Gestionar un gran zoo no es nada fácil pero sí muy divertido en el nuevo videojuego de estrategia de los autores de Planet Coaster. Investiga, construye y dota de vida los hábitats de tus animales para disfrutar de una experiencia emocionantes como pocas. Análisis de Planet Zoo.
Ocurre algo maravilloso cuando juegas a Planet Zoo. Sabes que nada es real, que los animales no son mas que una masa de polígonos y texturas, y sin embargo los cuidas como si la vida te fuera en ello. Sonríes, cuando los ves disfrutar de los hábitats que les has construido con tanta ilusión, y te entristeces, mucho, cuando alguno fallece a causa de una enfermedad o, peor aún, por no haber atendido bien sus necesidades. Aunque su editor de contenidos es alucinante, ¡puedes construir de todo!, son los animales, tan vivos, tan reales, los que de verdad te roban el corazón. De alguna forma estableces un vínculo emocional con ellos, y esto es algo que te hará jugar desde una perspectiva distinta a la habitual. Sí, claro, lo importante es ganar dinero; crear de la nada un gran imperio que funcione con la precisión de un reloj, pero también cuidar de unos animales a los que, en última instancia, debes dejar libres en la naturaleza para perpetuar su especie.
Ese mensaje de concienciación, de respeto a la vida animal, ha terminado por enamorarme de un videojuego al que parece no faltarle de nada. Así que juegas, durante horas, sin que el paso del tiempo te importe lo más mínimo. "Acabo este hábitat y termino", te dices a ti mismo, y un par de horas después ahí sigues, construyendo, diseñando e investigando nuevas formas de crecer y expandir tus dominios. Siempre vas a encontrar una nueva excusa que te mantenga pegado al PC, ya sea porque uno de tus animales va a tener descendencia o porque otro está en el veterinario luchando por su vida. Y es algo genial. Cuando escribí sobre Planet Coaster dije que este videojuego de gestión tenía la virtud de sacar al niño que todos llevamos dentro, y creo que Planet Zoo consigue exactamente lo mismo pero de un modo diferente. Por eso merece tanto la pena. Porque además de ser un gran juego de gestión, con un increíble editor de contenidos, es también una experiencia que merece la pena vivir. Aunque solo busques pasear y deslumbrarte con la naturalidad con la que los animales disfrutan del día a día en el zoo.
¡Que tu zoo cobre vida!
Si algo me sorprende de Planet Zoo es el valor que das a tus creaciones. ¡No son un simple decorado!, sino el hogar donde habitan los muchos animales a los que puedes dar cobijo en este nuevo juego de Frontier Developments. Por eso te emocionas como un niño cuando ves a toda una manada de elefantes disfrutando de un apacible baño en ese gran lago que les has construido. Tus esfuerzos se ven siempre recompensados con la imagen de unos animales felices que se sienten vivos, demasiado reales, hasta el punto que puedes pasar minutos enteros observándoles sin hacer más que eso, mirar y sonreír.
Las opciones de diseño son alucinantes, ¡hay de todo!, pero una vez más, en Planet Zoo no te puedes quedar solo con la estética. Cada animal requiere de un hábitat adaptado a su propio hogar, lo que incluye por supuesto la vegetación, pero también la temperatura, el tipo de suelo y hasta elementos escalables para que puedan vivir de igual modo que lo harían en libertad. ¿Demasiada gente a su alrededor? ¿Poco espacio por el que moverse sin sentir la mirada de decenas de humanos? Hasta eso afecta a unos animales que necesitan de su propia intimidad para ser plenamente felices.
Es ante todo un juego de gestión profundo en el que no puedes dejar nada al azar
Basta con hacer clic en cada animal para conocer al detalle su estado de ánimo, lo que facilita que puedas afrontar cualquier problema que afecte a su bienestar, aprendiendo poco a poco nuevas formas de aumentar su felicidad con más juguetes, estímulos y por supuesto decorados. Por eso Planet Zoo es un juego tan adictivo. Siempre hay algo nuevo que hacer; un nuevo diseño que poner en práctica o nueva tecnología que investigar para ampliar las opciones de construcción. Las necesitarás. Aunque este es un juego que entra por los ojos, ¡que se ve increíblemente bonito y tierno!, es ante todo un juego de gestión profundo en el que no puedes dejar nada al azar. ¿Barreras de cristal para los elefantes? Poco tardarás en descubrir lo equivocado que estabas.
Te reirás, sí, porque tiene gracia ver a la gente corriendo despavorida mientras el animal se pasea por ahí con total naturalidad, como si nada pasara; pero también aprenderás a no repetir ese error. Para evitar esta clase de situaciones tienes la Zoopedia, que es una herramienta genial. Al principio no le hice mucho caso. Leía algún que otro texto con información de los animales y poco más, en plan enciclopedia, sin prestar atención a los detalles, y es justo ahí donde descubres el tipo de barreras que debes usar, ¡la altura de los muros!, o cuántos animales pueden convivir en una manada sin pelearse. Con la investigación aprenderás más y más sobre ellos, potenciando su felicidad pero también el valor de los animales y su atractivo de cara al gran público.
Con el paso de las horas te volverás un auténtico experto aprovechando el terreno, creando espacios atractivos y eficientes, ganando más y más dinero, pero también el prestigio necesario para atraer a más visitantes a tu parque zoológico. La construcción de este gran zoo es en sí mismo una experiencia increíblemente divertida, pero también desafiante. El editor es una maravilla, como lo demuestra el trabajo de una comunidad que ya ha diseñado algunos hábitats simplemente espectaculares; pero en tanto es una herramienta que ofrece una libertad de acción altísima, también puede resultar algo difícil sacarle el máximo provecho. No es que sea un juego difícil, pero la interfaz de usuario es a veces demasiado caprichosa, complicando en exceso acciones que deberían ser más simples.
Me alucinan todos esos pequeños detalles que debes tener en cuenta para que todo marche a la perfección. Y con la práctica, te vuelves un experto. Empiezas a crear caminos bajo tierra ocultando las casetas de empleados, generadores de energía y otros elementos imprescindibles para el buen funcionamiento del zoo pero que no gustan a los visitantes. Y luego pasas a las alturas, creando caminos que permiten observar los hábitats en todo su esplendor sin que los animales sufran esa falta de intimidad que a muchos termina pasando factura. Planet Zoo es tan increíble que hasta puedes usar barreras de cristal para observar la vida animal bajo el agua, creando una gran variedad de escenarios, tan hermosos, tan increíbles, que desearías poder perderte en ellos.
Dejando claro que su editor de contenidos es una maravilla, a nivel de gestión Planet Zoo también mejora todo lo visto en Planet Coaster, ampliando las opciones administrativas para que puedas incluso decidir el precio y color de los globos que vendes a los visitantes. Para que todo marche a la perfección tendrás que contratar a cuidadores, veterinarios, técnicos y demás empleados que velarán por la seguridad y bienestar de los animales, siendo necesario establecer zonas de trabaja bien definidas para evitar que se agoten antes de la cuenta, o sufran de estrés. ¡Su salud es importante!, porque como se cabreen y descuiden sus labores… os podéis imaginar el caos. En este sentido Planet Zoo se siente bastante completo, dándote opciones más que de sobra para configurar una plantilla de empleados eficiente y variada a la que puedes gestionar y controlar con rapidez. Lástima que aún después de una gran actualización previa al lanzamiento del juego todavía haya algunos problemas con su inteligencia artificial, pues en ocasiones los empleados perderán el rumbo o incluso quedarán bloqueados sin hacer nada, lo que obviamente es un fastidio.
Los animales parecen reales, se comportan como tal
Si en Jurassic World Evolution debías controlar la genética de los dinosaurios para que crecieran sanos, en Planet Zoo existe una mecánica similar. La descendencia tendrá elementos propios de sus padres, así que a mayor calidad de los progenitores más atractivo generará el animal y más prestigio aportará al zoo. Lo genial es que tendrás que controlar la natalidad, porque como tus animales se pongan a criar a lo loco… pues eso, que el caos puede ser divertidísimo. Así que ahí tienes la opción de esterilizar, y la más importante, liberar a los animales. Al final es uno de tus objetivos primordiales; repoblar los hábitats naturales, y es lo que más aprecio de Planet Zoo.
Todo el juego gira en torno al cuidado de los animales, al respeto a la naturaleza, y es un mensaje bonito. Los animales son un atractivo, los usas para generar beneficios, pero todo ese dinero lo debes invertir en investigación y tratamientos, y luego en más animales que adoptar con dinero o los puntos especiales que o tienes por repoblar los hábitats originales. Es un ciclo divertido, emocionante, que además luce francamente bien en lo visual. Ya lo veis. Los animales parecen reales, se comportan como tal, lo que motiva a que una y otra vez decidas parar unos segundos para disfrutar de su vida con cámara cinematográfica que es una bendición.
La primera vez que se puso a llover en la sabana africana, lo tuve claro, tenía que ver a los animales bajo el agua. Es una tontería, no aporta nada, pero ver cómo corren o se sacuden el agua de encima resulta tan adorable, que ahí estás, mirando como un idiota, disfrutando como un niño. Por eso es tan recomendable Planet Zoo. Tienes un buen puñado de misiones para aprender lo esencial, y luego tienes todo un modo franquicia o Creación para que diseñes tu zoo con una libertad absoluta. A veces es más complicado de lo necesario, o si interfaz es caprichosa por demás, pero cuando todo fluye es una pasada. Y viendo el trabajo de los jugadores más creativos, no hago más que imaginar todo lo que serán capaces de hacer cuando dominen todo lo que ofrece el juego.
Parece imposible no disfrutar con la experiencia de construcción y gestión que propone Planet Zoo. Su editor de contenidos es una maravilla, tiene un potencial enorme, pero son sus animales los que marcan la diferencia. Se sienten vivos, tanto, que harás lo posible por hacerles feliz. Y de paso, tu disfrutarás de un gran juego de gestión y estrategia.
- Un editor de contenidos alucinante con muchas opciones de personalización
- Los animales se sienten vivos. Cuidarlos es muy gratificante
- Diseñar el zoo y gestionar su economía
- Algunos problemas con la inteligencia artificial
- La interfaz puede ser algo caprichosa a veces
- Las opciones de personalización de los terrarios se antojan escasas