No quiero pecar de simplista, pero es cierto que hemos avanzado kilómetros en lo que respecta al videojuego portátil. A día de hoy las baterías dan para lo que dan y nadie puede permitirse una portátil del tamaño de una pelota de fútbol, pero poder jugar en un móvil más fino que mi mando de la televisión a un mundo abierto como Red Dead Redemption, con una calidad por encima de lo esperado, sigue siendo sorprendente.
Y es que sí, he pasado los últimos días jugando a las nuevas versiones del clásico moderno de Rockstar San Diego para ver cuánto mejora el juego tras el relanzamiento del pasado 4 de diciembre. Es un análisis de esos extraños, más extraño de lo que estoy acostumbrado. No solo por tener que jugar en dos dispositivos totalmente dispares y adaptar mi mentalidad a sus limitaciones, sino porque hablamos de una versión que deja dos titulares muy claros: el juego en la actual generación de PS5 y Xbox Series X|S no mejora lo suficiente como para animar a nadie a comprarlo —menos mal que es gratis si ya lo tenías—, y que los jugadores de móviles están hechos de otra pasta.
En consolas de sobremesa, el juego sigue sin ser el hito que fue en 2010
Sé que suena raro este apartado, pero dejadme explicarlo. Cuando hablamos de un relanzamiento, una versión actualizada o un remaster (no un remake), la idea debería ser que nos ofrezca lo que en su momento, en su estreno, se consideró lo mejor de lo mejor. En el caso de Red Dead Redemption, como no salió en PC hasta 2024, las nuevas versiones del juego necesitaban actualizarse hasta alcanzar el impacto visual y de rendimiento que ofrecía el original en PS3 y Xbox 360 llevado a su máximo.
El problema es que el clásico de Rockstar Games no consiguió exprimirse al máximo en su primera versión actualizada de 2023. Si bien PS4 tuvo juegos a 60 FPS como DOOM o Titanfall 2, Red Dead Redemption fue un hueso duro de roer que nunca llegó a aprovecharse del todo. En Xbox One jamás hubo versión nativa, pues el juego funcionaba vía retrocompatibilidad y capado a 30 FPS. Por ello, las versiones de PS5 y Xbox Series X|S están ahora bajo la lupa y la referencia era clara: mejorar lo que ofrecían las versiones retrocompatibles en PS5 y Series X|S, capaces de alcanzar los 60 FPS con escalado a 4K.
Con esto en mente, estamos ante una actualización que mejora mínimamente lo que hay "bajo el capó", y aún menos la carrocería. Las versiones para la generación actual de sobremesas alcanzan una resolución de salida de 4K, pero sigue sin ser nativa pese a tratarse de un juego de hace quince años. Eso sí, la tasa de imágenes por segundo mantiene los 60 FPS de la retrocompatibilidad. Por su parte, el juego en Nintendo Switch 2 saca algo más de pecho a la hora de distanciarse de la misma versión de Switch (aquella funciona a 1080p en modo dock y 720p en portátil), y consigue alcanzar los 60 FPS sólidos como una roca, aunque no los 4K de resolución y necesitando de DLSS para escalar la imagen.
Más allá de eso, las mejoras visuales en consolas son mínimas. El tiempo de carga es ahora casi inexistente, apenas un parpadeo, mientras que los cambios visuales son difíciles de ver durante la partida. Es una actualización gratuita de versiones previas —quien lo compre directamente en las consolas actuales tendrá acceso a esta versión sin más pasos—, pero podríamos pedir algo más. Como ocurrió con la versión de PC, tenemos una distancia de dibujado mayor, texturas más detalladas y ligeros ajustes en la iluminación que alteran sutilmente la tonalidad de algunas escenas, con un mundo menos saturado en rojos, al igual que le ocurrió al port del juego en PC.
Es una actualización gratuita de versiones previas, pero podríamos pedir algo más
Por ello, no es difícil imaginar que Rockstar podría haber ido un paso más allá. El juego no luce mal en absoluto, y es imposible quejarse de cómo se veía el pico técnico del estudio hace quince años. Pero si ya has jugado al original en cualquiera de sus versiones, no te estás perdiendo nada. No creo que Double Eleven y Cast Iron Games —los equipos encargados del port— trabajen con la mentalidad de Nixxes en Horizon: Zero Dawn, y aquel se vendía a precio completo. Muchos pagaríamos por un tratamiento visual actualizado.
La versión de móvil sorprende como ninguna
Y dicho esto, la sorpresa llega con su versión para móviles. En este caso, cualquiera que esté enganchado ahora a Stranger Things tiene gratis el juego en su móvil iOS o Android gracias a Netflix. Aquí la sorpresa va por el camino de lo conseguido con un hardware limitado más que por competir con el resto de versiones. Esta versión, en todo caso, cuenta con peculiaridades según el modelo de móvil o tablet que usemos. En mi Samsung Galaxy S25 Edge, donde lo he analizado, los surcoreanos cuentan con su propio optimizador de juegos que no me salva el día, pero quizá pueda variar ligeramente la tasa de FPS con respecto al resto. Aun así, Red Dead Redemption añade un menú de ajustes con una opción que puede que no aparezca en vuestro dispositivo: el modo fidelidad.
El problema es que algunos procesadores Exynos, versiones antiguas de MediaTek y todos los chips previos a los A14 de Apple (incluidos estos) no cuentan con esta opción, dejándonos solo la posibilidad de ajustar la escala de resolución. Esa opción, por cierto, puede hacernos alcanzar las 60 imágenes por segundo, pero el recorte de calidad es sangrante. Por otro lado, para los dispositivos de gama alta encontramos modo rendimiento y modo fidelidad. Este último bloquea la tasa de FPS en 30, pero ofrece una experiencia que consideraría a medio camino de la versión de PS4 y Xbox One y su homónima retrocompatible.
Y es que, los cambios en móvil son menos perceptibles, pero existen. Hablamos de un mundo abierto con mejores sombras, aunque ajustes en la iluminación; texturas actualizadas y una distancia de dibujado lógica, pero con problemas en el antialiasing por postprocesado (FXAA), que deja los elementos cercanos más pulidos y la lejanía llena de dientes de sierra. En modo rendimiento, no todos los dispositivos alcanzan los 60 FPS. En mi S25 Edge, el framerate se mantiene en 38-40, algo que parece deberse a un error, pues varios usuarios aseguran que los dispositivos de alta gama de iOS sí superan los 40 FPS, mientras que los Android no. Dicho esto, se siente fluido y la calidad visual es buena, muy por encima de PS4 o Xbox One. Eso sí, el modo rendimiento prescinde del postprocesado, y los dientes de sierra son muchísimo más visibles.
Modo Calidad (izquierda) - Modo Rendimiento (derecha)
Más allá de esto, el mayor problema sigue siendo el inherente al móvil: la interfaz táctil. Dudaba si mencionarlo por ser algo personal, pero hay problemas de peso. Jugando en Android entendí por qué tanta gente usa mandos inalámbricos o dispositivos tipo mando-stand. El trabajo de la dupla de desarrolladores no es bueno, al menos si vienes de jugarlo en consola o PC. Acciones básicas como girar la cámara mientras cabalgas a toda velocidad son casi imposibles porque se mantiene la mecánica original en la que había que pulsar repetidamente el botón de correr para mantener el sprint. A no ser que tengas tres manos o dedos larguísimos, no vas a poder hacerlo.
Con todo, la versión de móvil deja claro lo lejos que hemos llegado en gaming portátil, incluso tratándose de un juego de quince años con mejoras visuales mínimas. Jugar en móvil es una experiencia superior incluso a 30 FPS, asumiendo las limitaciones del hardware. En consolas, por su parte, es justo lo que esperaríamos para una actualización gratuita. A estas alturas, pedirle a Rockstar una versión actualizada de algo que no sea GTA V es una quimera; si no, que se lo digan al pobre Red Dead Redemption 2, que ni siquiera tiene versión nativa para la next-gen.
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