Es una cosa tan humana como ridícula. Muchas veces no hacemos algo que queremos hacer pensando que, simplemente, no se nos dará bien. Eso es lo que me pasaba a mi con iRacing y no se puede decir que me haya equivocado. Es un juego que se me da sumamente mal, que es tremendamente inaccesible y al que ahora estoy terriblemente enganchado. En una semana desde que me animé a probarlo le he dedicado unas 30 horas. Lo más importante, sin embargo, es que he entendido que la única forma de hacer las cosas bien es, efectivamente, haciéndolas. Ahora tengo claro que ese miedo no tenía razón de ser y que, aunque nunca voy a ser el mejor piloto del mundo, cada vez estoy más cerca de poder disfrutar al 100% del mejor juego de coches que he probado nunca.
iRacing tiene un problema de accesibilidad, pero es increíble cuando ya estás dentro
Cuando hay cosas malas que decir de un gran juego, me gusta quitarmelas de encima cuanto antes. El gran problema de iRacing es que es tremendamente inaccesible. Su monetización se basa en un modelo de suscripción mensual que apenas tarda un segundo en poner a los principiantes entre la espada y la pared. Puedes pagar varios meses por adelantado aprovechando una generosa oferta inicial que es más agresiva cuanto mayor sea tu compromiso. Primera pregunta y primer miedo. ¿Pago más meses del tirón para ahorrarme algo de dinero arriesgándome a que el juego no me termine de gustar o voy a lo seguro sabiendo que, si me gusta, tendré que gastar mucho más cuando renueve la suscripción? El consejo aquí es que lo probéis un mes en Steam (unos 3 euros en rebajas) y luego, si os gusta, os hagáis una nueva cuenta utilizando el cliente nativo del videojuego.
Todos los apartados negativos de iRacing tienen que ver con lo económico
También hay que tener en cuenta aquí el problema del contenido. Cada coche en iRacing es una recreación muy fiel –en términos de simulación– a su contraparte en el mundo real. Cada circuito también está hecho con un nivel de detalle superior al de cualquier otro título. Todo es más feo, porque no debemos esperar aquí el apartado visual de Forza o Gran Turismo, pero también más funcional. El problema es que, aunque hay disponible contenido básico que nos da muchas horas de juego, todo lo demás se vende por separado. El precio, aunque muchos lo consideran justo, es objetivamente elevado. Todo en el mundo del SimRacing, donde un volante de gama alta puede acercarse muy peligrosamente a mil euros, es bastante claro. Por esto no se suele considerar como algo tan negativo, pero sí es importante saberlo para los usuarios que aún no estamos tan dentro del mundillo.
Aunque se ve bien, iRacing no es un juego puntero en lo referido al apartado técnico.
Estos aspectos negativos no son de esos que podemos dejar pasar fácilmente, pero en realidad tampoco es algo que me haya importado demasiado a la hora de empezar a jugar. Una vez superamos las barreras iniciales y entramos a una partida, lo que nos encontramos es un simulador que te hace pensar que la suscripción mensual merece la pena. La conducción está recreada a la perfección y muy bien ajustada a cada vehículo. Yo me he especializado en el Mazda MX-5 que es uno de los coches de contenido básico más recomendados para los novatos. Aunque no bloquea ruedas ya que tiene ABS (si un coche lo tiene en el mundo real también dispone de él en iRacing) es exigente con las frenadas o el paso por curva y te obliga a aprender lo básico para pasar con garantías a cualquier otro vehículo.
La sensación de mejora constante en una conducción exigente y sin ayudas genera un bucle jugable sensacional
La sensación ha sido como la de empezar a tocar un instrumento musical. El primer día eres malísimo y no aciertas ni una sola nota, pero al siguiente has mejorado un poco y comienza un bucle en el que no dejas de sentirte orgulloso de tu progreso. Lo mejor es hacer un par de sesiones en solitario y arrancar con las prácticas online –donde no pasa nada si tienes un accidente siempre y cuando no lo hagas a propósito– para comenzar a desenvolverse con otros coches en pista y, también, aprender de ellos. Al poco tiempo te das cuenta de que has hecho una curva perfecta y de que lo has logrados sin ningún tipo de ayuda de conducción, todo con tus propia habilidad al volante y los pedales. Honestamente, no hay ningún otro juego donde me haya sentido tan recompensado por hacer una sola cosa bien.
Aunque es anecdótico, al menos, puedes usar 'skins' gratis en casi todos los coches.
Además del Mazda MX-5, aunque con él ya tenéis contenido para mucho tiempo, hay otros vehículos interesantes disponibles desde el principio. Tenemos lo suficiente como para correr carreras en circuitos ovales al estilo Nascar, también coches para circuitos de tierra o mi otro favorito el FF1600. Se trata de un vehículo de rueda abierta (hermanos pequeños de los Fórmula 1) en el que empezar a prepararse para futuros pasos hacia delante. En parte eso es lo bonito de iRacing. El juego quiere que vivamos la experiencia de un piloto real que comienza en las categorías más accesibles y comienza a saltar a otras más prestigiosas. La diferencia aquí es que no estamos limitados por nuestro nivel de juego –siempre habrá alguien peor que vosotros– si no por nuestra puntuación de seguridad o 'safety rating'.
iRacing ofrece un ecosistema en el que la conducción limpia se toma muy en serio
Ser un gran conductor no es un requisito para jugar cualquier categoría de iRacing, pero ser limpio sí. El juego cuenta con un sistema llamado 'safety rating' que nos obliga a conducir evitando incidentes como chocar con otros vehículos si queremos desbloquear licencias de conducción que nos permiten desbloquear contenido más avanzado. No pasa nada por tener algún accidente de vez en cuando, por que al fin y al cabo esto son carreras de coches, pero hay premio por evitarlos. Es algo que han tratado de imitar otros juegos, o que quizá ya estuviera inventado de antes, pero que ninguno ha hecho tan bien. Aquí las salidas de pista y los contactos se castigan sin compasión. Si son errores, se entienden que necesitas más tiempo en las categorías de aprendizaje. Si te chocas a propósito, puedes recibir una sanción temporal o permanente en función a cuantas veces reincidas en el mal comportamiento. Aquí no hay distinciones y hasta Max Verstappen puede ser castigado.
Una de las primeras cosas que aprendes en iRacing es a competir de forma limpia.
En este sentido, el dinero gastado en iRacing no es solo por acceder al que yo personalmente considero el mejor simulador de conducción que he probado, también por disfrutar de un sistema que se toma mucho más en serio la competición que cualquier otro. Además, tiene un buen equilibrio. Que se tome en serio la competición no implica que la única forma de divertirse sea quedar primero. El camino es mucho más divertido que la meta independientemente de cual sea nuestro objetivo. Soy el presidente del club de los conductores pésimos y os puedo asegurar que ser un mal piloto es divertido por esa sensación de mejora constante. Cuando empiezas todo es un desafío y resulta nuevo, superándote a tí mismo casi en cada vuelta. Los que llevan un tiempo siguen teniendo una sensación similar que acompañan de carreras más intensas. Claro, tened en cuenta que de esto segundo no puedo dar fé en primera persona.
Desde que empecé en iRacing he sentido que mi miedo no estaba justificado. Con todos los elementos inaccesibles el juego pone sobre la mesa todo lo que necesitas para hacer las cosas bien y cuenta con una de las comunidades más amables en las que he tenido el placer de participar. Todo el mundo está deseoso de ayudar a la gente a comenzar, habiendo un montón de series en YouTube que te ayudan a comenzar y te llevan de la mano hasta que puedes volar solo (particularmente recomendada esta de Stradi). En general, ha sido una de mis mejores experiencias jugando a videojuegos y un aprendizaje que también va mucho más allá del sector. Al final, cuando queremos hacer algo lo mejor es darse la oportunidad de fracasar. Lo que ganas cuando aciertas es mucho más de lo que pierdes al equivocarte.
En 3DJuegos | The Last of Us 2 no se mereció el odio desmedido que recibió en su día. Sigue siendo un juego único y avanzado a su tiempo.
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