El malvado Loki ha desatado el Ragnarok y solo tú puedes detenerlo. Casi 20 años después el clásico Rune estrena secuela, pero como verás en el análisis de Rune 2, el resultado no es el esperado. Aunque hay buenas ideas en esta aventura de acción y rol basada en la mitología nórdica, el videojuego de Human Head Studios no aprovecha ninguna de ellas.
Estoy seguro que aquellos que en su día, hace ya casi 20 años, disfrutaron del mítico Rune se emocionaron con la idea de regresar a este universo vikingo para hacer frente, una vez más, al malvado Loki. ¡Yo estaba igual!, pero basta muy poco para darse cuenta de que su ansiada secuela no está ni de lejos a la altura de lo esperado. Ni siquiera podemos considerarlo un buen videojuego, en tanto su acción se siente demasiado pobre, demasiado simple, en comparación con otros juegos del estilo. El gran problema de Rune II es que navega sin un rumbo fijo. Tiene elementos propios de las aventuras de supervivencia, pero a la hora de la verdad estos son puro atrezzo… y además poco divertidos. Apuesta por el rol, pero lo hace de una forma tan simplista, tan poco trabajada, que es algo que no aporta mucho a la acción. Y si hablamos de los combates, estos se sienten simples y repetitivos, sin la épica que cabría esperar de un juego que te propone sobrevivir al Ragnarok.
Da la sensación de que Rune 2 es un juego a medio hacer. Tiene ideas interesantes y potencial más que de sobra para crear una experiencia apasionante, pero por unas u otras razones, al final lo que queda es el tedio de repetir una y otra vez las mismas acciones, los mismos combates, los mismos viajes a través de una Midgard vacía, sin atractivo, que aún así puede brindarte algunos momentos divertidos, especialmente si disfrutas de su acción junto a varios amigos gracias a su multijugador cooperativo para hasta cuatro personas. No tiene mucho más que ofrecer un videojuego que tristemente no está a la altura de las expectativas, como verás en este análisis de Rune 2.
Lucha a muerte contra Loki una y otra… y otra vez
Cuando te sueltan en el gran mundo abierto de Rune II la emoción se apodera de ti. ¡Cómo no!, si te dan libertad para explorar este frío y sangriento mundo vikingo mientras peleas a muerte contra toda clase de enemigos. Poco tardarás en sufrir una inmensa decepción. Empiezas la partida y te dicen que puedes construir un refugio usando la madera que tú mismo obtienes de los árboles, así que das brincos de alegría con la sola idea de imaginarte construyendo fortalezas, trampas y toda clase de estructuras con las que protegerte de las fuerzas de Loki, al estilo de otros juegos como Conan Exiles. Craso error.
El último trabajo de Human Head Studios se queda en las meras apariencias; no profundiza lo más mínimo en los elementos propios de la supervivencia, limitándose a un par de opciones de construcción que sirven para poca cosa. En los refugios, que solo construirás en lugares diseñados para ello, podrás fabricar nuevas armas y runas, cocinar alimentos que usarás como elementos restauradores de salud (no podrás morir de hambre), y reparar el equipo. Ya está. Así que para eso, mejor haber destinado recursos a potenciar el combate o los elementos roleros. Pero Rune II adolece del mismo problema en todos y cada uno de sus frentes de batalla. Es demasiado simple. Quiere abarcar demasiado y al final no destaca en nada de lo que hace.
Quiere abarcar demasiado y al final no destaca en nada
Las armas, aunque puedan tener propiedades dignas de los dioses, se dañan con demasiada frecuencia, así que una y otra vez debes ir a repararlas; lo que se vuelve tedioso. La recolección de recursos, que al principio puede llegar a emocionar, corre la misma suerte. No aporta nada divertido a la experiencia, y aunque la idea de fabricar una armadura épica es emocionante, al final no se le saca el más mínimo provecho. Pero lo más grave tiene que ver con el propio desarrollo de la aventura y los combates a los que haces frente. De Rune esperas épica; emocionantes batallas contra las fuerzas del mal mientras exploras escenarios cada vez más oscuros y sangrientos. Poco de esto vas a encontrar.
El combate es simple, demasiado simple; no hay combos ni la más mínima estrategia a la hora de enfrentarte a gigantes, enanos, draug y otros enemigos. El tipo de arma influye, claro, porque hay daños elementales que nos aportarán cierta ventaja contra algunos rivales, pero más allá de golpear y bloquear no hay nada. Y lo peor es ni así resulta especialmente divertido por lo básico y simplón que es. ¿El rol? Está presente con una subida de niveles que mejora estadísticas de combate... y punto, ya que no influye ni en el equipo que puedes usar ni en nuevas habilidades especiales. Solo hay una, ya que estamos, que es la que te ofrece el dios al que adoras, entre Thor, Odin y Hel.
Si todo esto no fuera ya de por sí decepcionante, Rune II termina por arruinar cualquier esperanza de encontrar una gran aventura vikinga con su estructura de misiones. O más bien, la ausencia de ellas. Todo gira en torno a la búsqueda de unos artefactos divinos que se encuentran repartidos por el amplio mundo abierto que recrea el juego de Human Head Studios. ¿El problema? Que siempre es lo mismo. Recoges los artefactos indicados, luchas contra Loki, y vuelta a empezar. Los enemigos se vuelven más poderosos, aparecen nuevos rivales, pero siempre es lo mismo. Una y otra vez; hora tras hora la misma historia. ¡Es desesperante! Si albergas alguna esperanza de que la historia cambie, de que el juego plantee algún reto nuevo, olvídate, ahórratelo, porque la decepción será mayor.
Ni siquiera su apartado audiovisual está a la altura, aunque por lo menos te deja con unas pocas estampas de calidad
Así que resulta difícil recomendar a nadie este videojuego. Y aún así, a pesar de sus fallos, si le das una oportunidad puedes disfrutar de algunos buenos ratos masacrando enemigos, hasta el punto de que horas después de iniciar la aventura, y sin ninguna novedad en el frente, aún es posible que sigas ahí, peleando y explorando el mundo de Rune 2. Por eso decía que esta aventura de vikingos se siente desaprovechada. Tiene potencial pero no le saca partido en ningún momento. La idea de viajar en barca a través de distintas islas donde vivir aventuras es fascinante, pero mientras God of War de PS4 hace de esta mecánica un viaje inolvidable, Rune II transforma la épica en mera rutina. Ni siquiera su apartado audiovisual está a la altura, aunque por lo menos te deja con unas pocas estampas de calidad, especialmente cuando muestra parajes desolados, con cadáveres de gigantes sepultados por toneladas de nieve.
Rune II también presenta un multijugador competitivo, pero lo cierto es que no aporta nada. Si te apetece masacrar a otros jugadores en combates cuerpo a cuerpo, hay muchas mejores opciones en el mercado. El cooperativo, en cambio, sí garantiza disfrutar de algunos buenos momentos durante la aventura, aún cuando nada cambia más allá del hecho de pelear contra los enemigos en grupo. Con el sorpresivo cierre de Human Head Studios, da miedo pensar en el futuro de un videojuego que nace con la esperanza de ampliar sus contenidos con nuevos desafíos. Sus actuales responsables, sin embargo, garantizan que Rune 2 ha sido un éxito y seguirá recibiendo soporte, así que no queda otra más que confiar en que con el tiempo, se convierta en esa gran aventura que los fans del juego original merecían.
Aunque la idea de perderse en un mundo abierto ambientado en la mitología nórdica es irresistible, el ansiado Rune II fracasa a la hora de construir una aventura tan épica y emocionante como lo fue el clásico con el que Human Head Studios sorprendía al mundo hace casi 20 años. Su último videojuego supone la triste despedida para un equipo que en su día supo deslumbrar con juegos tan especiales como el memorable Prey. Pero poca o ninguna de esa brillantez encuentras en esta aventura de vikingos que destaca negativamente por su pobre estructura de misiones, lo repetitivo de la acción y su discreto sistema de combate. Rune merecía un mejor regreso al mundo de los videojuegos.
- La libertad de explorar un gran mundo abierto…
- … aunque hay poco que hacer. Es una aventura muy repetitiva y demasiado simplona
- Discreto sistema de combate que muy pronto pierde la gracia
- Rol, supervivencia, acción… quiere abarcar demasiado y al final no da la talla en ningún apartado
- Pobre apartado audiovisual con algunos fallos gráficos que le restan atractivo
- Multijugador competitivo sin ningún atractivo.
