Tras convertirse en uno de los juegos más populares de la historia, Minecraft se aventura a conquistar otros géneros, en esta ocasión el de la acción RPG en perspectiva cenital, al estilo Diablo. Pero no te confundas, aunque tenga una visión más fantasiosa y oscura de su universo, Minecraft: Dungeons sabe sorprendernos siguiendo normas diferentes.
Es un poco paradójico, pero a muchos nos chocaba que Minecraft, un juego que literalmente va de hacer realidad cualquier cosa que se te ocurra, pueda adaptarse a un género como el de la acción RPG. Pero Minecraft: Dungeons lo ha logrado, y lo que es mejor y más importante, lo ha hecho sin limitarse a copiar lo que hacen otros. Ciertamente, a simple vista este juego puede parecer una 'skin' de Diablo con los típicos esqueletos, cerdos, arañas, aldeanos y creepers del universo cúbico de Mojang; pero a medida que pasan las horas uno se da cuenta de que la jugabilidad sigue sus propias normas.
Si has seguido la actualidad del programa a través de 3DJuegos, puede que recuerdes que el mes pasado compartí unas impresiones de la beta de Minecraft Dungeons donde, a grandes rasgos, me preocupaba la posibilidad de que la versión final fuera un Diablo descafeinado sin magia oscura ni estadísticas. De hecho, empeñado en hacer alguna comparativa con otro juego para conducir mejor vuestras expectativas, mencioné The Legend of Zelda: Four Swords. Pues bien, tras completar el juego me ha quedado muy claro que Mojang no se ha decantado ni por la profundidad del rol ni por la intensidad de la acción. En lugar de eso, ha apostado de lleno por la diversión.
La virtud está en el término medio, decía Aristóteles, algo que aquí se puede ver con una claridad total y absoluta. En Minecraft: Dungeons vas a pasar bastante tiempo escudriñando el inventario y leyendo qué hace cada arma, armadura y artefacto que suelten los enemigos al morir; pero a la hora de enfrentarse a un jefe, ninguna estadística te va a hacer invencible, y ahí tocará jugar con cabeza aprovechando las particularidades del mapa y de cada pieza de equipamiento. Para cuando des caza al archimaldeano, el villano que está sembrando el caos en el mundo, es muy probable que hayas creado inconscientemente decenas de divertidas "especializaciones" de personaje guiándote, principalmente, por la imaginación. Es una negociación sólida, propia, y para qué engañarnos, se siente genial.
Salta a la acción y aprende sobre la marcha
Minecraft nunca se ha tomado demasiado en serio a sí mismo, es parte de su ADN. A fin de cuentas, el humor es una manera fabulosa de abrirse a todos los públicos. Pero también ha demostrado que, cuando quiere, puede ser también un gran juego de fantasía con caballeros embutidos en armaduras de obsidiana que luchan contra el Dragón del Fin. Minecraft: Dungeons tira de ese mismo hilo para acomodarse al género del rol, y desde el principio dibuja una historia algo más oscura de lo que tal vez te podrías imaginar de primera mano, con una guerra de por medio, rehenes y campos arrasados. No te equivoques: el final es muy caricaturesco y la historia no podría tener menos importancia, pero el tono es el que es. Aquí, más que un superviviente, te toca ser un verdadero héroe.
Desde un punto de vista narrativo, la campaña hace lo que puede para dar más o menos sentido a una sucesión de mapeados perfectamente diferenciados entre sí artística y mecánicamente. Cada uno tiene su propia fantasía: hay un siniestro bosque encantado, un desierto con ruinas aztecas llenas de trampas, unas minas donde los aldeanos esclavizados trabajan sin descanso y por supuesto, un descomunal castillo custodiado por los mejores guardias del reino. Una narradora te pone siempre en situación sobre lo que se cuece en cada mapa al entrar y al salir, aunque la idea general para todos es la misma: lo importante no es la narrativa, sino la mecánica y la inmersión. Y a ese nivel sí que se da la talla.
Los niveles obedecen a temáticas muy específicas, sí, pero a menudo están divididos en diferentes biomas. Por ejemplo, el castillo del que hablaba más arriba tiene una suerte de campo de batalla exterior y hermosos pasillos regios con geniales efectos de luz que se filtra a través de las vidrieras en el interior, y así con todo. Ten en cuenta, eso sí, que para lograr ese nivel ha hecho falta sacrificar la generación procedural de territorios, que supone todo un jarro de agua fría para los que estén acostumbrados a ese tipo de ambientes. Sea como fuere, lo cierto es que cada nivel se esfuerza también por poner sobre la mesa algo nuevo y divertido que refresque la jugabilidad. Algunos escenarios lo hacen mejor que otros, pero todos tienen algo.
Siguiendo los ejemplos de arriba, las ruinas tienen baldosas que, al ser pisadas, activan cuchillas o paredes que se cierran; las minas tienen 'mobs' únicos, inmóviles e inofensivos, pero que invocan tropas adicionales cada pocos segundos si no se les detiene; y en los exteriores del castillo hay plataformas de salto. Es una interesante manera de paliar el hecho de que no hay más eventos que los que ya están predeterminados, y que la mayoría de objetivos de misión se reducen a acercarse a tal número de NPC u objetos e interactuar con ellos. Todo está muy bien medido y divierte, pero tal vez se podría haber aprovechado un poquito mejor. El otro problema que encuentro a estas misiones es que, a pesar de que todas esconden algún tipo de secreto, la mayoría de las veces no sirve de nada desviarse del objetivo principal para explorar. En ocasiones muy contadas hay una mazmorra oculta, pero es un problema que se extiende a otros aspectos que figuran más abajo.
Un par de comentarios extra antes de pasar al siguiente punto: la campaña puede durarte fácilmente unas 10 horas dependiendo de tus habilidades y lo que tardes en recoger botín, pero a medida que subes de nivel desbloqueas nuevas dificultades que escalan la intensidad y potencia de los enemigos para cada misión. Además, completar la campaña desbloquea la configuración Aventurero I —esencialmente, el primero de los Tormentos de Diablo 3— y si derrotas al jefe final en esta, obtienes el modo Apocalipsis. Cada configuración da acceso a recompensas mejores (únicas, de hecho) si eres capaz de derrotar a sus élites, así que siempre hay interés por seguir jugando. El otro punto que quería recalcar es que el mapamundi hace un trabajo maravilloso reflejando con precisión qué recompensas te pueden tocar en cada misión, qué potencia tendrán al caer, y cuáles han pasado anteriormente por tu inventario. Es muy importante por lo que vas a ver a continuación.
Minecraft: Dungeons no tiene clases de personaje. Es un aspecto en el que sus responsables han insistido en varias ocasiones durante el desarrollo del programa, y creo que no le había dado la importancia que merece hasta tener el juego en mis manos. Puedes y debes especializar a tu héroe, pero eso se hace únicamente a través de los objetos que lleva equipados. Cada uno tiene su propia personalidad y efectos, y una serie de características semialeatorias que lo respaldan. Por ejemplo, una armadura de ninja siempre te va a dar un 25% de velocidad de ataque, por lo que puedes complementarla con unas dagas que lleven un encantamiento (mod) de probabilidad de propinar un tajo extra cada vez que atacas; e incluso con un artefacto que aumenta la velocidad de movimiento y de ataque. Haz cuentas: te acabo de mencionar solo tres piezas de equipamiento, pero ya tienes una clase que se ve y actúa como un ninja que ataca rapidísimo.
Especializar un personaje es literalmente así de simple. Sí, es posible que tengas que acudir al herrero varias veces hasta que te toquen unas dagas con el encantamiento que quieres, y tal vez tu armadura ninja de poder más alto —y por consiguiente, con mejor bonificación de salud— tenga una rareza inferior y menos ranuras de encantamientos que otra de nivel más bajo; pero a nivel funcional, todas cumplen y son divertidas de jugar. Lo mejor es que el juego es relativamente generoso con el botín, y los 'drops' más afortunados suelen dar muchas opciones de personalización interesantes. Por ejemplo, en la recta final de la campaña me tocó una ballesta que dispara como una ametralladora, aumentando la cadencia poco a poco. Tenía dos ranuras de encantamiento, con tres opciones para elegir en cada ranura. Tras tomar mis decisiones, mi suerte de ballesta automática tiene un 48% de posibilidades de no gastar munición al disparar, y genera munición a medida que me disparan a mí.
No todo el botín cae bendecido de esa forma, claro, pero es muy satisfactorio cuando lo hace. En la hoja de personaje solo encontrarás tres espacios de equipamiento principal (armadura, arma cuerpo a cuerpo y arma a distancia) por tres espacios para artefactos, y ninguno de estos elementos presenta más estadísticas de las que puedas recordar. Como cada pieza de equipamiento se comporta de forma predecible (por ejemplo, todas las armaduras de escamas favorecen el combate cuerpo a cuerpo) es muy fácil montar algo parecido en una clase al vuelo, sobre la marcha. Cada arma y armadura tiene tal vez uno, dos o tres afijos, todos muy simples; y se puede especializar con hasta tres encantamientos y cada uno con hasta tres posibles opciones. Lo mejor de todo es que cada pieza se siente divertida de forma individual, como la ballesta automática de la que hablaba arriba.
Minecraft Dungeons tiene algunos problemas a la hora de recompensar la exploración
El juego te da muchas facilidades para hacer cosas así. Un arco de caza complementa bien con la armadura de minero porque el primero hace que las mascotas ataquen a los oponentes que disparas y el segundo hace que siempre te acompañe un murciélago. Hay estadísticas de por medio, sí, pero el uso funcional y mecánico prima sobre todo lo demás. Si tienes mala suerte y no te tocan buenos encantamientos para tus armas, no hay problema: en el asentamiento que hace las veces de base de operaciones hay dos mercaderes que te venden objetos aleatorios (uno, artefactos; el otro, armas y armaduras) siempre y cuando ya los hayas desbloqueado. Está lejos, muy lejos, de las comodidades que ofrecen la encantadora o el cubo de Kanai de Diablo 3, y es uno de los puntos donde francamente se siente que Minecraft: Dungeons no está a la altura de sus competidores más complejos. Pero nuevamente, estás ante un juego que sigue su propio camino para lo bueno y para lo malo.
Esta falta de comodidades y características no sería problemática de no ser porque el juego también tiene algunos problemas a la hora de recompensar la exploración. Al margen de las pocas submazmorras opcionales que hay en algunas misiones, a menudo desviarse solo sirve para encontrar más enemigos a los que derrotar, algo decepcionante. Y también ocurre que a menudo, los jefes y enemigos de élite no aportan más recompensas que unas cuantas esmeraldas. Nada que objetar al respecto en los primeros compases de la aventura, pero cuando llegas al castillo de obsidiana y te encuentras nada menos que tres gólems de Redstone seguidos y ninguno te suelta nada al morir, uno comienza a desesperarse. La dificultad Apocalipsis promete mucha más generosidad, pero pasarán horas y horas hasta que puedas hacerle frente.
Al margen de esto, el juego llega traducido al castellano en textos y con (pocas) voces en inglés a bastante buen nivel. Estas se complementan con música meramente ambiental y muchos efectos de sonido rescatados directamente del Minecraft original, respetando el encanto de cada personaje en todos los sentidos y mejorando sus animaciones. La versión de PC, por su parte, admite multijugador a pantalla partida al igual que la de consola; aunque no hay emparejamiento en línea —toca invitar amigos para usar el cooperativo drop-in/drop-out. Sea como fuere, se siente estable, tiene una pequeña variedad de opciones de personalización y no hay tope de FPS.
Minecraft: Dungeons no puede medirse cara a cara con otros juegos más profundos del género, pero tampoco tiene por qué hacerlo. Se siente divertido y ágil por sí mismo, y de todos modos quienes quieran dedicarle horas y horas podrán encontrar equipamiento más interesante a medida que mejoran sus héroes y aumentan la dificultad. Al margen de las horas que te dure, encontrarás un universo fiel al legendario Minecraft original con una ambientación de fantasía muy bien lograda y con misiones muy interesantes.
Comprar Minecraft: Dungeons- Es un juego muy divertido y enérgico que combina el rol y la acción perfectamente.
- Especializar al héroe es muy fácil y rápido, y los resultados convencen al instante.
- La mayoría de combates de jefe son desafiantes y tienen diseños interesantes.
- Todos los enemigos tienen comportamientos únicos y que se aprovechan muy bien.
- La sensación de ser un RPG fresco y capaz de reinventarse cuando lo necesita.
- Explorar el mapa y matar jefes opcionales no recompensa al jugador como debería.
- Se siente algo en pañales, echamos en falta mejores mercaderes y características.
- El soporte para mods o el juego cruzado están aún en la lista de tareas pendientes.
- La falta de aleatoriedad y profundidad frente a otros juegos del mismo género.
- Hay multijugador local y por internet, pero este último no tiene emparejamiento.
