Overlord también reserva su particular ración de maldad y humor negro en Nintendo DS con un título que apuesta por otros caminos respecto a lo visto en las consolas de sobremesa. La fórmula es tan clásica como sencilla: hacer uso de las habilidades de cada esbirro para resolver la infinidad de puzzles dispersos por el escenario.
El carismático humor negro de la serie Overlord también tiene su particular versión para la portátil de Nintendo con un título que nada tiene que ver con los juegos aparecidos en consolas de sobremesa. Codemasters ha ideado para su “malvado” juego una nueva fórmula para sacar mayor provecho a Nintendo DS tanto técnica como funcionalmente, que se apoya en un control pensado para el lápiz táctil.
Si bien los juegos aparecidos en sobremesa siguen enfatizando ese humor negro bajo un argumento que parodia otros registros, aquí en Nintendo DS se ha empleado un conjunto más cercano al público mayoritario de la consola, ofreciendo un juego para todos los públicos y en especial para los más jóvenes, tanto por su sencillez como por su exposición.
Cuatro héroes y un destino
Los esbirros del Overlord, tal como dicta el título, son los verdaderos protagonistas del cartucho, dejando que el señor oscuro guíe sus pasos de forma espiritual. Tampoco estaremos por lo tanto en un juego en acción en tercera persona, si no en una mezcla de juego de aventura y estrategia que nos trae infinidad de puzzles, no muy complicados, al más puro estilo Lost Vikings que los más veteranos recordarán.
Siguiendo esa fórmula se nos presenta un juego desarrollado en vista cenital donde podemos llevar el destino de 4 minions aprovechando las capacidades características de cada uno. Así de los 4 seres a nuestra disposición tenemos a Oxidio, que posee una fuerza bruta sin igual y que usaremos sobre todo para mover material pesado o derrotar a los enemigos mas poderosos; Abrasio, capaz de provocar explosiones, atacar a distancia mediante bolas de fuego y atravesar estructuras envueltas en llamas; Pútrido, más ágil que los demás y capaz de tumbar a cualquier enemigo con su fétido hedor o camuflarse para pasar desapercibido; y finalmente al más veterano, Termalio que puede nadar y sanar a cualquier compañero que lo precise.
Primordial es fijarse en la segunda barra que poseen los esbirros, ya que en ella se van a basar para realizar ataques especiales. La forma de rellenar esta barra es simple: destrozando todos los objetos que encontremos o derrotando enemigos. En nuestro camino también encontraremos cofres que servirán para desbloquear artes conceptuales o pociones que rellenarán la vida de nuestros esbirros.
Las aventuras de estos particulares seres les harán visitar hasta 6 mundos con varias fases cada uno, aguardándoles un enemigo final en última instancia. El desarrollo de las fases es sencillo, encontrándonos sucesivos puzzles que pueden ser resueltos con una habilidad pertinente. Es fundamental por lo tanto dividir al grupo para que cada uno trabaje en el puzzle correspondiente, y que abrirá el paso a los sucesivos. Aun así ir en grupo es fundamental para derrotar a los enemigos, ya que en ocasiones la resistencia de nuestros esbirros no será excesiva y acabaremos perdiéndolos en algunas fases. Sin embargo al perder a alguno de estos seres podremos hacer uso de los criaderos arcanos donde resucitar a cualquiera que hayamos perdido y así no tener que repetir toda la fase desde el principio.
Solos o acompañados, pero no revueltos
El control de los esbirros se hace mediante el lápiz táctil, señalando el lugar al que deseamos que se dirijan. Bien podremos seleccionarlos uno a uno, un grupo determinado o el conjunto, y todo ello haciendo uso de la franja situada en la parte derecha de la pantalla táctil.
Dispersos por el escenario encontraremos vasijas para destrozar, bloques que mover, distintos pulsadores, tornos, muros e incluso objetos que podremos cargar y transportarlos a otras zonas del escenario para resolver puzzles. Si conseguimos avanzar nos encontraremos en la última etapa con distintos enemigos finales que nos obligarán a hacer uso de las habilidades específicas de cada esbirro e incluso trabajar en equipo para vencerlos, logrando un tipo de diversión diferente al enfrentamiento repetitivo de las demás criaturas.
En el apartado técnico es donde se observa un menor trabajo por parte del equipo, con unos escenarios repetitivos y unos puzzles que funcionan casi siempre bajo la misma fórmula. Los enemigos y personajes principales están mejor recreados que los propios escenarios, y los artes conceptuales sirven de nexo de unión con el sencillo argumento escrito para la ocasión. El apartado sonoro es correcto.
Pero sin duda si bien Overlord Minions tiene una formula de juego interesante, es en la jugabilidad donde no consigue complementarse con la idea principal. Esto es debido a que el lápiz táctil no funciona como debería al ordenar ciertas acciones sobre nuestros esbirros. El mayor ejemplo es, sin duda, el momento de los ataques donde suelen desencadenarse situaciones esperpénticas intentando atacar a un ser en particular.
Los esbirros del Overlord apuesta por una fórmula de juego totalmente diferente a las presentadas en consolas de sobremesa, que mezcla aventura y puzzles a la vieja usanza. Si bien la idea es interesante y llega a divertir, la poca fidelidad del control y una excesiva repetición de patrones de juego le impiden dar de sí todo lo que el juego podría haber ofrecido. Aún así una versión menor de Overlord que brinda buenos momentos de diversión gracias al interesante uso de los esbirros para resolver los puzzles.
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