El sistema competitivo de League of Legends quedó tocado por culpa de un cambio que tuvo lugar hace algo más de cinco años, pero los efectos tardaron en notarse. Los responsables de la parcela de esports de Riot Games tomaron la decisión de franquiciar las grandes ligas competitivas del videojuego en 2017. No debía ser algo necesariamente negativo, pera la endeble estructura que sostenía los esports ha comenzado a resquebrajarse y comienzan a mostrarse síntomas evidentes. "El salario medio es de 1.000 dólares al mes", explicaba un jugador de la NACL. La liga es, para establecer una comparación fácil, la segunda división de Norteamérica.
Dos meses jugando a League of Legends para pagar el alquiler
Con una hora de trabajo, los jugadores profesionales de League of Legends que participan en la North American Challengers League (NACL) apenas pueden comprarse un quilo de manzanas. Con lo que ganan en un par de meses, tendrán para pagar el alquiler de 30 días en un piso pequeño y alejado del centro de la ciudad. Esa es la triste realidad para todos los 'profesionales' que no forman parte de las estructuras de los diez grandes clubs de la región. Reviviendo el meme que tan viral se hizo en España, más les vale volver a estudiar porque de la petanca no se puede vivir.
La situación está motivada por una reciente decisión de Riot Games que se une al problema de la liga de franquicias. Hasta ahora, los clubs que habían recibido una plaza fija en la máxima competición norteamericana de League of Legends (LCS) estaban obligados a mantener a un equipo academia. Así, la segunda división quedaba formada por filiales que, aunque monopolizaban la competición, también ofrecían a los jugadores unas garantías salariales suficientes para desempeñar su trabajo de forma segura. Sin embargo, se ha anunciado que este requisito desaparecerá de cara al verano de 2023.
Los equipos de LCS ya no están obligados a contar con un equipo academia.
El objetivo de Riot Games era que los equipos importantes tuvieran "más flexibilidad operacional y económica". Sin embargo, por el camino han acabado con la única vía para descubrir el nuevo talento en la región. Aunque hay otros equipos de League of Legends en la segunda división del sistema norteamericano, estos no tienen capacidad para generar ingresos. El dinero está en la LCS, una liga cerrada a la que los equipos solo pueden acceder comprando una plaza. El resto de organizaciones no tienen incentivos para invertir más de lo estrictamente necesario y la cifra de espectadores no justifica un gasto operativo mayor a esos mencionados mil dólares por jugador y mes.
Las divisiones inferiores a la LCS sí siguen ahora un sistema abierto en el que los clubes pueden ascender y descender. Es decir, puedes ascender desde la tercera o cuarta categoría hasta la segunda división. Levitate fue uno de los primeros jugadores que se benefició de este cierto grado de apertura. Logró subir junto a su equipo a la segunda gran liga del continente. Fue una gran alegría por la satisfacción personal de cumplir el objetivo y por el poco tiempo que pensaron que era el pasaporte a una vida más desahogada. Lo cierto es que su equipo, formado por cinco amigos, se deshizo después de que los jugadores llegasen a la conclusión de que no había forma de ganar lo suficiente.
"Es difícil que los jugadores tengan un trabajo normal mientras están en la NACL. Estoy bastante seguro de que si no pueden dedicar el tiempo que necesita, no podrán hacerlo bien. En ese caso, no tiene ningún sentido competir (…) Si quieres jugar debes entrenar dura y comprometerte muchos días a la semana (…) Es muy difícil si tienes que pagar facturas (…) El sistema está roto". Levitate en una entrevista con Travis Gafford.
Los equipos de la segunda división de la LCS apenas tienen exposición antes, después o durante los partidos.
Una de las pocas soluciones viables que encontraba Levitate es viajar a Europa, donde contamos con un sistema de ligas nacionales que ofrece un contexto positivo a los jugadores de segundo nivel que se abren camino hacia la élite. Nuestro continente es, también, una zona mucho menos castigada por la gran crisis que está afectando al sector de los deportes electrónicos. "Estoy de acuerdo, el sistema europeo es mucho mejor que el norteamericano (…) Aun así, irte a otro continente no es algo que se pueda permitir todo el mundo. Es algo que además no está garantizado", explicaba.
El único movimiento de compensación anunciado hasta ahora por Riot Games es mudar la competición a los servidores de Los Ángeles a los de Chicago para hacerla más accesible en términos geográficos. En cualquier caso las cosas no mejoran demasiado. Un mes de sueldo sigue siendo insuficiente para pagar un apartamento de una habitación, que es lo mínimo que podría esperar quién podría ser la próxima superestrella del League of Legends competitivo en la región. Se espera que haya más medidas para paliar la situación en 2024. Sin embargo, llegan demasiado tarde.
Los esports y el deporte tradicional no están tan relacionados como parece, pero quizá Riot Games debería tomar nota de cómo se gestiona esta situación en Europa. Los clubes más grandes ejercen pagos de solidaridad a las federaciones, que las distribuyen entre los pequeños equipos, de modo que pueda asegurarse el mantenimiento de la pirámide. Este no es un ejercicio de buena voluntad. Los directivos de los clubs de futbol gigantescos saben que todavía necesitan a los equipos pequeños para que formen jugadores con los que luego puedan alzar al cielo los trofeos que ganan con su camiseta.
En 3DJuegos | El streamer multitarea que es capaz de hacer directo jugando a League of Legends mientras atiende un bazar de alimentación.
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