Un nuevo Tenchu se acerca entre las sombras del panorama de los videojuegos para ofrecer una sorpresa salvaje y sangrienta a los usuarios más tradicionales de Wii. Sigilo, suspense, estrategia y una ajustada dificultad son los elementos que ilustran el retorno de un ninja que cambia los controladores clásicos por el polivalente wiimote de Nintendo. ¿Preparado para lanzar shurikens y ejecutar hissatsus?
Expertos en el arte del espionaje, conocedores de todos los secretos del sabotaje y auténticos maestros en la técnica del asesinato, los ninjas hace ya tiempo que forman parte de una cultura popular representada en películas, mangas, animes y, por supuesto, videojuegos. El exotismo de estos guerreros del Japón feudal ha sido causa de innumerables títulos, aunque si tenemos que citar series importantes, probablemente una de ellas sería Tenchu.
Se trata de una franquicia con experiencia, que arrastra más de diez años de obras en los que Acquire -desarrolladora nipona- nos ha propuesto una jugabilidad en clave ninja gracias a elementos como el sigilo, la agilidad o la violencia representada en abundantes chorros de sangre. Y es que la vida de Rikimaru, protagonista por antonomasia de Tenchu, no ha cambiado demasiado en todo este tiempo, fusionándose otra vez entre las sombras de una aventura que, por primera vez y en exclusiva, podremos disfrutar en Wii.
Tampoco ha sufrido grandes modificaciones la trama principal de este nuevo Tenchu, ambientado en un mundo en paz pero azotado repentinamente por la amenaza de una conspiración. Alguien planea un siniestro plan contra nuestro señor y nosotros, como Rikimaru (jefe ninja del clan Azuma) deberemos de investigar la situación confundiéndonos con la oscuridad y superando misiones dentro de una campaña de dificultad elevada que nos conducirá a librar una nueva guerra contra el mal.
Arte ninjutsu
Bajo estos términos, y desde una perspectiva en tercera persona, es cómo se articula el relato de un videojuego dotado de una campaña individual y de un modo misiones que suman en total 10 fases y 50 "quests" secundarias. Es decir, un conjunto rico y, sobre todo, variado cuando además nos damos cuenta de que no sólo contamos con Rikimaru para superar las fases, sino también con Ayame, una ninja pequeña pero ágil que se pondrá a nuestra disposición una vez hayamos completado buena parte del Modo Historia.
Por tanto, dos ninjas y dos conceptos de juego reunidos en un producto ideado para contentar al jugador "hardcore" de Wii pero sin que ello implique olvidarse de los usuarios más ocasionales. Es adulto, es violento, dispone de una dificultad elevada, pero Tenchu: Shadow Assassins también parece tenerlo todo para que los menos experimentados no se queden continuamente atascados. Sus varios niveles de dificultad y sus frecuentes tutoriales "in game" apoyan dicho razonamiento, pero la mejor justificación es el grado de adicción que provoca, invitándonos a pensar, reflexionar y actuar estratégicamente.
Heredando buena parte de las mecánicas jugables de obras como Metal Gear Solid, nuestro protagonista Rikimaru debe de superar pruebas cada vez más desafiantes en virtud a sus habilidades como ninja. Apagar las antorchas del escenario, aprovechar el oscuro camino que dejan, colgarnos en el techo, esperar a que lleguen los guardias y atacarlos por sorpresa mediante un evento "quick time" es el proceso que conforma la lógica recurrente, pero variable en situaciones, que nos propone este Tenchu: Shadow Assassins.
Entre las sombras
El objetivo principal de este nuevo Tenchu es no dejarnos ver, usando shurikens para acabar con la luz de las velas, recogiendo cadáveres para esconderlos en lugares no vivibles, ejecutando el "hayate" para movernos de arbusto en arbusto, pegándonos a las paredes, asomándonos por las esquinas... Todas estas acciones serán fundamentales para superar las misiones sin ser descubiertos, aunque no pocas veces lograrlo resultará una tarea poco menos que imposible. Ante estas situaciones, pueden ocurrir dos cosas: una, que el enemigo nos descubra y logremos escapar sanos y salvos para regresar al punto de control; y dos, que nos enfrentemos al rival mediante un duelo de espadas en el que empuñaremos nuestro wiimote.
Así, y a modo de minijuego desde una perspectiva en primera persona, moveremos el controlador giroscópico tanto para contrarrestrar los espadazos del enemigo como para atacar cuando nos toque. El wiimote, a estos efectos, responde correctamente, aunque donde alcanza su mayor atractivo es en las ejecuciones o "hissatsus", cuando un evento "quick time" nos invita a mover wiimote y nunchuk de una determinada manera para imitar el arte del asesinato ninja.
No será una acción fácil de realizar, y no lo decimos solamente por la dificultad que entrañan los movimientos con los mandos. Acercarse a un enemigo sin ser descubierto se convierte en una tarea compleja, ya que la inteligencia artificial está tan elaborada que incluso la presencia en el escenario de un objeto extraño podrá llamar su atención, amén de que escuchen cualquier movimiento brusco y comiencen a rastrear la zona metiendo su afilada espada en los arbustos cercanos (en los que puede que nos encontremos escondidos). El resultado: situaciones de alta tensión capaces de mantener en vilo al jugador más experimentado.
Reflexión ninja
Por suerte, como buenos ninjas que somos, dispondremos de un sexto sentido: el ojo de la mente, el cual se activará con el botón Z para ayudarnos a localizar a los rivales y observar detenidamente su campo de visión. Está ideada como una herramienta de auxilio, pero también de elaboración estratégica, ya que Tenchu: Shadow Assassins es una obra que, aunque con violencia y ejecuciones salvajes, contiene altas dosis de reflexión y táctica. Es imposible ir corriendo a todas partes con nuestro ninja, siendo lo más apropiado pararnos frecuentemente para estudiar el terreno y encontrar así una solución para infiltrarnos hasta el siguiente nivel.
No es un planteamiento especialmente novedoso a estas alturas, pero después de nuestras primeras impresiones con la versión en castellano sólo podemos decir que funciona, mucho más si viene apoyado por un apartado sonoro tan épico y un aspecto técnico tan pulido como hemos tenido la oportunidad de comprobar. La cámara se sitúa justamente detrás del protagonista y rara vez hay pérdidas de perspectiva, planteándonos de hecho una contemplación ideal de un entorno detallado que puede presumir por imprimir sobre la pantalla uno de los trabajos visuales más destacados de Wii.
Todavía quedan unos cuantos meses para que aterrice en nuestras tierras, pero somos conscientes de que la versión europea va a incorporar algunas mejoras sobre el videojuego que se puede encontrar actualmente en el mercado japonés, proponiéndonos en esta ocasión más ejecuciones con wiimote y nunchuk además de nuevas formas de interacción. Serán modificaciones menores, pero pueden marcar la diferencia de un ninja que ya se acerca hasta nosotros camuflado entre las sombras y con mucha sed de convertirse en uno de los grandes protagonistas de este 2009.