Reconozco que enloquecí tras ver el nuevo trailer de historia del DLC de Elden Ring. Ver esa guerra entre Messmer, Marika y Miquella de fondo, el fuego, la sangre y entender la importancia que tendrán los Sacrodermos y la Reina del Ojo Velado me maravilló. El problema es que falta todo un mes para disfrutar de Shadow of the Erdtree, y hay que matar el mono con algo, pero, con qué. Así, esta semana cayó en mis manos un nuevo souls-like, Morbid: The Lords of Ire.
Nada más instalarlo en Steam pensé: oh, aquí está mi metadona. Y así fue. Eso sí, al principio sentí una frustración y una decepción enorme. Os preguntaréis por qué. Este The Lords of Ire es una continuación de The Seven Acolytes. Yo amo los souls-like en 2D con mucho rollo a lo Zelda clásico de 8 bits, y The Seven Acolytes era eso. Su píxel tenía muchísima personalidad, su lore era genial y sus combates tenían el equilibrio justo entre ser desafiantes pero llevaderos. Además, tenía más Lovecraft que azúcar hay en el Cola-Cao, y eso siempre es bueno.
Morbid: The Lords of the Ire no es perfecto, pero no entra mal
Pues esta secuela no continúa con su estela. Es un cambio radical, tanto que pasa del 2D al 3D, su temática lovecraftiana se difumina para convertirse en un SoulsLike bastante genérico... Así que imaginaos mi chasco inicial. Creo que los mejores bastardos de Hidetaka Miyazaki son en 2D, pero eso ya es cosa mía.
Es un juego muy centrado en el parry, y la ventana de oportunidad es generosa y está bien diseñada
Superada esta decepción, me puse al tema. The Seven Acolytes tiene varios puntos fuertes. Es un juego muy centrado en el parry, y la ventana de oportunidad es generosa y está bien diseñada. Cuenta con algunos escenarios muy chulos y tiene un HUB que recuerda muchísimo al de Demon's Souls, por como funciona, y a la capilla Oedon de Bloodborne por su tono. A medida que superamos zonas, viajamos a este espacio central, aparecen nuevos visitantes que desarrollan el lore del juego, nos dan nuevas conversaciones y nuevas funcionalidades. Todo es tétrico, abominable y también tiene ese puntito religioso satánico que sabe ser la sal de cualquier plato.
Gracias por no tener que recoger mis almas al morir
The Seven Acolytes también destaca por cómo emplea elementos climáticos como la nieve o la luz para diseñar sus mundos, y por atreverse a proponer un sistema propio de subida de niveles. Aquí, si te matan, no tienes que regresar a por tus almas caídas. A medida que vas rellenando una barra, consigues puntos de habilidad, como en Rise of the Ronin, y esos te los quedas para siempre.
Más tarde, puedes usarlos para desbloquear espacios de talentos y subir esas de nivel. Es bastante más sencillo que en un Souls, y se agradece. Porque esa es la clave de Morbid: The Lords of Ire, su sencillez. Es un título directo y te lo puedes ventilar en unas doce horas. Es difícil, pero nunca se vuelve imposible. De hecho, a poco que le busques las costuras, descubrirás que es fácil tomar la espalda de los enemigos, recurrir al sigilo para matar de un solo golpe y emplear el bloqueo con deflect para que nadie te tosa. Y el juego es muy honesto con esta sencillez. No vale ni 30 euros en Steam.
Eso sí, no es un juego perfecto. Es más, a veces resulta desesperante. Tiene una idea que me ha parecido lo peor que le puedes meter a un Souls. Como ocurre en un Devil May Cry, el juego abusa mucho de hacer que aparezcan de la nada paredes invisibles para forzarte a acabar con una serie de enemigos. Lo terrible es que los enemigos se repiten mucho. No os exagero si os digo que el juego me hizo esto primero con un enemigo de un mismo tipo, luego con dos, luego con tres, ¡y luego con cuatro! ¡Y todos del mismo tipo!
Tiene algunas ideas de diseño que son para matarlo
La inteligencia artificial de los monstruos deja mucho que desear, y los niveles combinan algunos diseños muy inspirados con otros mucho peores. En ocasiones hay que dar más vueltas de las necesarias, y te apetecerá bastante recorrer el escenario a todo meter en lugar de pararte a matarlos poco a poco. Además, como el sistema de subida de niveles es tan sencillo, eso provoca que no sea tan satisfactorio ir en busca de todos los objetos del escenario.
En lo positivo, el juego es muy gore, y aunque sea algo humilde en lo técnico, se las apaña para concederte momentos preciosos. Le tiene muy bien cogida la mano a eso de ser espectacular cuando aciertas un parry o cuando asesinas a alguien violentamente. En lo personal, he de decir que su modestia visual me ha transportado el verdadero Souls, a Blade: The Edge of Darkness.
Por todos estos motivos, y aunque tiene sus fallitos, aunque a veces se haga repetitivo, tenga algún que otro bug y no sea a manzana más fresca del barril, Morbid: The Lords of Ire es bien majo. No pasará a la historia de los SoulsLike, no lo puedo recomendar con los ojos cerrados a todo el mundo, pero sí sabe ser esa metadona que tú y yo, que somos adictos a esto, necesitamos ahora. Hasta que Messmer nos haga arder a todos y Miquella se suma en el sueño de Santa Trina.
Ni es el mejor souls-like, ni el más original ni el más perfecto, pero Morbid: The Lords of Ire es gore, salvaje, tiene enemigos gordos, armas gigantes y sabe ser humilde y solvente. Es directo, sin rodeos y cómodo de jugar. Te olvidarás de él en junio, pero es un compañero que sabrá hacerse querer hasta entonces.
- Es un SoulsLike mucho más basado en el combate que otros. No hay tanta exploración ni rol
- Tiene una jugabilidad muy basada en el parry, pero sin ser tan exigente como Lies of P
- Sobre todo, tiene destellos de Bloodborne. Ahí está su visceralidad y gore
- Es algo limitado en cuanto a su subida de niveles
- Están mucho mejor diseñados sus últimos niveles que los primeros
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