Fantasía, rol y estrategia se dan la mano en lo nuevo de Square-Enix, que sigue en su camino por editar juegos originales y de menor presupuesto como este The DioField Chronicle. ¿Qué tal es? Aunque prometedor y con detalles muy interesantes, en este análisis te hablamos también de las razones por las que no llega a cumplir todos sus objetivos en el campo de batalla del género de la estrategia.
No sé si destacaría tanto si no fuera por esa época dorada que está viviendo el SRPG y lo bien que han salido obras como Fire Emblem: Three Houses o Triangle Strategy, convenciendo no solo en cuanto a su sistema, sino también en su propuesta narrativa. Pero qué difícil es seguir la historia de The DioField Chronicle. Los capítulos van pasando y uno no ve que este conflicto territorial y esta pugna por el jade vaya a ningún sitio. Y, cuando a veces lo hace, me siento demasiado desconectado de la trama y sus personajes como para sentir genuino interés. Así, pese a que el juego intenta construir un conflicto político por la dominación de los recursos que dotan de poder y magia a los habitantes de este mundo, sumado a los problemas de nuestro héroe, he seguido jugando a DioField más por su mecánica que por su historia. Quizá la mejor prueba de ello es que, después de una treintena de horas, cuesta incluso recordar todos los nombres de tu grupo de aliados, con los que el juego se esfuerza, pero no atina en hacerlos interesantes.
En el terreno de batalla, por suerte, hay ideas muy buenas. Se puede categorizar dentro del SRPG porque definitivamente hay estrategia y también rol, pero, al no ser un juego por turnos, a veces se asemeja más al sistema de batalla en tiempo real con pausas de un cRPG o de incluso un Valkyria Chronicles, aunque en este la microgestión de cada unidad se haga más importante. Tus unidades atacan solas mientras que eres tú el que pausas la acción en momentos concretos para realizar la habilidad más adecuada o posicionarlos en el flanco del rival.
No hay duda de que es un sistema que engancha, en el que todo tiene que ver con el EP (el maná) y la correcta distribución del mismo. Se trata de saber cómo y cuándo gastarlo... y también de cómo y cuándo ahorrar, pues una unidad que no posea EP es prácticamente inútil en un combate igualado.
Es el aspecto que más me ha divertido de The DioField Chronicle, pero también uno que considero que tiene un amplio margen de mejora y que cae en la reiteración de los combates al no saber aderezarlos con algo más de variedad y situaciones interesantes. Al final, siempre estás luchando en una de estas dos condiciones: aguantando el ataque del rival o atacando tú. Es lógico en una contienda de este calibre, pero, en el camino, se olvidan de hacer única cada batalla de la misión principal, dejando sin explorar la verticalidad, los objetivos secundarios, la interacción con el entorno (más allá de abrir un cofre), la ampliación del número de aliados por combate, la división de tu equipo en distintas zonas y un montón de posibilidades que da este tipo de tableros. Si a ello le sumamos que los enemigos son poco variados a lo largo de todo el juego, es difícil dejar de tener esa sensación de repetición a los mandos que no termina de abandonarte hasta el final.
Y es una pena, como digo, porque, con todo en contra, tienes ganas de seguir adelante. Pese a que el juego prácticamente te obliga a hacer muchas misiones secundarias, a riesgo de quedarte atrás, apetece subir de nivel todas las partes de tu base para conseguir mejores armas, invocaciones, armaduras y accesorios, así como evolucionar a tus unidades. Pero, por todo lo anterior, y al no variar las situaciones, a menudo piensas que la dificultad de DioField tiene más que ver con el nivel de tus personajes que con tu habilidad táctica para leer el escenario y adaptarte a cada situación. Las veces que esto sucede es sin duda cuando más he disfrutado de la obra de Lancarse.
El mapa y el territorio
Técnicamente, no es el juego más vistoso
Un poco más de una treintena de horas es lo que me ha durado recorrer su campaña principal. Para sacarle el máximo partido, merece la pena hacer muchas actividades secundarias. Ya no solo para poder rendir al nivel, sino para desbloquear las necesarias mejoras y también conseguir al resto de plantel de personajes, con algunas unidades realmente poderosas y únicas. Lamentablemente, la base con la que haremos nuestras gestiones y hablaremos con nuestros aliados no es muy llamativa y es más práctico usar el mapa para desplazarnos de un lugar a otro.
Técnicamente, no es el juego más vistoso, eso está claro. Pero sabe acompañar la acción con retratos dibujados a mano vistosos y, cuando estás sumergido en la acción, lo cierto es que el aspecto visual no es lo que más molesta. Agradezco, eso sí, que se hayan trabajado la versión de PC con una configuración al teclado y ratón que, aunque al principio cuesta acostumbrarse, luego agilizar muchos procesos para que las batallas tengan mucho ritmo, mientras que la opción del mando es también cómoda, sobre todo para desplazarse por menús.
Me gustaría jugar a una secuela que corrigiera los fallos y las ausenciasx
Salgo de The DioField Chronicle con una sensación extraña. Reconozco en él muchísimo potencial para una futura secuela, que logre expandir las posibilidades mecánicas de un sistema de combate que, si bien no es único, logra captar bien la esencia del género táctico, la estrategia en tiempo real y el RPG. Pero creo que Lancarse tiene mucho que mejorar en lo narrativo para crear un mundo, trama y personajes interesantes, ya que ni tan siquiera la actuación parece imprimir contundencia a los mismos. (Tampoco ayuda que toda la obra nos haya llegado en inglés). No he jugado a Monark ni a Zanki Zero, pero sí a Lost Dimension y, aunque con sus problemas, al menos su anterior obra sabía partir de una premisa interesante que jugaba con la desconfianza de tus personajes, por ejemplo. Lo que quiero decir con todo esto es que el estudio es capaz de mucho más y, aunque The DioField Chronicle no siempre es la mejor prueba de ello, sí que me gustaría jugar a una secuela que corrigiera los fallos y las ausencias.
The DioField Chronicle presenta un sistema de batalla bastante logrado, con mucho potencial, pero que no siempre exprime al máximo, elaborando menos en la táctica y más en la paridad de niveles con los del rival, lo cual no invita siempre a ser creativo y experimentar con nuestras tácticas. Con todo, apetece seguir batallando, pero más por sus mecánicas que por su historia, pues no logra cautivar ni con su trama ni con sus personajes carentes de interés. Ojalá una secuela que aproveche todo lo bueno que tiene por ofrecer.
- Un sistema de combate interesante que engancha.
- La historia que nos cuenta carece de interés y en muchos momentos se reduce a contiendas sin sustancia.
- Buenas sensaciones tanto con mando como con ratón y teclado.
- Voces y texto en inglés.
- Hay potencial para una secuela con más complejidad y variedad.
