dosificar con sus misiones principales para que no nos abrume la cantidad de contenido de la que dispone. Porque más que cantidad, apuesta por la densidad, especialmente dentro de los muros del castillo.

Primero te dejará unas horas por el castillo, y tú no te quejarás porque es increíble. El detalle con el que están recreadas zonas que hemos visto en las películas y leído en los libros es asombroso. Cuando ya vayas conociendo más o menos este lugar, te llevarán a Hogsmeade, el pueblo cercano donde encontrarás todo tipo de tiendas y tareas. Y cuando empieces a querer más, conseguirás una escoba con la que explorar todo el mapeado.

Personalización y toma de decisiones

Uno de los temas que inquietan a los fans es que no habrá la posibilidad de jugar a Quidditch, el genial deporte de escobas voladoras de Harry Potter. Sin embargo, tened claro que aunque eso no está, hay muchas otras cosas que hacer. Tardarás unas horas, pero pronto conseguirás acceso a la Sala de los Menesteres, una habitación completamente personalizable que te servirá como centro de operaciones.

Allí podrás mejorar tus ropas, preparar pociones, cultivar plantas o incluso tener un vivero gigante en el que cuidar de animales fantásticos al estilo de Newt Scamander. Por no hablar de que es posible personalizar el suelo, los cuadros o los muebles completamente a tu gusto. Es un añadido que al principio tampoco tiene muchos alicientes para ser explotado, pero que pronto irá ganando peso en tu partida.

El juego cuenta además con doblaje al castellano, algo que se agradece mucho. A nivel técnico, nos hemos encontrado con alguna bajada de frames en ciertos momentos, a pesar de usar la opción gráfica de rendimiento. También nos encontramos en un par de ocasiones con ciertas texturas que tardan unos segundos en cargar. Como siempre, hemos jugado una versión previa al lanzamiento, y siempre pueden añadirse actualizaciones desde el día uno.

Pero eso no empaña el enorme trabajo a nivel artístico del juego. Desde las habitaciones y clases emblemáticas, pasando por cuevas iluminadas por Lumos, a vistas de Hogwarts desde Hogsmeade, todo te incitará a crear capturas de pantalla.

Después de jugar a Hogwarts Legacy, es evidente que toda gran franquicia querría una adaptación así. El nivel de cariño que tiene la esquina más recóndita de Hogwarts es abrumador, pero es que además estamos frente a un RPG solidísimo, con una ingente cantidad de cosas por hacer y coleccionables a los que echar el guante.