Hay juegos que incluso a pesar sus muchos méritos viven rodeados de un halo de pesimismo que con el tiempo cala hondo en la memoria de los jugadores, haciendo parecer que lo que era un gran juego de acción y sigilo sea un completo desastre. Y esa es la historia del juego que hoy nos ocupa en Game Oddity; uno de los trabajos más complicados de la historia de Ubisoft. Una joya cargada de innovación, grandes sorpresas y buenas decisiones que, sin embargo, consiguió hundir una franquicia emblemática y aún no se ha recuperado de ello. Hoy reivindicamos Splinter Cell: Conviction, un juego que sufrió uno de esos demenciales desarrollos en los que evolucionó como un Digimon hasta convertirse en algo que poco o nada tenía que ver con la idea inicial de sus creadores.
La culpa fue de Bourne
Pese a que la saga Splinter Cell tenía bastante claras sus bases, el agotamiento de la misma obligó a Ubisoft a ir en busca de nuevas ideas y mejoras a las que agarrarse y, por el camino, casi termina creando una saga completamente distinta.
Hoy repasamos cómo llegaron hasta ese punto y cómo, pese a las críticas de los fans más vinagres, Splinter Cell: Conviction terminó convirtiéndose en una joya de culto que cualquier fan de los juegos de acción (y los de sigilo) sabrá apreciar como se merece.
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