Si lo tuyo son las carreras arcade y echas de menos a grandes clásicos del género como Virtua Racing o Ridge Racer, no te pierdas el análisis de Hotshot Racing, pues este es un frenético arcade de velocidad que homenaje a estos clásicos tanto con sus gráficos retro como su estilo de conducción. Además incluye multijugador a pantalla dividida y carreras online para hasta ocho personas. ¿Listo para competir?
La moda retro sigue imparable y cada mes nos llegan nuevas propuestas de este estilo, ya sea con juegos de acción, estrategia, rol o hasta carreras. Precisamente, este es el género por el que apuesta Hotshot Racing, un título desarrollado por Lucky Mountain Games que puede ser disfrutado en todos los formatos actuales a través de sus servicios de descarga digitales, donde se puede comprar a precio reducidp. Y vaya juego, es puro frenetismo, pero también un gran homenaje a la vieja escuela, pues como su propio nombre indica apuesta por la velocidad arcade, muy arcade, con un resultado es francamente bueno.
La intención de los desarrolladores, que se han aliado con todos unos expertos en el género como es el equipo británico de Sumo Digital, no ha sido otra que la de tratar de recuperar el espíritu que infundían los primeros juegos de velocidad con gráficos poligonales que se dejaron ver en las máquinas recreativas en la década de los noventa. Por su estilo visual y la forma de plantear las carreras me ha recordado bastante al gran Virtua Racing de Sega, si bien su estilo de conducción se acerca bastante más a lo recreado en la saga Ridge Racer de Namco por uno de sus elementos más definitorios: dominar el derrape. Un título que, en global, ofrece bastante diversión jugando tanto en solitario como, más todavía, haciéndolo acompañados, dado que podemos disfrutar de carreras a cuatro bandas a pantalla partida (una opción cada vez más en desuso, desgraciadamente), así como online contra otros ocho pilotos más para que la diversión no acabe durante una buena temporada.
Derrapes y emociones fuertes a toda velocidad
De inicio y a pesar de estar ante un arcade de pura cepa, los desarrolladores han intentado aportar más contenido del que en principio podría esperarse de un juego de estas características. Y uno de los elementos que más me ha gustado comprobar es el que tiene que ver con la gran cantidad de pistas disponibles, nada menos que 16, una cifra que me parece más que llamativa en un título de esta índole. Junglas, circuitos de asfalto de diseño más tradicional o recorridos más exóticos localizados en estaciones de esquí o templos son algunos de los trazados en los que podemos pisar a fondo. Además es posible hacerlo con ocho pilotos diferentes (que, a la postre, no poseen aptitudes especiales más allá de su aspecto, comentarios y personalidad) y cuatro tipos de coches distintos para cada uno de ellos (cifra que más tarde va aumentando). Dichos vehículos sí que poseen un rasgo diferenciador más allá de su aspecto (totalmente personalizable, por cierto), dado que uno es el más rápido, otro es más adecuado para efectuar los derrapes, etc.
Justamente y como ya os he adelantado antes, los derrapes son fundamentales durante las carreras. Todos los vehículos pueden emplear turbos, los cuales resultan fundamentales para ganar cada una de las pruebas, especialmente cuando intentamos hacerlo en los dos niveles de dificultad más exigentes de los tres que ofrece el título. Bien, pues para recargar dichos turbos o bien tratamos de ir a rebufo permanentemente del resto de los coches o, la opción más interesante y recomendable, hacemos todo lo posible para derrapar en cada una de las curvas que presentan los circuitos. Esta mecánica otorga una gracia especial a cada competición, máxime cuando en este título no se contempla la utilización de distintos objetos al estilo de lo dispensado en juegos como Super Mario Kart, por ejemplo.
La sensación de velocidad que se desprende en cada carrera está conseguidísima. Tanto desde las diferentes perspectivas exteriores como desde el interior de los coches, la sensación de ir a mil por hora con nuestros deportivos (todos ficticios) es fantástica. Una sensación que además ha sido respaldada por los 60 imágenes por segundo tremendamente estables, al menos en su vertiente individual (y en la edición destinada a PS4 Pro, que es la que he podido disfrutar). Una experiencia que, como ya imaginaréis, es apta para todo tipo de usuarios dada la simplicidad de su sistema de control y, por supuesto, de la ausencia de cualquier atisbo de simulación (daños mecánicos para los coches, frenadas, etc.).
En cuanto a sus modos de juego, también tiene más chicha de la que me esperaba. El modo estrella es el Grand Prix, una modalidad que integra cuatro copas diferentes a cuatro circuitos por barba y tres niveles de dificultad. Una opción que, como curiosidad, si conseguimos completarla con el piloto de turno podemos contemplar una breve escena final al estilo de las que nos ofrecían juegos como Street Fighter II. Un detalle tontorrón pero curioso y que yo al menos he agradecido encontrarme.
Junto a esta modalidad encontramos las clásicas contrarrelojes, opción indispensable en mi opinión en este tipo de juegos, así como dos bastante más curiosas. Una lleva por nombre Polis y Ladrones y nos anima a escapar de la policía tratando de ir obteniendo la mayor cantidad de dinero posible que se deja ver en los recorridos a modo de ítems recolectables… o todo lo contrario, es decir, adoptar el papel de policías y perseguir a los cacos de turno. Y el segundo modo de juego más particular que presenta Hotshot Racing es el conocido como Conduce o Explota, en el cual al más puro estilo de lo vivido en la película Speed nos invita a pisar a fondo para no acabar viendo cómo nuestro coche salta por los aires. Unas modalidades que pueden ser disfrutadas tanto en solitario como, la opción más recomendable, con nuestros amigos. Hasta cuatro usuarios pueden competir en modo local a pantalla partida, mientras que si preferimos hacerlo online la cantidad de participantes sube hasta ocho. Una vertiente multijugador que se convierte en uno de los grandes reclamos del título.
Resulta complicado no pasárselo bien tomando partido en las carreras tan excitantes y arcade hasta la médula que plantea este juego, si bien es justo señalar un par de defectos que es necesario tener en cuenta. Para empezar, la IA de los adversarios es muy agresiva, algo que particularmente me gusta… pero creo que se las ha ido un tanto la mano. En el modo normal de dificultad, vale, el comportamiento de los rivales no es para volverse locos, perfecto. Pero en los dos más exigentes, a veces dan ganas de estampar el mando contra la televisión. Terminar con el coche en sentido contrario o empotrarnos contra los márgenes de la calzada son situaciones habituales durante las competiciones que propone el juego merced a las artimañas un tanto desajustadas en mi opinión de los adversarios. Y, por otra parte, si bien es cierto que es un racer muy disfrutable en solitario, va perdiendo fuelle muy rápido en cuanto vamos superando las distintas competiciones. Sin duda es un título que da lo mejor de sí cuantos más jugadores se unen a las carreras, tened esto bien presente.
El apartado visual puede no convencer a todos los jugadores
Para cerrar este análisis, el apartado visual me ha parecido muy llamativo, aunque debido a su particular disposición, puede no terminar de convencer a todo tipo de jugadores. Todos los elementos del juego dejan entrever su naturaleza poligonal, usando texturas planas y colores muy vivos para representar a todos ellos. Para que os hagáis una idea, es una especie de Virtua Racing en cuanto a su línea estética se refiere pero con todas las bondades que ofrecen las máquinas actuales: 60 fps, formato panorámico, cero popping, etc. Un planteamiento visual que ha sido dotado de mucha personalidad y al que se le une como ya comenté antes una sensación de velocidad excelente desde cualquiera de las múltiples perspectivas desde las que se pueden seguir las competiciones. El aspecto sonoro también se encuentra a un buen nivel, destacando los efectos sonoros (con multitud de comentarios de los pilotos incluidos) y una banda sonora muy apropiada.
El veterano y experimentado estudio Sumo Digital nos invita a disfrutar de unas carreras arcade total que siguen la pauta marcada por títulos como Virtua Racing en cuanto a su disposición técnica y parte de su sistema de juego se refiere, y agregando a la fórmula los derrapes que hicieron famosa a la saga Ridge Racer. Un título muy directo, realmente divertido y que incluye modo multijugador local para cuatro jugadores y online para un máximo de ocho, siendo precisamente esta opción su mayor baluarte. Una producción con sabor añejo que los usuarios más veteranos van a saber valorar como es debido.
- Gran sensación de velocidad y ritmo trepidante
- El manejo es muy placentero y derrapar es realmente gratificante
- El modo multijugador es bastante sólido, tanto a pantalla partida como online
- Amplia selección de pistas, hasta 16 diferentes
- Jugando en solitario pierde gracia muy pronto
- El diseño de algunos circuitos puede resultar bastante básico
- La IA se comporta de manera demasiado agresiva en los niveles de dificultad más elevados
