La distribución digital ha demostrado ser una de las mechas más efectivas para hacer explotar el poder de creatividad en el mundo del videojuego. Nintendo por fin lo ha comprendido, o al menos así nos lo hace entender Pullbox, una auténtica joya digital que sale de las manos de los creadores de Paper Mario para invitarnos a mover bloques y resolver puzles en un lanzamiento con una excelente relación calidad/precio.
A nadie extraña hoy en día que el mercado de distribución digital nos depare alguna que otra sorpresa de vez en cuando. Ahí tenemos auténticos diamantes como Braid, Flower, Limbo, World of Goo o Super Meat Boy para atestiguarlo. Tal vez por ello, y porque los desarrollos de presupuesto más modesto también merecen su espacio, hasta las compañías más temerosas del mundo online, como Nintendo, han decidido subirse finalmente al carro de las descargas de videojuegos mediante Internet.
WiiWare y DSiWare fueron grandes aciertos, y lograron albergar algunas joyas jugables. No obstante, Nintendo eShop (la tienda virtual de 3DS), en sus meses de existencia, todavía no ha logrado proponernos ningún lanzamiento explosivo. Pero el tiempo de espera ha dado felizmente a su fin, porque ha llegado Pullbox, un videojuego de puzles que bajo una simplicidad pasmosa, nos ofrece altísimas cosas de entretenimiento y calidad a cambio de tan sólo 6 euros.
De hecho, el título de los creadores de Paper Mario -Intelligent Systems-, y a pesar de que juega en una liga diferente con respecto a los lanzamientos “retail”, se cuela sin muchos problemas en el TOP 5 del catálogo de la plataforma, demostrando que cuando se sabe llevar a buen puerto una genial idea, los resultados pueden ser espectaculares. Eso es precisamente lo que ha ocurrido con este proyecto, uno que nos coloca en el papel de Millo -un gracioso personaje con atuendos de sumo- que deberá llegar a lo alto de los cerca de 200 “pullblox” (una especie de bloques móviles) del juego con el fin de salvar a los niños atrapados en su interior.
La primera joya digital de 3DS
De esta manera tan sencilla es cómo se nos plantea una obra con más de diez horas de juego, increíblemente adictiva y capaz de hacernos abrir la consola en cualquier momento, debido a su -por otra parte- remarcado carácter portátil. Los niveles presentes, que se pueden completar en un par de minutos (si no nos atascamos), han sido diseñados para dicha finalidad: hacernos pasar un rato agradable mientras aguardamos en la estación de autobús, esperamos a la siguiente clase o simplemente hacemos algo de tiempo antes de apagar las luces para irnos a la cama.
Un planteamiento excepcional que se apoya, al mismo tiempo, en un sistema de juego sencillo pero repleto de posibilidades, como ocurre en las mejores creaciones electrónicas. Así, sólo nos hará falta interactuar con el “stick” para mover a Millo y emplear acciones como empujar o tirar con el fin de mover los bloques que conforman los diferentes “pullbox” que nos encontraremos, para saltar y escalar desde un punto inicial (A) hasta uno final (B). Algo fácil de decir, pero difícil de lograr.
Por supuesto, no es ésta la única clave del éxito. La magia del producto reside en que juega con la perspectiva espacial, poniendo a prueba nuestra capacidad de lógica. Un reto puramente mental y completamente satisfactorio, al presentar rápidos tutoriales, un diseño encantador, una curva de dificultad ajustada y, sobre todo, la capacidad para incrementar su complejidad exponencialmente con la incorporación de nuevos elementos jugables.
Aunque vayáis por el ecuador de la obra, os sorprenderá ver cómo los desarrolladores de Intelligent Systems todavía consiguen sorprenderos. Esto se debe al añadido de nuevas mecánicas (como la posibilidad de usar escaleras, entre alguna que otra opción) que suman aún más complejidad al conjunto, uno que multiplica las posibilidades al tiempo que se incrementa la dificultad, y todo ello sin perder un ápice del espíritu original.
Desde luego, sólo con talento se pueden hacer cosas así, y lo cierto es que el estudio nipón demuestra tenerlo a cada minuto de juego. No se les ha escapado prácticamente nada. Y es que tenemos hasta la posibilidad de saltarnos un puzle por si nos resulta demasiado complicado. Además, se nos proponen un par de herramientas de extrema utilidad. Una, la más simple de todas, nos faculta para obtener una perspectiva global del puzle en cuestión (con un plano general utilísimo para ponernos a pensar); la otra, la más compleja, nos invita a rebobinar el tiempo unos segundos, para disminuir la frustración que causa -sobre todo- realizar un mal salto.
Así que no hay nada dejado al azar. Todos los cabos están muy bien atados, y más aún si consideramos que Pullblox no sólo goza del atractivo de resolver puzles, sino también de crearlos. La opción conocida como Estudio se plantea así como un incentivo de incalculable valor para seguir jugando, y lo mejor es que es tan fácil de utilizar como el propio título.
La mejor prueba es que por Internet ya corren los primeros diseños (y a centenares), porque otro de los puntos fuertes del juego es que los puzles que creemos se pueden compartir, guardándolos en forma de “QR Code” (en nuestra tarjeta SD) para después colgarlos en foros o enviarlos por correo electrónico. Solamente se podría haber pedido que Nintendo hubiera puesto a nuestra disposición un espacio público para colgar las creaciones, pero aún así este sistema -más abierto por otra parte- funciona igual de bien, y de hecho nosotros ya hemos podido escanear los códigos de los niveles de otros usuarios (que también es posible, gracias a la cámara de la consola).
Por Internet vuelan ya los diseños, algunos realmente inspirados, que logran incluso superar a los de los propios creadores del juego. Hasta tenemos algunos “retro” basados en figuras como Mario, series como Final Fantasy y un largo etcétera. La diversión en este sentido es ilimitada en un programa al que tampoco se puede reprochar nada desde el punto de vista audiovisual.
Sólido, sin ornamentos, muy funcional pero tremendamente efectivo. De esta forma se podría calificar al trabajo gráfico realizado en Pullblox, al cual se le notan las influencias de Paper Mario en el excelente tratamiento del color, así como en diseño de bloques y todo aquello que tiene que ver con los fondos del escenario. Un acabado visual austero, pero con gracia y repleto de fluidez, que se ve reforzado por un efecto 3D simplemente brillante y que recomendamos tener siempre activado, ya que pone de relieve unos bloques que han conseguido cautivarnos y que suponen la gran sorpresa de finales de año para una máquina tan necesitada de novedades como Nintendo 3DS.
Probablemente, si habláramos en términos de calidad/precio, Pullblox debería ser la primera opción a considerar por cualquier usuario de Nintendo 3DS a la hora de adquirir un nuevo videojuego durante estos últimos meses de año. Un título de gran calidad, tremendo ingenio y extraordinarias cotas de diversión que convierte el género puzle en el nuevo anfitrión de Nintendo eShop. Los creadores de Paper Mario dan una lección de cómo aprovechar el carácter portátil y efecto 3D de la máquina estereoscópica con una de esas obras cuya capacidad de diversión parece no tener fin. En pocas palabras, un reto mental imprescindible.
