Análisis de Lost Odyssey

Análisis de Lost Odyssey
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Tras meses de espera por fin podemos disfrutar en España de lo nuevo de Mistwalker, el ansiado Lost Odyssey. El resultado es un gran juego de rol oriental que respeta de forma escrupulosa todas las normas del género, y que es superior en la mayoría de aspectos a su predecesor, Blue Dragon. Embárcate junto a Kaim Argonar en la más grande de las batallas. La de la inmortalidad.

Pocos juegos de rol de corte oriental son más esperados en este año 2008 que el presente Lost Odyssey. Con Final Fantasy XIII todavía muy lejos, la opción de Mistwalker de coronarse como uno de los mejores JRPG del año era una firme candidatura, sin embargo su juego, si bien tiene una calidad indiscutible, ha quedado algo lejos de lo que de él se esperaba.

A menudo frustrante por sus tiempos de carga y con una tasa de imágenes por segundo de lo más irregular, resulta una lástima ver como el conjunto se resiente por problemas tecnológicos que la cacareada potencia de las consolas Next-Gen deberían solventar sin problemas.

No obstante, en el resto de facetas Lost Odyssey depara exactamente lo que se esperaba de su lanzamiento. Una historia magnífica, personajes memorables, épicos enfrentamientos, una duración exagerada y un ritmo pausado que resultará placentero para los aficionados al género pero que exasperará a los más impacientes, los no habituales. En definitiva un juego que no es para todo el mundo, pero que deparará innumerables horas de diversión a quienes sepan abstraerse de los lastres técnicos que enturbian una, por lo demás, sensacional obra.

Mil Años de Sueños -El Héroe sin Pasado-
En Lost Odyssey seremos Kaim Argonar, un guerrero atenazado por la más temida de las maldiciones, la inmortalidad. Lejos de estar bendecido con la inmunidad a la muerte, para Kaim esto es un verdadero castigo pues ha visto morir a las personas importantes de su vida y ha luchado en centenares de campos de batalla durante mil años, en un viaje sin final que le condena a la constante perdida de los seres queridos y a la soledad para toda la eternidad.

Kaim se revela como un auténtico acierto como héroe, tanto en su planteamiento triste y cerrado como en su actitud para encajar con el juego. Las primeras horas de Lost Odyssey pueden transmitir una sensación equivocada sobre su protagonista, y será ciertamente complicado establecer lazos de empatía con él por su rigidez, sin embargo conforme avance la aventura iremos sintonizando con el en mayor medida, y descubriremos que su hierática pose y su aparente frialdad sólo es un escudo que en realidad esconde un corazón lleno de cicatrices y curtido en siglos y siglos de pérdidas y lágrimas.

Lost Odyssey es el esperadísimo juego de rol oriental que Mistwalker trae en exclusiva para Xbox 360. Sumérgete en la fascinante historia de Kaim Argonar, un inmortal condenado a sufrir la condenación de quien no puede morir.
Lost Odyssey es el esperadísimo juego de rol oriental que Mistwalker trae en exclusiva para Xbox 360. Sumérgete en la fascinante historia de Kaim Argonar, un inmortal condenado a sufrir la condenación de quien no puede morir.

El juego, como buen título perteneciente al género, cuenta con innumerables personajes con los que participar y relacionarnos y que, eventualmente, se unirán a nuestro grupo. Las acciones con terceros son más bien escasas en cuestiones de interacción, sin embargo los héroes que nos acompañan en la aventura están dotados de gran riqueza y son un elenco de secundarios verdaderamente memorable. Destacan la bella pirata Seth Balmore, la primera en hacer acto de presencia, la reina Ming, el juerguista y mujeriego Jansen o los irritantes Cooke y Mack –demostración empírica de que a Mistwalker no se le da tan bien retratar niños como adultos-.

De hecho es gracias a la riqueza de estos caracteres que la historia sale a flote. Es la profundidad de éstos y el ansia de describir su complejidad del guión de Hironobu Sakaguchi lo que salva al argumento de naufragar irremisiblemente en un mar de clichés, giros previsibles y malvados poco carismáticos.

Cuanto más penetramos en los adentros de Kaim, y en sus traumáticos recuerdos, más nos cautiva el juego y menos nos importa el arco argumental principal para pasar a querer saber más sobre el pasado de su protagonista. El contexto del mundo de fantasía que los rodea, y que vive una descontrolada revolución industrial propiciada por la magia es un interesante contrapunto a las historias; y su caótico anacronismo de edades y tecnologías es tan apasionante en su trasfondo como discutible en términos de diseño.

Mil Años de Guerra –Los Combates-
Lost Odyssey es ciertamente tradicional en todos sus aspectos y, pese a lo bien llevado a cabo que está, da la sensación de que es algo a lo que hemos jugado ya en decenas de ocasiones. Probablemente el aspecto más clásico tenga que ver con el combate que adopta, lógicamente, el habitual formato de los turnos. Cada una de las luchas comienza, lamentablemente, con un tiempo de carga lo cual puede llegar a ser exasperante por lo dilatado de algunos de ellos.

Cada uno de los turnos, por supuesto, está salpicado por las frases lapidarias de los protagonistas que acabaremos recitando poco menos que de memoria, tanto por su repetición como por su carácter innecesario. Por lo demás a los que conozcan a fondo el género o hayan experimentado con el notable Blue Dragon ya estarán profundamente familiarizados con el estilo, e incluso los interfaces del juego, que no presentan ningún cambio con respecto a los de Final Fantasy. Lo cierto es que este género deja poco lugar a la innovación por lo rígido de sus patrones, pero Lost Odyssey aporta algunas ideas que no por escasas dejan de ser reseñables y, por ende, interesantes.

Si nosotros atacamos comenzamos turno, y si nos vemos soprendidos lo hará el rival, y ordenadamente iremos escogiendo las acciones de todos y cada uno de los personajes de nuestro grupo. Así elegiremos entre movimientos de ataque y defensa, uso de conjuros, empleo de objetos o activación de habilidades especiales. Cada una de estas opciones llevará un turno, así que la esencia en esta clase de juegos es la de escoger cuidadosamente pues la táctica y el conocimiento de virtudes y flaquezas de nuestros héroes es lo que desequilibra los combates.

Lost Odyssey es un JRPG puro y duro. Con un ritmo lento, combates por turnos y empleo masivo de magia y disciplinas especiales el título de Nobuo Uematsu cumple a rajatabla todos los patrones del género.
Lost Odyssey es un JRPG puro y duro. Con un ritmo lento, combates por turnos y empleo masivo de magia y disciplinas especiales el título de Nobuo Uematsu cumple a rajatabla todos los patrones del género.

Lost Odyssey, como se puede comprobar, es muy previsible en este sentido, pero aporta un giro muy interesante que le aporta a la lucha un componente de tiempo real interesante y variable; se trata del uso de los anillos, heredero de alguna manera de ciertos estándares del género. Cada uno de los personajes puede emplear un anillo que nos aportará una serie de ventajas para potenciar nuestras habilidades. Estos anillos se crean combinando una serie de componentes, y conforme avance la aventura iremos descubriendo fórmulas y combinaciones para elaborarlos.

Su uso es sencillo y básicamente lo que hace es aumentar el daño que provocamos cuando atacamos. Cuando uno de nuestros personajes se enfrenta a un enemigo una especie de aureola le rodeará, y deberemos tratar de encajar la mirilla de apuntado de nuestro anillo sobre ésta. Esto descrito con palabras suena algo complicado –de hecho la frase que describe su funcionamiento en el tutorial es poco menos que demencial-, pero el funcionamiento es mucho más simple de lo que aparenta, y todo el proceso se lleva a cabo con el gatillo derecho de una forma rápida e intuitiva.

Mil Años de Astucia -El Mágico Tablero de Ajedrez-
Por otra parte el posicionamiento en el campo de batalla ya era tremendamente relevante en Blue Dragon, pero en Lost Oyssey ha recibido un tratamiento todavía más profundo.

Los miembros del equipo que hemos dispuesto en la parte delantera del equipo actuarán como “pantalla defensiva”, reduciendo el daño que el resto del equipo de la retaguardia pueda recibir. Este aspecto será muy relevante pues nos permitirá, como es lógico, situar en la parte posterior a los poderosos hechiceros que son vulnerables a ciertos ataques, dejando la vanguardia para los fuertes guerreros. Estas maniobras también serán llevadas a cabo por los enemigos, con lo cual el reto es doble. El peso de esta parte es tan relevante que incluso contamos con un marcador extra en la parte superior derecha que se asegurará de reflejarnos en términos numéricos la efectividad de dicha “barrera humana”.

El equilibrio de mortales e inmortales y la mutua necesidad de ambos para salir con éxito de las batallas es uno de los más grandes aciertos de Lost Odyssey. Mientras que los “eternos” no pueden morir, necesitan de sus compañeros vulnerables para poder aprender y formular los más espectaculares hechizos.
El equilibrio de mortales e inmortales y la mutua necesidad de ambos para salir con éxito de las batallas es uno de los más grandes aciertos de Lost Odyssey. Mientras que los “eternos” no pueden morir, necesitan de sus compañeros vulnerables para poder aprender y formular los más espectaculares hechizos.

Las armas, por su parte, están sorprendentemente poco tratadas y su peso en el combate acaba siendo muy reducido; la magia, no obstante, acaba siendo el elemento desequilibrante de las luchas. Estos hechizos se basan en los cuatro elementos: agua, fuego, tierra y viento, y el conocer las debilidades de los enemigos nos ayudará a escoger de entre estos para maximizar el daño, en un sistema similar al del piedra papel o tijera, que hace que cada elemento sea fuerte contra uno y débil contra otro. De este modo si nos enfrentamos a un rival que fundamente su fuerza en el elemento “fuego”, maximizaremos el daño si usamos contra él un hechizo de “agua”, por ejemplo.

Los personajes inmortales de nuestro equipo -aparte de Kaim, el protagonista, también lo son Seth o Ming entre otros-, no tienen demasiadas habilidades o capacidades mágicas de inicio, sin embargo conforme avance la aventura iremos aprendiendo mucho de los compañeros mortales aliados luchando juntos.

Los hechizos se adquieren en las tiendas, se encuentran por el camino o se aprenden combatiendo, y se administran en el libro de hechizos donde podemos escoger siempre los que queremos usar. Como también es costumbre en el género un hechizo potente necesitará de más tiempo para ser formulado, mientras que los más ligeros serán de uso instantáneo.

Mil Años de Recuerdos –El Héroe Atormentado-
Según vamos avanzando en la aventura vamos accediendo al desbloqueo progresivo de las memorias de nuestro héroe Kaim. El protagonista no es capaz de recordar su pasado y esta será uno de los retos más duros a los que se tenga que enfrentar.

Como resultaba completamente imposible abarcar estos aspectos de guión en una vertiente jugable, desde Mistwalker se ha optado por introducir una arriesgada apuesta por la lectura, pues estas partes del pasado de nuestro protagonista se nos narrarán en largos textos de forma episódica como si fuera una novela por entregas. Esto, que puede enervar a muchos por la ruptura radical del ritmo del juego, supone que pasaremos muchísimas horas del juego leyendo fragmentos de recuerdos. Estas partes son totalmente prescindibles y la historia principal conserva intactos sus valores aun cuando no los hayamos leído, no obstante es altamente recomendable proceder a la lectura de estos “Mil Años de Sueños” pues están realmente bien escritos, son conmovedores y emotivos, y además están ejecutados en términos de diseño con un buen gusto exquisito.

Esta “ruptura” de ritmo es muy agradecida pues, como decimos, es voluntaria y también porque está tan bien introducida y resulta tan interesante que en ocasiones supone casi un alivio ante determinadas repeticiones inevitables en un juego de estas características.

Hay otras intromisiones que, sin embargo, no serán tan bienvenidas. Especialmente inoportunos resultan a menudo los minijuegos que salpican esporádicamente el desarrollo de Lost Odyssey. No es que supongan un handicap especialmente negativo, pero lo que si que es cierto es que son probablemente los aspectos en los que más flojea el título.

Puntos de vida, puntos de maná, fuerza, ataque mágico, vitalidad, defensa mágica, puntería… Son sólo un puñado de los parámetros que deberemos tener en cuenta en cada turno y con cada personaje para llevar a cabo unos combates efectivos. La táctica es lo más importante en un título de estas características.
Puntos de vida, puntos de maná, fuerza, ataque mágico, vitalidad, defensa mágica, puntería… Son sólo un puñado de los parámetros que deberemos tener en cuenta en cada turno y con cada personaje para llevar a cabo unos combates efectivos. La táctica es lo más importante en un título de estas características.

Otras secciones, por su parte, tienen una medida de la dificultad totalmente mal calibrada, y por si fuera poco, el juego en ocasiones tiene un sentido muy cáustico de donde deben ir los checkpoints, obligándonos en determinadas circunstancias a “tragarnos” las mismas líneas y líneas de diálogos por tener que repetir una parte concreta que por alguna razón nos resulta dificultosa.

Es Lost Odyssey, por lo tanto, un juego que necesita paciencia y tiempo. No sólo tiempo por su desmesurada duración, como es bien sabido el juego viene empacado en cuatro discos, sino porque lo espaciado de los puntos de salvado nos obligan a estar, como mínimo, cerca de una hora avanzando para llegar hasta ellos y no perder nuestros progresos, con lo cual sentarse a jugarlo durante menos tiempo es muy poco recomendable.

Mil Años de belleza –Gráficos y Tecnología-
A estas alturas ni el fan-boy más recalcitrante de PlayStation 3 sería capaz de refutar las innegables cualidades artísticas de un título tan brillante como Lost Odyssey. Los escenarios son ciertamente una verdadera preciosidad; es cierto que el juego cuenta en partes concretas con las genéricas e inevitables zonas de mazmorras, muy aburridas en términos visuales, pero como contraposición el resto de escenarios –Ciudades, entornos naturales, ubicaciones futuristas…-, están cuidadísimos y son sensacionales ejemplos de lo que se puede hacer con imaginación y un contexto fantástico.

El efecto de desenfoque que resultaba algo torpe en Blue Dragon está implementado con mayor maestría en Lost Odyssey, donde se revela todo un acierto estilístico que enriquece de sobremanera los ya de por si bellos parajes.

El aspecto de los personajes, tanto amigos como enemigos, es también sobresaliente. Puede que el más sobrio en su representación sea el propio protagonista, Kaim, pero hay inolvidables diseños y demostraciones gráficas entre los héroes, como por ejemplo la bella Seth Balmore o el efectivo Jansen. Coloristas, bien modelados y con unas texturas muy ricas para sus rostros y ropajes. Las criaturas a las que nos enfrentaremos nos sorprenderán con efectivos diseños, no demasiado arriesgados, pero si curiosos y cumplidores.

Las animaciones están por lo general también muy cuidadas en los espectaculares combates, aunque algunos movimientos más corrientes, como por ejemplo puede ser el sprint del propio Kaim en las partes no belicosas, resultan incomprensiblemente robóticos.

Lost Odyssey emplea como motor visual el hipertrofiado Unreal Engine 3.0, con excelentes resultados en lo gráfico, pero con discutible rendimiento en lo puramente tecnológico. Las irregularidades en la tasa de imágenes por segundo serán una constante a lo largo del juego, y no echan a perder el aspecto del juego pero hacen que el conjunto se resienta de una forma exagerada.

Lost Odyssey requiere de paciencia para disfrutarlo plenamente. Por ejemplo, sólo se puede acceder a los recuerdos de nuestro atormentado héroe leyéndolos, pero la inusitada calidad de los textos y el excepcional tratamiento que éstos reciben en pantalla lo convierten en una experiencia poco menos que gloriosa.
Lost Odyssey requiere de paciencia para disfrutarlo plenamente. Por ejemplo, sólo se puede acceder a los recuerdos de nuestro atormentado héroe leyéndolos, pero la inusitada calidad de los textos y el excepcional tratamiento que éstos reciben en pantalla lo convierten en una experiencia poco menos que gloriosa.

Otro punto en contra, y casi más importante, es el de los tiempos de carga. Todo, absolutamente todo, lo que hagamos en Lost Odyssey está precedido y coronado por un tiempo de carga. En los comienzos serán de unos segundos, pero conforme avance la aventura irán “in crescendo”, y algunos combates del último disco tienen como aperitivo unas pantallas de carga cuya duración y frecuencia roza lo insoportable.

Otros problemas menores son los frecuentes jaggies, producidos por el escaso tratamiento de los dientes de sierra, y los exagerados defectos de sincronía vertical que acusan los escenarios más barrocos.

En lo sonoro Nobuo Uematsu firma la banda sonora y realiza unas composiciones fenomenales y memorables, que si bien no alcanza en inspiración a los trabajos anteriores del artista –cotas de calidad que probablemente le perseguirán durante toda su carrera- nos dejan partituras realmente memorables. Mención especial merecen las canciones que acompañan los fragmentos de “Mil Años de Sueños”; preciosas, melancólicas y que encajan como un guante con el ambiente que se pretende lograr.

En el trabajo de doblaje el juego, como ya anunciamos en su momento, llega a nuestro país con la única traducción de sus textos. Podemos optar entre varios idiomas para el audio, siendo especialmente recomendables el japonés y el inglés, en este orden, por su excepcional calidad.

Mil Años de Oscuridad –Tratando de Vencer al Tiempo-
Lost Odyssey puede que no haya vencido al hype. Encumbrado por la calidad del estudio que lo desarrolla, Mistwalker auténtico “dream team” del desarrollo de JRPG, y por sus maravillosas propuestas y dirección artística, puede que estuviera destinado a ser un título verdaderamente épico que se recordara durante décadas como sin duda lo harán otros inolvidables representantes del género. Pero pese a no conseguirlo queda como un juego notable, que roza el sobresaliente, pero al que sus escasas novedades jugables, algunas discutibles decisiones de contenido, y su pésimo rendimiento le hacen distar de ser la obra maestra que parecía destinado a ser.

El juego cuenta con un tono, una profundidad y unos encomiables valores de producción que son unas virtudes totalmente innegables y que le proporcionan una escala verdaderamente épica, pero le falta ese “puntito”, ese matiz que diferencia a los buenos juegos de los grandes juegos.

Probablemente Lost Odyssey no venza a la cruel criba del tiempo, y quede olvidado dentro de unos años por su condición tan genérica y poco arriesgada. Sin embargo la belleza de sus historias secundarias, el innegable carisma del protagonista y la sensación de que en todo momento se nos está tratando como a seres adultos lo convierte en un imprescindible para cualquier aficionado al rol oriental que se precie de serlo.

Excelente

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Lost Odyssey

Por: El equipo de 3DJuegos
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Lost Odyssey no es un juego para todos los públicos. Como dignísimo representante del JRPG más puro provocará en el aficionado la división de opiniones amor-odio, que su lento ritmo, abundancia de textos y peculiar dirección artística parecen condenados a generar. Sin embargo a quien no le abrumen los videojuegos que requieren de paciencia, y disponga de tiempo para dedicar decenas de horas a un juego de gran calibre no se verá decepcionado por Kaim Argonar y su terrible y eterna condenación.

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Jugadores: 1
Idioma: Textos en castellano, voces en inglés y manual en castellano
Duración:
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