Su salvaje violencia no ha pasado desapercibida.
Si hay un cambio que llama la atención en Rising, el nuevo Metal Gear Solid, a parte de la ausencia de sigilo es el de lo potenciado de un componente violento que nunca antes en la saga se había mostrado de una forma tan encarnizada.
Kojima ya ha tenido problemas con los organismos de calificación por edades de Japón, que le obligaron a cortar una escena de Metal Gear Solid: Peace Walker, pero en esta ocasión Rising podría llevarlos un paso más allá, puesto que en el país del sol naciente los desmembramientos son considerados un tabú muy serio. Hasta tal punto es así que títulos como Resident Evil 4 y 5, Gears of War o Dead Rising aparecieron en oriente sin ninguna escena en la que aparecieran amputaciones de partes del cuerpo.
Hideo Kojima, su creador, ya opinó en su momento al respecto de la polémica que podía causar su cambio de rumbo en el planteamiento de temas adultos en futuros proyectos, aunque no refiriéndose a Metal Gear Solid: Rising en concreto. "Mi próximo proyecto desafiará algún tipo de tabú", declaró meses antes del E3. "Si meto la pata probablemente tenga que dejar la industria. De todas formas no quiero morir sin hacer algo así. Cumpliré 47 años este año y llevo en la industria 24. A día de hoy tengo un aliado que me apoyaría gustoso en ese riesgo. Aunque sólo es una persona, es un buen comienzo".