Utilizando la poco explotada fórmula del 2D isométrico, Stasis construye una terrorífica historia de ciencia-ficción a la que acompañan puzles bien integrados, buen ritmo y una ambientación soberbia. Acompaña a John Maracheck mientras busca a su familia tras haber despertado en lo que bien parece una pesadilla que ha cobrado forma.
Por lo general, todo videojuego es producto de su tiempo y se adapta a los avances técnicos de la época. Incluso el título más independiente que emule la era de los 8 bits en pleno 2015 se permite realizar algunas concesiones en la paleta de color o la cantidad de animaciones, por ejemplo. No sucede así con Stasis. Es un producto de otra época, hasta tal punto que casi ("casi") podría haber salido en la era de la fusión 2D con gráficos renderizados y escenas CG primerizas.
Pero suene como suene, no es algo negativo, ni mucho menos. Stasis es no sólo perfectamente jugable, sino una delicia donde los mayores inconvenientes pueden encontrarse en esa baja resolución que acompaña a todo el conjunto, y que podría haberse beneficiado de un mayor detalle. A la larga no importa tanto, porque la tensión que maneja unida a la tétrica y terrorífica historia de ciencia-ficción echan el resto y te atrapan desde los primeros minutos de juego. Teniendo en cuenta, además, el pequeño estudio que compone The Brotherhood, es encomiable el trabajo y el detalle puesto en Stasis.
Una maravilla de otra época
El planteamiento es clásico, eso sí: te disponías a realizar un viaje a Titán (uno de los satélites de Saturno) con tu mujer y tu hija, utilizando la cámara criogénica para pasar el resto del viaje durmiendo, pero te despiertas en un sitio distinto, en una nave donde algo terrible parece estar pasando. No es difícil conectar algunos puntos en la historia de Stasis, pero a lo largo de la partida sus buenos giros, las sorpresas y los detalles que pone la desarrolladora en no intentar contar la misma historia de siempre hacen de esta una de las aventuras gráficas de corte clásico más a tener en cuenta en la actualidad.
Porque no lo habíamos dicho (nuestro pequeño giro argumental), pero Stasis es una aventura gráfica. De point and click, ni más ni menos. Con su "pixel hunting" y todo para más inri. Engaña por su perspectiva isométrica salvo a aquellos que conozcan el genial Sanitarium, del que se inspira bastante, pero esta aventura atraerá a los aficionados a una buena historia y a la resolución tradicional de puzles. Sin Quick-Time Events, vaya.
Los puzles son el apartado más controvertido, por así decirlo, ya que en trama y ambientación la obra cumple, y con nota. En general, todos sus rompecabezas cumplen con la regla básica de una aventura gráfica: no sacarte de la historia ni pedirte tareas que no tengan que ver con ella por falta de creatividad de los desarrolladores. En resumen, no romper la sagrada línea que conecta historia y jugabilidad y que muchas aventuras han obviado cayendo en el olvido. Stasis no lo hace, pero eso no implica que en algunos momentos (y por más pistas que nos den algunos diarios que encontramos en PDAs) podamos llegar a sentirnos atascados por no saber exactamente cuál es el paso siguiente a dar.
Al final del recorrido, no es lo más importante, porque por lo general serás capaz de encontrar el camino y seguir avanzando. Es quizá lo que mejor sabe hacer Stasis: crear un buen ritmo entre historia, puzle y exploración por los escenarios. Lo acompaña además con momentos de tensión, donde el terror está presente y cobra más protagonismo que nunca; hasta el punto, incluso, en que podemos llegar a morir. Pero no os preocupéis, herederos de LucasArts, que aquí la muerte no se castiga con cargas de partida ni callejones sin salida. La muerte en Stasis es más un recurso efectista. Una forma poética de expresar que estás en un lugar hostil, sin la necesidad de llevar al jugador a una esquina a llorar. No lo necesita.
Como decíamos, en donde más podríamos haber notado cierta mejoría es en esos entornos que nos acompañan, donde la falta de resolución y una oscuridad perpetua a veces no ayudan a detectar fácilmente los objetos con los que interaccionar. La traducción al español es, para facilitar menos las cosas, bastante desastrosa, casi de traductor automático. A los fusibles (breakers) le llaman rompedores, algunas frases inducen a error, y otras directamente no tienen sentido. Podría ser peor.
Stasis nos ha cautivado, demostrando una vez más, y como pudimos comprobar en nuestro reciente reportaje de aventuras modernas, que sigue habiendo espacio para este tipo de juegos y que la fórmula dista mucho de estar muerta. De hecho, al igual que el ejemplo de Satellite Reign inspirándose en Syndicate, Stasis recupera otra esencia y otra variante del género perdida en los giros y giros de la historia de nuestro medio: la de la aventura gráfica 2D isométrica, que empezó y prácticamente terminó con Sanitarium. No podemos más que dar las gracias por ello.
Stasis puede parecer algo caótico en sus imágenes, y su perspectiva isométrica inducir a error. Pero que no nos confundan: se trata de una de las aventuras gráficas más atractivas que hemos jugado últimamente. Con un buen ritmo, una buena asociación entre narrativa y puzle, y una ambientación tan sugerente como terrorífica. Queremos más como él.
- La ambientación terrorífica: protagonista absoluto
- El ritmo, bien conseguido entre narrativa, puzle y exploración
- Rompecabezas bien integrados en el contexto, salvo alguna excepción
- Baja resolución en lo gráfico, no ayuda a buscar al detalle
- Traducción en español de baja calidad
