El regreso de Painkiller este 2025 no ha sido el esperado. La saga que comenzó People Can Fly hace ya 21 años ha tenido varias secuelas, ideas loquísimas y cambios de estudio, y por eso, de cara a revitalizarla, Anshar Studios decidió reiniciarla y devolverla al panorama mediático, aunque no precisamente por algo positivo. El shooter se estrenó el pasado octubre y desapareció rápidamente de la atención pública, aunque logró un aprobado raspado en Steam que terminó condenándolo al ostracismo. Ahora, su propio creador, Adrian Chmielarz, ha hablado de lo poco satisfecho que está con este nuevo juego.
El estudio Anshar apostó por una reinterpretación de la fórmula clásica. Donde antes había un shooter en primera persona puramente para un jugador, centrado en oleadas de enemigos y una atmósfera oscura, el reinicio se transformó en una experiencia cooperativa al estilo Left 4 Dead, con una movilidad inspirada en los últimos DOOM de id Software. Este cambio de enfoque no terminó de convencer al público: el juego apenas logró hacerse notar y, de hecho, a estas horas apenas hay siete personas jugando.
El nuevo Painkiller debería haberse llamado de otra forma
Quien tampoco quedó satisfecho fue Chmielarz, que probó el juego durante su fase beta y ha esperado hasta ahora para pronunciarse. Hablando con PCGamesN, el desarrollador reconoció el talento de Anshar Studios —equipo que ha colaborado en proyectos como Silent Hill 2 Remake o Baldur's Gate 3—, pero fue muy duro con el resultado final, llegando a calificar el nuevo Painkiller como un proyecto que "se llama Painkiller, pero no tiene nada que ver con él". A su juicio, apenas quedan rastros del ADN que definía al título original, más allá de la temática demoníaca y el uso de algunas armas clásicas.
El creador del Painkiller original también criticó el tono del reboot, señalando que gran parte del atractivo del juego de 2004 residía en su atmósfera y en tomarse en serio su propio universo. Frente a ello, considera que la nueva versión apuesta por un enfoque más ligero, cargado de frases ingeniosas y espectáculo, sacrificando el componente de terror y la identidad que hacía especial a la saga. "Nunca entenderé por qué coges la propiedad intelectual y luego la transformas. ¿Qué sentido tiene? Tomas prestada la IP porque crees que tenía algo, pero no hay rastros de su ADN original. Eso me resulta extraño", sentenció.
Para Chmielarz, el problema va incluso más allá del diseño: cree que usar el nombre Painkiller ha perjudicado al propio juego. En su opinión, si Anshar Studios hubiera lanzado el título bajo otra denominación, la recepción habría sido más positiva y las ventas, mayores. Mientras tanto, el creador original hace tiempo que pasó página y sigue centrado en Witchfire, su proyecto actual, dejando claro que, al menos para él, este nuevo Painkiller poco tiene que ver con el legado que ayudó a construir.
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